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División Asiática del Pacífico Norte
2º trimestre 2015
Contenido
5
La iglesia panqueca .............................................................. 4 de abril
7
Viaje a la libertad .............................................................. 11 de abril
9
El hombre del banderín .................................................... 18 de abril
MONGOLIA
11
El ángel renuente .............................................................. 25 de abril
13
Permanecer firme .............................................................. 2 de mayo
JAPÓN
Más valioso que el dinero ................................................ 9 de mayo
17
Nueva vida después de la muerte ................................... 16 de mayo
CHINA
19
Encuentros divinos .......................................................... 23 de mayo
21
La Biblia subterránea ...................................................... 30 de mayo
23
En busca de la paz (primera parte) ................................ 6 de junio
25
En busca de la paz (segunda parte) ................................... 13 de junio
TAIWÁN
Una vida nueva ............................................................... 20 de junio
RECURSOS
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Programa del decimotercer sábado .................................. 27 de junio
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OPORTUNIDADES
Estimado director
de Escuela Sabática:
Las ofrendas de este trimestre estarán
dirigidas a la División Asiática del Pacífico
Norte, que incluye a China, Japón, Mongo­
lia, Corea del Norte, Corea del Sur y Tai­
wán. Esta región es el hogar de casi mil seis­
cientos millones de personas, con una
membresía adventista de solo 650.000. Eso
representa aproximadamente un adventista
por cada 2.440 personas. Cada uno de los
países destacados enfrenta desafíos únicos en
el cumplimiento de la misión dada por Dios
de proclamar el pronto regreso de Cristo.
LOS DESAFÍOS:
Japón es una sociedad moderna y secu­
lar. Solo el 1,5 por ciento de la población de
Japón afirma ser cristiana, y de ella un poco
más de quince mil son adventistas. La Igle­
sia Adventista en Japón se esfuerza por cre­
cer en este ambiente secular.
Japón es el hogar de un creciente núme­
ro de inmigrantes de América del Sur. Hace
varias décadas, japoneses se animaron a
emigrar a varios países de Sudamérica; espe­
cialmente al Brasil, donde encontraron tra­
bajo, se casaron y establecieron familias.
Actualmente, muchos brasileños de origen
japonés, ecuatorianos y otros japoneses sud­
americanos están llegando a Japón, donde
encuentran trabajo en el sector manufactu­
rero. Estos inmigrantes se han mostrado
especialmente abiertos al evan­gelio, y gra­
cias a ello la Iglesia Adven­tista en Japón ha
tenido cierto éxito en alcanzarlos. Parte de
las ofrendas del decimotercer sábado de este
trimestre están destinadas a crear un centro
de evangelización internacional en Japón.
Mongolia es un campo misionero jo­
La ofrenda del decimotercer sábado de este
trimestre ayudará a los siguientes proyectos:
• C uatro aulas y una biblioteca en la escuela
adventista en Mongolia.
• U n centro de evangelismo internacional para
la población inmigrante en Japón.
• U n centro de formación evangelizadora para
jóvenes en Corea del Sur.
• Iglesias en hogares en dieciocho grandes
ciudades de China.
• Tres centros de influencia en Taiwán.
• P royecto de niños: Libros para la biblioteca de
la escuela en Mongolia.
ven, con más de 1.600 creyentes adventis­
tas. La mayoría de los creyentes son jóvenes
apasionados y talentosos. Una de las mane­
ras más eficaces para alcanzar a los niños y a
las familias jóvenes es a través de la educa­
ción cristiana. La escuela adventista en la
ciudad capital de Ulan Bator actualmente
está llena en su capacidad. Una parte de la
ofrenda misionera de este trimestre será uti­
lizada para ampliar la escuela con cuatro
aulas y una biblioteca.
Corea es conocida como la más “cristia­
na” de las naciones asiáticas. Sin embargo,
millones de personas aún no han oído hablar
de Cristo o de la esperanza que solo él puede
dar. Una iglesia compuesta por muchos jóve­
nes que está en la calle tratando de alcanzar al
mayor número posible de personas está ne­
cesitando un centro de formación de evange­
lización para jóvenes. Este centro será finan­
ciado parcialmente a través de la ofrenda
misionera del decimotercer sábado.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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En China es muy difícil obtener permi­
sos para construir iglesias; por lo tanto, la
mayoría de los adventistas en ese país se re­
únen en iglesias establecidas en hogares, a
menudo situados en grandes edificios de
apartamentos. Este trimestre, parte de su
ofrenda misionera de decimotercer sábado
será utilizada para la compra de dieciocho
apartamentos ubicados en dieciocho gran­
des ciudades chinas que no tienen presencia
adventista. Estos apartamentos servirán
como iglesias.
Y en Taiwán, una parte de su ofrenda
misionera del decimotercer sábado ayudará
a apoyar tres importantes centros de in­
fluencia al servicio de niños y ancianos, así
como proporcionar educación relacionada
con la salud en sus comunidades.
Con la bendición de Dios, este decimo­
tercer sábado podremos ayudar a nuestros
hermanos y hermanas en la División Asiáti­
ca del Pacífico Norte dando generosamente
a sus proyectos misioneros. Esto les permi­
tirá alcanzar a los miles de millones de per­
sonas en su territorio con la esperanza que
solo puede ser hallada en Cristo.
¡Gracias por su constante apoyo a la mi­
sión!
Gina Wahlen, editora.
Consejero: Carlyle Bayne. Director: Pablo Marcelo
Claverie. Redactor de la edición castellana: Ekel
Collins. MISIÓN ADVENTISTA. JÓVENES Y ADULTOS
(Informe Misionero Mundial) es una publicación
trimestral editada por su propietaria, la Asociación
Casa Editora Sudamericana, para el Depto. de
Escuela Sabática de las divisiones Sudamericana e
Interamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día. Impresa mediante el sistema offset, en talleres
propios de Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida
Oeste, Buenos Aires, República Argentina. Domicilio legal: Uriarte 2429, C1425FNI, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Segundo trimestre del año 2015
(abril-junio de 2015).
Año 106, nº 2
–107460–
REGISTRO NACIONAL DE LA
PROPIEDAD INTELECTUAL
Nº 5146927
CORREO ARGENTINO
Suc. Florida (B) y
Central (B)
IMPRESO EN LA ARGENTINA
FRANQUEO A PAGAR
Cuenta Nº 10272
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MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
Corea del Sur 4 de abril de 2015
La iglesia panqueca
LA FAMILIA SHIN
Todo comenzó un sábado en la mañana con una
adolescente llorando en su habitación detrás de una
puerta cerrada con llave. Luego de golpear suavemen­
te la puerta de su hija, la señora Shin preguntó qué sucedía.
–Estoy muy triste –respondió una voz apagada–. Los sábados son muy tristes. ¡No
quiero ir a la iglesia! Allí no hay nadie de mi edad.
La Señora Shin había notado desde hacía tiempo que Bo Hwa, su hija de quince años,
no era feliz. Durante la semana estaba en la escuela rodeada de muchos amigos, pero en la
iglesia era la única adolescente.
EL PLAN DE LAS PANQUECAS
Madre e hija oraron juntas por la situación, y al poco tiempo la señora Shin ideó un
plan. Comenzó a levantarse todos los días muy temprano para preparar dos mil hotteoks, un
tipo de panqueca coreana rellena de dulce muy popular. Luego, la señora Shin tomaba sus
hotteoks y se ubicaba justo frente a la escuela secundaria local.
Antes de comenzar las clases, durante la hora de almuerzo y después de clases, la señora
Shin vendía hotteoks a los hambrientos estudiantes. Pero hacía mucho más que eso: hacía
amigos.
–¿Cómo te va? –les preguntaba.
Para muchos de sus jóvenes clientes, esa era la primera vez que alguien mostraba un
interés genuino en ellos. A medida que la conocieron, los estudiantes comenzaron a abrirse
con ella. Muchos estaban pasando por momentos difíciles en la escuela o en sus casas. Va­
rios provenían de hogares divididos o de situaciones abusivas. Algunos vivían solos.
EL SIGUIENTE NIVEL
Cuando la confianza crecía, la señora Shin decidía llevar la amistad al siguiente nivel.
–¿Qué vas a hacer el sábado en la tarde? –les preguntaba a sus clientes habituales.
–Nada –era la respuesta común.
–¿Quieres venir conmigo a visitar a algunos ancianos y animarlos? –les preguntaba.
La señora Shin había visitado anticipadamente la oficina de la municipalidad para pedir
los nombres y direcciones de ancianos que no tenían a nadie que cuidara de ellos. Cada
sábado en la tarde el señor y la señora Shin, Bo Hwa y un grupo de estudiantes de secun­
daria visitaban a los ancianos. ¡La actividad fue un éxito instantáneo! Después de las visitas,
la señora Shin invitaba a los estudiantes a disfrutar de un banquete en su casa. Ellos queda­
ban encantados con la comida y se sentían como en casa al recibir la calidez y el cuidado de
la familia Shin. Bo Hwa estaba emocionada porque ahora tenía muchos amigos nuevos.
Además de proveerles alimento físico, la familia Shin enseñaba a los estudiantes a orar,
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• En 1919 fue organizada la Unión Coreana,
para luego ser reorganizada en 1984.
• La Unión Coreana consta de cinco asociaciones,
una misión y un campo adjunto.
•
En la Unión Coreana hay 714 iglesias
adventistas con 234.584 miembros. El
territorio de la Unión Coreana en Corea
del Norte y Corea del Sur comprende a
74.940.000 personas.
entonar coros cristianos y estudiar la Biblia.
Durante la semana, aparte de vender hotteoks, la señora Shin visitaba los hogares de
los estudiantes y llevaba alimentos a los que
vivían solos. En algunos casos de difi­
cultades especiales, la familia Shin llevaba a
los jóvenes a su casa y cuidaba de ellos como
si fueran sus propios hijos.
Las reuniones de los sábados en la tarde
continuaron creciendo hasta que el peque­
ño apartamento de sesenta y cinco metros
cuadrados ya no fue suficiente. Fue enton­
ces cuando el grupo comenzó a reunirse en
la tienda de electrodomésticos del señor
Shin, pero los comerciantes vecinos se
quejaron.
La familia Shin continuó orando, y
pronto Dios proveyó una oportunidad para
que pudieran mudarse a una casa más gran­
de, permitiéndoles “adoptar” a más jóvenes
y tener un lugar más amplio para cumplir
con las reuniones del sábado en la tarde.
LA FUNDACIÓN DE LA IGLESIA PANQUECA
Después de un tiempo se hizo evidente
que el grupo había crecido y se había con­
vertido en una iglesia completa. Al darse
cuenta de que ya era hora de organizar el
grupo oficialmente como una Iglesia Ad­
ventista del Séptimo Día, la familia Shin
oró fervientemente para encontrar un lugar
accesible que pudiera servir como iglesia.
6
Un día, el señor Shin vio que una vieja
casa en ruinas que estaba en la misma calle
donde vivían estaba en venta. Colocando su
mano en la pared de la edificación, oró: “Se­
ñor, por favor, danos esta casa para que sea
tu casa, y la convertiremos en un hogar para
tu honra y gloria”.
El Señor respondió la oración permi­
tiendo que recaudaran cinco mil dólares
para comprarla. Todos trabajaron juntos
para repararla y renovarla hasta convertirla
en un lugar aceptable para adorar al Señor.
Lo único que les faltaba era un pastor.
Con el deseo de animar a los jóvenes a
mejorar sus vidas a través de los estudios, el
señor Shin decidió servir de ejemplo. A pe­
sar de que tenía 45 años, les dijo que él esta­
ba dispuesto a ponerse a estudiar si ellos
también lo hacían.
El señor Shin fue aceptado en la Univer­
sidad Sahmyook, una importante universi­
dad adventista cerca de Seúl, donde estudió
Teología. Él, su hija Bo Hwa y tres de los
chicos “adoptados” completaron sus estu­
dios universitarios, ¡financiados por el nego­
cio de hotteoks de la señora Shin!
Desde la inauguración de la iglesia en
1998, más de cuatrocientos jóvenes han
sido bautizados. Los miembros de la iglesia,
que en su mayoría son jóvenes, han presen­
tado 39 programas de evangelización (hasta
abril de 2014). Han servido como misione­
ros en Camboya, Hong Kong, Filipinas y
Taiwán, transformando miles de vidas en
estos países asiáticos.
Parte de nuestra ofrenda del decimoter­
cer sábado de este trimestre ayudará a cons­
truir el Instituto Misionero Saebyeoksei
para la Juventud en Naju, Corea del Sur,
donde estos jóvenes podrán recibir capacita­
ción adicional y continuar la tradición de
establecer nuevas iglesias. ¡Gracias por su
generosa ofrenda!
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Corea del Norte
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La campana en la puerta de la tienda sonó, y cuando
Ana* levantó la mirada vio entrar a una mujer china al pe­
queño almacén. La mujer sonrió y comenzó a hablar de
asuntos cotidianos mientras miraba alrededor de la tienda.
Ana evitó conversar sobre temas que pudieran causarle pro­
blemas si alguien reportaba la conversación a la policía.
Ella vivía con sus padres en Corea del Norte, cerca de la frontera con China, y sabía que
no debía confiar en nadie. La mujer podría ser una espía del gobierno. Ana había oído ru­
mores de personas que habían sido detenidas porque alguien las acusó de criticar al gobier­
no. Incluso los miembros de edad avanzada de la familia y hasta los vecinos podían termi­
nar siendo arrestados.
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11 de abril de 2015
Viaje a la libertad
LA HISTORIA DE ANA
LOS REGALOS DE LA SEÑORA LI
La mujer que visitó la tienda se presentó como la señora Li de China. Ella conversó
alegremente mientras hacía sus compras y luego se despidió de Ana.
La señora Li regresó a la tienda varias veces, y siempre se mostraba sonriente y conver­
saba agradablemente. Un día, la señora Li estaba pagando sus compras y colocó una bolsa
pequeña frente a Ana. Sonrió y asintió con la cabeza señalando la bolsa. Ana miró dentro y
se quedó sin aliento al observar diversos cosméticos muy finos que son imposibles de ad­
quirir en Corea del Norte. Ana miró a la señora Li intrigada. ¿Debo aceptar estos regalos?, se
preguntó. ¿Será una trampa?
La señora Li sonrió mientras deslizaba la bolsa hacia Ana y luego salió de la tienda.
LA ORACIÓN
En ocasiones, la señora Li hablaba de Dios durante sus visitas, aunque Ana no conocía
nada de Dios. Un día, la señora Li le dio un papel con la oración del Padre nuestro escrita.
–Comparte esto con tu familia –le susurró.
Esa noche, Ana le mostró el papel a su madre, que lo leyó con profundo interés. Su
madre empezó a repetir la oración que la señora Li le había dado y luego le añadió su propia
petición: “Por favor, trae a mi hijo a casa”. El hermano de Ana estaba en el ejército y había
estado fuera de casa durante ocho largos años.
Un mes más tarde, la madre de Ana oyó que llamaban a la puerta, y al abrirla encontró
a dos soldados de pie junto a ella. Durante un instante temió adivinar lo que sucedía. Pero
pronto notó que uno de los soldados era su hijo. ¡Por fin su hijo había vuelto a casa!
Ana le contó a la señora Li lo que había ocurrido luego de que su madre repitiera la
oración que ella le había dado. La señora Lí sonrió y deslizó un pequeño trozo de papel en
la mano de Ana.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• Corea del Norte y Corea del Sur fueron una
vez un solo país. Pero desde 1950 hasta
1953 una guerra desgarró al país. Corea del
Norte sigue siendo un país comunista, y la
religión está totalmente prohibida.
• El nombre oficial de Corea del Norte es
“República Popular Democrática de Corea”.
• La población estimada de Corea del Norte es
de 24.720.407, con una edad promedio de
33 años.
• Pyongyang es la capital de la República
Popular Democrática de Corea.
–Si alguna vez visitas China, llámame
–susurró.
Y EL ESCAPE
Ana decidió abandonar Corea del Nor­
te. Ella sabía bien que las personas que eran
sorprendidas dejando Corea del Norte esta­
ban sujetas a cárcel o muerte, pero el deseo
de libertad se había arraigado en su corazón
y sabía que no la dejaría.
Ella había escuchado que los guardias
fronterizos a veces aceptaban sobornos
para permitir que las personas cruzaran a
China, así que decidió ir hasta la frontera
entre China y Corea del Norte y acercarse
a un joven guardia. Su corazón latía con
fuerza.
–¿Qué debo hacer para cruzar la fronte­
ra? –preguntó Ana inocentemente.
El guardia miró a Ana y le dijo:
–Si me das cien yuanes chinos (cerca de
dieciséis dólares), podrás cruzar –le dijo el
guardia, indicándole además la fecha en la
que debía regresar con el dinero.
Ana guardó en secreto sus planes, y ni
siquiera se los contó a sus padres. Así que en
la fecha indicada se acercó al guardia, pagó
el soborno y cruzó la frontera hacia China.
No se detuvo hasta que estuvo varios kiló­
metros dentro del país. Luego sacó un telé­
fono celular que la señora Li le había regala­
do y llamó al número de teléfono que le
había proporcionado.
Ana estuvo en casa de la señora Chi,
una amiga cristiana de la señora Li, durante
varios días. Albergar a un norcoreano era
peligroso, pero la señora Chi mantuvo ocul­
ta a Ana mientras compartía su fe con ella.
Ana no sabía nada sobre Jesús, pero cuando
escuchó hablar de él comprendió que Jesús
era Dios. Lo aceptó como su Salvador y sin­
tió el deseo de aprender más. Pero tenía que
continuar su viaje. Cada día que permane­
cía en China, estaba en peligro de ser atra­
pada y enviada de vuelta a su país a sufrir en
la prisión, e incluso de morir.
UN NUEVO HOGAR
Seis meses después de haber abandona­
do su tierra natal, Ana llegó a Corea del Sur,
el país al que había considerado enemigo
durante toda su vida. Allí conoció la Iglesia
Adventista y se regocijó en su nueva libertad
de la opresión y la libertad de compartir su
amor por Jesús con los demás.
Nadie sabe cuántos adventistas viven en
Corea del Norte. Pero los miembros de la
Iglesia Adventista en Corea del Sur oran y se
preparan para el día en que puedan com­
partir el amor de Dios con sus vecinos de
ese país.
* No es su nombre real.
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Corea del Sur 18 de abril de 2015
El hombre del banderín
LA ESTRATEGIA DE SONG SUNG SUB
Song Sung Sub* vive en una de las zonas más densamente
pobladas del mundo: Seúl, la capital de Corea del Sur. Allí se
desempeña como secretario de la División Asiática del Pacífico
Norte de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
El vivir y trabajar en esta zona le hacía preguntarse cómo
alcanzar a los millones de personas a su alrededor con el impor­
tante mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14.
“Quería que todos supieran la verdad, así que mi estrategia fue encontrar una manera para
que la gente pudiera enterarse del fundamento del mensaje de los tres ángeles, que es el sábado”,
dijo Sung Sub.
Al poco tiempo se le ocurrió una idea muy creativa y audaz. “La idea me llegó mientras estaba
distribuyendo literatura de puerta en puerta. Nosotros damos la literatura, pero algunas personas
simplemente la lanzan a la basura”.
UNA IDEA CREATIVA Y AUDAZ
Sung Sub contactó una empresa de publicidad local y diseñó una mochila personalizada con
un banderín publicitario, que decía en grandes letras amarillas sobre un fondo azul: “Día de repo­
so = Sábado = Séptimo día”. El banderín incluía detalles en letras más pequeñas que rodeaban el
mensaje principal.
Al idear esta forma única de evangelismo, Sung Sub pensó en dos ejemplos bíblicos: 1) Jonás, quien fue enviado a caminar alrededor de una gran ciudad proclamando la necesidad de
arrepentimiento, y 2) los hijos de Israel que testificaron silenciosamente mientras marchaban al­
rededor de la muralla en Jericó.
“Por medio del banderín del sábado podré proclamar la verdad sobre el día de reposo de
forma efectiva y conveniente”, dijo.
ENCUENTROS SORPRESIVOS
Sung Sub lleva su banderín día tras día mientras se traslada en su bicicleta hacia el trabajo. En
ocasiones, también usa el banderín mientras camina por el parque.
“Cuando la gente ve el banderín, siente curiosidad y lo lee en voz alta. Siempre hay gente al­
rededor, y hablan de lo que dice el banderín. El sábado es un mensaje importante, una verdad
decisiva. Hay muchas estrategias para difundir este mensaje, pero esta es la mía”.
La primera vez que comenzó a usar el banderín del sábado, a Sung Sub le preocupó que algu­
nos pudieran tener reacciones negativas o que pensaran que él los estaba juzgando. Sin embargo,
quedó encantado al ver que muchos se interesaron en aprender más sobre el mensaje que llevaba
en su espalda.
“Un día tomé el metro mientras llevaba el banderín, y una persona comenzó a seguirme. Fi­
nalmente esa persona se acercó y me dijo:
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• El nombre oficial de la capital de Corea del
Sur es “Ciudad Especial de Seúl”. Es el núcleo
citadino más grande en el mundo desarrollado,
y el Área Capital de Seúl es la segunda zona
metropolitana más grande del mundo, con más
de veinticinco millones de personas. La mitad
de la población del país vive en el área capital.
• La población de la propia ciudad de Seúl era de
10.440.000 habitantes para el año 2013, con
una densidad de aproximadamente diez mil
personas por kilómetro cuadrado.
• La densidad de la población de Seúl es de casi el
doble de la ciudad de Nueva York, y ocho veces
mayor que la densidad de Roma.
–Yo sé que esta es la verdad. ¿Hay una igle­
sia que guarda el sábado como día de reposo?
En otra ocasión Sung Sub estaba caminan­
do con su banderín a través de un parque un
sábado en la tarde, y de repente fue abordado
por una pareja:
–Usted debe ser de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día –le dijeron–. No hemos ido a la
iglesia durante mucho tiempo. ¿Dónde hay
una? ¡Estivimos buscando una!
A veces los cristianos que adoran en el día
domingo se acercan a Sung Sub agradeciéndo­
le por el mensaje del banderín, y a menudo
exclaman: “¡Yo no sabía esto!”
Los adultos no son los únicos intrigados al
ver al “hombre del banderín”. Los niños disfru­
tan del inusual espectáculo y con frecuencia lo
siguen hasta donde sus padres se lo permiten.
UNA EXPERIENCIA FORMADORA
DEL CARÁCTER
“En ocasiones algunos me preguntan
cómo sobrevivo llevando este banderín a cues­
tas –admite Sung Sub–. Yo en verdad no soy lo
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suficientemente valiente como para llevar esto
por mi propia cuenta. Siempre debo compor­
tarme muy bien, porque estoy llevando un
mensaje muy importante. Mi mente debe es­
tar en paz. Oro constantemente y entonces me
siento en paz y lleno del poder del Espíritu
Santo. Yo sé que los ángeles de Dios están con­
migo a donde voy. Encuentro esta experiencia
muy transformadora y edificante”.
Y la idea del banderín se está imponiendo.
No hace mucho, un anciano de la iglesia de
Sung Sub le pidió una copia del diseño.
–También sentí que debía hacer algún tipo
de evangelización –dijo el anciano–, y esto es
precisamente lo que quiero.
El anciano hizo un banderín aun mayor, y
lo usa cuando distribuye literatura. Hasta el
momento, su banderín ha llamado mucho la
atención.
“Me siento muy feliz –dice Sung Sub–.
Estoy buscando ovejas perdidas. Mi estrategia
es que miren el banderín solo una vez, y el
mensaje se grabará para siempre en sus mentes.
Cada vez que alguien pide más información,
comparto un poco de literatura con la persona.
Esto es solo un proyecto piloto, y solo Dios
sabe cuáles serán los resultados en el tiempo”.
PREGUNTAS PARA DEBATIR
• ¿Cuáles son algunas de las ventajas y des­
ventajas del banderín de evangelización
de Sung Sub?
• ¿Le sorprenden las reacciones de la gente
ante el banderín? ¿Por qué?
• Si usted elaborara un banderín de evan­
gelización, ¿qué diría?
• Identifique al menos tres ideas de alcance
evangelizador que pudiera llevar a cabo
en su área.
* En Corea, para escribir los nombres, se comienza con el apellido para luego escribir
el primer nombre o los nombres.
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Mongolia 25 de abril de 2015
El ángel renuente
EL LLAMADO DE JAGANA
Jagana ocupó su asiento habitual en la iglesia ad­
ventista. Antes, adorar a Dios la llenaba de alegría,
pero en algún momento durante sus ocupados años en
la universidad perdió el contacto que tenía con Dios. Ella todavía amaba a Dios y creía en
él, pero sentía que la vida que estaba llevando ya no era una vida que honraba a Cristo.
La iglesia estará mejor sin mí, pensó. Por el bien de todos los que amo, me debo ir.
Jagana se había esforzado mucho en sus clases, tenía buenas calificaciones y esperaba
graduarse con honores. Había estado tan ocupada trabajando en su formación que apenas
notó que estaba perdiendo el contacto con su Salvador.
Fue entonces cuando recordó el momento en el que conoció a Jesús. Estaba estudiando
Inglés con algunos jóvenes adventistas. Si sus padres hubiesen sabido que se había conver­
tido al cristianismo, la habrían reprendido. Aun así, Jesús llegó a ser lo más preciado en su
vida.
Pero cuando entró a la universidad, el brillo del éxito le hizo desviar la mirada de su
Salvador, y poco a poco se alejó de Dios. La adoración se había convertido para ella en una
rutina. Aquel sábado, cuando se sentó en la iglesia, pensó: Este es mi último servicio de adoración. Será mejor que deje de vivir esta mentira.
Pero Dios tenía otros planes para Jagana.
LOS ÁNGELES DORADOS
Esa noche sonó su teléfono.
–¡Jagana, tengo buenas noticias para ti! –la voz familiar del pastor Josué la calmó–. ¡Has
sido elegida para formar parte de los Ángeles Dorados!
Jagana se quedó atónita. Desde que había oído cantar por primera vez a los Ángeles
Dorados, había querido formar parte de este selecto grupo de jóvenes adventistas cantantes.
El grupo viajaría a través del norte de Asia sirviendo a Dios durante un año.
–No, pastor –tartamudeó–. No puedo –y rápidamente expuso sus razones–. Estoy por
graduarme, perderé mi beca si me tomo un año sabático en la escuela. No puedo cantar lo
suficientemente bien como para formar parte de los Ángeles Dorados. Jagana agradeció a
su querido pastor y se despidió sin mencionarle que estaba espiritualmente moribunda.
El pastor Josué llamó de nuevo unos días más tarde y otra vez la invitó a unirse a los
Ángeles Dorados, pero ella volvió a decir que no. El pastor Josué llamó por tercera vez. Pero
antes de que pudiera responder, le dijo:
–Jagana, deja de decir que no. Solo ora al respecto durante 24 horas.
Jagana aceptó orar. Pero en su mente recitó todas las razones por las que no podía unirse
a los Ángeles Dorados.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• Mongolia tiene casi 3 millones de habitantes, de los cuales 1 millón vive en la capital,
Ulán Bator.
• Los primeros conversos fueron bautizados en
1993 después de la caída del comunismo
en Mongolia. Hoy en día, más de 1.600
adventistas adoran en Mongolia en diez
iglesias, congregaciones y grupos. Siete
de estos grupos se encuentran en la ciudad
capital.
• La mayoría de los adventistas en Mongolia
son menores de 30 años.
EL VELLÓN DE LANA
Oró como había prometido: “Señor,
pensé que eras inteligente. Creí que lo sa­
bías todo. ¿Cómo puedes elegirme para for­
mar parte de los Ángeles Dorados? Si real­
mente quieres que yo haga esto, dame una
señal. Que mis padres y mis profesores estén
de acuerdo con que acepte. Entonces sabré
que tú quieres que vaya”. Jagana sonrió por­
que estaba segura de que sus padres se enfa­
darían y de que sus profesores nunca esta­
rían de acuerdo en dejarla salir de la
universidad.
Obedientemente, llamó a sus padres
para hablarles de la oferta.
–Pregúntale a tu padre –le dijo su ma­
dre, y le pasó el teléfono al padre.
–Pregúntales a tus maestros –dijo el pa­
dre–. Si están de acuerdo, puedes ir.
Sorprendida por la respuesta de su pa­
dre, Jagana colgó el teléfono. A pesar de que
su profesor principal era cristiano, sabía que
él desconfiaba de su religión y que no estaría
de acuerdo ni le permitiría tomarse un año
de descanso en sus estudios solo para que
12
pudiera cantar. Él quería que ella ganara la
medalla de mejor estudiante tanto como
ella misma lo anhelaba. Sin embargo, cuan­
do ella le habló de los Ángeles Dorados, él
respondió:
–¡Felicidades! ¡Hazlo!
Mientras Jagana esperaba la llamada te­
lefónica del pastor Josué aquella noche, se
preguntaba qué debía decir. Pero ahora en­
tendía que Dios la estaba llamando a servir­
lo. Él todavía me ama, pensó. Aún me
quiere.
SIRVIENDO AL SEÑOR CON ALEGRÍA
Jagana congeló sus estudios y se unió a
los Ángeles Dorados. Ella no era una can­
tante profesional, así que las prácticas no se
le hicieron nada fáciles. Pero sentía que
Dios la ayudaba a cantar por encima de su
capacidad.
Cuando el grupo comenzó su ministe­
rio, Jagana se dio cuenta de que Dios estaba
usando a los Ángeles Dorados para restable­
cer su propia fe. Y durante una campaña de
evangelización en Mongolia, la madre de
Jagana entregó su vida a Dios. “Dios me ha
mostrado que me ama y que nunca me de­
jará –dice ella–. Me encanta saber que él me
buscó en el momento en que estaba pla­
neando dejarlo”.
Jagana completó sus estudios y actual­
mente da clases en la primera escuela prima­
ria adventista de Mongolia. Su mayor ale­
gría es poder presentarles a sus familiares,
amigos y alumnos a su maravilloso
Salvador.
Mongolia es una misión nueva. Los pri­
meros creyentes fueron bautizados hace
poco más de veinte años. Nuestras ofrendas
misioneras ayudarán a proporcionar una bi­
blioteca en la escuela primaria adventista de
Mongolia. ¡Gracias por su generosidad!
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Mongolia 2 de mayo de 2015
Permanecer firme
EL TESTIMONIO DE BOLDROO
El corazón de Boldroo se entristeció cuando vio el ca­
lendario de exámenes. “Los exámenes finales se realizarán
los sábados”, leyó. Ella en verdad se había esforzado para
graduarse en la universidad, sacrificando semestres enteros
sin estudiar para poder pagar su matrícula y suplicándoles
a los maestros que le permitieran tomar sus exámenes otro día que no fuera el sábado.
Se acercaba la graduación, y ella había permitido que su corazón se llenara de júbilo por
la importancia de este acontecimiento. ¡Pronto se graduaría! Pero al leer el horario del exa­
men final, sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Su examen final
había sido programado para un día sábado.
PETICIÓN RECHAZADA
–¿Qué voy a hacer? –le preguntó Boldroo a su amiga Coral esa noche–. He escuchado
historias de cómo Dios ha bendecido a estudiantes que se han negado a tomar sus exámenes
en sábado. Pero también he oído hablar de estudiantes que no pudieron graduarse debido
a que perdieron su examen final.
–Vamos a hablar con el director –sugirió Coral–; tal vez hagan una excepción.
Al día siguiente Boldroo y Coral entraron en la oficina del director departamental.
Boldroo se preocupó al ver el ceño fruncido en su rostro.
–¿Por qué tendría que hacer un cambio en el programa? –le refutó el director–. Usted debe
tomar su examen el mismo día que sus compañeros de clase. ¡Por favor, salga de mi oficina!
–Dios tiene un plan –le susurró Coral cuando salían de la oficina del director.
Boldroo asintió, pero no podía imaginar la magnitud del plan de Dios. Aun así, prome­
tió que no tomaría el examen en sábado, independientemente de lo que ocurriera.
EL DÍA MÁS LARGO
El sábado, mientras sus amigos fueron a la universidad a tomar su examen final, Bol­
droo fue a la iglesia. Luchó por mantener su mente concentrada en la adoración, pero sus
pensamientos se escapaban hacia la sala de exámenes donde sus amigos estaban defendien­
do sus tesis. Obligó a su mente a estar conectada con Dios, repitiendo sus promesas: “Nun­
ca te dejaré, ni te abandonaré” (Heb. 13:5).
Ya avanzada la tarde, mientras caminaba a su casa, sonó su teléfono móvil.
–Sus documentos están listos para que tome su examen –escuchó decir a la secretaria de
la oficina.
Boldroo dio las gracias a la mujer y colgó. Varias veces durante la tarde, sus compañeros,
e incluso algunos profesores la llamaron, instándole a que se apresurara en ir a la oficina del
departamento a reportarse para su examen.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
13
CÁPSULA INFORMATIVA
• Los primeros misioneros adventistas en Mongolia eran rusos y comenzaron a trabajar en
1926. Pero el comunismo entró en Mongolia
unos años más tarde y la obra se detuvo.
• En 1991, un grupo de misioneros llegó de
nuevo a Mongolia, y dos años más tarde
los primeros cristianos adventistas fueron
bautizados. Hoy en día hay más de 1.600
adventistas que se reúnen en 10 iglesias y
congregaciones en Mongolia. La mayoría de
los creyentes son jóvenes.
• Hace varios años, una ofrenda de decimotercer sábado ayudó a varias congregaciones a
comprar inmuebles que sirvieran como iglesias y a ampliar los ya existentes para que las
congregaciones pudieran crecer.
Boldroo luchó contra la tentación de ir
a la escuela. Ella sabía que los exámenes por
lo general terminaban alrededor de las ocho
de la noche, antes de que el sol del verano se
ocultase. Por esta razón, suplicó a Dios para
que le diera la paz y la fortaleza de resistir la
tentación de ir a la escuela durante las horas
dedicadas a Dios.
Boldroo esperó hasta que el crepúsculo
se desvaneciera en la oscuridad para salir de
su casa hacia la escuela. Con una oración en
sus labios, se apresuró en llegar a la univer­
sidad. Tal vez no sea demasiado tarde,
pensaba.
“TU DIOS ES GRANDE”
Ya el cielo estaba oscuro cuando Bol­
droo entró en la oficina donde se celebra­
ban los exámenes, y se sorprendió al encon­
trar estudiantes aún esperando para hacer
sus presentaciones. Firmó su nombre en el
14
registro del examen y le entregó su tesis a
uno de los maestros presentes. Entonces,
esperó.
Algunos compañeros le preguntaron
por qué había esperado tanto tiempo para
venir a rendir el examen, y ella les habló so­
bre su fe en Dios y el deseo de guardar su
santo sábado. Los exámenes fueron espe­
cialmente largos y Boldroo luchó contra el
sueño. Finalmente, mucho después de la
medianoche, fue llamada a pasar a la sala.
Hizo su presentación y se preparó para res­
ponder a las preguntas de los profesores.
Pero en lugar de hacer preguntas sobre su
proyecto, los profesores le preguntaron so­
bre su fe.
–Esta es la primera vez que no hemos
terminado los exámenes antes de las ocho
de la noche –dijo uno de los maestros–. Su
Dios debe ser muy grande para hacer esto y
permitir que usted tome su examen.
Boldroo asintió con la cabeza y compar­
tió su fe con los instructores, que a pesar de
que estaban cansados, escucharon
atentamente.
Cuando se publicaron los resultados del
examen, Boldroo estaba aprobada. Algunos
de sus compañeros le preguntaron si podían
asistir a su iglesia. Querían saber más sobre
su fe.
Ja
CONTANDO SU HISTORIA
a
Boldroo recuerda las pruebas que tuvo
que enfrentar para completar su educación.
Al recordar las historias de otros que tam­
bién mantuvieron su fe y honraron el sába­
do, ella sonríe. Ahora tiene su propia histo­
ria para contar, y lo hace cada vez que tiene
una oportunidad.
¡Gracias por compartirla y animarnos
con ella a apoyar la misión en Mongolia!
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Japón 9 de mayo de 2015
Más valioso que el dinero
EL HALLAZGO DE RUTH Y LA BÚSQUEDA DE HELIO
Ruth es oriunda del Ecuador, y se mudó a Japón
con su esposo, mitad japonés y mitad ecuatoriano, en
el año 2004. Antes de mudarse, visitó una iglesia ad­
ventista del séptimo día y notó que “las personas eran
amables y que el pastor trataba a todos por igual”. Allí
le regalaron un DVD titulado O Grande Conflito [El
Gran Conflicto], con presentaciones sobre el libro de Apocalipsis por el pastor Luís
Gonçalves, pero lo hizo a un lado y pronto se olvidó de él. Un tiempo después, Ruth y
su esposo decidieron mudarse a Japón, donde encontraron trabajo en el sector
manufacturero.
Aunque todo marchaba bien en su trabajo, Ruth sentía que algo faltaba en su vida. Un
día vio un anuncio en el periódico de una iglesia adventista. Recordando su encuentro
amistoso con los adventistas en el Ecuador, llamó al pastor y este la invitó a asistir al servicio
del sábado.
EL ENCUENTRO CON LA VERDAD
En la iglesia, Ruth tuvo el placer de conocer a Diana, que era brasileña. Diana le ofreció
estudios bíblicos a Ruth, quien aceptó enseguida. Cuando las dos se reunieron de nuevo,
Diana le trajo un regalo: ¡Un DVD titulado La última esperanza! Convencida de que esto
era más que una coincidencia, Ruth vio el DVD; y al estudiar la Biblia con Diana se con­
venció de que había encontrado la verdad.
Cuando Ruth se enteró de que el séptimo día sábado era el día santo de Dios, dejó in­
mediatamente de trabajar ese día.
–¿Estás loca? –le preguntaban sus compañeros de trabajo–. Te pagan una comisión más
alta los sábados. ¿Por qué no ganas el dinero y lo donas a tu iglesia?
–Hay cosas más valiosas que el dinero –respondió Ruth–, como ir a la iglesia cada sá­
bado y aprender cosas nuevas, como los Diez Mandamientos y el hecho de que Dios mismo
los escribió. Son cosas más importantes.
Pronto Ruth estuvo dispuesta a hacer un compromiso total, y fue bautizada. Cuando
sus compañeros de trabajo se dieron cuenta de que Ruth hablaba en serio con respecto a su
nueva fe, se volvieron en su contra.
–Has cambiado –le decían algunos–. No puedo trabajar contigo.
Sin embargo, su supervisor aún valoraba a Ruth y le permitió tomarse los sábados
libres.
“Muchas cosas han cambiado en mi vida”, explica Ruth. “La forma en que pienso, mis
hábitos, mis relaciones con las personas; todo. Antes de ser bautizada tenía un corazón en­
durecido, pero ahora soy más sensible, y estoy llena de emociones y de empatía”.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
15
CÁPSULA INFORMATIVA
• Japón se encuentra en el Pacífico norte,
frente a las costas de Rusia y la península
de Corea. El área de Japón es de 377.944
kilómetros cuadrados, y consta de 4 grandes
islas principales y más de 4 mil islas
pequeñas.
• Con una población de más de 37 millones
de personas, Tokio, la capital de Japón, es la
ciudad más grande del mundo.
• En Japón hay más de 50 mil personas que
han superado los 100 años.
• En Japón hay más mascotas que niños.
LA BÚSQUEDA DE HELIO
Ruth es una de los muchos inmigrantes
sudamericanos en Japón. Helio también lle­
gó a este país en busca de una vida mejor. A
continuación, nos comparte su historia:
Mi padre, un inmigrante japonés en el
Brasil, era budista. Mi madre, que era de
ascendencia japonesa, fue criada como ca­
tólica romana. Cuando yo tenía catorce
años mi padre murió de tuberculosis. Él
anhelaba ser sanado, y tal vez por eso no
rechazó el cristianismo en la casa. Oraba to­
dos los días.
Él tenía un pequeño negocio de reloje­
ría, y después de su muerte tuve que tomar
el relevo. No me fue fácil aceptar su muerte
y convertirme de repente en el sustentador
de la familia. Comencé a leer la Biblia y en­
contré un pasaje que me cautivó, Juan 14:6:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí”.
La vida era difícil, y por eso a los 26
años me fui a Japón. ¡Pero las cosas empeo­
raron! Comencé a sufrir unos dolores de
espalda terribles y gasté mucho dinero tra­
tando de encontrar alivio, pero nada ayudó.
Entonces mi matrimonio de tres años se
vino abajo.
16
UNA NUEVA DIRECCIÓN
Ja
Mi vida había perdido el rumbo hasta
que Silvio, un adventista, comenzó a traba­
jar en la fábrica donde yo trabajaba. A mí
me llamó mucho la atención el comporta­
miento y el buen humor de Silvio ante cual­
quier circunstancia, a pesar de que sufría de
fuertes dolores debido a un accidente. Si
había alguien que sabía de dolor era yo, así
que realmente admiraba a Silvio.
Para ese entonces yo era miembro de
una secta espiritualista japonesa llamada
“Mahikari”. Creíamos en el “dios del uni­
verso” y “el dios de la tierra”, y cada vez que
me inclinaba ante estos dioses recordaba
Juan 14:6 y me preguntaba dónde se en­
contraba Jesucristo.
Unos meses después de conocer a Sil­
vio, él me invitó a su iglesia. Nos hicimos
buenos amigos, y me habló de Jesús y de
cómo él podía cambiar mi vida. Fue gracias
al testimonio de Silvio que quise saber más
sobre los adventistas. Comencé a asistir a la
iglesia de manera habitual con él, y tomé
estudios bíblicos con el pastor. Al poco
tiempo fui bautizado.
Eso fue hace diez años, y actualmente
soy un colportor evangélico. También dirijo
una iglesia adventista recién formada en la
ciudad de Yaizu. Estoy casado con una en­
fermera japonesa que es adventista del sép­
timo día y tenemos un niño de dos años.
Alabo al Señor porque él ha guiado y trans­
formado mi vida.
Miles de sudamericanos de descenden­
cia japonesa viven y trabajan en Japón. Los
miembros de las iglesias adventistas del sép­
timo día están tratando de alcanzar a estos
inmigrantes, como en el caso de Ruth y He­
lio. Uno de los proyectos de la ofrenda de
decimotercer sábado es ayudar a construir
un centro de evangelización internacional
en Japón. ¡Gracias por apoyar esta misión!
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Japón 16 de mayo de 2015
Nueva vida después
de la muerte
MASAAKI
Soy empleado de una funeraria en Japón, y estoy ro­
deado de muerte todos los días porque preparo cuerpos
para funerales y entierros. Durante años, he visto a mu­
chos llorar la muerte de sus seres queridos y realizar las
ceremonias que sus religiones requieren con el fin de ase­
gurar que el fallecido tenga un viaje tranquilo y rápido de esta vida a la siguiente.
EL TEMOR A LOS ESPÍRITUS
Japón es un país bastante secular, pero la mayoría de la gente honra a sus antepasados
por medio de oraciones, ceremonias elaboradas y rituales de adoración. La mayoría cree que
el espíritu de la persona fallecida no va directamente a la otra vida, sino que reside en su
antigua casa hasta siete semanas después de la muerte. La familia evita salir de la casa por
temor a ofender al espíritu de su ser querido.
Durante este tiempo la familia realiza ceremonias que ellos creen que ayudarán a que el
espíritu del fallecido pase al siguiente reino, el de la reencarnación. Los dolientes le pagan a
un sacerdote para llevar a cabo una ceremonia durante la cual le da a su ser querido un
nombre especial que garantice la entrada en la vida futura. Solo entonces el espíritu puede
abandonar su antigua casa y entrar en la otra vida a reencarnarse en un ser humano o un
animal, e incluso en un insecto, dependiendo de las acciones de la persona durante la vida
que acaba de dejar. La gente desea vivir muchas vidas y acumular finalmente suficientes
obras buenas como para merecer el paraíso.
¿QUÉ HAY DESPUÉS DE LA MUERTE?
Después de haber presenciado a los líderes de varias religiones realizar ceremonias fúne­
bres, me di cuenta de que la mayoría de los funerales se llevaban a cabo con gran tristeza y
llanto, pero los cristianos sosegaban su tristeza con esperanza. Parecían tener fe en que ve­
rían a sus seres queridos de nuevo. No existía tal esperanza para el resto de las personas.
Comencé a estudiar más de cerca a los cristianos, examinando las diferencias entre sus
creencias y las que yo había conocido desde la infancia. Los cristianos enfrentaban la muer­
te con una fe profundamente arraigada en su Dios. Sus pastores mostraban gran compasión
hacia las familias en duelo y hablaban de la esperanza de ver a sus seres queridos de nuevo.
Un día estuve a cargo de un funeral en una iglesia adventista. Luego de terminar los
preparativos, me senté solo en la iglesia vacía y dejé que la tranquilidad del santuario me
envolviera. Pensé en las veces en las que la muerte estuvo cerca de mí, como el momento en
el que casi me ahogo en el océano, y la vez en que casi muero en aquel terrible accidente de
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• Japón es uno de los países más difíciles de
alcanzar para Cristo. Su cultura los hace
desistir de compartir su fe con otros.
• El pueblo japonés es profundamente
tradicionalista y se sienten moralmente
obligados a observar las antiguas fiestas
religiosas, incluyendo el culto a los
antepasados. Pero no son profundamente
religiosos. Solo 4 personas de cada 100 en
Japón son cristianos, y solo una persona de
cada 8.361 es adventista.
• Conoce más sobre los adventistas en Japón
visitando: www.missionspotlight.org (en
inglés). ¡Es gratis!
motocicleta. Al recordar estas experiencias
cercanas a la muerte, me sorprendió que en
vez de sentir miedo sentí una profunda paz.
Sentí en ese momento que no estaba solo.
Unas noches después, soñé con Jesús.
Me desperté pensando en él, y no pude vol­
ver a dormir. A la mañana siguiente visité al
pastor adventista. Hablamos de Dios du­
rante un buen rato. El pastor me aseguró
que Jesús quería ser parte de mi vida. Le
pregunté al pastor si podía ayudarme a
aprender los principios del cristianismo.
Empezamos con lo básico, porque no sabía
casi nada. Yo estaba ansioso por saber cómo
la fe cristiana podía dar a sus seguidores tal
esperanza.
Me sorprendí al saber que el mismo
Dios que creó la Tierra vino a vivir en ella y
a morir para que los seres humanos caídos
pudieran vivir con él para siempre. ¡Nunca
18
había oído hablar de este indescriptible acto
de amor!
Pensé en las cosas pecaminosas que ha­
bía hecho, y sentí alegría al saber que lo úni­
co que tenía que hacer era pedirle a Jesucris­
to que perdonara mis pecados y que me
aceptara como su hijo. Hice mi primera
oración al Dios de la creación y él llenó mi
corazón con una paz y una alegría que nun­
ca había conocido.
COMPARTIENDO LA FE
Yo no estaba seguro de cómo hablarle a
mi familia sobre mi nueva fe, así que al
principio no dije nada. Pronto me di cuenta
de que no tendría que decirles; ellos vieron
los cambios en mi vida, la felicidad que bri­
llaba en mi cara y en mis expresiones. Se
dieron cuenta de que ya no bebía alcohol, y
notaron que abandoné otros malos hábitos
que tenía.
Para mi sorpresa, mi familia me apoyó.
Asistieron a mi bautismo y se regocijaron
conmigo en mi nueva fe en Dios. Mis cole­
gas y amigos notaron también las diferen­
cias y me preguntaron qué había sucedido.
Les dije que había conocido a Jesucristo, el
Dios vivo, y que había aceptado el regalo de
la salvación.
Ahora cuando dirijo un funeral para al­
guien que no es cristiano, trato de que la
familia doliente note una diferencia en mi
vida. Algunos se dan cuenta y me lo pre­
guntan. Yo les digo que soy cristiano y que
Dios me ha dado paz. Sigo estudiando la
Biblia para poder responder a aquellos que
preguntan sobre mi fe y saber cómo animar
a las familias tristes con las que interactúo
todos los días.
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China 23 de mayo de 2015
Encuentros divinos
EL ENCUENTRO DE TANG YUE Y DE ZHANG WEI
Tang Yue llevaba a su hijo de seis años de la mano
mientras caminaba desde su casa hasta un mercado cer­
cano, sin esperar que sucediera algo inusual. Ella no se
imaginaba que estaba a punto de experimentar un en­
cuentro divino.
Ella creía en Dios, y todos los domingos se reunía
con otros creyentes cristianos, pero en ese momento solo pensaba en lo que necesitaba
comprar en el mercado. Cuando caminaba por la calle, dos hombres de aspecto amable se
le acercaron y la detuvieron.
–¿Sabes? –dijo uno de los hombres–. Guardar el domingo no es bíblico.
Inmediatamente, abrió una Biblia y le mostró a la atónita Tang Yue textos que hablaban
del séptimo día sábado. Animándola a investigar por sí misma, el otro hombre le dijo:
–Puedes buscar en Internet y ver cuál día es realmente el día de reposo.
Luego los hombres cerraron su breve presentación diciéndole a Tang Yue que “Jesús
vino a este mundo, y la iglesia que guarda el sábado es realmente la iglesia de Dios”. Acto
seguido, más rápido aun que como llegaron, los dos hombres desaparecieron entre la
multitud.
LA BÚSQUEDA DE ESA IGLESIA
Asombrada por el extraño y breve encuentro, Tang Yue se fue a su casa y comenzó a
buscar en Internet las respuestas a las preguntas que los extraños le habían planteado. Para
su sorpresa, encontró una página en chino que tenía respuestas claras sobre el séptimo día
sábado como verdadero día de reposo de Dios. También ofrecía estudios bíblicos fáciles de
seguir. Al enterarse de que la página pertenecía a un ministerio adventista del séptimo día
llamado “Amazing Facts” [Hechos asombrosos], se preguntó si existiría una iglesia adven­
tista cerca a la que ella pudiera visitar.
Después de buscar un poco, Tang Yue se alegró al encontrar una iglesia adventista en su
ciudad. Esta iglesia debe tener algo especial, pensó.
Cuando llegó a la iglesia el siguiente sábado, Tang Yue intentó encontrar a los dos
hombres que se habían acercado a ella en la calle, pero no los vio. De hecho, nunca los
volvió a ver.
Tang Yue sigue asistiendo a la iglesia adventista y cree haber encontrado su hogar espi­
ritual. “Esta iglesia enseña lo que dice la Biblia –afirma Tang Yue–. Es muy diferente a las
otras iglesias. Creo que los adventistas enseñan la verdad, y que Jesús viene pronto”. Tang
Yue continúa adorando cada sábado con los adventistas en el apartamento en el que se re­
únen, en una ciudad en el centro de China.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• China cuenta con casi 1.400 millones de
personas. De cada 5 personas en el mundo,
una es china, lo que lo hace el país más
poblado del mundo.
• Las religiones tradicionales de China son el
confucianismo, el taoísmo y el budismo. En
1949, el gobierno comunista chino disolvió
oficialmente la religión organizada, pero
en los últimos años algunas reglas se han
vuelto más flexibles.
• Pocos cristianos viven en China, y muchos
fueron encarcelados por su fe durante los
años más difíciles de régimen comunista.
EL ENCUENTRO DE ZHANG WEI
Zhang Wei no era un ciudadano co­
mún. Había prestado servicio en el ejército
chino, y debido al respeto que se le tenía,
logró llegar a ser alcalde de su pueblo. Con
el tiempo, sin embargo, decidió trasladarse
a una ciudad grande donde pudiera ganar
más dinero en la construcción.
Un día, mientras caminaba por una
calle de la ciudad, le llamó la atención
una música procedente de la planta baja
de un edificio de apartamentos. Se asomó
a través de las ventanas y vio gente
cantando.
Al poco tiempo, alguien se acercó a
Zhang Wei y lo invitó a entrar al aparta­
mento. Él dudó un poco en entrar al edifi­
cio, pero la curiosidad de aprender le hizo
entrar a aquella casa que funcionaba como
iglesia adventista.
Al darse cuenta de que varias personas
tenían Biblias, sintió curiosidad de hojear
ese libro tan inusual. Con mucha alegría los
adventistas compartieron con Zhang Wei
algunos de los pasajes de la Biblia más pre­
ciados y oraron con él.
20
Zhang Wei comenzó a asistir a la iglesia
adventista. Un día hablaron sobre el tema de la
vida sana, incluyendo la alimentación. Explica­
ron las leyes bíblicas de las carnes limpias e in­
mundas, y los miembros de la iglesia le explica­
ron a Zhang Wei que los cerdos eran inmundos
y que muchas veces el animal estaba infestado
de parásitos. Pensando que los adventistas no
podían tener la razón sobre esto, Zhang Wei
decidió llevar a cabo un pequeño experimento.
EL EXPERIMENTO DEL CERDO
Muchas personas trabajaban en la mis­
ma construcción donde trabajaba Zhang
Wei, y el cocinero de la compañía a veces
compraba un cerdo entero para alimentar a
los obreros. Un día en el que había cerdo
estaba en el menú, Zhang Wei fue hasta
donde estaba el animal muerto para com­
probar si realmente era “inmundo”. Se ase­
guró de que nadie lo viera, tomó rápida­
mente un cuchillo y abrió el animal.
Encontró que el cerdo estaba lleno de gusa­
nos desde la cabeza hasta las pezuñas. Con­
mocionado y asqueado, prometió que ja­
más comería carne de cerdo de nuevo. Al
poco tiempo Zhang Wei aceptó todas las
verdades de la Biblia que estaba aprendien­
do en la Iglesia Adventista, y fue bautizado.
Después de su bautismo Zhang Wei re­
gresó a su pueblo natal, donde organizó una
iglesia adventista en su casa con una sola
persona: ¡él mismo! Pero empezó a compar­
tir las cosas que había aprendido de la Biblia
con otros, y pronto la iglesia creció. Hoy en
día, el condado donde vive Zhang Wei tie­
ne seis iglesias adventistas, y tres de los con­
dados vecinos tienen iglesias, todo debido a
sus oraciones y su poderoso testimonio.
Este trimestre, parte de su ofrenda del
decimotercer sábado ayudará a establecer
más iglesias en China. ¡Muchas gracias por
su generoso apoyo!
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China 30 de mayo de 2015
La Biblia subterránea
El siguiente es el relato en primera persona de un pastor
adventista que presta actualmente servicio en China.
Durante la época de la revolución cultural China,
era muy peligroso tener una Biblia. Alguien que conoci­
mos, sin embargo, logró obtener una. Como era un li­
bro tan raro y valioso, este hombre quiso compartirlo
con toda la gente posible, así que cuidadosamente la se­
paró y repartió uno o dos libros a varias familias adventistas del séptimo día. Nuestra familia
recibió los libros de 1 y 2 Samuel, y los leíamos una y otra vez, atesorando cada palabra.
¡Cuando era niño, disfruté enormemente de las muchas historias emocionantes contenidas
en esos dos libros! Mi hermano mayor sabía escribir, así que copió los libros a mano para
compartirlos con otros.
Algunos años después, alguien encontró una pequeña Biblia que había sido colocada en
una bolsa de plástico y enterrada. Este hombre tenía problemas de visión y se le hacía im­
posible leer la letra pequeña, así que me regaló la Biblia cuando yo tenía 18 años. ¡Yo me
emocioné mucho! ¡Por primera vez tenía una Biblia completa en mis manos!
UN VALIOSO REGALO
Esta Biblia “subterránea” se convirtió en un objeto muy preciado para mí, y la leí desde
el primer capítulo hasta el último más de diez veces. Invertí mucho tiempo en ella, marcan­
do pasajes importantes, y anotando algunas de mis impresiones. Recuerdo que cuando era
joven mi bisabuela me hablaba de Noé, pero ahora tenía 18 años y estaba leyendo sobre el
diluvio por primera vez.
Al leer la Biblia, comencé a entender de qué trataba el libro. Aprendí sobre Jesús y sus
enseñanzas. Descubrí la verdad en la Biblia. Cuanto más leía, más interés me despertaba.
Dos años más tarde asistí a una zona donde la mayoría de la gente no sabía nada de la
Biblia. Me invitaron a hablarles a varios grupos en diferentes casas. Les mostré mi pequeña
Biblia y compartí lo que había aprendido de ella. Cuando se corrió la voz, me invitaron a
hablar en muchas otras casas.
Mientras compartía me di cuenta de que los jóvenes adolescentes se interesaban mu­
cho. Estaban tan ansiosos por aprender que escribí mil textos de la Biblia y se los di para
que los memorizaran. ¡Me di cuenta de que era una excelente manera para que ellos apren­
dieran la Biblia!
“HE ESTADO ESPERANDO DURANTE UN BUEN TIEMPO”
Desde la década de 1990 existe cierta libertad religiosa, y ahora hay unas cuantas igle­
sias adventistas en China. Una de ellas está cerca de una gran fábrica que forma parte de
una empresa de importaciones y exportaciones. La dueña de la empresa es amiga de una
adventista. Un día surgió el tema religioso y la adventista le habló de su creencia en Dios,
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• En 1888, Abram La Rue, de 65 años, fue el
primer adventista en llevar el evangelio a China.
Durante catorce años trabajó entre el pueblo
chino, y fue muy querido.
• Jacob N. Anderson y Emma Anderson Thompson
fueron los primeros misioneros enviados a China
por la Iglesia Adventista. Trabajaron en ese país
desde 1902 hasta 1909.
•
La obra médico misionera adventista
comenzó en 1903, después de que la carta
de llamado de J. N. Anderson fue leída a los
delegados en el Congreso de la Asociación
General de 1903. Como resultado, cuatro
médicos adventistas y dos enfermeras
fueron a China a finales de ese año como
los primeros misioneros médicos a ese país.
de la Biblia y de lo que significa ser adven­
tista del séptimo día.
La mujer de negocios quedó impresio­
nada y le dijo a su amiga:
–Tienes una buena iglesia. Sus doctri­
nas en verdad pueden ayudar a la gente.
¿Estarías dispuesta a hablar con mis
empleados?
La amiga adventista consideró la invita­
ción, pero se sentía amedrentada. Todos los
empleados son incrédulos, incluso ateos,
pensó.
Después de algún tiempo, la dueña de
la empresa volvió a decirle:
–Oye, he estado esperando durante un
buen tiempo. ¿Por qué no envías a alguien?
La amiga adventista se dio cuenta de
que se trataba de una oportunidad, y le con­
tó todo al pastor.
Cuando el pastor adventista llegó a la
fábrica, la empresaria invitó a los directores
de los departamentos para una reunión. El
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pastor habló de Jesús y de sus enseñanzas, y
la presentación fue muy bien recibida.
–Este es un buen mensaje y puede ayu­
dar a que los empleados tengan una vida
mejor, y más positiva –dijo el pastor.
Los
jefes
de
departamento
respondieron:
–¿Por qué no vienes a hablar con nues­
tros empleados?
EVANGELISMO DE FÁBRICA
Se fijó una fecha y el pastor regresó.
Unos sesenta empleados llegaron a la reu­
nión voluntariamente, y se mostraron entu­
siasmados con la presentación. La dueña de
la fábrica invitó al pastor adventista para
que charlara con sus empleados cada dos
semanas. Después de seis presentaciones,
treinta empleados aceptaron a Jesús como
su Salvador personal.
En diciembre, la Iglesia Adventista or­
ganizó una gran actividad para todos los
doscientos empleados de la fábrica. La due­
ña de la fábrica también invitó a otras em­
presas de la zona a unírseles. Cuando esta­
ban juntos, algunos de los otros dueños de
negocios mencionaron que notaban una
diferencia en los empleados de la dueña de
la fábrica.
–Después de que sus empleados co­
menzaron a creer en Dios se han vuelto
muy agradables –le dijeron–. Nosotros
también queremos animar a nuestros em­
pleados a hacer lo mismo.
Ahora el pastor adventista se reúne con
los empleados de otras fábricas todos los do­
mingos en la noche.
Después de la actividad de Navidad, la
empresaria fue a la iglesia adventista y par­
ticipó en el servicio de la comunión. Su
amiga le dio la bienvenida con gusto y la
animó a seguir asistiendo. Ella planea ser
bautizada pronto, junto con treinta de sus
empleados.
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China 6 de junio de 2015
En busca de la paz
(primera parte)
Tan creció en una pequeña ciudad en el sur de China.
Tan era demasiado tímido, y le resultaba difícil hablar
con los demás, así que con frecuencia se sentía muy solo.
Él pensaba que la religión era solo superstición, pero a
pesar de ello sentía cierto anhelo espiritual. Por tal moti­
vo decidió emprender una peregrinación en busca de paz.
Tan emprendió un viaje hacia una ciudad lejana,
donde conoció a un pastor cristiano que le habló de la Biblia. Durante varios días los dos
estudiaron juntos, y Tan se sintió atraídos por el Dios de la Biblia. Sin embargo, decidió
buscar más a fondo antes de comprometerse a una filosofía, así que continuó su viaje.
Dos meses más tarde Tan regresó con ganas de aprender más de Dios. El pastor ayudó
a Tan a encontrar trabajo, y los dos reanudaron sus estudios de la Biblia. Esta vez el corazón
de Tan se conmovió y decidió hacerse cristiano. Tan ahora quería trabajar para Dios. Un día
se enteró de unas reuniones que se celebraban en una ciudad lejana y decidió ir. Cuando
pudo ganar un poco de dinero tomó el tren, pero la mayor parte del viaje la hizo a pie. Le
tomó un mes para llegar a su destino.
Tan permaneció en la ciudad por varios meses y trabajó con un señor que era cristiano.
Luego decidió regresar a su pueblo natal para compartir el evangelio con su familia y amigos.
NO BIENVENIDO
Cuando Tan llegó a su pueblo comenzó a compartir su fe, pero los aldeanos no se mos­
traron dispuestos a escuchar. Algunos rechazaron su mensaje, y otros se burlaban de él. Tan
ayunó y oró: “Amado Dios, ¿no hay nadie que quiera escuchar?” Tan no encontró a nadie
que lo escuchara, excepto un delincuente local llamado Tao Ye.
Tao Ye pertenecía a una banda que aterrorizaba a los pobladores. Cuatro miembros de
la banda estaban encarcelados y otro había muerto durante algunas de sus actividades más
violentas. Aunque Tao tenía la reputación de ser un jugador empedernido, un buscapleitos
y un bebedor, Tan habló con él sobre su condición espiritual y se ofreció a orar con él. Pero
Tao se rió y dijo que si alguna vez necesitaba a Dios, le avisaría.
CON LA NECESIDAD DE ORAR
Nadie me va a escuchar, pensó Tan. Así que decidió salir de la ciudad y buscar a algunos
creyentes con los que pudiera estudiar. Al salir, Tao lo vio y se puso a caminar a su lado.
Mientras iban por el camino, Tan sintió la necesidad de orar por Tao. Este trató de impe­
dírselo, pero finalmente accedió. Se detuvieron en el camino, y Tan oró.
Antes de separarse, Tan le dio a Tao una pequeña Biblia, con la esperanza de que la le­
yera. Tan se preguntó si alguna vez volvería a ver de nuevo a Tao, o si tal vez escucharía que
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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el miembro de la banda había muerto en
una riña.
Tan se dirigió a una gran ciudad en la
que había oído que había un grupo de cris­
tianos activos. Cuando llegó a la ciudad se
le advirtió que debía regresar a su provincia
de origen o se arriesgaría a ser arrestado. A
pesar de que ya tenía un boleto de tren, Tan
decidió quedarse y tratar de encontrar a los
cristianos de quienes había oído hablar.
Se las ingenió para conseguir un mapa y
comenzó a buscar. Finalmente, encontró
una iglesia adventista y se reunió con el pas­
tor Xo [Cho] y varios jóvenes que estaban
estudiando para convertirse en líderes laicos
de la iglesia. Tan se sintió feliz cuando el
pastor Xo lo invitó a quedarse y estudiar la
Biblia.
Tan no planeaba quedarse durante mu­
cho tiempo, pero como nadie lo envió a
casa, se quedó y estudió. Mientras él y el
anciano pastor estudiaban la Biblia juntos,
Tan aprendía nuevas verdades acerca de
Dios. Tan había oído hablar del sábado,
pero creía que el domingo era el día de re­
poso. Otros cristianos adoraban en domin­
go. ¿Por qué este grupo adoraba en sábado?
Continuará.
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China 13 de junio de 2015
En busca de la paz
(segunda parte)
El pastor Xo estudió y oró con Tan pacientemente.
Tan oró también y le pidió a Dios que le mostrara sus
verdades. Poco a poco, Dios fue abriendo la mente de Tan
a lo que estaba aprendiendo de la Biblia, y él fue aceptan­
do estas verdades.
Tan se quedó y estudió con el pastor Xo durante siete
meses. En ese tiempo fue bautizado y se dedicó a trabajar
a tiempo completo para Dios. El pastor Xo le pidió a Tan
que trabajara en un pueblo cercano donde había una pequeña congregación de creyentes.
UNA SORPRESA
Un día llamaron a la puerta de Tan y al abrir se encontró a Tao frente a él.
–Necesitaba encontrarte –dijo Tao–. Quiero conocer a tu Dios.
Sorprendido, Tan lo invitó a pasar y se enteró de que tres días después de haber salido
de la ciudad, Tao y sus amigos armaron una pelea con un sujeto que era el líder de una
poderosa banda. El joven logró escapar, pero al día siguiente alguien le dijo que el líder de
la banda estaba buscándolo para matarlo. Angustiada, la madre de Tao le rogó que saliera
de la ciudad.
Mientras embalaba sus cosas para huir, Tao encontró la Biblia que le había regalado
Tan. La tomó y esta se abrió en Mateo 6. Tao comenzó a leer: “No se preocupen por su vida
[...] busquen primeramente el reino de Dios [...] no se angustien por el mañana [...]. Cada
día tiene ya sus problemas” (vers. 25-34). Tao recordó la paz de la que hablaba Tan y deseó
conocer a Dios como lo hacía Tan, así que decidió comprar un boleto de ida para encontrar
a su amigo cristiano.
DE LA PANDILLA A DIOS
Tan presentó a Tao con el pastor Xo. El pastor Xo ayudó a Tao a encontrar trabajo y por
las noches estudiaban juntos la Biblia. Tao absorbió todas las verdades, aceptó a Cristo
como su Salvador y fue bautizado. Ahora un nuevo deseo ardía en el corazón de Tao: quería
ser un obrero bíblico.
Tao decidió regresar a casa y compartir su nueva fe con la gente de allí. Su primera con­
versión fue su madre, quien vio el profundo cambio en la vida de su hijo. Algunos otros
también escucharon con interés. La madre de Tao temía que si se quedaba en el pueblo este
podría volver a caer en sus viejos hábitos. Por tal motivo lo instó a volver a la ciudad y con­
tinuar sus estudios, pero Tao le explicó que Jesús había cambiado su vida para siempre.
Tao volvió a la ciudad para prepararse mejor. Él sabe que está vivo por la gracia de Dios,
y por la gracia de Dios quiere vivir para él. Tanto Tan como Tao están agradecidos por la
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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CÁPSULA INFORMATIVA
• China recibió parte de una de las primeras
ofrendas de decimotercer sábado en 1912
para ayudar a proporcionar vivienda para
misioneros. En los siguientes 35 años, China
recibió parte de 19 ofrendas de decimotercer
sábado para ayudar a transportar nuevos
misioneros a sus campos, y construir puestos
misioneros, escuelas, una editorial y varias
clínicas.
• La obra en China avanzó rápidamente
durante los primeros años. Un informe
fechado en 1915 indica que más de 11
mil revistas y 3 mil folletos fueron vendidos
en una región, lo que provocó peticiones
de pueblos y ciudades para que enviaran
misioneros a compartir la Palabra de Dios
con el pueblo.
• Además de los millones de habitantes de
China, millones de chinos viven en todo el
mundo.
manera en que Dios ha guiado sus vidas y
siguen compartiendo su fe con otros como
pastores laicos en el sur de China.
Este trimestre, parte de nuestra ofrenda
del decimotercer sábado ayudará a estable­
cer iglesias en hogares en algunas de las ciu­
dades más grandes de China. Gracias por
dar generosamente para apoyar esta maravi­
llosa oportunidad.
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Taiwán 20 de junio de 2015
Una vida nueva
Un día estaba revisando los canales de televisión,
cuando algo llamó mi atención. Por lo general no le
presto mucha atención a los anuncios de televisión,
pero este me cautivó. Un hombre estaba hablando de
hábitos de vida saludable y de todos los factores que
intervienen en ella. Estaba instando a los espectadores
a aprender más sobre un programa de salud llamado NEW START [Nuevo comienzo].
Al instante supe que mi madre necesitaba lo que este programa estaba promocionando.
Ella recientemente se había sometido a dos cirugías a causa del cáncer, y necesitaba vivir lo
más saludable posible. Llamé al número que aparecía en la pantalla y me comunicaron con
el Hospital Adventista de Taiwán. Tanto mi madre como yo nos inscribimos en el programa
NEW START.
El enfoque de salud total del programa me proporcionó toda la información que nece­
sitaba, incluyendo dieta y nutrición, ejercicio, oración y meditación. Después de dos sema­
nas mi vida había cambiado por completo. Me sentí con más energía y más fuerte.
Pero mi madre no descubrió lo que a mí me parecía obvio. Ella estaba enferma y con­
vencida de que su vida estaba terminando. Se resistió a los cambios que podrían hacer su
vida mucho más agradable.
–Soy vieja, he hecho así las cosas durante muchos años –dijo–. ¿Por qué cambiar ahora?
UN NUEVO COMIENZO
Yo le pedí a una de las mujeres cristianas de la clase que me ayudara a entender al Dios
de los cristianos. Empezamos a estudiar la Biblia juntas, y pronto me di cuenta de que el
Dios del cielo era el Dios vivo y verdadero. Me di cuenta de que adorar ídolos no era más
que una tradición familiar. Los ídolos que adorábamos no podían hacer nada por nosotros.
No ofrecían ninguna esperanza para el futuro.
Me sorprendió saber que el Dios de los cristianos no solo era poderoso, sino también
amable y cariñoso con su pueblo. Él ofrecía esperanza de vida eterna en su Hijo Jesús. Final­
mente entendí lo que eran el amor y el perdón. Amamos y perdonamos a otros no solo porque
es la manera correcta de actuar, sino porque Dios nos amó y nos perdonó. ¡Era lógico!
Cuanto más aprendía, más convencida estaba de que debía ser cristiana: una cristiana
adventista. Sin embargo, me costó tomar la decisión de bautizarme. Pero Dios puso en mi
camino a personas que me ayudaron.
Mi madre estaba demasiado enferma para asistir a mi bautismo, pero yo invité a mi ma­
rido y a mi padre. Ellos apoyaron mi decisión, a pesar de que dijeron que no la entendían.
LA DECISIÓN DE LA MADRE
Yo hablé mucho con mi madre sobre la importancia de que entregara su vida a Dios, pero
ella decía que no estaba interesada. No obstante su cáncer volvió y se dio cuenta de que su vida
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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terminaría pronto. Eso hizo que se volviera
más receptiva a mis palabras. Me preocupaba
por ella a tiempo completo, asegurándome
de que tuviera buena comida, de que recibie­
ra sol todos los días y de que diera un paseo
cuando sentía que podía salir a la calle. La­
mentablemente, su cáncer había avanzado
mucho y seguía debilitándose.
Un día en que ella gemía de dolor, me
arrodillé y oré en silencio junto a su cama.
Sabía que no viviría demasiado tiempo, y
no quería perderla para siempre. Oré para
que Dios enviaría su Espíritu a fin de que
abriera el corazón de mi madre. Antes de
terminar mi oración, mi madre me
preguntó:
–¿Qué día es hoy?
–Hoy es miércoles, mamá –le respondí.
–Entonces quiero ser bautizada el vier­
nes –dijo mi madre.
La miré fijamente, atónita. ¿Realmente
escuché lo que me pareció que dijo? ¿Contesta
Dios las oraciones tan rápidamente?
Mi madre y yo pasamos los siguientes
dos días hablando de Dios y de su amor. El
viernes ayudé a un enfermero a transportar­
la a un sanatorio que tenía una bañera lo
suficientemente grande como para bauti­
zarla. ¡Qué alegría me dio presenciar la anti­
gua vida de mi madre siendo sepultada en el
bautismo! Yo me dediqué a trabajar para
Dios como misionera médica, compartien­
do su amor con todos los que conozco.
Mi madre murió un mes después. De­
rramé lágrimas de alegría mezcladas con lá­
grimas de tristeza, porque sabía que la vería
de nuevo en la resurrección.
UN NUEVO TRABAJO
Después de la muerte de mi madre, asu­
mí mi nuevo trabajo como misionera médi­
ca ayudando a otros a entender los princi­
pios de NEW START que tanto me habían
ayudado. Mi trabajo consiste en visitar a la
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gente en sus hogares y responder preguntas
sobre los principios de la salud. Si alguien
quiere estudios de la Biblia, me encargo de
conseguirlo. Yo soy voluntaria, por lo que
mi sueldo es la alegría de saber que Dios me
ha utilizado para cambiar la vida de otros.
Mi padre ha tomado el programa NEW
START, y mi marido sigue sus principios
conmigo. Él ha perdido catorce kilogramos.
Yo siempre animo a mi esposo y a mi padre
a comer saludablemente; a hacer ejercicio,
tomar sol y aire fresco; y a confiar en Dios.
Espero que algún día acepten a Cristo como
su Señor al ver la diferencia que Dios puede
representar en sus vidas. Confío en que voy
a ver a mi madre otra vez, y yo quiero que
ella vea a mi padre cuando abra los ojos du­
rante el regreso de Jesús. El Espíritu Santo
tiene mucho trabajo que hacer en la vida de
mi padre. Él está muy decepcionado porque
yo abandoné la adoración a los antepasados.
Cuando la familia va al cementerio a rezar­
les a mi madre y a nuestros otros antepasa­
dos, los demás sostienen una vara de incien­
so. Yo voy con ellos, pero me niego a
sostener el incienso o rezarles a los muertos.
Mi padre se enoja, porque cree que el alma
de mi madre no puede descansar sin mis
rezos por ella. Yo trato de explicarle que mi
mamá está dormida hasta el día de la resu­
rrección, pero hasta ahora se niega a enten­
der. Así que cuando la familia va al cemen­
terio, me inclino en reverencia al Dios vivo
para que mi padre acepte el amor y el sacri­
ficio de Dios en su propia vida.
Yo sigo trabajando para compartir a Jesús
con el pueblo de Taiwán a través del mensaje
de salud. Muchos aún temen a los dioses de
piedra y metal. Dios me alcanzó con esta
obra, y yo quiero ayudarlo a alcanzar a otros.
Gracias por apoyar esta obra misionera
a través de sus fieles ofrendas. Estas marcan
la diferencia, la diferencia entre la vida y la
muerte.
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27 de junio de 2015
Programa del decimotercer sábado
Primer himno
“Cristo está buscando obreros”, Himnario adventista, No 560
Bienvenida
Director o maestro de Escuela Sabática
Oración Programa
“Alcanzando a miles de millones en el norte de Asia”
Ofrenda Último himno
“Jesús está buscando voluntarios hoy”, Himnario adventista, No 518
Última oración
Participantes: Dos narradores y seis jó­
venes para presentar los proyectos; seis ni­
ños pequeños para llevar las banderas a tra­
vés de la plataforma y sostener la bandera
correspondiente cuando se presente el pro­
yecto de cada país. Si no cuenta con sufi­
cientes niños para esta parte, pídale a dos
narradores más que se alternen leyendo las
partes de los jóvenes. No es necesario que
los participantes memoricen sus partes,
pero deben estar lo suficientemente familia­
rizados con el material para presentarlo con
confianza (tenga en cuenta que una versión
simplificada de este programa aparece en el
folleto de los niños).
Narrador 1: La División Asiática del
Pacífico Norte está formada por seis países.
Cada uno presenta sus propios desafíos para
terminar la obra de Dios.
Narrador 2: [El niño 1 lleva la bandera
de China a través de la plataforma y se sitúa en
una esquina.] China, la nación más poblada
del mundo, con casi mil cuatrocientos millo­
nes de personas, está abriendo sus fronteras al
mundo. Pero con un poco más de cuatro­
cientos mil creyentes, solo uno de cada 3.400
es un adventista del séptimo día. ¡Que Dios
use a sus hijos para encender las lámparas de
la fe a lo largo y ancho de este vasto país!
Narrador 1: [El niño 2 lleva la bandera
japonesa a través de la plataforma y se ubica
junto al niño 1.] Japón es un país rico y
abundante en bienes, pero la mayoría de sus
pobladores nunca han oído hablar de Jesús.
La iglesia en Japón tiene un poco más de
quince mil miembros, lo que representa un
creyente adventista por cada 8.300 perso­
nas. La mayoría de los creyentes son perso­
nas mayores, y solo unos pocos se bautizan
cada año. Sin embargo, entre la población
inmigrante se está produciendo un creci­
miento de la iglesia. Oremos para que el
Señor continúe alcanzando a aquellos que
han emigrado a Japón, así como a los naci­
dos en la tierra del sol naciente.
Narrador 2: [El niño 3 lleva la bandera
de Mongolia a través de la plataforma.] Los
primeros creyentes en Mongolia en genera­
ciones se bautizaron hace poco más de vein­
te años. La mayor parte de los 1.600 cre­
yentes del país son jóvenes que están
dispuestos a compartir su fe con otros. Ore­
mos para que crezcan fuertes en la fe y su
liderazgo sea poderoso en la iglesia en una
de las culturas más antiguas del mundo.
Narrador 1: [El niño 4 lleva la bandera
de Corea del Norte a través de la plataforma.]
Nadie sabe cuántos creyentes adventistas
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
29
viven en Corea del Norte. Pero los pocos
que se las han ingeniado para salir de la na­
ción más cerrada del mundo dan razón de
que hay esperanza. Oremos para que las
puertas de Corea del Norte se abran a fin de
que el evangelio pueda entrar masivamente
y alimentar los corazones hambrientos con
el pan de vida.
Narrador 2: [El niño 5 lleva la bandera
de Corea del Sur a través de la plataforma.]
Corea del Sur es el país más “cristiano” en la
División Asiática del Pacífico Norte. Sin
embargo, solo un tercio de la población de
Corea del Sur profesa el cristianismo, y
aproximadamente una persona de cada 250
es adventista del séptimo día. Pero a pesar
de sus mejores esfuerzos, los adventistas si­
guen siendo mal entendidos. Oremos por
los que sufren por su fe en Corea del Sur.
Narrador 1: [El niño 6 lleva la bandera
de Taiwán a través de la plataforma.] Taiwán
es una pequeña isla en la costa de China. La
mayoría de los adventistas del país provie­
nen de tribus autóctonas que viven princi­
palmente en la región montañosa. Solo una
de cada 25.000 personas de origen chino en
Taiwán es adventista. Ore para que Dios
toque los corazones de los millones de per­
sonas en Taiwán que necesitan conocerlo.
Narrador 2: Hoy nuestra ofrenda del
decimotercer sábado ayudará a fortalecer las
manos de nuestros hermanos y hermanas
en la División Asiática del Pacífico Norte,
proporcionando algunas herramientas vita­
les para llevar a otros la esperanza que Jesús
ofrece, y para animar a aquellos que ya
creen.
Joven 1: [El niño que sostiene la bandera
japonesa también se adelanta y mantiene la
bandera en alto.] Un centro de evangeliza­
ción multicultural para alcanzar a la gran
población inmigrante de Japón.
Joven 2: [El niño que sostiene la bandera
de Mongolia también da un paso adelante y
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mantiene su bandera en alto.] Cuatro aulas y
una biblioteca para la escuela adventista en
la ciudad capital de Mongolia. Esta escuela
es un importante enlace para traer a las fa­
milias a la iglesia.
Joven 3: [El niño que sostiene la bandera
de Corea del Sur da un paso hacia adelante y
sostiene la bandera en alto]. Parte de nuestra
ofrenda del decimotercer sábado de hoy
ayudará a establecer un instituto misionero
especialmente para jóvenes. Este instituto,
que comenzó como la “iglesia panqueca”,
de la que leímos a principios de este trimes­
tre, educará y capacitará a los jóvenes para el
evangelismo multicultural.
Joven 4: [El niño que sostiene la bandera
de Taiwán da un paso hacia adelante y sostiene la bandera en alto.] Una de las maneras
más eficaces de alcanzar a la gente en las
ciudades es a través de un centro de influen­
cia. Parte de la ofrenda del decimotercer
sábado de este trimestre servirá para estable­
cer o mantener tres centros de este tipo en
Taiwán, una guardería para ancianos, pro­
gramas de tareas dirigidas para niños, y pro­
gramas de promoción de la salud.
Joven 5: [El niño que sostiene la bandera
de China da un paso hacia adelante y sostiene
la bandera en alto.] Varios pioneros de Mi­
sión Global están trabajando en China para
establecer iglesias en 18 grandes ciudades
que actualmente no tienen presencia adven­
tista. Parte de la ofrenda de hoy será utiliza­
da para ayudar a comprar apartamentos en
cada una de estas ciudades que serán utiliza­
dos como iglesias y centros de formación.
Joven 6: [El niño que sostiene la bandera
de Corea del Norte da un paso hacia adelante
y sostiene la bandera en alto.] No sabemos
cuántos cristianos viven en Corea del Nor­
te, pero sabemos que hay algunos. Sabemos
por personas que han vivido allí que al me­
nos algunos de estos cristianos son adventis­
tas del séptimo día. La vida es muy difícil
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTE
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para ellos. Oremos para que Dios proteja y
bendiga a sus hijos en este país donde el
cristianismo es una religión extranjera.
Narrador 1: Nosotros podemos ayudar
a alcanzar y apoyar a las personas que viven
en los países de la División Asiática del Pa­
cífico Norte con nuestras oraciones y ofren­
das para las misiones. Cuando damos nues­
tras ofrendas para las misiones y cuando
oramos, ayudamos a aquellos que conocen
a Jesús a compartir el amor de Dios con sus
amigos. Y nuestra ofrenda del decimotercer
sábado marcará una gran diferencia para los
jóvenes de Corea del Sur que están dispues­
tos a compartir su fe con otros [señale a Corea del Sur en el mapa], para los inmigrantes
que viven en Japón [señale cerca del monte
Fuji, en Japón], para los jóvenes que estu­
dian en la escuela adventista en Mongolia
[señale a Mongolia], y para los muchos chi­
nos que serán bendecidos a través de un
centro de influencia o asistiendo a una igle­
sia adventista en un hogar [señale a Taiwán
y a China]. Hagamos nuestra parte hoy para
compartir el amor de Dios con nuestros fa­
miliares en la División Asiática del Pacífico
Norte.
[Ofrenda.]
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