Ponte el cuerpo La ropa por el suelo Comisario / Curator: Manuel Olveira Fechas / Dates: Inmóviles Dibujos 18 abril - 6 de septiembre 2015 April 18, 2015 – September 6, 2015 Fábula de un hombre amado Coordinación / Coordination: Eneas Bernal Centauro Milagro da carne PUT ON YOUR BODY Estudio Eva Sábado legionario Sala / Hall: 3 Portada / Cover: Matrimonio JAVIER CODESAL Fábula a CortesíaTras de /laCourtesy of Javier Codesal destiempo piel entre 2 manis Días de sida Maternidades Almario SALA 3 HALL ENTRADA Javier Codesal (Sabiñánigo, Huesca, 1958) is one of Spain’s most accomplished practitioners, having forged a personal vernacular based on the use of video and space within the framework of an audiovisual tradition rooted in the archaeological, the local or folklore. His work cuts across a breadth of different subjects: the passing of time, memory, lack of communication, loss and death, reality and desire, the construction of the image and its almost physical relationship with time, the cinematic and its potential formulations in the present day, the relationship between the word and the image, song and orality and, broadly speaking, an updating of portraiture. Connecting the varied subject matters underpinning Codesal’s extensive production, one finds a special focus on the body as both a manifestation of and a channel for the being, over and above any illustration of the signature individualism or cult of personality of our times. Thus, Codesal comments on identity, pain and jouissance, pleasure and illness, at times addressing them head-on while other times taking a more ethereal approach. The bodies captured by his lens appear to the beholder as enigmas begging for attention. For this artist, each body is a text that can speak for itself, and those on display in this exhibition speak to wholly human and ineffable concerns: existence, desire, love, beauty, communication, knowledge, loss, forlornness, fragility, illness and death. The exhibition borrows its title from a line in the poem Los desgraciados [The Miserable] by César Vallejo; Put on Your Body is, at once, a mandate, an invitation and a suggestion. In the exhibition, the body claims the attention it deserves. It stands up and faces the beholder to speak, overcoming obstacles, modesty, and diffidence. www.musac.es Musac. Avda. Reyes Leoneses, 24. 24003, León. T. 987 090 000 Las actividades del 10 aniversario han sido apoyadas por: Adhyser, Estilo Enmarcación, Gráficas Celarayn, Hotel Conde Luna, Hotel Quindós, Hotel Tryp León, Restaurante Cidón. Of the works on display the oldest is Sábado legionario (1988), a piece where the individuality of the young body is absorbed into the mass. His most recent work is Ponte el cuerpo (2015), produced expressly for the show at the MUSAC and consisting of a suite of photographs centred on the body of a model the artist meets repeatedly in a hotel, who he observes, analyses and approaches with his camera and who ends up as the perfect pretext to take pleasure in contemplation and the pain of knowledge. Between those two works are the manifold bodies that appear throughout the artist’s practice: the machine-body (Sábado legionario, 1988), the body of pleasure (Centauro, 1988), the body of pain (Tras la piel, 1996), the body in need (Fábula a destiempo, 1996), the body of desire (Estudio, 2002), fantasy (Fábula del hombre amado, 1999), the body of loss (Feliz humo, 2006), communication and lack of communication (Inmóviles, 1999), and the body of death and absence (Días de sida, 1989). Many of the aforementioned works explore fragility, death, illness, and more specifically HIV infection. This is the case of Días de sida (19891996) and Tras la piel (1995), metaphorically showing the effects of the illness on the body and the sense of loss in the face of imminent disappearance, but above all they comment on eroticism, beauty and care. Codesal was one of the first Spanish artists to lend visibility to this pandemic, focusing on it in his one-person exhibition Días de sida (Galería XXI, Madrid, 1993) and also in Sida, pronunciamento e acción, curated by Juan de Nieves (Pazo de Fonseca, Santiago de Compostela, 1994). The artist’s attention to the body at the peak of its splendour and in its extreme frailness is matched by an attention to specificity, physicity or reality that has little to do with realism or documentary naturalism. Divested of any aesthetisation, Codesal’s irreconcilable tension with the real —and consequently, the spectators with reality— is produced with a personal, internal and almost intimate rationale. The camera is the device and the excuse that enables a rapprochement, tapping into the pace of life and reality. That is why, for Codesal, the intimate and the familiar occupy a key place, though without ever being invasive or obvious. 18.04.15 – 06.09.15 JAVIER CODESAL PONTE EL CUERPO PUT ON YOUR BODY SALA 3 JAVIER CODESAL PONTE EL CUERPO La innegable importancia de la imagen en movimiento tanto en las múltiples manifestaciones de la cultura contemporánea en general como en las artes visuales en concreto se manifiesta en dos grandes polos de atracción: aquel relacionado con el espectáculo, los media y los productos de las culturas de masas que podríamos calificar genéricamente como pop; y aquel relacionado con la tradición enraizada en lo antropológico, lo vernacular o el folclore. En esta segunda posición se encuentra el trabajo de Javier Codesal (Sabiñánigo, Huesca, 1958), uno de los pioneros del video en España y un artista polifacético cuya producción comprende fotografías, instalaciones, vídeos o cortometrajes, a lo que hay que añadir una intensa actividad -no muy conocida- relacionada con la poesía y el dibujo. Su trabajo tiene múltiples focos de interés: los arquetipos tradicionales que podemos rastrear en la literatura y en el cine, el paso del tiempo, la memoria, la pérdida y la muerte, los ritos más o menos ancestrales o tradicionales que se repiten y se inscriben en los procesos de identificación individuales, lo real y la existencia, la construcción de la imagen y su relación casi física con el tiempo o con la realidad, lo cinematográfico y sus posibles formulaciones actuales, la relación entre palabra e imagen, el canto y la oralidad, o, en general, la actualización de la práctica del retrato y una larga secuencia de temas entre los que se incluyen intereses por el folclore y lo sagrado. Y entre todos ellos es notable el tratamiento y la atención que ha prestado al cuerpo a lo largo de su extensa producción. El cuerpo ha estado presente en diferentes períodos de toda la historia del arte y últimamente desde los años 60 en la creación contemporánea se ha convertido en un elemento de especial relevancia. No solo porque en él se ejemplifica el individualismo moderno o se escribe la obsesión egotista del yo mediático o el culto a la personalidad típicos de nuestro tiempo; sino también, y sobre todo, porque el cuerpo es la manifestación y el vehículo privilegiado del ser. A través de él, la identidad, el dolor, los gozos, los abrojos, el placer, la muerte y la enfermedad aparecen en sus obras de forma tan brutal y despojada como dulce y delicada. Son esos cuerpos los que están delante del objetivo de Codesal y que se presentan delante de nosotros como irguiéndose, constituyéndose como enigmas reclamando insistentemente atención. Las obras de Codesal son como retratos de personas que aparecen con nitidez desde el fondo desdibujado del ruido de la publicidad y el espectáculo diarios, cuerpos que se muestran en su fragilidad, en su cotidianidad y, también, en su excepcionalidad. La multitud no hace sino crear y reproducir los estandarizados cuerpos dóciles que ella necesita para perpetuarse como tal y para funcionar entre el ruido de la masa. Entre esa multitud aparecen algunos cuerpos que no refrendan la muchedumbre sino su propio espacio divergente en medio de su tímida y humilde cotidianeidad. Son nuevos cuerpos como nuevos sujetos políticos en un mundo trastornado que se desploma y que ha de necesitar esos nuevos cuerpos que reclaman igualdad y a la vez pluralidad, cuerpos que en definitiva emergen para construir nuevos sujetos en los que se aglutinan de forma plural las voces y las presencias silenciadas por la historia, el espectáculo o los media. Más allá de estereotipos, son yos psicológicos que huyen del regodeo biográfico a pesar de anclarse en la cercanía y hasta en lo familiar. Son yos en la historia del presente. Son nuevos yos que se encarnan en presencias que las obras de Codesal ayudan a desvelar y/o mostrar. Todo cuerpo es un texto que tiene capacidad de hablar y estos que recoge la exposición hablan de las cuestiones más humanas y más inefables: la existencia, el deseo, el amor, la belleza, la comunicación, el conocimiento, la pérdida, el abandono, la debilidad, la enfermedad, la muerte. Es con este foco o hilo conductor con el que Javier Codesal construye para la sala 3 del MUSAC una exposición específica compuesta por una serie de obras que tienen el cuerpo como elemento protagonista y soporte de análisis de las dificultades para vislumbrar, comprender y abarcar la existencia humana. La más antigua de las obras seleccionadas es Sábado legionario (1988), una pieza en la que la individualidad del cuerpo juvenil es absorbida por la masa, seguida por Días de sida (1989) en la que aparecen metafóricamente tanto los efectos de la enfermedad sobre el cuerpo o la perdida ante la inminente desaparición como sobre todo el erotismo, la belleza o el cuidado; la última obra que integra la exposición, una nueva producción realizada en 2015, Ponte el cuerpo, se sustancia en una serie de fotografías centradas en el cuerpo de un modelo con el que el artista se encuentra repetidamente en el hotel Conde Luna de León y al que observa, analiza y se acerca a través de la cámara que se convierte en excusa perfecta para el placer de la contemplación y el dolor del conocimiento. En medio de esas dos obras, aparecen múltiples cuerpos que han emergido a lo largo de su producción: el cuerpo-máquina (Sábado legionario, 1988), el cuerpo del placer (Centauro, 1988), el cuerpo del dolor (Tras la piel, 1996), el de la necesidad (Fábula a destiempo, 1996), el del deseo (Estudio, 2002) o el de la ensoñación (Fábula del hombre amado, 1999), el de la pérdida (Feliz humo, 2006), el de la comunicación y el de la incomunicación (Inmóviles, 1999), el de la muerte y de la ausencia (Días, de sida, 1996). Es el cuerpo el centro, el que reclama la atención que le corresponde, el que se levanta y aparece ante nosotros para hablar a pesar de la dificultad, del pudor o de la modestia. Es el cuerpo el que da título a la última producción del artista y que coincide con el título de la propia muestra. Un título extraído de un verso del poema Los desgraciados de César Vallejo. Un título que es a la vez un imperativo, una invitación y una sugerencia: Ponte el cuerpo. La atención al cuerpo aparece en muchas de sus producciones, sobre todo en aquellas más conocidas en video y cine (O milagre da carne, 1994) o en instalaciones y fotografías (Inmóviles, 1999), pero en esta exposición se incorpora también su producción poética textual y, sobre todo, su desconocida producción dibujística. Algunas de las obras mencionadas tienen como objeto atender la fragilidad, la muerte, la enfermedad en general y en concreto el contagio por VIH como en la serie de obras que llevan por título genérico Días de sida (1989-1996) o Tras la piel (1995). De hecho, fue de los primeros artistas españoles en visibilizar la pandemia de una forma temprana, tanto en la exposición individual del artista titulada Días de sida y presentada en la madrileña Galería XXI en 1993 como en la muestra Sida, pronunciamento e acción comisariada por Juan de Nieves para el Pazo de Fonseca en Santiago de Compostela en 1994. Esta atención a la corporalidad en su esplendor y en su más extrema fragilidad se corresponde con una atención a lo concreto, lo real, la fisicidad o la realidad que se aleja bastante de las visiones o aproximaciones del realismo y naturalismo documental u otras configuraciones visuales afines. Sin estetizaciones, esta tensión irresoluble del artista frente a lo real –y, por ende, de nosotros los espectadores con la realidad– se produce con una lógica particular, interna, casi íntima, incluso muy íntima. Lo real es vislumbrado, a él se acerca el artista con la intensidad y finura conceptual que le caracteriza, a él se aproxima con suma paciencia y morosidad. La cámara es el dispositivo y la excusa que propicia el acercamiento para seguir el ritmo de la existencia y de la realidad. Es por ello que en el caso de las obras de Codesal la intimidad y lo familiar juegan un papel crucial. A pesar de la extrema intimidad con la que se acerca a lo humano, sus obras son lo contrario de la pornografía. Ese acercamiento no es nunca invasivo ni obvio. El artista trata de indagar de forma elíptica, intransitiva. Se acerca de frente, pero se aproxima desde los márgenes, como de forma lateral, y permanece interesado en señales o situaciones aparentemente secundarios, en movimientos, rostros o gestos personales también aparentemente accesorios o menudos. La presencia del artista sigue los acontecimientos, fluye con ellos, se acerca a las personas como fundiéndose con su existencia y su cuerpo, empáticamente, celebrando religiosamente la naturaleza humana, con compasión, sintiendo pasión con ellos, con su mirada sintiendo la pasión de los otros.
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