La Capillla Palatina de Palermo.

La Capillla Palatina de Palermo.
1. El marco histórico: el esplendor de los normandos en
Sicilia.
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cultura árabe-normanda, de sus valores y sus ambiciones.
Los normandos habían llegado a la Italia meridional desde las regiones
escandinavas a principios del siglo IX y se habían convertido en breve tiempo en una
fuerza militar y política de relieve, que primero sustituyó a los bizantinos en el control
de la Italia meridional y después, entre 1061 y 1072, bajo la guía de Roger I de Altavilla
arrebató Sicilia a los árabes, que la habían conquistado en el siglo IX.
Fue después su hijo, Roger II, el que unificó todas las posesiones normandas
bajo una sola dirección, haciéndose coronar, el 25 de diciembre de 1130, rey del reino
de Sicilia y de un pueblo compuesto por cristianos de rito latino y griego, musulmanes y
hebreros, que hablaban árabe, latín y hebrero.
Con gran pragmatismo, el rey y sus dignatarios, que se habían formado en un
ambiente cosmopolita, no trataban de reprimir esta pluralidad sino, al contrario, basaron
la cultura del reino en la convivencia entre las tres almas diversas. Por supuesto el
cristianismo era la religión oficial, pero musulmanes y judíos eran libres de ejercer su fe
y la corte, que tenía como modelo las cortes islámicas del Mediterráneo como por
ejemplo la del Egipto fatimita, acogía sabios y dignatarios de cada fe. El manto que
llevaba Roger II, bordado en hilo de oro, durante su coronación estaba decorado con una
inscripción en árabe que informaba de la fecha del evento calculada según el calendario
de la Hégira, es decir, al uso islámico, y entre las obras más importantes producidas en
Página
Vista aérea del Palacio de los Normandos en Palermo, en el
patio de la izquierda se encuentra la Capilla Palatina.
Verdaderamente
todos los monumentos
son, bajo algún aspecto,
únicos en el mundo, es
también verdadero que
algunos
lo
son
especialmente porque lo
que les hace únicos es el
ser un testimonio raro,
irrepetible.
La capilla fue
mandada construir por
Roger II de Altavilla en el
interior del Palacio Real
de Palermo: su esplendor,
con
sus
espléndidos
mosaicos dorados y su
techumbre de escuela
árabe, es, de hecho, una
expresión única de la
Interior de la Capilla Palatina, detalles del ábside, los arcos y el pavimento.
la corte palermitana destaca la Tabula Roggeriana del geógrafo árabe Muhammad alIdrisi, uno de los máximos exponentes del saber geográfico de la época, con un mapa de
Asia, Europa y el Norte de África de gran detalle y precisión.
Los documentos de la cancillería real eran redactados en latín, griego y árabe,
como testimonia una inscripción trilingüe que conmemora la instalación de un reloj de
agua en el palacio real por voluntad de Roger II.
No obstante, este florecimiento cultural tuvo una vida relativamente breve, ya
desde mediados del siglo XIII no se registran documentos en árabe en la isla, pero ha
dejado huellas importantes en Sicilia en distintos aspectos, entre los que destaca la
arquitectura: iglesia de la Martorana, San Juan de los Eremitas, la catedral de Monreale
o Cefalú. Ninguna de estas iglesias comparables con la Capilla Palatina por el cruce de
tradiciones artísticas diversas.
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En el Palacio Real, construido sobre una precedente fortaleza árabe, existía ya
una iglesia, iglesia que Roger II consideró inadecuada para sus aspiraciones. La fecha
de inicio y fin de los trabajos de construcción de la nueva iglesia del palacio, es decir, la
Capilla Palatina, son desconocidas. Tenemos certeza sobre la fecha de su consagración a
los santos Pedro y Pablo: el 28 de abril de 1143, como nos indica una inscripción en el
tambor de la cúpula. La iglesia precedente sobrevive bajo la Capilla actual y el gran
contraste que hay entre su arquitectura simple y el nuevo edificio nos da una idea de la
radical diferencia entre el arte del nuevo reino normando y el precedente.
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2. La Capilla Palatina.
a) Síntesis de componentes artísticos diversos.
La construcción de una basílica de tres naves, pero con una cúpula que se alza
sobre el presbiterio, es un rasgo típico de las iglesias bizantinas, así como los pequeños
ábsides semiesféricos que cierran las naves. Los arcos apuntados y peraltados
(alargados en vertical) son de raigambre islámica, mientras algunas columnas y
capiteles son arrancados de edificios griegos y romanos. El pavimento, realizado con
incrustaciones de mármol presenta influencias bizantinas e islámicas. Las paredes están
Detalle de uno de los mosaicos, Noe y el Arca tras el Diluvio.
revestidas de mosaicos sobre fondo dorado que cubren casi toda la superficie
disponible, desde el intradós (parte interna) de los arcos hasta la cúpula. Las teselas,
gracias a las numerosas ventanas que se abren en el edificio reflejan la luz creando una
atmósfera cálida y envolvente. Aunque los mosaicos sean uno de los elementos
característicos de la decoración bizantina, su utilización aquí es generalizada, en contra
de la tradición bizantina que está limitada a algunas partes en concreto (ábside, cúpulas,
bóvedas y algunas paredes). Dicho de otra forma, por su uso generalizado nos recuerda
la decoración con pinturas al fresco de las iglesias románicas occidentales.
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Los mosaicos están realizados probablemente en dos fases, la primera por artista
bizantinos y la segunda por artistas locales que pudieron aprender de los primeros.
Reproducen las historias del ciclo del Génesis, la vida de Cristo y las de los apóstoles
Pedro y Pablo; medallones con bustos de santos decoran los arcos, mientras otros,
representados con el cuerpo entero, están retratados en otros puntos de la capilla.
También encontramos una representación naturalista de plantas, otra rareza en el modo
de representar de los bizantinos.
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b) Los principales temas de los mosaicos.
c) El techo.
El
elemento
totalmente inédito de la
Capilla es el menos
visible para el visitante,
nos referimos al techo
de madera pintado de
la nave central, que se
representa como una
estructura a casetones
en forma de estrella
intercalados
con
estalactitas también de
madera,
todo
este
conjunto está separado
Vista general del techo de la nave central.
de los mosaicos por
una franja realizada según la técnica de las mucarnas o mocárabes, también pintada. La
estructura de mucarnas, hecha de nichos y prismas, se difundió por el Mediterráneo
islámico y por Irán, pero en la Capilla se encuentra el único ejemplar destacado no
realizado en estuco o madera tallada, sino con sutiles paneles de madera encolados
sobre una base encastrada. Las pinturas que cubren las mucarnas y el techo, así como la
estructura de madera de los techos de las naves laterales, constituyen el más amplio
ciclo superviviente de pintura islámica medieval del área mediterránea. Comprende
escenas de corte, criaturas fantásticas y elaborados motivos ornamentales, además de
inscripciones rituales en árabe.
d) La Capilla como lugar de representación del poder real.
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Hay pruebas concluyentes para pensar que el programa decorativo del interior de
la capilla, al margen de las intervenciones sucesivas de restauración o reconstrucción de
algunas partes, sea fruto de un proyecto unitario del siglo XII que comprendía ya las
pinturas árabes y los mosaicos bizantinos. Con esto no debemos pensar que esto sea un
indicio de una voluntad de acercamiento entre cristianismo e islam o imaginar a Roger
II mostrando intentos de lograr lo que hoy denominaríamos políticamente correcto. Es
más simple que todo eso, es puro pragmatismo, el objetivo del soberano normando era
crear un arte inédito y sorprendente, funcional y adecuado al uso que se había dado al
palacio y a la capilla, como testimonia, de hecho, la presencia de un pedestal para el
trono en la pared oeste, la Capilla Palatina debía también servir al rey o a su familia
como zona de recepción, hipótesis reforzada también con el descubrimiento de lápidas
con inscripciones árabes que aluden a ritos de saludo, inspirados o copiados en los del
peregrinaje islámico a La Meca.
Pero no sólo eso: los ciclos de mosaicos que cuentan las historias de Cristo y de
los santos Pedro y Pablo no se concluyen, como es tradicional, con las escenas de su
muerte, al contrario, con imágenes de triunfo que simbolizan las victorias terrenas del
rey cristiano. Un lugar de representación, en el cual el rey mostraba su poder de manera
explícita a los visitantes, así como la situación de su reino y su papel que geográfica y
culturalmente estaba a caballo entre Oriente y Occidente, entre islam y cristianismo.
e) La síntesis de tradiciones artísticas diversas.
En las canteras de la capilla fueron
empleados artistas y artesanos de
procedencias diversas: griegos para los
mosaicos, escultores provenzales y de
Campania, la los cuales se debe el
candelabro para el cirio pascual y, como
sugieren los estudios más recientes,
carpinteros y pintores procedentes de El
Cairo que ensamblaron y pintaron el techo.
El contacto de estos artistas con la corte
palermitana permitió absorber nuevos
estímulos y nuevas formas de expresión
fuera de los convencionalismos de las
tradiciones artísticas en las cuales se
habían formado: el resultado es un
monumento único e irrepetible, cuya
belleza cautivó al escritor francés Guy de
Maupassant, que la definió como “la
iglesia más bella del mundo” o a Óscar
Wilde, según el cual inmersos en el oro
que va de los pavimentos a la cúpula no se
puede más que sentirse “como sentado en
el corazón de una gran colmena para
observar a los ángeles que cantan”.
El trono del rey bajo el trono celestial,
pared oeste de la Capilla.
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Con la llegada de la dinastía Hohenstaufen, en el curos del siglo XIII el palacio
de los normandos pierde gradualmente su carácter real para convertirse en sede
administrativa y militar, hasta que en la segunda mitad del siglo XVI, bajo la
dominación española no vuelve a tener función de residencia real y de representación.
Obviamente, el aspecto del palacio cambia en el curso de los siglos y sobreviven
hoy solo pocas partes de la época normanda, entre las cuales destaca la llamada Sala de
Roger, decorada con preciosos mosaicos, la torre Pisana y la torre Gioaria.
La Capilla Palatina permanece por lo demás inalterada en su forma aexcepción
de la clausura de algunas ventanas, mientras se han registrado en el curso de los siglos
algunas intervenciones en la decoración pictórica de los techos y en los mosaicos. La
inscripción latina que se encuentra en la zona de encuentro entre el techo y los
mosaicos, por ejemplo, recuerda las restauraciones bajo el dominio de Fernando el
Catñolico, a la sazón también rey de Sicilia, y ha sustituido probablemente a una
inscripción anterior en árabe. En el mismo periodo sobresalen la reconstrucción de
paneles de mucarnas dañados por la infiltración de agua del tejado, con este hecho se
introducen en el programa figurativo del techo imágenes estrictamente cristianas, En el
siglo XIX los mosaicos a veces restaurados y, en otros casos, directamente rehechos.
Las intervenciones más recientes se desarrollan entre 1948 y 1953 y entre 2005 y 2008.
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3. Modificaciones posteriores.