UNA HISTORIA MUSICAL A RAS DE POLVO

gato encerrado
gato encerrado
UNA HISTORIA
MUSICAL
A RAS DE POLVO
10 temas fundamentales para entender la banda
sonora de la España negra
lluis boullosa
En la página anterior, Eskorbuto; sobre estas líneas, La Banda Trapera del Río y El grupo Ilegales.
C
onclusiones: los punkis, los navajeros, los yonquis y los poetas tenían
razón. Los colgados, los traficantes, los
hombres perdidos en el bar y en los parques tenían razón. Los delincuentes comunes, las putas baratas y los chinorris
de barrio bajo tenían razón. Ellos han
firmado en rock&roll la crónica negra de
un país que nació enterrado hasta las rodillas y con un garrote en la mano. Una
historia a ras de polvo, que no se estudia
en los colegios pero que acaso sea la única válida. Aquí en diez temas. Podrían
ser otros mil.
1 - CORCOBADO Y LOS
CHATARREROS DE SANGRE Y CIELO
– LADRADA DEL AFILADOR
(“Tormenta de tormento”,
Triquinoise, 91)
La ladrada de Miguel Angel, el afilador,
es todo lo que el pop español hubiese
podido ser y no fue. También parte de
lo que España fue y no quiere recordar.
Balada de crimen por antonomasia en
un país que siempre ha abundado en
matarifes, Corcobado recoge en ella
todo el escalofrío de varios siglos de
brutalidad con un fogonazo de luz negra, casi sagrada en su pagana invocación. Bienvenido al cuarto donde aúlla
el hermano subnormal, al brumoso país
de las niñas perdidas y las cuevas en el
centro de la tierra, donde habitan los
monstruos, en el margen que bordea
esos pueblos en los que “la gente imita(ba), amargada, ademanes de ciudad”.
A la España oculta, vamos. Cuando te
hablen de Nick Cave, ríete.
fiat lux 30
2 - JAVIER COLIS Y LAS MALAS
LENGUAS- EL EJIDO BLUES (“El
futuro ya no es lo que era”, La
ecléctica madrileña, 2006)
“Me vas a dar cebolla y palo/ Vas a matar
a mis hermanos”. No sé si es un blues o
no, pero en él están la gloria y la tristeza
de una época. La gloria musical. La tristeza social. La epopeya tan cercana de los
plásticos, la fruta y la humillación. Levantó algunas ampollas por su descarnada
muestra de lo que todos sabían que estaba
sucediendo aquí: la explotación sistemática del emigrante ante la indiferencia y
colaboración de la autoridad; la trata de
seres humanos a escala nacional mientras
tomábamos el té con leche de las vacas
gordas, mirando hacia otra parte. Una
demostración más de que ya no estamos
acostumbrados a que nos canten las verdades. La España de la antecrisis retratada
en toda su consentida aberración.
3- LA BANDA TRAPERA DEL RÍO –
VENID A LAS CLOACAS (“La banda
trapera del río”, Belter, 79)
Fotografiada en el magnífico documental de Jaime Gonzalo Venid a las cloacas,
la leyenda de Cornellá era un grano de
pus antisocial que estallaba en forma de
rock&roll navajero y termonuclear. La
Trapera lo tenía todo, incluida la drogadicta capacidad para autodestruirse en
tiempo récord. Hijos del pánico nocturno de la ciudad satélite charnega y delincuencial, contaban lo suyo en viñetas beligerantes como la expeditiva Curriqui de
barrio o este Venid a las cloacas que se abstenían de lírica alguna, escupiéndote a la
cara un grumo aceitoso de voz de barrio:
“Vivís entre cuatro paredes agobiados de
mal olor/De aceite de comida barata que
se adhiere al narizón/ Soportáis las cuatro
paredes, soportáis el mal olor/Soportáis
pagar impuestos soportáis la humillación… ”. Añádase la killer guitar ultraterrena de Modesto Agriarte, Tío Modes y el
berreo purasangre de Morfi Grey, el Tigre
de Cornellá, y ahí queda el retrato más
ajustado de la vida proletaria y su destino.
4- BURNING – JIM DINAMITA
(“Madrid”, Perfil, 78)
Ahora que la historia de la quincalla patria se estudia en las universidades y que
los burgueses suspiran por un Lute o un
Vaquilla que les anime la tarde, sorprende
la pobre reivindicación de la banda que
mejor definió aquella época legendaria de
palos, heroína, jolgorio y no future prepunk, los Burning. Menos conocida que
su hermana siamesa Esto es un atraco, Jim
Dinamita habita en la época en la que lo
políticamente incorrecto chanaba (“A una
guiri violé/al salir del talego/y me llenó de
plata/por todo ello”), es una clase de jerga
quinqui en toda regla y se desliza garganta abajo con toda esa stoniana chulería
que viene a decir: “No siendo nadie, soy
un rey. Tengo mi propia ley, ¿pasa algo?”.
Difícil ser más verdad y más leyenda a un
tiempo.
5- EXTREMODURO - PEPE BOTIKA
(“¿Dónde están mis amigos?”,
DRO, 93)
“¿Dónde están mis amigos? Los que no
están presos, los están buscando”. Así la
presentaba Robe Iniesta, el rey de Extremadura, en las épocas “desconocidas” de
principios de los 90, cuando ya llenaba
Canciller II dos días seguidos para gloriosos aquelarres de toxicomanía y libertad. Pepe Botika no es su mejor canción,
pero define esa época en la que el país se
desperezaba de la epidemia de caballo sin
saber bien que era lo que venía después,
y posee el fulgor de lo cierto cantado a la
cara: la corrupción legal, los jueces comprados, la tortura en comisarías y otros
mitos no comprobados son contados en
un vuelo rasante y encrespado. La lista de
los penales que ya no existen pero siguen
ahí, en la memoria, es histórica y necesaria. Y está esa línea definitiva: “hachís, caballo y cocaína pal que compre/ pues ya lo
dijo Dios no solo de pan vive el hombre”.
Toda la soledad compartida de los presos
comunes en los tejados de un día de sol.
Canciones de amor y guerra.
6- ILEGALES – YO SOY QUIEN
ESPÍA LOS JUEGOS DE LOS NIÑOS
(“Ilegales”, Hi-Fi, 82)
“Madame Claude se abanica/con sus acciones/devaluadas al cuarenta por cien
/10.000 obreros en paro/esperan en la
plataforma/de suicidio colectivo”. Se llama anticipación, visión preclara o, quizá,
comprensión de lo circular de la historia.
La España de entonces era así. La de ahora parece que también. Europa ha muerto. Jorge Ilegal, letrista inteligente, ácido y
nunca bien reconocido, plantea el escenario de la rebelión con la misma precisión
que lo hiciera en El Norte está lleno de frío
y un extra de poesía, dejando algunas de
esas líneas que construyen historia: “Los
estudiantes se suicidan/disparando contra la policía”. Cara al peligro.
7- RAFAEL BERRIO – “Santos
mártires yonquis” (“Diarios”,
Warner, 2012)
“Santos mártires yonquis/del jaco de los
años buenos/de los años inmisericordes/
en los albores de los tiempos…” Hay canciones que son ajustes de cuentas largamente
pedidos por la historia misma; elementos
de justicia poética y social. Canciones que
alguien tiene que hacer y nadie osa. Y entonces está Rafael Berrio. Si normalmente
sus ejecuciones sumarias están confinadas
a las sutilezas del interior, en este caso el
donostiarra baja a las calles de la juventud para dictar una visión estremecedora
sobre la epidemia de heroína de los años
ochenta que afronta el vacío de cara pero
vadea con inaudito estilo el peligro del miserabilismo, la piedad y otras lacras. El más
atípico himno que uno pueda imaginar. Y
el más necesario. Santos…
8- ESKORBUTO – LOS DEMENCIALES
CHICOS ACELERADOS (“Los
demenciales chicos acelerados”,
Discos Suicidas, 87)
Lo decían ellos: Antitodo. Grupo trágico
y marginal por excelencia, hay que sacarse el sombrero ante una banda que desde
el convulso Bilbao de los ochenta, margen izquierda, era capaz de dedicar un
escupitajo a España (Maldito país), otro
a Euskadi (A la mierda el País Vasco), un
tercero a HB (Haciendo bobadas) y unos
cuantos más a quien se pusiera por delan-
te. Fueron los más libres y los más sobrados de cojones y así acabaron, muertos.
En medio, contaron la vida tal como era.
Una crónica general del desarraigo industrial y la miseria afrontada con la escalofriante nobleza de los perdedores.
9 - LOS CALIS – LIBERTAD PARA TÍ
(“…De la alegría”, Fonomusic, 86)
La gente prefiere a los Chichos o los
Chunguitos, más efectistas, mejores, más
glorificados por el cine quinqui canónico.
Y además el subgénero de rumba taleguera daría para unos cuantos libros. Sin
embargo, el cul de sac de la España negra
son Los Calis. Demasiado obtusos para la
crítica social, lo suyo es un puro quejío de
estupor aflamencado a base de sintes y de
verdades del barquero. Libertad para ti y
Heroína, su otro gran hit del inframundo,
son dos himnos sin mensaje, aparte de la
foto fija de lo que hay: el enganche, el talego, la desgracia porque sí, porque es así. Y
el hecho incontrovertible, sin culpables, de
que desearíamos que fuera de otro modo.
Héroes de la gasolinera, de los paseos por
el patio, del vis a vis y de la espera.
10 - HERTZAINAK – PAKEAN UTZI
ARTE (“Hertzainak”, Soñua, 84)
Hertzainak fueron de lejos la mejor banda del rock radical vasco. Y además sabían cantar en euskera. Una de sus mejores
composiciones es esta, dedicada a Javier
Sanmartín Goikoetxea, Piti, y José Ignacio Segurola Maioz, dos miembros de los
Comandos Autónomos Anticapitalistas
que murieron al explotarles en las manos
una bomba que trataban de colocar.
fiat lux 31