Tema 8. El franquismo - Centro de Estudios Mestalla

Tema 8
El primer franquismo
(1939-1959).
Tras la victoria en la Guerra Civil, se instaura en España un régimen autoritario
que estará vigente durante casi cuarenta años. Aunque en tan largo periodo de tiempo
hay una evolución importante, una constante permanece: el control absoluto del poder
político por parte de Franco. En todo este periodo distinguiremos dos etapas
fundamentales: el primer franquismo (1939-1959) y el segundo franquismo (1959-1975).
Estudiaremos en este tema el primer franquismo caracterizado en lo político por
el predominio de Falange en un primer momento y por los católicos tras la derrota de los
fascismos en la II Guerra Mundial en un segundo acto. Se pasa en esta etapa del
aislamiento al régimen de Franco por parte de un gran número de países, a la plena
integración en las instituciones internacionales. En lo económico se asiste a los duros
años de la autarquía y el inicio de la liberalización económica. Mientras, el aparato
desmantela cualquier conato de oposición en el interior de una manera brutal, quedando
ésta reducida a la clandestinidad.
I. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS.
1. Las bases sociales y políticas del franquismo.
De 1939 a 1975, España vivió bajo un régimen autoritario, de dictadura personal,
encarnada por el general Franco que mantuvo un férreo control sobre la sociedad
española.
A pesar del monolitismo ideológico del régimen, Franco tuvo que apoyarse en
distintos sectores sociales o familias que integraban el bloque dominante: falangistas,
monárquicos, representantes de la Iglesia, militares, franquistas puros y tecnócratas.
Evolución política del primer franquismo (1939-1959).
Cada una de estas familias fue ganando o perdiendo influencia a lo largo de la
dictadura, pero en última instancia era Franco quien movía por propia voluntad las piezas
del tablero. Hay que diferenciar entre las familias institucionales del régimen (el
Ejército, la Falange y la Iglesia) y familias políticas (integradas por los franquistas puros,
los monárquicos y los tecnócratas), aunque, a efectos de constitución de los gobiernos,
hay que incluir también a la Falange, al Ejército y a los representantes de la Iglesia.
Franco no dio a ninguna familia el monopolio del poder y ninguna fue excluida de los
cargos; el régimen se acomodó a los distintos tiempos con un objetivo claro: acaparar el
poder y perdurar en el tiempo; ambas cosas las consiguió Franco.
a) Las familias institucionales.
- El Ejército fue hasta el último momento defensor del régimen y de su
ordenamiento legal. La mayoría, sobre todo los altos mandos, compartía con Franco la
ideología de la victoria de 1939: el anticomunismo, su rechazo al separatismo y su dureza
en cuestiones de orden público.
- La Falange, su fundador, José Antonio Primo de Rivera, fue ejecutado por los
republicanos en noviembre de 1936; su recuerdo debía quedar perpetuado a través de las
lápidas adosadas a la fachada de todas las iglesias. Ideológicamente se mostró crítico con
el capitalismo y con el
marxismo y defendía la
nacionalización de los
bancos y la reforma
agraria.
Con el Decreto
de Unificación de 1937,
Franco se adueñó del
partido, incluyendo en
él a los carlistas y pasó a
denominarse
el
Movimiento.
La
Falange
perdió
su
proyecto
“revolucionario”, pero
recibió de Franco las
bendiciones
para
En el inicio del franquismo la identificación entre el
establecer
una
nueva
régimen y la Iglesia fue total.
organización
de
la
sociedad con la creación de los sindicatos verticales, el SEU o Sindicato Español
Universitario, el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y el control de gran parte de
los medios de comunicación.
- La Iglesia Católica representó el elemento sancionador de la legitimidad del
franquismo: la guerra civil fue una cruzada contra el ateísmo marxista y el Concordato de
1953 consolidaba la presencia de la Iglesia en la enseñanza media y en la vida intelectual,
convirtiéndose en propagadora de la ideología del régimen.
Además, dos organizaciones católicas, la ACNP y el Opus Dei, se infiltran en el
régimen para influir en las direcciones de su política.
La ACNP (Asociación Católica Nacional de Propagandistas) entra en los
gobiernos a partir de 1945, negociaron el Concordato de 1953 pero su influencia se
debilitó, a partir de 1956, cuando el Opus Dei apareció como apoyo católico al
franquismo, con el respaldo del ministro de mayor confianza por parte de Franco: el
almirante Carrero Blanco.
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b) Las familias políticas.
- Los monárquicos, desde los años treinta de siglo XIX, los monárquicos habían
estado divididos entre los partidarios de la monarquía constitucional, siendo su último
representante Alfonso XIII, y los de la monarquía tradicional; ambos apoyaron a Franco
en la guerra civil. Después, cuando Franco declaró, en 1947, que España era un Reino se
abrió la posibilidad de restaurar la monarquía en la persona de un Rey. En cuanto al
candidato carlista (don Javier de Borbón), Franco no contaba con él para darle el trono;
sobre los monárquicos partidarios de don Juan, hijo de Alfonso XIII, al estar a favor de
la restauración de una monarquía constitucional, parlamentaria, resultaba incompatible,
por supuesto, con los principios del Movimiento y de la democracia orgánica.
A la vista de Franco, los donjuanistas se excluían ellos mismos; solo quedaba otra
vía: dejar la restauración de la monarquía en manos de Franco, que según sus
planteamientos debía ser fiel a los principios del Movimiento. En 1969, Franco logró su
objetivo cuando don Juan Carlos de Borbón, hijo de don Juan, juró fidelidad a Franco y
a los principios del Movimiento al ser declarado heredero del trono.
-Los tecnócratas hicieron su
aparición en la década de 1960. Muchos
de ellos eran monárquicos “franquistas”,
que encarnaría el joven Juan Carlos, o
miembros del Opus Dei. Se hacen cargo
de la economía del país en esa época. Para
ellos el desarrollo económico del país
contribuiría a modernizar y a legitimar al
régimen.
- Los franquistas puros o
integrales, cuya seña de identidad era la
"adhesión incondicional" al Caudillo. El
representante más claro de este grupo fue
el almirante Carrero Blanco. Para este
grupo el franquismo aparecía como
inalterable.
Podemos decir que lo único que
unía a estos grupos era la fidelidad al
Caudillo. Por esta razón, el franquismo no
Don Juan de Borbón (1913-1993), hijo del
será posible sin Franco, y a su muerte, lo
fallecido Alfonso XIII, encabezaba las
que debía estar “atado y bien atado” -en
aspiraciones de restaurar la monarquía, sus
frase
del general-, o sea, el franquismo
relaciones con Franco nunca fueron fáciles.
político-institucional, tuvo que ceder su
lugar a un proceso democratizador que la propia sociedad española exigía.
2. Los principios ideológicos del régimen.
La dictadura de Franco no fue una dictadura fascista, ni militar, ni totalitaria, fue
una dictadura de carácter personal, con rasgos de cada una de las anteriores. En la
dictadura franquista no hubo un partido político, sino que existían distintas familias
políticas, ante las cuales él ejercía de juez y árbitro supremo. Las distintas familias
aportaban un bagaje ideológico, lo que se denomina pluralismo limitado. La
preponderancia de unas u otras varía con las circunstancias políticas, al igual que la
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hegemonía de las distintas familias. El franquismo, pues, tuvo unas fuentes ideológicas
plurales procedentes de la totalidad de la derecha, de la ideología conservadora.
a) Principios ideológicos en los que se reconocía el franquismo.
Nacional-patriotismo.
La principal aportación ideológica de los militares al régimen fue el nacionalpatriotismo, una visión unitaria y tradicionalista de España. Firmemente anticomunistas,
después de la depuración a que fue sometido por la guerra civil, era defensor a ultranza de
la unidad nacional y del orden público.
Nacional-sindicalismo.
En el inicio de la formación del Estado
franquista Franco optó por el fascismo italiano como
modelo y, por tanto, la Falange, el partido fascista
español, aportó un gran bagaje ideológico. Suyas son
ideas como el hipernacionalismo, la idea de España
como un Imperio, la exaltación del líder, la dirección
paternalista de la sociedad, la organización sindical
en sindicatos verticales donde se integran patronos,
obreros
y
representantes
del
Estado,
el
adoctrinamiento político de la juventud (OJE) y la
mujer (Sección femenina)...
Nacional-catolicismo.
El nacional catolicismo se traduce en la
defensa de la religión y de la moral católicas en sus
versiones más tradicionales, como algo consustancial
a la propia España. El catolicismo conservador es,
quizás, la fuente ideológica que más surtió al
franquismo. De ahí provino la moral puritana, el
tradicionalismo,
el
anticomunismo
y
el
antiliberalismo.
Cartel de la película Raza, el
nacional patriotismo fue exaltado
de forma constante.
b) Principios ideológicos rechazados.
Liberalismo.
Tanto los militares, como la Iglesia, como la Falange o los carlistas culpaban al
sistema liberal de los males por los que había pasado España. Optan, por tanto, por un
sistema sin partidos políticos, sin elecciones, sin división de poderes, sin parlamento y sin
las instituciones y características de un sistema liberal.
Conspiración judeo-masónica-comunista.
La obsesión y fobia que Franco sentía sobre el judaísmo, la masonería y el
comunismo se debía a que eran introductores de los dos grandes males del siglo XIX y
XX: la democracia y la lucha de clases. Como alternativa se propone la dictadura
autoritaria y los sindicatos verticales.
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II.
LA EVOLUCIÓN POLÍTICA.
En un período tan largo de tiempo el país cambia y es inevitable para su estudio la
división en etapas. Desde el punto de vista político distinguimos tres: la etapa azul o de
predominio falangista (1939-1945), el nacional-catolicismo (1945-57), el desarrollismo
(1957-1969) y la crisis del franquismo (1969-75).
1. La etapa azul. El régimen totalitario (1939-1945).
a) El auge de la hegemonía falangista.
El primer gobierno de la dictadura, por un lado, sigue las pautas de todos los
gobiernos de Franco -participan todas las familias políticas del régimen-, pero, por otro,
en esta primera fase hay un predominio cualitativo y cuantitativo de la Falange, debido al
papel de Alemania en la escena internacional y a la reciente guerra civil. El hombre fuerte
de esa etapa es Serrano Súñer "el Cuñadísimo".
Como ya se ha advertido, la Falange alentó un programa de encuadramiento de la
sociedad típicamente fascista, a través de los sindicatos verticales, el SEU o Sindicato
Español Universitario, el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y el control de gran
parte de los medios de comunicación.
Durante esta etapa, el 17 de julio de 1942, se promulgó la Ley Constitutiva de las
Cortes, la segunda de las Leyes
Fundamentales (la primera, el Fuero
del Trabajo, era de 1938) como otro
paso más para institucionalizar el
régimen. Eran una especie de Cortes
Corporativas, al modelo de la Asamblea
Nacional de Primo de Rivera. Las
funciones de las Cortes serían más
técnicas que políticas, siendo una fuerza
de legitimación y apoyo. No se trataba
de una Cámara creada para controlar al
gobierno sino para estar a su servicio,
subordinada a Franco.
b) España y la Segunda Guerra
Mundial.
Recién acabada la guerra civil
empieza la Segunda Guerra Mundial.
Inicialmente, España se declara neutral, pero en 1940, ante los éxitos de Hitler, Franco
abandona la neutralidad y declara la no beligerancia, que en realidad equivalía a
prebeligerancia. Franco se reúne con Hitler en Hendaya en octubre de 1940 y allí se
acuerda que España declararía la guerra a Gran Bretaña para recuperar Gibraltar y ocupar
territorios en el norte de África, pero la difícil situación española y el desarrollo de la
Guerra hizo que esa entrada no se hiciera efectiva. Lo que sí hizo España fue enviar la
División Azul contra los soviéticos (julio de 1941) formada por unos 18.000 voluntarios.
A partir de 1942 con la entrada de EE.UU. en la Guerra se vio claramente que la
derrota de las potencias del Eje estaba clara. Franco empieza a cambiar de postura, ante el
peligro que suponía su apoyo a Hitler para su régimen. Así, en septiembre de 1942, ante
Encuentro entre Hitler y Franco en Hendaya.
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el nuevo curso de la Guerra, es cesado Serrano Súñer en Exteriores, demasiado próximo
a Alemania e Italia. También, en 1943, se abandona la no beligerancia y se vuelve a la
neutralidad y además empiezan una serie de cambios trascendentales para adaptarse a la
nueva situación internacional y salvar su régimen.
c) El inicio del declive falangista.
El cambio de la situación internacional y la oposición al predominio de la Falange
por parte de la Iglesia y del Ejército, hacen que Franco dé un rumbo nuevo a su gobierno.
Continuaron existiendo ministros miembros de todas las familias, pero la Falange
empezó a perder protagonismo, eso sí, nunca tanto que significara su desaparición. A
partir de ese momento el protagonismo lo asumirían los católicos, en concreto los de la
ACNP.
2. El nacional-catolicismo (1945-1957).
La derrota de las potencias del Eje (Alemania e Italia) suponía una verdadera
amenaza para la supervivencia de la
dictadura en España. Franco, como
haría posteriormente siempre, se
adaptó a las nuevas circunstancias,
siguió contando con las mismas
familias políticas, pero dándoles
predominio en este caso a los
católicos, a la vez que modificaba la
orientación política del régimen
mediante
ciertos
cambios
institucionales
y
una
ofensiva
diplomática apoyada por la Iglesia, que
se convirtió en su gran apoyo
internacional. A partir de la década de
los cincuenta, estos cambios, junto con
las circunstancias internacionales de la
Guerra Fría, dieron los frutos
Ruptura del aislamiento: incorporación de
apetecidos,
consiguiendo
la
España a los organismos internacionales.
legitimación internacional y con ello la
supervivencia de su régimen.
a) El aislamiento internacional y el fin de éste.
Después de la Segunda Guerra Mundial se inició una campaña internacional que
dejó aislada a España del mundo exterior. Los motivos no eran solamente la posición
española en la Segunda Guerra Mundial, sino también la propia guerra civil y, sobre todo,
el régimen autoritario que existía en España.
En febrero de 1946 la ONU rechazó la entrada de España. El 12 de diciembre de
ese año, la Asamblea de la ONU vota la resolución por la que se prohíbe al gobierno de
Franco a participar en organismos de las Naciones Unidas y recomienda a los miembros
de la ONU a retirar a sus embajadores de Madrid. Se retiraron, en efecto, los
embajadores (sólo permanecieron los de Argentina, Portugal y el Vaticano), España
quedó fuera del Plan Marshall y Francia cerró la frontera con España.
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LA DEMOCRACIA ORGÁNICA
Un concepto, bastante propagandístico, fue la
democracia orgánica. Se decía que España era una
democracia orgánica, una democracia verdadera, en la
que se eliminaban lo peor de la democracia, la
pluralidad política y se facilitaba la verdadera
participación a través de los órganos (de ahí el
nombre) fundamentales del Estado: la familia, el
municipio y el sindicato.
A principios de los
años cincuenta llegó el tan
ansiado
reconocimiento
internacional,
motivado
fundamentalmente por las
circunstancias creadas por el
enfrentamiento entre EE.UU.
y la URSS: la Guerra Fría.
En
este
contexto
el
catolicismo
y
el
anticomunismo del régimen
franquista le valieron para salir de ese aislamiento.
Volvieron los embajadores en 1951, España ingreso en la ONU en 1955 y, con
anterioridad, en organismos especializados de la ONU, como la FAO y la UNESCO. En
1953 se firmaron dos importantes acuerdos: el Concordato con la Santa Sede, que
regulaba las relaciones Iglesia-Estado, y el Acuerdo hispano-americano, por el que
EE.UU. utilizaría de forma conjunta una serie de bases militares (en Rota, Morón,
Zaragoza y Torrejón de Ardoz) a cambio de ayuda económica.
b) El nacional-catolicismo en el poder.
El 18 de julio de 1945, Franco
procedió a la formación de un nuevo
gobierno. Las líneas generales fueron las
mismas que el cambio del 42, cuando es
cesado Serrano Súñer: pérdida cualitativa y
cuantitativa de la Falange, mantenimiento
de los militares y avance de los católicos,
pretendiendo el apoyo del Vaticano y
reducir la hostilidad de las democracias
occidentales. A su vez se aprueban otras
leyes fundamentales destinadas a lavar la
cara al régimen, suavizando sus rasgos
fascistas.
En julio de 1945 se promulgó, en
efecto, la tercera ley fundamental: el Fuero
de los Españoles. En ella se pretendía
imitar las constituciones democráticas,
lavándole la cara al régimen para conseguir
la aceptación internacional, definiendo al
franquismo como una democracia
orgánica. Aunque recogía una serie de
derechos, no se articulaba un sistema que
los garantizase y además se contemplaba la
posibilidad de que el gobierno suspendiera
temporalmente esos derechos.
La cuarta ley fundamental, de
octubre de 1945, fue la Ley de
Referéndum Nacional, de contenido
plebiscitario, es decir, se consultaría al
pueblo sobre cuestiones importantes. La
Cinco de las siete leyes fundamentales del
franquismo.
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quinta fue una de las más importantes; la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de
1947; España se definía como un Estado católico, social y representativo, declarándose
constituido como Reino. La primera estrategia del régimen para adquirir legitimidad
había sido acentuar sus características católicas, la segunda sería hacer mayor uso del
aspecto monárquico. En esta ley, Franco quedaba como Jefe del Estado vitalicio y podía
proponer a las Cortes su sucesor. Don Juan rechazó esta ley, pero en 1948 llegó con
Franco al acuerdo de que don Juan Carlos se educara en España.
c) La crisis de 1956 y el ascenso de los tecnócratas al poder.
A mediados de los años cincuenta, por un lado, la política autárquica había
llevado a una difícil situación económica y, por otra, la política de los católicos
presentaba síntomas de agotamiento, al mismo tiempo que aparecían otros grupos dentro
de la Iglesia católica.
El detonante político de los grandes cambios que se avecinaban fueron los sucesos
de febrero de 1956 en donde hubo enfrentamientos callejeros entre estudiantes contrarios
al régimen y falangistas. Se culpó de la situación al ministro de educación, Ruíz
Giménez, por su política aperturista,
pero Franco al hacer remodelación del
gobierno no sólo dejó fuera a éste, sino
también al falangista Fernández
Cuesta, castigando a las dos partes,
procedimiento típico que utilizaba
Franco cuando había enfrentamiento
entre dos familias.
A finales de la década de los
cincuenta la Iglesia no era la institución
monolítica que apoya sin fisuras el
régimen. Había intelectuales católicos
que defendían el desarrollo de las
libertades; otros grupos mantenían una
lucha obrerista; también estaban los
tecnócratas del Opus Dei, otra opción
dentro de la Iglesia, llamados a tener un
gran
protagonismo
político
y
Diferencias entre los precios oficiales y los del
económico hasta el final del
mercado negro.
franquismo. En 1957 accedían a un
nuevo gobierno con cuatro figuras claves: Navarro Rubio, Alberto Ullastres, Fernando
María Castiella y López Rodó. De la mano de Carrero Blanco, se iniciaba la poderosa
influencia del Opus en la España del franquismo. Estamos ante los que van a ser los
protagonistas de la tercera etapa del franquismo.
III. EL DESARROLLO SOCIOECONÓMICO DEL
PRIMER FRANQUISMO (1939-1959).
1. La autarquía (1939-1959).
El régimen de Franco, siguiendo sus principios ideológicos, aplicó la autarquía
como política económica. Se entendía que para convertir a España en un país industrial,
militar y políticamente fuerte, tenía que ser económicamente autosuficiente.
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Cuando finalizaron los enfrentamientos militares, la economía estaba
profundamente desarticulada. La producción agraria e industrial era muy inferior a la de
1935, las reservas de oro y divisas habían desaparecido, y la red de transporte se
encontraba muy deteriorada. Las destrucciones de edificios e instalaciones fabriles
fueron moderadas, aunque el régimen las utilizó como elemento de propaganda para
justificar la mala situación.
a) Racionamiento y mercado negro.
Terminada la guerra civil, la lentitud en la recuperación económica se vio
favorecida por la política autárquica. Los años cuarenta quedaron en la memoria
colectiva de los españoles como los “años del hambre”. Frente al libre funcionamiento
de los mercados, el Estado se convirtió en un severo intervencionista; el régimen fijaba
precios y obligaba a solicitar autorizaciones para iniciar una actividad económica. Como
resultado se creó una economía muy poco competitiva donde el tráfico de influencias y
la corrupción fueron elementos destacados.
En el sector agrícola, la fijación de los
precios por el Estado por debajo del que
hubiera resultado de la fijación por la oferta y
la demanda, provocó un descenso de la
producción y, en consecuencia, a un
desabastecimiento de alimentos, lo que obligó
al régimen a establecer, desde 1939, las
cartillas de racionamiento para organizar la
distribución de los productos de primera
necesidad.
Sin embargo, como los precios de tasa
no reflejaban el valor real en el mercado, de
inmediato surgieron los estraperlistas y el
mercado negro, en el cual las transacciones
se hacían al margen de la ley. En muchos
casos, sus precios duplicaron o triplicaron los
del mercado oficial. En el caso del aceite y
del trigo, un tercio de todo lo producido fue
comercializado
a
través
de
estos
Portada de una cartilla de racionamiento.
procedimientos ilegales.
La escasez energética fue también uno de los símbolos de la penuria económica.
Hasta mediados de los años cincuenta, carbón y petróleo estuvieron racionados y desde
1944 hasta 1954 hubo restricciones eléctricas.
b) Los ejes de la autarquía.
El régimen pretendía alcanzar la autosuficiencia económica a partir del
aislamiento del exterior y de la sustitución del mercado por la intervención generalizada
de la Administración. El resultado fue el bloqueo del crecimiento económico, la
reducción de la competitividad y el desaprovechamiento de la favorable coyuntura
económica que conoció Europa tras la Segunda Guerra Mundial al aplicarse el Plan
Marshall (1948-1952).
La autarquía tuvo dos grandes ejes de actuación. El primero fue la
reglamentación de las relaciones económicas con el exterior. Importaciones y
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exportaciones pasaron a estar completamente controladas, siendo necesario contar con
una autorización administrativa para realizarlas. Con esta medida, se pretendía
determinar los productos fundamentales y los que eran superfluos, decisión sobre la cual
influyó también la escasez de oro y de divisas. Fue también esta la razón por la cual,
poco después, se reguló el cambio de la peseta, estableciéndose diversos tipos, todos por
encima de su valor de mercado. Como consecuencia, se encarecieron los productos que
la economía tenía que importar (por ejemplo, el petróleo) y se produjo una gran escasez
de bienes de consumo y de materias primas.
El segundo gran eje de la política económica de la primera etapa del franquismo
fue el fomento industrial, orientado hacia las actividades de interés militar. En este
caso, el principal objetivo fue alcanzar un poder suficiente para asegurar la
independencia militar y política del nuevo Estado. La actuación se orientó a impulsar las
industrias de bienes de equipo, que recibieron una importante y continuada ayuda
pública, lo cual generó un gran gasto público con efectos inflacionistas muy importantes.
En 1941, el mismo año en que se nacionalizó la red de ferrocarriles con la
creación de RENFE, se fundó el elemento fundamental de esta política industrial: el
Instituto Nacional
de
Industria
(INI),
un
conglomerado de
empresas
públicas,
que
intentó producir
el
máximo
posible,
con
independencia de
los costes, y en el
mayor número de
sectores,
al
margen de que
Ayudas militares y económicas de Estados Unidos a España.
existiesen
las
condiciones favorables para desarrollar las actividades propuestas. En estos primeros
años fue cuando se constituyeron las principales empresas nacionales (IBERIA,
ENSIDESA, ENDESA, SEAT).
2. Las primeras medidas liberalizadoras (1951-1956).
La marginación de España del Plan Marshall (1948-1952), que permitió la
reconstrucción de la Europa de posguerra, impidió a nuestro país acceder a créditos que
hubieran facilitado una pronta recuperación económica. En 1951, la situación generada
por la política de autarquía había llevado a movimientos huelguísticos en Barcelona,
Madrid y Asturias. En el marco de las relaciones internacionales, el recrudecimiento de la
Guerra Fría y el estallido de la guerra de Corea, explican el cambio de actitud de EE.UU.
con respecto al régimen de Franco, "anticomunista de siempre".
En estas circunstancias, entre 1950 y 1952, EE.UU. concedió créditos a España
para la compra de productos agrícolas, materias primas y equipo industrial. A
continuación, con los Acuerdos de 1953, las ayudas de amplían, y aunque en buena
medida quedó establecida la dirección de la ayuda, dada la escasez de divisas que padecía
España, los Acuerdos resultaron fundamentales. Sin duda, los problemas de escasez se
suavizaron y también permitieron la eliminación del racionamiento (las cartillas de
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racionamiento ya se habían eliminado en 1952).
Las ayudas americanas fueron en paralelo a la apertura hacia el exterior del
régimen (ingreso en la ONU en 1955) y a la resurrección del mercado libre, rebajándose
progresivamente el intervencionismo estatal y el proteccionismo para conectar con el
liberalismo capitalista, ideología económica subyacente en la Europa del momento que
llevará a la creación del Mercado Común Europeo en 1957.
A pesar de los efectos positivos -entre otros, un suave crecimiento industrial-,
nuestros costes de producción eran muy altos, carecíamos de bienes de equipo, la
inflación era muy alta, teníamos un fuerte déficit comercial y las reservas de divisas eran
cada vez menos.
En definitiva, la autarquía no funcionaba. A la altura de 1957 la economía
española estaba bloqueada, necesitaba un cambio drástico de dirección. El giro vendrá de
la mano del nuevo gobierno, remodelado en 1957, en el que se incorporan los tecnócratas
del Opus Dei. Este gabinete pondrá fin a la política autárquica y establecerá medidas
liberalizadoras (Plan de Estabilización) que propiciarán un fuerte crecimiento a la
economía española.
IV. LA OPOSICIÓN POLÍTICA DURANTE EL
PRIMER FRANQUISMO.
1. La oposición en el interior.
a) La oposición en los años cuarenta.
En España destacan tres frentes en la lucha antifranquista: el movimiento obrero,
los grupos monárquicos y el maquis o guerrilla.
La actividad clandestina de pequeños grupos del PCE, del PSOE y de la CNT
nunca se interrumpió, como prueba la serie de encarcelamientos y de ejecuciones de
militantes de estas organizaciones que se produjeron desde 1939. Con todo, la actuación
de estas agrupaciones políticas, como consecuencia de la fuerte represión del régimen,
disminuyó durante la década de 1950.
Los
grupos
monárquicos llegaron a
practicar
hasta
la
conspiración. El momento
más difícil para el dictador se
produjo en 1943, cuando
militares
monárquicos
dirigieron una carta colectiva
a Franco en la que le pedían la
restauración de la monarquía
en la persona de don Juan de
Borbón, hijo de Alfonso XIII.
Dos años más tarde, Juan de
Borbón hizo público en
Lausana
(Suiza)
un
manifiesto
en
el
que
solicitaba a Franco que se
retirara
para
restaurar
la
Zona de actuación de los maquis o guerrilla antifranquista.
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monarquía en su persona.
El maquis o guerrilla se
constituyó a partir de dos grupos
diferentes. El primero de ellos se formó a
partir de núcleos que subsistían
diseminados por zonas de montaña desde
finales de la guerra civil. Su objetivo era
continuar la guerra, que no daban por
acabada, esperando el momento oportuno
que permitiera una ofensiva exterior contra
la dictadura. El segundo grupo lo
constituían las unidades que habían
luchado victoriosamente contra los
alemanes en Francia, que intentaban
trasplantar aquella experiencia a España.
Fuerzas de oposición al régimen durante el
primer franquismo.
Entre 1944 y 1950 intervinieron en
varias zonas, y su acción más
espectacular fue el intento de penetración por el valle de Arán (octubre de 1944). Pero el
aislamiento entre los diferentes grupos de guerrilleros, la represión militar y de la
Guardia Civil, y el recuerdo de la guerra, experiencia que la población civil no quería
repetir, explican su fracaso. Además, no hay que olvidar que en 1948 el PCE renunció a
continuar la lucha guerrillera.
b) La oposición en los cincuenta.
En la década de 1950, la oposición interior experimentó tres cambios significativos: (la renuncia a la práctica violenta, es decir, a la guerrilla), (la transformación
social y generacional de sus miembros) y (el impulso de la actuación opositora en las
universidades y en el seno de los sindicatos franquistas, para aprovechar las elecciones a
enlaces sindicales y jurados de empresa, embriones del sindicato Comisiones Obreras).
Frente a estas acciones el régimen franquista reaccionó de dos maneras: de una
parte, endureció la represión mediante la Ley contra el Bandidaje y el Terrorismo
(1958) y la Ley de Orden Público (1959), y, de otra, aceptó cierta flexibilidad respecto a
las demandas salariales con la Ley de Convenios Colectivos (1958).
Por otro lado, como ya se ha comentado, los cambios acaecidos en las relaciones
internacionales, con las diferencias crecientes entre el bloque occidental liderado por
Estados Unidos y el bloque soviético dirigido por la Unión Soviética, hicieron que las
potencias occidentales suavizaran sus condenas al franquismo.
2. La oposición en el exterior.
Acabada la guerra, un gran número de diputados, figuras políticas de todos los
partidos y convencidos republicanos partieron al exilio y desde el exterior intentaron
mantener las instituciones republicanas en el exterior. Así, en agosto de 1945, se
reunieron en México las Cortes republicanas de 1939, aunque sólo cien diputados, y
eligieron a Diego Martínez Barrio como presidente de la República en el exilio y a José
Giral como presidente del gobierno. Entre estos grupos destacaron: anarquistas,
socialistas, comunistas, y varios representantes de partidos republicanos de izquierda. Si
un adjetivo les define es: desunión. Desunión y enfrentamiento en el interior de los
distintos grupos y desunión en las instituciones republicanas por la dispersión de sus
miembros, principalmente en Francia y México.
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Tema 8
El segundo franquismo
(1959-1975).
El presente tema se desarrolla entre 1959 y la muerte de Franco en 1975. 1959 es
un año clave, es la fecha del Plan de Estabilización que puso las bases para el desarrollo
económico de los sesenta y primeros setenta. La España de los sesenta no se parece en casi
nada a la que sale de la Guerra Civil, sólo en una cosa: el sistema político ha cambiado
muy poco. Estudiaremos primero la evolución política: el gobierno de los tecnócratas autores del desarrollo económico-, la llegada a la presidencia de Carrero Blanco y, por
último, la agonía del régimen. En lo económico hablaremos de las transformaciones
económicas profundas que experimenta la economía española y su incorporación definitiva
al sistema económico capitalista, pero este desarrollo experimenta un brusco frenazo en
1973 con la crisis del petróleo. Con todo, las transformaciones económicas producen
profundos cambios sociales y de mentalidad que demandan una apertura del régimen y
mayores cotas de libertad. Por último, hablaremos de la oposición al franquismo durante
esta etapa, dando mucha importancia a los movimientos de oposición de los dos últimos
años de vida de Franco, momento clave para entender qué va a pasar tras la muerte de
éste.
I. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL SEGUNDO
FRANQUISMO (1959-1975).
1. La tecnocracia: el dominio del Opus Dei (1957-1969).
Esta etapa del franquismo va a estar marcada por los intentos de preparar el
régimen para el futuro. Así, temas como un cierto pluralismo político y la sucesión de
Franco se van a convertir en el eje del periodo, cuestiones sobre las que aparecerán posturas
diferenciadas dentro se las familias del régimen. Pese al dominio de los tecnócratas, apareció
una corriente proveniente del Movimiento, la antigua Falange, que era partidaria de un
mayor aperturismo, aunque otros seguían en el más puro inmovilismo. En definitiva, la
Evolución del segundo franquismo.
lucha entre tecnócratas y aperturistas va a ser otra de las claves del periodo.
a) La definitiva institucionalización del régimen.
Los
tecnócratas
pusieron en marcha desde
1957 una amplia reforma de la
administración pública. Se
trataba
de
adaptar
la
administración a las nuevas
circunstancias de desarrollo
económico. Por otro lado, en
1958 se aprobó la sexta ley
fundamental, la ley de
Principios
Fundamentales
del
Movimiento,
una
recopilación de leyes y
normativas anteriores, que
definía al Estado español como D. Juan Carlos como sucesor jura los principios fundamentales
del Movimiento ante Franco en julio de 1969.
una “monarquía tradicional,
católica, social y representativa”.
Mediante referéndum se aprobó la séptima y última de las leyes fundamentales del
Estado, la Ley Orgánica del Estado, promulgada en enero de 1967. Ésta abordaba el tema
central del periodo: el intento de asegurar el futuro del régimen. Separó los cargos de Jefe
del Estado y de presidencia del gobierno, ratificó la institución monárquica como forma
política del Estado español. También abrió las Cortes a una cierta participación popular al
introducir en las Cortes la representación “familiar”, elegidos por votación por los cabezas
de familia.
Una de las cuestiones más importantes del periodo -la sucesión a Franco- fue
resuelta por el mismo Franco, que, desde muy pronto, había optado por don Juan Carlos de
Borbón, candidato también defendido por el equipo Carrero Blanco-tecnócratas. En julio de
1969, las Cortes aceptaban como sucesor de Franco, en la Jefatura del Estado, al príncipe
don Juan Carlos de Borbón. Ello implicó saltarse la línea dinástica con el objetivo de
garantizar el funcionamiento de las instituciones después de la muerte del dictador, naciendo
el sucesor de las mismas entrañas de la dictadura.
b) La estrategia política de los aperturistas.
Aunque el dominio político de esta etapa corresponde a los tecnócratas surgen
otros grupos que se enfrentan a ellos, dentro del contexto de los cambios económicos y
sociales que se estaban produciendo y sobre todo ante la perspectiva de un régimen sin
Franco. Dentro de estos grupos destacan los inmovilistas o búnker (sector duro del
Movimiento que pretendía el inmovilismo más absoluto) y los aperturistas, provenientes
también del Movimiento y liderados por Manuel Fraga y José Solís. Ambos llegan a ser
ministros e intentan a través de sus propuestas (Ley de Prensa de Fraga, Estatuto de
Asociaciones de Solís…) promover un cierto aperturismo político.
Los aperturistas también mantenían diferencias con los tecnócratas del Opus y
aprovecharon, para desacreditarlos, el escándalo Matesa, en 1969, un tema de corrupción
financiera e industrial en que estaban implicadas personas pertenecientes a los tecnócratas y
al Opus. Fraga y Solís maniobraron para que el asunto se conociera a través de la prensa,
desprestigiando a sus adversarios políticos. Franco actuó a su manera. Destituyó a los
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ministros responsables (del Opus) y a los
críticos (Fraga y Solís) y formó un nuevo
gobierno con personas adictas a Carrero
Blanco. Pero la división entre las familias
franquistas era ya un hecho consumado.
c) La política exterior.
Desde 1957 la política exterior
franquista se fijó como objetivos el
acercamiento a la Europa comunitaria, el
mantenimiento de una estrecha relación
con los EE.UU. y la recuperación de
Gibraltar. España alcanzó durante este
tiempo la mayor aceptación internacional
en los casi cuarenta años de franquismo.
Desde que en 1957 se creara la
La descolonización de las últimas colonias
CEE -actualmente Unión Europea- los
españolas.
tecnócratas, imponiéndose a los militares
y los falangistas, que no estaban de
acuerdo, eran partidarios de la entrada de España en ella. No obstante, la entrada no se
conseguiría hasta 1986, debido al impedimento político, no obstante se cerraron acuerdos
comerciales.
Las relaciones con EE.UU. estuvieron marcadas por los pactos bilaterales y las
sucesivas prórrogas. España basó su política exterior en estos acuerdos y aunque pedía más
colaboración americana a cambio de las bases, no lo consiguió.
La presión para la recuperación Gibraltar se convirtió en una constante y símbolo
de la política exterior española. A la presión diplomática se le unieron otras medidas como el
aislamiento del Peñón, pero sin resultado positivo. España aceptó la independencia de
Guinea Ecuatorial (1968) y cedió el Ifni a Marruecos (ya independizado de España y
Francia en 1956), no obstante pretendió conservar el Sáhara Occidental (o Sáhara
Español). Pero en noviembre de 1975, ante las presiones de Marruecos, España firmó los
Acuerdos de Madrid, quedando el Sáhara repartido entre Marruecos y Mauritania; esta
decisión es la base de la problemática actual de la población saharaui.
2. El declive del régimen (1969-1975).
Tras el nombramiento de Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado en
julio de 1969, el que era vicepresidente del gobierno, almirante Luis Carrero Blanco, se
esforzó en sentar las bases de una transición pacífica hacia la "Monarquía del 18 de julio".
a) Carrero Blanco y el fracaso del aperturismo (1969-1973).
El vicepresidente Carrero, en octubre de 1969, después del escándalo Matesa, se
hizo cargo del nuevo gobierno, que trazó un amplio programa político; veamos a
continuación sus principales puntos de actuación.
En primer lugar intentó relanzar la economía, objetivo que se consiguió. En
política exterior el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, López Bravo, firmó un acuerdo
comercial con la CEE y estableció relaciones diplomáticas con China y con la República
Democrática de Alemania (la Alemania comunista).
En el aspecto cultural y educativo se produce la reforma del sistema educativo
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con la Ley Villar Palasí de 1970, que pretendía la
equiparación con Europa, extendiendo la
enseñanza básica gratuita hasta los 14 años a
través de la EGB. Es el sistema educativo anterior
al actual.
Pero también se produjo un gran número
de proyectos que no se llevaron a cabo, como el
Anteproyecto de Asociaciones Políticas o el
intento de mejorar sus relaciones con la Iglesia.
En el campo laboral se intenta resolver la
conflictividad obrera con la nueva Ley Sindical,
pero resultó un fracaso. Simultáneamente un
nuevo enemigo se iba fortaleciendo: ETA, que se
mostró especialmente activa. La respuesta del
gobierno fue endurecer en 1971 la Ley del Orden
Público de 1959.
A principios de 1973 el enfrentamiento
en el seno del franquismo, entre los aperturistas
y los inmovilistas provocó una crisis de gobierno
que resolvió Franco formando un nuevo gobierno
en junio, separando por primera vez -tal como
preveía la Ley Orgánica de 1967- la Jefatura del
Estado y la del gobierno, cargo que asumió Carrero Blanco. El nuevo gabinete, que practicó
un “giro a la derecha”, apenas sí se estrenó: el día 20 de diciembre de 1973, el presidente
Carrero Blanco moría en Madrid víctima de un espectacular atentado de ETA.
Luis Carrero Blanco (1903-1973).
b) Gobierno de Arias Navarro (1974-1975). Enfermedad y muerte de Franco.
Ante la sorpresa general, el sucesor de Carrero fue Arias Navarro, quien forma
gobierno, en enero de 1974, con predominio de franquistas puros. No obstante pretendió dar
una imagen de ruptura con la etapa de Carrero y en un discurso pronunciado ante las Cortes
en febrero de 1974 parecía adoptar una vía aperturista al declararse partidario de ciertas
reformas y de la aprobación de un Estatuto de Asociaciones políticas (espíritu del 12 de
febrero).
El Estatuto se estuvo estudiando durante todo el año y se aprobó el 21 de diciembre,
pero era poco viable (los partidos debían quedar bajo el techo de los Principios
Fundamentales del Movimiento). Todo seguía, por tanto, igual.
Por otra parte, los inmovilistas estaban en contra de cualquier reforma, como
demostró con sus críticas al “12 de febrero” el falangista y exministro Girón de Velasco,
personaje muy influyente dentro del régimen.
En el verano de 1974 Franco cayó enfermo, ingresando en una clínica para ser
tratado de una tromboflebitis. El príncipe Juan Carlos tuvo que ejercer interinamente la
Jefatura del Estado. Una vez recuperado, Franco recobró sus poderes y exigió a Arias
Navarro que se olvidara del “espíritu del 12 de febrero”. La aventura del cambio terminaba.
Paralelamente, otras circunstancias estaban contribuyendo a crear más dificultades
al régimen. Así, la crisis económica de 1973 cuyos efectos empezaban a notarse (subida de
los precios, más paro, descenso del turismo, menos divisas…); la revolución del 25 de abril
de 1974 en Portugal, la llamada “revolución de los Claveles”, acababa con la dictadura de
Salazar, este hecho perjudicaba al franquismo; por último, la descolonización del Sáhara
Español era otro problema pues el Frente Polisario reclamaba la independencia y
Marruecos, por su parte, también reclamaba este territorio.
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Durante 1975 la situación económica se agravó. El terrorismo fue a más: en varios
atentados, perpetrados en los ocho primeros meses del año, murieron once policías. El
régimen respondió con dureza. El 27 de septiembre fueron ejecutados cinco condenados a
muerte de ETA y FRAP. Hubo manifestaciones en capitales europeas, peticiones de
clemencia, se retiraron trece embajadores a lo que el régimen respondió con una
concentración de apoyo a Franco el 1 de octubre. Días después se anunciaba que Franco
estaba enfermo. Marruecos aprovechó el momento para reclamar el Sáhara y para acelerar la
anexión organizó una movilización, a comienzos de noviembre, la llamada Marcha Verde,
que llegó a atravesar la frontera saharaui. Al fin, el 18 de noviembre, se firmaban, como ya
se ha dicho, los Acuerdos de Madrid, por los que el Sáhara Español era entregado a
Marruecos y Mauritania. Dos días después, el 20 de noviembre, después de una larga
agonía, moría Franco. El 22 del mismo mes Juan Carlos era proclamado rey de España.
II. EVOLUCIÓN SOCIOECONÓMICA DEL SEGUNDO
FRANQUISMO (1959-1975).
1. El plan de estabilización (1957-1959)
Las dificultades que, a partir de 1956, se fueron acumulando en el campo de la
economía provocaron una radical modificación en la política económica del régimen franquista. La situación era tan crítica que, por ejemplo, en 1959 España se podía haber quedado
sin petróleo por falta de divisas para pagarlo.
Franco había formado, en 1957, un nuevo gobierno en el cual dos personalidades
destacadas del grupo tecnócrata –técnicos ligados al Opus Dei-- ocuparon dos carteras
básicas del área económica. Éstas fueron la de Comercio, desempeñada por Alberto
Ullastres, y la de Hacienda por Mariano Navarro Rubio. A lo largo de la década de los 60
serán siempre políticos de esta tendencia tecnócrata los que dirigirán la política económica
en España y los que dirijan la mayoría de los ministerios.
El Plan de Estabilización.
Los nuevos ministros, Ullastres y Navarro Rubio, elaboraron un Plan de
Estabilización Económica, que consideraban imprescindible para asentar sobre una base
sólida el proceso de crecimiento económico que se quería iniciar. Para poner en marcha el
Plan hubo que vencer muchas reticencias, incluso, las de Franco y Carrero Blanco, pero no
había otra receta para sacar a España del marasmo económico. Finalmente, el Plan de
Estabilización recibió la aprobación del gobierno mediante un Decreto fechado el 21 de
julio de 1959.
Mediante este Decreto se impusieron una serie de medidas básicas para orientar la
economía del país. Citaremos sólo algunas de las más significativas:
1. Reducción del gasto excesivo del Estado y del de los particulares. Esto implicó
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restricciones en la concesión de créditos y congelación de los salarios.
2. Desaparición progresiva de los controles del gobierno sobre las actividades
económicas.
3. Apertura de la economía española a los mercados exteriores. Ello obligó a
devaluar la peseta (60 ptas. un dólar; antes 42). La finalidad última de esta operación de
política económica era poner en contacto la economía española con la internacional. Esto se
hacía en un momento en que ésta se encontraba en una etapa de fuerte crecimiento.
Por otra parte, poco después de la publicación del Decreto citado, el gobierno dio
muchas facilidades a las empresas extranjeras que quisieran instalarse en España. Con ello
se eliminaban buena parte de los obstáculos que, en este terreno, se habían creado a lo largo
de la etapa autárquica.
Para realizar esta transformación económica, España pudo contar con la concesión
de importantes créditos internacionales, del FMI, la OECE y de la banca norteamericana.
En resumen, este Plan de Estabilización fue calificado como "la operación
económica de más alcance realiza por el Estado en el período 1939-1959", fue una
"operación singular y laudable de política económica". Su aplicación fue un éxito. España va
a conocer una etapa de fuerte
crecimiento económico, uniéndose al
grupo de países industrializados del
mundo.
2. La
desarrollismo.
España
del
Los resultados del Plan de
Estabilización fueron inmediatos. No
obstante, a corto plazo, entre 1959 y
1960, el Plan produjo, como es normal
en este tipo de operaciones, una fuerte
recesión económica (congelación
salarial, caída del consumo y de la
inversión, aumento del paro…), todo
esto estaba previsto y entraba dentro
de los cálculos. Pero a partir de 1961
se produjo un fuerte crecimiento
Índice de la producción industrial en España entre
1900 y 1985, índice 100 para el año 1958.
económico calificado por algunos
como milagro español.
El crecimiento se basó en una fuerte expansión industrial que se produjo por los
bajos salarios y la masiva llegada de capitales extranjeros que veían en España un lugar
favorable para las inversiones. Se construyó así un tejido industrial diversificado y potente,
un fenómeno sin precedentes en la Historia de España. El crecimiento industrial atrajo a un
gran número de campesinos que huyeron en masa a las ciudades, este fenómeno motiva a su
vez un alza de los salarios agrícolas por la falta de mano de obra y este hecho conlleva la
mecanización del campo por lo cual se produce también la modernización del sector que
iba paralelo con el despoblamiento del interior del país. En el sector servicios el sector
turístico fue el verdadero motor de la economía: miles de europeos acudían a España
aprovechando los bajos precios, la amplia oferta de sol y playa y la existencia de una
infraestructura hotelera en rápida expansión.
La balanza comercial (diferencia entre importaciones y exportaciones) era
deficitaria, pero la balanza de pagos (donde intervienen además más factores) estaba
equilibrada por los ingresos del boom del turismo, por las remesas de los emigrantes
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españoles en Europa y por los capitales extranjeros invertidos en nuestro país.
A partir de 1963 el gobierno intentó regular el crecimiento mediante los Planes de
Desarrollo, copiados del modelo francés. Desde el gobierno se marcaban objetivos
económicos a cumplir cada tres años en determinados sectores, complementando las
medidas con subvenciones públicas e incentivos fiscales. Dos de los objetivos perseguidos
eran la industrialización de nuevas zonas y lograr disminuir el desequilibrio económico
regional, en estos aspectos el balance fue un rotundo fracaso.
El crecimiento fue ininterrumpido entre 1961 y 1973 y fue debido en gran parte a la
bonanza económica internacional que se da en este periodo que posibilita el crecimiento, de
la misma manera, cuando llegue la crisis del 1973 el contexto internacional influirá
poderosamente sobre la economía española.
El aumento de los intercambios con Europa impulsó al gobierno español a iniciar
"conversaciones exploratorias" con la CEE. En junio de 1970 España y la CEE firmaron un
Acuerdo preferencial que estuvo en vigor hasta la plena integración de nuestro país en la
CEE, el 1 de enero de 1986.
3. La crisis económica mundial y la agonía del régimen (1973-1975).
En octubre de
1973 se desencadenaba la
crisis del petróleo como
medida de protesta de los
países árabes exportadores
de
petróleo
contra
Occidente por su apoyo a
Israel. Dos meses después,
moría el jefe del gobierno,
Carrero Blanco, en un
atentado terrorista. Dos
hechos coincidentes en el
tiempo que abren paso al
declive del régimen y a su
Caricatura sobre la crisis del petróleo de 1973.
descomposición interna.
El final del franquismo coincidía, en efecto, con una caída del crecimiento
económico, un incremento de la inflación y un aumento del paro.
4. Las transformaciones sociales.
Muchas son las diferencias con el primer franquismo. La más evidente es el
espectacular desarrollo económico que vive el país, aunque con retraso con respecto a
Europa. Ese desarrollo económico y el contacto con el exterior, ya bien sea a través de la
emigración a Europa, o debido al boom del turismo, generan cambios sociales importantes y,
sobre todo un cambio de mentalidad. Aunque el régimen no evoluciona casi en lo político,
los españoles de los años sesenta tienen más preocupaciones políticas y deseos de consumo,
piden, a gritos, una apertura que no se dará hasta la muerte del dictador.
a) Los movimientos migratorios.
El desarrollo económico trae profundos cambios. El primero y más importante es
que la agricultura pierde el protagonismo económico que había tenido desde siempre, es
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sustituida por la industria y el sector servicios. Esto genera que un gran número de españoles
abandone el campo y se vaya a vivir a las ciudades, esto se conoce como éxodo rural.
Madrid, el País Vasco y Cataluña son las principales zonas de recepción de estos
trabajadores rurales, creciendo de manera espectacular el volumen de estas ciudades sin
existir, la mayoría de las veces, la planificación adecuada. Los recién llegados pasan a
poblar barrios de la periferia sin las más mínimas condiciones de vida. Las zonas de salidas
de estos desplazados son, mayoritariamente, las zonas del interior: Extremadura, Andalucía,
las dos Castillas…
Al lado de las migraciones interiores, se estableció un flujo ininterrumpido de
emigrantes españoles que de forma continua saldrán para la Europa desarrollada. Estos
emigrantes saldrán con carácter temporal, pero en muchos casos fijarán su residencia
definitiva en países como Alemania, Francia, Holanda o Suiza. Desde el punto de vista
económico su papel será decisivo pues generan importantes capitales (ahorro) que son la
base para la puesta en marcha de un gran número de negocios.
b)
El crecimiento de la población.
En los años sesenta la población experimenta un espectacular crecimiento que se ha
dado en llamar el baby boom. Con una alta natalidad y una mortalidad en franco retroceso, el
crecimiento vegetativo español era alto. Esto generó problemas de ajustes entre una
población en crecimiento y las infraestructuras sanitarias y educativas del país que eran
claramente insuficientes. Ante este reto el régimen tuvo que construir a marchas forzadas
hospitales, escuelas e institutos. La
mayoría de los nuevos centros
educativos serán públicos, la
enseñanza privada –casi toda de
carácter religioso-- no podía
absorber ese incremento. Junto al
esfuerzo inversor, se aprobó la Ley
General de Educación (1970). Otra
medida importante fue la Ley de
Bases de la Seguridad Social,
aprobada en 1963, por la que se
unificaba el sistema de seguros
dispersos en una Seguridad Social
total (atención médica, pensiones,
subsidios, indemnizaciones).
Un problema crónico fue el
déficit
de
viviendas,
como
Migraciones interiores entre 1960 y 1975.
consecuencia de la inmigración
masiva al desbordar el crecimiento de
las ciudades, dando como resultado la construcción de barrios sin planificación y mal
dotados de servicios.
c)
La modernización de la sociedad y el cambio de mentalidades.
En esencia la población española sufrió una profunda transformación que le llevó a
conocer cotas de bienestar y de consumo inimaginables en las etapas anteriores. El
consumismo presidió la vida de los españoles frente a la simple supervivencia de la época
anterior. El ejemplo típico fue la adquisición de un automóvil, teniendo en el famoso Seat
600 el caso más conocido. El consumismo conlleva un cambio de mentalidad y en parte
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sustituye a los valores tradicionales del
primer franquismo. A esto se une una
nueva generación que o no vivió la guerra o
eran muy pequeños entonces y que pedían
o demandaban cambios y mayores cotas de
libertad.
La modernización vino también de
la apertura al exterior a través del
turismo que en los años sesenta vivió un
auténtico boom. El contacto con estos
ciudadanos de la Europa comunitaria
impregnó la vida de los españoles que
veían en estos países el modelo a seguir, y
no sólo en cuanto a las modas. La cerrazón
El crecimiento demográfico entre 1940 y 1970.
del régimen y las limitadas libertades
contrastaban profundamente con el modelo europeo.
La inauguración de TVE en 1956 fue otro símbolo del consumo y de la
modernización. El poseer el famoso aparato se convertía en la aspiración máxima de todo
trabajador, y a la vez, aunque controlado por el régimen, era una ventana abierta al mundo.
Por último, otro síntoma de que la sociedad estaba cambiando fue el aumento
importante de la población activa femenina, la incorporación de la mujer al mercado
laboral rompía con uno de las características más destacadas del primer franquismo.
d) El aumento de las clases medias.
Desde el punto de vista social el hecho más destacado, y común con todas las
sociedades desarrolladas, es el incremento cuantitativo de las clases medias. Junto a los
nuevos ejecutivos comerciales e industriales surgen con gran fuerza las nuevas clases
medias: los empleados de banca, los técnicos, secretarios, maestros y profesores, etc.
Entre los hijos de estos grupos surgirán las nuevas actitudes ante los temas tabúes de la
sociedad de posguerra: el sexo, la desvinculación del núcleo familiar, la insatisfacción y la
crítica a la sociedad de consumo. Los jóvenes universitarios serán la punta de lanza de la
protesta popular contra el régimen, en paralelo a la oposición obrera.
III. LA OPOSICIÓN POLÍTICA AL FRANQUISMO.
1. La oposición desde la fase tecnocrática hasta 1973.
Una de las características más importantes de la lucha contra el franquismo es el
debilitamiento de la oposición exterior que sólo en los últimos años, y ante la inminencia de
la próxima muerte de Franco, cobra fuerza. Por el contrario, en el interior se va
diversificando y haciéndose socialmente más amplia, fenómeno paralelo a la disminución de
la feroz represión de la etapa anterior.
a) La oposición social.
Calificamos de social a esta oposición porque de forma espontánea creció el
rechazo contra el régimen, y los grupos de oposición no estaban organizados políticamente
por ningún partido clandestino.
Las protestas obreras fueron en aumento desde 1962, la represión contra ellas fue
menos contundente que en la etapa anterior. Asturias, País Vasco, Madrid y Barcelona y su
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cinturón industrial fueron los principales escenarios de la conflictividad obrera
(manifestaciones, huelgas…), eran, evidentemente, las zonas más industrializadas. En 1964
surge el sindicato clandestino Comisiones Obreras como organización alternativa al
sindicato oficial. Su táctica fue entrar en las organizaciones del régimen y aprovechar los
cauces oficiales para organizar a los trabajadores. A finales del franquismo era el sindicato
más importante, aunque era ilegal. Otras organizaciones tradicionales como la UGT o la
CNT no consiguieron levantar cabeza en estos momentos, estaban prácticamente
desaparecidas.
Las protestas universitarias cobraron fuerza a partir de 1965. Los actos de
protestas se repetían frecuentemente y el régimen respondía con cargas policiales,
detenciones, cierre de centros universitarios… El movimiento estudiantil ya no se detuvo
hasta el final, el régimen no contaba con el apoyo de la juventud.
La propia Iglesia Católica ya no era la institución monolítica que apoyaba al
régimen. Después del Concilio Vaticano II (1962-1965) la jerarquía católica se aleja del
franquismo, y era más abierto el rechazo por parte de los sacerdotes jóvenes, muchos de
ellos empezaron a militar en organizaciones
católicas de claro contenido social que
apoyaron las protestas obreras: Hermandad de
Obreros de Acción Católica (HOAC), Juventud
Obrera Católica (JOC)… El gobierno
calificaba estas actuaciones como ingratas y
traidoras.
b) La oposición política.
De todos los movimientos que en el
interior luchaban contra el franquismo, el más
organizado y el que contaba con más apoyos
era el PCE (Partido Comunista de España),
partido dirigido por Santiago Carrillo. Su
estrategia política consistía en el entrismo, es
Número de huelgas entre 1963 y 1972.
decir, en entrar en las organizaciones legales
del Movimiento y en todo tipo de asociaciones
más o menos legales: organizaciones estudiantiles, asociaciones de vecinos… Muy
vinculado a este partido estaba el sindicato Comisiones Obreras.
El PSOE no tenía ni con mucho la misma implantación; su dirección y casi todos
sus mandos estaban en el exterior y los pocos núcleos del interior tenían poco margen de
maniobra. Es un partido dividido entre los partidarios de un sistema republicano y la no
colaboración con los comunistas por un lado y, por otro, los partidarios de la monarquía
constitucional y la colaboración con todos los partidos políticos para conseguir la
democracia.
En la extrema izquierda surgieron variantes del comunismo que iban desde el PCE
Marxista-leninista, hasta grupos terroristas como el FRAP.
En la derecha la oposición al régimen estaba integrada por varias tendencias, entre
ellas los monárquicos y la Democracia Cristiana.
Este último grupo participó en 1962 en el Congreso del Movimiento Europeo en
la ciudad alemana de Múnich, lugar de encuentro entre los grupos de oposición de dentro y
de fuera del país. Estos grupos pidieron a la entonces Comunidad Económica Europea que
no aceptara a España como miembro mientras no hubiera un sistema democrático
homologable con los países de la citada organización. El régimen consideró esta reunión
como una conspiración y lo denominó el “contubernio” de Múnich y muchos de los
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participantes en ese encuentro fueron arrestados al volver a España.
De la misma manera se vigorizó también la oposición de los partidos
nacionalistas como Esquerra Republicana de Catalunya o el Partido Nacionalista
Vasco, que se estructurarían en los últimos años del franquismo. En Cataluña se crea en
1972 la Asamblea de Cataluña que agrupaba a todas las fuerzas políticas catalanas en la
lucha por la libertad y la autonomía. De esta etapa es también ETA, que surgió en 1959
como una escisión del PNV que mezclaba principios marxistas y nacionalistas. A partir de
1968 adoptó la estrategia de la lucha armada contra el franquismo, al que castigaría
duramente en sus últimos años, el atentado más famoso fue el que segó la vida del
presidente del gobierno Luis Carrero Blanco en 1973.
2. La reorganización de la oposición política en vísperas de la
muerte del dictador (1974-1975).
La oposición es consciente de que el fin está próximo y se empiezan a realizar los
primeros contactos para organizar la España democrática.
a) Fuerzas políticas en el exterior que se oponen a la continuidad del
franquismo.
Dentro de la ilegalidad y actuando tanto dentro como fuera del país, las principales
formaciones políticas opuestas al franquismo fueron:
- Monárquicos partidarios de retornaral sistema constitucional, con Juan de
Borbón.
-PSOE. En el Congreso de Suresnes, celebrado en esa localidad próxima a París en
1974, fue elegido como Secretario General del Partido, Felipe González, imponiéndose la
tendencia socialista de monarquía constitucional.
- PCE, se había renovado, promovía también la formación de un frente común
antifranquista, defendiendo la reconciliación nacional. Su Secretario en el exilio fue
Santiago Carrillo.
b) Los primeros pasos para
formar alianzas.
Miembros de la Junta Democrática en París.
En julio de 1974 se constituye
en París la Junta Democrática,
integrada por el PCE, Comisiones
Obreras, Partido Socialista Popular
(dirigido por Tierno Galván), carlistas,
políticos vinculados adon Juan, entre
otros. Reclama una total “ruptura”
con la legalidad de la dictadura y la
brusca desaparición del sistema
franquista.
Un año después, en julio de 1975, el PSOE animó a la formación de la Plataforma
de Convergencia Democrática, a imitación de la iniciativa Comunista. A la Plataforma se
adhieren los democristianos y liberales, algunos carlistas y partidos de extrema izquierda.
Optaron por la vía de la “reforma” o “ruptura pactada”, es decir, la transformación de la
dictadura en democracia partiendo de su propia legalidad, e incluso contando con la
voluntad de las fuerzas aperturistas.
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De nuevo se manifiestan
las discrepancias entre comunistas
y
socialistas,
pero
ambas
tendencias coinciden en la
necesidad de acabar con la
dictadura, la no colaboración en la
política del presidente Arias
Navarro y la necesidad de una
reforma constitucional.
c) El papel de
aperturistas en el interior.
Muerte de Franco en las páginas del diario Arriba.
los
Además de estas fuerzas
“ilegales”, en el escenario que
decide cuál será el futuro político
de una España sin Franco también
cuenta
el
papel
político
desempeñado por el cada vez más
fuerte sector aperturista del
franquismo (Fraga, Fernández
Ordóñez,
Pío
Cabanillas...).
Reclaman
una
reforma
constitucional a partir de las
instituciones
y
las
leyes
franquistas.
En
este
punto
coinciden con las ideas de la
Plataforma
de
Convergencia
Democrática.
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