Sólo pretendemos reconocer que la emergencia supone un estado de tiempo no precisado e incontrolable, que se asocia a un contexto que no deberíamos considerar vaya evolucionando, mantiene su existencia, casi siempre condenada en el tiempo hacia un inevitable deterioro de sus componentes, y es imposible esperar que su usuario realice esfuerzos por su mantenimiento sistemático. Este hecho, sin embargo, esconde la principal razón de su deterioro, que desde mi punto de vista no está asociado solamente a su expresión material o estructural, sino a la interacción que el usuario tiene con este objeto-vivienda. Si observamos con detención, cada habitante de mediagua inevitablemente interviene su vivienda. Ello se debe no sólo a las urgencias específicas por espacio, sino a la condición humana que se funda en la diferenciación por necesidad cultural y uso. Estas acciones, entonces, no deben ser solamente atribuibles al escaso tamaño de las mediaguas, sino a las interacciones internas y externas, las que se ven afectadas por dos factores: la necesidad de sectorizar o crear recintos que cautelen una habitabilidad mínima y el problema del acopio o el guardado. Por muy pequeña que sea la casa, el usuario interviene creando espacios, y al mismo tiempo tiene permanentemente el problema del guardado, que no sólo se resuelve con muebles apropiados a la realidad de dicha vivienda, sino que interviniendo en el diseño inicial del sistema constructivo. El acopio de ropa, utensilios, menaje, etc. en dichas casas hace imposible el confort y una percepción saludable del medio. Al mismo tiempo, muchos diseños realizados para intervenir en dicha área abordan equivocadamente el problema del mueble sin considerar las lógicas del sistema constructivo de la vivienda, que al final determinan su tamaño y módulo. En base a una reflexión sobre el trabajo académico realizado por el diseñador Federico Monroy, sobre el diseño de mobiliario para vivienda de emergencia, concordamos en que se trata de un problema sistémico que se aborda desde su concepción modular, desde sus espesores e intersticios, de manera de no coparla desde el interior, sino de integrar los objetos en la estructura originaria. Hemos puesto el caso de la mediagua para advertir solamente sobre un problema que es mayor, y que ha sido traído a presencia por esta catástrofe reciente. De ninguna manera queremos desconocer las bondades que como solución rápida posee este sistema constructivo por componentes, pero no desconocemos sus problemáticas asociadas a su conservación objetiva, que le exige más tiempo de uso del que realmente puede sostener. Sólo pretendemos reconocer que la emergencia supone un estado de tiempo no precisado e incontrolable, que se asocia a un contexto que no deberíamos considerar extraordinario, sino que absolutamente posible. De esta forma, cabría reflexionar sobre incluir dentro de las políticas de participación en el diseño de espacios el del mobiliario, asociado a un concepto de subsidio parecido al de las viviendas sociales; u otra instancia, que haga apropiados los compartimentos de guardado y soporte en estas viviendas a lo que ellas mismas son formal y constructivamente, sin desconocer los objetos que por tradición cultural y deseo posee el usuario, pero cautelando que llegada la emergencia existan sistemas de objetos que aseguren una habitabilidad mínima también en las viviendas de interés social, de manera de hacerlas perdurables y conformando un esquema de transferencia desde la emergencia a lo definitivo. Diseñar para la emergencia será entonces un proceso que incorpore en la etapa de ideación proyectual de cualquier objeto pensado para esa eventualidad, las características y prestaciones propias de la emergencia: movilidad, acción del usuario, adaptación, transformación y doble función, pero como parte del ADN de un producto ideado para ser perfectible, no simplemente eventual, sino capaz de adaptarse y evolucionar hacia lo perdurable. De esta forma constituye, al día de hoy, una clara oportunidad de diseño. DNA en el diseño de la vestimenta en los Andes* extraordinario, sino que absolutamente posible. Soledad Hoces de la Guardia Diseñadora _ Profesora asociada, Escuela de Diseño _ Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos _ Pontificia Universidad Católica de Chile. Oposición de conceptos, sistemas constructivos y silueta relación que se establece entre la superficie textil y el soporte tridimensional del cuerpo, y ellas son: Los artefactos textiles, y consiguientemente el vestuario, tuvieron y tienen una especial relevancia en el territorio enmarcado por los Andes, tanto así que el tejido andino ha sido considerado como un arte mayor (Murra, 1989), constituyéndose en un vehículo privilegiado para la difusión de ideas, siendo sus producciones actualmente validadas por numerosas investigaciones en su calidad de textos portadores de un particular sistema de comunicación. (V. • de envolvente, en que telas envuelven y se amarran en torno al cuerpo, caso en que la prenda se entiende como una interacción entre la tela y su usuario. La forma queda definida a partir del cuerpo. • encajado, en base a la unión de planos, donde la prenda mantiene su estructura aun fuera del cuerpo. • de forro, en que tejido y prenda son una sola. Es el caso de los tejidos de punto. Al observar la vestimenta de la época de la conquista y colonización, tanto la europea como la andina corresponderían a la categorización de vestuario encajado, pero con notables diferencias Cereceda, 1978, G. Silverman, 1993, M. Frame, 2001, D Arnold, 2000, E. Fischer, 2008). Los estudios sobre el vestuario describen básicamente tres tipologías técnicas acorde a la Los textiles y la indumentaria son soportes particularmente sensibles para expresar los avatares históricos. * Este texto ha sido desarrollado en el marco del proyecto Fondecyt 1080600 y los estudios de Magíster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile. 126 DISEÑA ENFOQUES 127 Los textiles y la indumentaria son soportes particularmente sensibles para expresar los avatares históricos. Las personas tienen la capacidad de responder a las situaciones cambiantes adaptando y elaborando nuevas siluetas que reflejan y sintetizan eficientemente realidades, motivaciones y aspiraciones. El vestuario es un vehículo apropiado para la representación a distintos niveles; el de la superficie textil como gestora y portadora de imágenes tacto-visuales y el nivel formal de la prenda. La indumentaria fue instrumento del proceso de colonización en América para intervenir en la interacción de los cuerpos y sus envolventes, transformando así el lenguaje de la vestimenta local y la conducta de los habitantes del continente americano. La evangelización y los conceptos de moral cristiana occidental que acompañaron las imposiciones de los conquistadores condicionaron drásticamente la vida cotidiana y las instancias de celebración, cuestionando a los individuos en su origen, modificando las relaciones interpersonales y las de orden mágico y ritual. En este texto se exponen diferencias conceptuales básicas en el vestuario de conquistadores y conquistados en el área andina, como punto de partida de una reflexión sobre los conflictos y consecuencias que tuvo y tiene esta imposición hasta la actualidad. Vestuario _ espacio andino _ diseño _ silueta transformaciones _ reinterpretación Textiles and garments are particularly sensible media to express historical vicissitudes. People have the capacity to respond to changing situations adapting and elaborating new outlines that efficiently reflect and synthesize realities, motivations, aspirations. Clothing is an appropriate vehicle for the representation at different levels; that of the textile surface as a broker and bearer of tactile-visual images and the formal level of the garment. Clothing was an instrument in the colonizing process in America to interfere in the interaction of bodies and their envelopings, thus transforming the language of local dressing and the behavior of the inhabitants of the American continent. The evangelization and the concepts of Christian Western morale that accompanied the impositions of the conquerors drastically conditioned everyday life and the instances of celebration, questioning individuals as to their their origin, modifying interpersonal relations as well as magic and ritual ones. In this text, basic conceptual differences in the dressing of conquerors and conquered in the Andean area are exposed, as a starting point of a reflection on the conflicts and consequences that this imposition had and has until today. Dressing _ andean space _ design _ silhouette transformations _ reinterpretation Diseños de Gerardo Tyrer. vehículo apropiado para la representación a distintos niveles; el de la superficie textil como gestora y portadora de imágenes tacto-visuales y el nivel formal de la prenda. 128 DISEÑA ENFOQUES conceptuales que definen siluetas muy distintas, como veremos en el texto siguiente. Vestuario andino La cosmovisión de las culturas andinas condiciona el uso del espacio representacional de superficies y volúmenes textiles, que se organiza según valores asignados a posiciones como centro, derecha-izquierda, arriba-abajo, direcciones y alternancias entre otras. Dicha cosmovisión impregna todos los procesos de la tecnología textil. Durante el tejido, la tejedora elabora la superficie concibiendo el espacio, textura, color, y todos los bordes, de manera que al culminar su labor la pieza es una unidad en sí, con orillas y bordes acabados. El sentido de este logro estético y técnico radica en la concepción andina de la existencia corpórea del textil. Metafóricamente, el tejer se asimila a un proceso de crianza, donde la tejedora en cada pasada de trama va “alimentando” al nuevo ser (Arnold, 1999, Groenewald, 2002). Esto constituye un hecho fundamental para comprender el sistema constructivo de la indumentaria tradicional andina, concebido a base de una geometría de planos de formatos cuadrados, rectangulares y/o trapezoidales, formas que nacen y quedan definidas en el telar, terminadas como unidades orgánicas, respetadas y reverenciadas, que luego son unidas entre sí, y que generan lo que podríamos entender como un cuerpo-prenda. En el vestuario andino se plantea una relación cuerpo a cuerpo. Un cuerpo humano, tejido desnudo, es acogido y protegido por otro cuerpo tejido y “criado” por la tejedora o tejedor, identificando al portador y potenciando sus actividades dentro y fuera de su comunidad que incluso le acompañarán en su lecho de muerte. Este sistema constructivo basado en superficies geométricas es común a todo el espacio andino e incluso a la totalidad de América, de manera que más allá de la particular lectura que pudo tener en los Andes, existen aspectos formales que otorgaron un resultado similar en otros espacios del continente. Podemos hacer referencia a los vestuarios contemporáneos de comunidades indígenas en México y Guatemala, como ejemplos nítidos que testimonian esta tradición. El vestuario se articula como un sistema en que las prendas se encajan y cubren el cuerpo holgadamente, son ajustadas con pliegues, y afirmadas con alfileres metálicos y/o fajas a la cintura, generando volúmenes amplios, extendidos, con amplitud para el movimiento de brazos y piernas. Algunas de estas prendas se siguen tejiendo y conformando de la misma manera; como pieza heredera de esta tradición que ha sobrepasado todas las fronteras conservamos el poncho. El resultado es un vestuario de rasgos esenciales, mínimo número de piezas y construcción simple, cuya eficiencia es testimoniada por su continuidad, lo que es posible apreciar en prendas de comunidades tradicionales en la actualidad. Esta concepción de El vestuario andino descrito difería radicalmente del occidental de la época de la conquista y colonización tanto en su esencia como en la resolución morfológica. vestir se genera como una consecuencia lógica de la relación que establecen las culturas andinas con la naturaleza, en la que toda acción está ligada a la reciprocidad, y aun existiendo claras jerarquías reconocidas en el vestuario y grandes diferencias entre la suntuosidad de las clases dominantes y la simplicidad de la vestimenta del resto de la población, ésta no difiere fundamentalmente en sus aspectos formales y se distingue por la laboriosidad de sus tejidos, la finura de sus materiales y riqueza de aplicaciones. Vestuario europeo El vestuario andino descrito difería radicalmente del occidental de la época tanto en su esencia como en la resolución morfológica. Su construcción es producto de una serie de transformaciones a través de siglos en los que se cruzan las experiencias europeas con las de Oriente. Para el siglo XV los logros formales superan a los funcionales, determinados fundamentalmente por una búsqueda de la ostentación del poder a través de la indumentaria. Esta concepción consideraba una conformación a partir de capas, superposición de prendas y partes de vestuario, que requerían, en el caso de los más poderosos, de largas sesiones. Para entonces la vestimenta buscaba la réplica y exaltación del cuerpo de su usuario, en una compleja construcción a partir de una multiplicidad de piezas, mayoritariamente de cortes curvos, con el objetivo de lograr el ajuste requerido. Esta tipología tuvo su origen en la prenda de origen militar y evolución de la aljuba (de origen árabe), túnica de mangas rectas y hasta las pantorrillas que se usaba bajo la cota de malla en la Edad Media. En la búsqueda por el ajuste de estas prendas bajo la armadura articulada de metal, se la adaptó acortándola y apegándola al cuerpo, originando así el jubón, pieza rígida y acolchada que cubría todo el torso. La prenda resultó ser tan cómoda que fue adoptada para el uso civil, incorporándose al vestuario masculino y femenino. Con el correr de los siglos el concepto generado a partir del jubón dio lugar a variaciones de ajuste y largos que originaron las chaquetas masculinas y corsets y chaquetines femeninos, que combinados con diversos despliegues de las faldas fueron definiendo las siluetas de cada época. La silueta de ajuste estaba consolidada para el siglo XV al momento de la invasión y conquista de América. El complejo armado de estas prendas inicialmente se realizó ajustando sobre el cuerpo, y sólo a partir del Renacimiento se sabe del desarrollo de patrones. Este sistema constructivo supone la existencia de superficies de tela que son cortadas en cada una de las piezas y no hay tras él ningún otro logro que la forma final del objeto de vestuario. Esta orientación es contradictoria con los conceptos observados para el área precolombina andina, en que cortar la superficie tejida era impensable porque tras ello existía un compromiso vital. Esta reseña nos permite acercarnos al problema de la gran CONFLICTOS Y TRANSFORMACIONES EN EL DISEÑO DE LA VESTIMENTA EN LOS ANDES* El vestuario es un 129 La adaptación forzosa al vestuario europeo fue uno más de todos los modos de sobrevivencia, de existir ante los otros, ante los dominadores. Bibliografía Arnold, Denise. (2000). Convertirse en Persona. El tejido: la terminología aymara de un cuerpo textil. Actas de la I Jornada Internacional sobre Textiles Precolombinos (pp 9-28). Barcelona, España: En Victoria Solanilla. Proyecto de Título Escuela de Diseño PUC , Milagros Santa Cruz, 2009. divergencia entre los dos espacios culturales y sus relaciones con la ropa. Aunque el vestuario que mayoritariamente se impuso en América fue menos estructurado y más sencillo, igualmente presentaba diferencias que debieron presionar la búsqueda de los indígenas para obedecer formalmente a las exigencias, pero mantener solapadamente su visión de la realidad. Fusión de siluetas La adaptación forzosa al vestuario europeo fue uno más de todos los modos de sobrevivencia, de existir ante los otros, ante los dominadores. Al correr el primer siglo de colonización era posible observar la fusión de la indumentaria donde se fueron articulando elementos locales y foráneos. La silueta contemporánea de la cholita andina, de abultadas faldas superpuestas, es la interpretación de los grandes volúmenes de las europeas y que nada tiene que ver con los vestidos o aksus usados desde tiempos prehispánicos, conformados por grandes paños a veces cerrados como un cilindro y que se fijaban con tupus en los hombros y ajustados a la cintura con una ancha faja. Este ajuste se concibe como un “refuerzo de la cintura para que resista el trabajo” y nada tiene que ver con la cintura determinada por el corset, que lejos de ser un apoyo, deterioró seriamente la salud de las mujeres por siglos. Acceder al vestuario europeo se convirtió en un objetivo para quienes aspiraban a alguna participación en las sociedades locales. Paralelamente se va instalando un concepto que era desconocido hasta entonces, el de la moda. Esta surge aparejada al poder político, y durante el siglo XVI y XVII la hegemonía hispana será la que imponga su estilo tanto en Europa como en las colonias; más tarde será Francia la que lidere y dictamine las normas del buen vestir. Se instalan nociones sobre el poder y el lujo que condicionan toda la vida local. La vestimenta se determina como un medio de movilidad social y los artefactos textiles adquieren la calidad de objeto socialmente valorado. Siluetas para el diseño contemporáneo A pesar de la fuerza colonizadora, los pueblos originarios andinos han logrado conservar una parte significativa de sus tradiciones de vestuario. ¿Qué ha permitido esta sobrevivencia? La respuesta está en la subversión, en el arte de practicar creativamente métodos y lógicas constructivas que rigen los textiles en los Andes. “La conservación de ciertos rasgos técnicos está vinculada probablemente a la existencia de un sustrato simbólico que los españoles estaban muy lejos de imaginar… ninguno pensó que unos elementos técnicos podían tener un peso ideológico propio y desempeñar así un papel subversivo”. (S. Desrosiers, 1997) Esto sería válido también en la confección de prendas, que aún hoy en comunidades tradicionales siguen conservando la misma lógica constructiva ori- ginaria basada en los principios ya expuestos. Ello a pesar de que actualmente en muchos de los casos se están confeccionando prendas a partir de telas industriales y se cuenta con el acceso a instrumental y conocimiento técnico que permitiría entregar soluciones al modo de confección occidental; sin embargo, en un íntimo compromiso y consecuentemente, se desarrolla todo tipo de soluciones para resolver modelos de prendas de cuna europea, pero al modo local, sobre la base de la unión de planos geométricos simples y austeros. Son de destacar las diferentes estrategias desarrolladas para la transformación y reinvención del vestuario, adaptaciones que proponen desde el punto de vista de lo formal y constructivo solu- ciones notables para responder a las exigencias, pero que sin embargo parecen guardar la idea de corporalidad asociada a los artefactos textiles en los Andes. Este desarrollo del vestuario local aguzó el ingenio de los artesanos, quienes han hecho de la confección de prendas un arte que localmente no hemos sabido valorar y que a pesar de tener gran potencial expresivo, ha quedado como objeto exótico en nuestro propio territorio. Son escasos los profesionales que actualmente desarrollan una línea de trabajo en esta orientación. Podemos, sí, citar distintas colecciones realizadas por Gerardo Tyrer en Santiago y por Marcia Mancilla, desde Chiloé, quienes ya han consolidado e impuesto sus respectivas líneas de ves- tuario. El primero acoge el concepto de construcción a partir de uniones de paños geométricos, respetando los anchos e incluso las terminaciones de las telas industriales. Marcia Mancilla, en cambio, desarrolla sus diseños a partir de planos continuos o formas cilíndricas generadas en el proceso de tejido, de modo que las prendas prácticamente están terminadas en el telar. Estos diseñadores constituyen referentes valiosos en la búsqueda de propuestas contemporáneas con sello local, pues desde el diseño necesitamos desarrollar significativamente una indumentaria que reconozca la silueta elaborada por nuestros antepasados y que algunos tejedores tradicionales y diseñadores han sabido hacer valer. DNA Cereceda, Verónica. (1978). Semiologie des Tissues Andins: les talegas d’Isluga, Annales, 5-6 Spet-Déc, Paris. Desrosiers, Sophie. (1997). Lógicas textiles y lógicas culturales en Los Andes. En (Comp) T. Bouysse Cassagne. Saberes y Memorias en Los Andes. In memoriam Thierry Saignes, (pp 325-349). Lima: Credal-Ifea. Fischer, Eva. (2008). Urdiendo el tejido social, sociedad y producción textil en los Andes bolivianos. Berlín: En Victoria Solanilla. Frame, Mary. (2001). Beyond the ImageThe Dimensions of pattern in Ancient Andean Textiles. En: Abstraction: The Amerindian Paradigm (pp 113-136). Edited by César Paternostto. Palais de Beux Arts, Bruxelles. Groenewald, Ronel. (2002). El Tejido y la Cultura. El Significado de los Textiles en Inkawasi. Ponencia a la XVI Reunión Anual del Comité Nacional de Conservación Textil, Lima (pp 81-106), Perú. Santa Cruz, Milagros. (2009). Tejiendo Identidad. Desde el diseño contemporáneo hacia los textiles precolombinos. Tesis Escuela de Diseño PUC. Proyecto Fondecyt 1080600. Murra, John V. (1987). Las funciones del tejido andino en diversos contextos sociales y políticos. (Arte Mayor de los Andes, Museo Chileno de Arte Precolombino). 130 DISEÑA ENFOQUES 131
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