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LATERCERA Sábado 6 de junio de 2015
Mundo
[EDUARDO CUNHA] El legislador “rebelde” del PMDB ha sido acusado de “sabotear” al gobierno de
Dilma Rousseff desde su puesto como presidente de la Cámara de Diputados. Sus críticos le dicen
“Frank Underwood”, en referencia al despiadado político que encarna Kevin Spacey en House of Cards.
Por Fernando Fuentes
El “Frank Underwood” de Brasil
“
Nosotros buscamos la
independencia del Congreso. No nos convertiremos en opositores,
pero tampoco seremos
sumisos”, prometió
Eduardo Cunha en febrero pasado, tras convertirse en
el nuevo presidente de la Cámara de
Diputados de Brasil. Y en estos cuatro meses de gestión, este economista de 56 años ha cumplido con creces su advertencia. A pesar de que
en el papel debería ser un aliado
del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), en la práctica el legislador “rebelde” del Partido del Movimiento Democrático Brasileño
(PMDB) se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para la Presidenta Dilma Rousseff en el Congreso, justo en momentos en que el
gobierno atraviesa por una complicada coyuntura económica y está
lastrado por la corrupción.
El diario The Washington Post citó
la reciente votación de la reforma
política en la Cámara Baja para mostrar cómo opera Cunha. “Una comisión del Congreso trabajó más de
tres meses en las propuestas que
fueron desechadas después que el
diputado invitó a algunos líderes
de partidos a almorzar a su casa,
donde se decidió que las medidas serían votadas directamente en el plenario”, detalló el diario. Henrique
Fontana, legislador del PT, acusó a
Cunha de propinar un “golpe de
Estado”.
Cunha impuso así su voluntad al
lograr que se aprobara la continuidad del financiamiento privado de
las campañas electorales, algo a lo
que Planalto se opone. “Considero
que tenemos que introducir en la
Constitución el fin del financiamiento empresarial de campañas”,
dijo Rousseff tras la votación.
Y esta semana Cunha volvió a desafiar a Dilma. “La próxima polémica después de la conclusión de la reforma política será la reducción de
la mayoría penal”, escribió el legislador en Twitter. El titular de la Cámara Baja anunció que -si prospera su iniciativa- Brasil podría someter a referendo la propuesta de
reducir la mayoría de la edad penal
de 18 a 16 años. “El PT no quiere reducir la mayoría y cree que todos tenemos que estar de acuerdo”, prosiguió, en abierta provocación al
partido de Rousseff.
Sus críticos lo han bautizado como
“el Frank Underwood de Brasil”,
en referencia al despiadado político que encarna Kevin Spacey en la
serie estadounidense House of
RR El diputado Eduardo Cunha durante una intervención en la Cámara Baja, en mayo de 2014. FOTO: PMDB
RR Cunha en Istoé, en marzo de 2014. Al lado, Frank Underwood.
Cards. “Encuentro eso (la comparación) un absurdo. Vi la serie. Existen tres diferencias: el tipo es un asesino, un corrupto y un homosexual.
Yo no puedo aceptar esa comparación. Es ofensiva”, dijo Cunha en
enero, en una entrevista con el diario brasileño Valor Econômico.
En marzo de 2014 Istoé se hizo eco
de estas comparaciones. Bajo el título “El saboteador de la República”,
la revista brasileña dedicó su portada a Cunha, quien aparecía en una
pose similar a la de Underwood. El
legislador “cumple una rutina parlamentaria dedicada únicamente a
romper la alianza con el PT, sofocar
al gobierno de Rousseff y, quien
sabe, a inviabilizar su reelección”,
destacaba Istoé en su artículo principal. “Si ella (Rousseff) no sabe lo
que es el respeto, va a aprender de
la peor manera”, repetía Cunha en
los pasillos del Congreso, según la
publicación. En febrero pasado fue
The Economist quien volvió sobre
las semejanzas entre el político del
PMDB y el personaje interpretado
por Spacey. Bajo el título “Aliados
incómodos”, el semanario británico vaticinó la “difícil vida” que Cunha impondría a Rousseff a cargo de
la Cámara Baja.
De credo evangélico, Cunha ha
conectado con el sector conservador
de la sociedad brasileña a través de
propuestas como la reducción de la
edad de responsabilidad penal o
abogar por un “día del orgullo heterosexual”. “Cunha es un político
conservador, aunque extremadamente articulado, que busca proyectarse de manera más amplia,
pero aún no están claros todos sus
objetivos”, explica a La Tercera José
Alvaro Moisés, cientista político de
la Universidad de Sao Paulo.
Uno de esos objetivos podría ser el
sillón presidencial, tal como el
“inescrupuloso” Underwood, que
comenzó la serie como titular de la
Cámara de Representantes y terminó en la segunda temporada al
mando de la Casa Blanca. “Cunha es
un nombre posible dentro del
PMDB, aunque hay otros que han
aparecido antes que él, como el vicepresidente Michel Temer y el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo
Paes. Lo que resta saber es si el
PMDB realmente tendrá un candidato en 2018”, dice Moisés.
“No creo que Cunha sea un candidato fuerte para las presidenciales,
porque tiene poco carisma y es un
hombre polémico. Al electorado
brasileño, en su mayoría, le gustan
los candidatos más moderados, que
no tienen opiniones muy incisivas.
Creo que sería fácil de ‘quemar’, es
decir, ser destruido electoralmente, porque hay acusaciones de que
recibió financiamiento de empresas
involucradas en escándalos”, señala a La Tercera Rodrigo Motta, historiador de la Universidad Federal
de Minas Gerais.b
DISPUTAS EN EL CONGRESO
Jueces de la Suprema
En mayo la Cámara Baja aprobó la propuesta de Cunha de
subir la edad de jubilación de
los jueces de la Corte Suprema. Con ello, Rousseff no podrá elegir magistrados afines
en lo que le resta de mandato.
Reducción de ministerios
En abril una comisión de la Cámara aprobó la propuesta de
Cunha de reducir de 38 a 20 el
número de ministerios. Para el
PT fue una “interferencia” en
asuntos propios del Ejecutivo.
Baja en mayoría penal
Cunha quiere someter la rebaja de la mayoría de edad penal de los 18 a los 16 años a un
referendo popular. Rousseff
se opone a esta enmienda,
que califica de “retroceso”.
Ley de tercerización
En abril, Cunha impidió la votación de una enmienda planteada por el PT que establecía límites a la tercerización laboral;
mientras que dio luz verde a otra
medida que permitía la extensión de estas contrataciones.