4 IDENTIDAD / Domingo 12 DE aBRIL de 2015 Daniel Pérez Bastidas, cachanilla y melómano Beatle Por Fernando García Rivas [email protected] Hace 4 años por estas mismas fechas de clima voluble se inauguró la colección del biólogo Daniel Pérez Bastidas “Liverpool: cuna de The Beatles” en la Sala de Conferencias del Ceart de Hasta el souvenir más insospechado está reunido en “Yellow submarine, la colección iconográfica” que abarca tazas, platos, monopolios, toallas amarillas con la leyenda ilustrada de la película homónima, pósters digitalizados con los diseños de los personajes de “Pepperland”. Mexicali, reuniendo una de las más importantes colecciones de memorabilia sobre el grupo inglés sesentero (1962-1970) que cambió el Rock & Roll y transformó anímicamente a toda una generación de seguidores “beatlemaniacos” como pocos grupos en la historia de la música popular del siglo pasado. La repercusión cultural y sociológica de su música es tan inconmensurable que no bastaría enumerar el puro fenómeno tan amplio de sus solas canciones, sino toda la historia que han transformado en la cultura popular mundial. No se necesita haber vivido esa época para gustar de sus discos, ya que desde que se desintegró el grupo de los ex “Quarrymen”, ex “Silver Beatles”, su leyenda cobró aún más resonancia. Vamos, hasta las rolas del “submarino amarillo” las cantaban los muñecos de “Plaza Sésamo” coreando “¡Todos juntos ya!” (“All togheter now…!”). Ya en la lacrimógena película tragiromántica “Historia de amor” (Arthur Hiller, 1970), el ricachón viudo de Oliver Barret IV (Ryan O’Neill) recordaba a su difunta novia (Ali McGraw) con el memorable monólogo: “¿qué se puede decir de una chica de 25 años que ha muerto? ¿De que amaba a Bach y a “Los Beatles” y a mí…?” Alguna vez le pregunté a una mujer hermosa treintona si le gustaban Los Beatles: “No, pero a mi papá, sí…”. Desde luego no todos son fans irredentos del grupo revolucionario cuyo legado musical (¿quién no ha cantado -aunque sea desafinadamente- en un karaoke: “I once had a girl, or should i say, she once had me…?”) sigue influenciando a varios compositores nostálgicos y en la actu- alidad sólo dos sobrevivientes del legendario cuarteto (o quinteto si tomamos en cuenta al genial arreglista George Martin) Paul, digo; Sir Paul McCartney & Ringo Starr (si descontamos a Yoko Ono) siguen cosechando las regalías de su amplia discografía y continúan dando conciertos y grabando alrededor del mundo en sus merecidos homenajes en vida como el tributo en la antepasada entrega de los Grammys con su “Noche que cambió a América”, el arribo del Cuarteto de Liverpool al programa de Ed Sullivan el 9 de febrero de 1964. Esta vez, el melómano Beatle, Daniel Pérez Bastidas, conjuga una muestra dedicada al filme animado “El submarino amarillo” (“Yellow submarine”, de George Dunning, 1968) demostrando su afición por la parafernalia hasta el souvenir más insospechado está reunido en esta afanosa colección que abarca tazas, platos, monopolios, toallas amarillas con la leyenda ilustrada de la película homónima, pósters digitalizados con los diseños de los personajes de “Pepperland” desde el capitán Fred hasta los villanitos azules melofóbicos “Blue Meanies” que odiaban la música, tenis de agujetas azules con su estuche intacto y el rostro inconfundible de Ringo. Loncheras intactas en forma de submarinito tan bien cuidadas -que parecen nunca fueron usadas para el lonche escolar- y una variedad de monitos de plástico con los diversos atuendos del cuarteto británico más redituable, pero también que revolucionó la música contemporánea por su eclecticismo melódico. De entrada “El submarino amarillo” ofrece un enorme artilugio que también corresponde al filme de Richard Lester; “La noche de un día difícil” (“A hard day´s night”, 1964), una auténtica caseta telefónica de madera y puerta roja, pero con un moderno teléfono digital amarillo “Smart phone” de monedas. Y aunque no todo corresponde al tema específico de la película alucinada animada con su colorido psicodélico en
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