Biblioteca Jesuita de Chile Fuentes S A N A L B E RTO H U RTA D O H U M A N I S MO SOCIAL ÍNDICE PR E SENTACIÓN DE L A COLECCIÓN , por Claudio Rolle................... 9 PR E SENTACIÓN , por Fernando Montes.. ............................................ 13 INTRODUCCIÓN A HUMANI S MO SOCI AL , por Samuel Fernández. . . 17 HUM ANISMO SO CI AL PRÓLO G O , por Manuel Larraín Errázuriz........................................... 27 INTRODUCCIÓN: TR E S ACTITUDE S . . ........................................ 33 I. EN QUÉ SE FUNDA L A ACTITUD S O CI AL DEL C ATÓLICO.... 37 II. D OLOR E S HUM ANO S.............................................................. 55 III. PROBLE M AS E SPIR ITUALE S DE CHILE................................ 77 IV. URGENCI A DE UNA OR IENTACIÓN S O CI AL....................... 111 V. L A PR ÁCTIC A DE L A JUSTICI A.............................................. 125 VI. EL APR ECIO DEL TR ABA J O Y DEL TR ABA JAD OR............... 135 VII. D O S SENTID O S QUE H ACEN FALTA................................... 151 VIII. R IQUEZ A Y P OBREZ A . . ....................................................... 161 IX . S OBR IEDAD DE VIDA . L A VIDA S O CI AL . . ............................ 181 X . UN TR ATO DE A MISTAD........................................................ 203 XI. EL PR IM AD O DEL A MOR.. ..................................................... 219 XII. ACCIÓN S O CI AL.................................................................. 229 XIII. L A VIDA E S COL AR COMO MEDIO DE F OR M ACIÓN S O CI AL................................................... 241 XIV. E SPÍR ITU DE INICI ATIVA Y SENTID O SO CI AL. . ............... 255 ÍNDICE . . ....................................................................................... 263 PR E SENTACIÓN DE L A COLECCIÓN La Biblioteca Jesuita de Chile presenta el segundo tomo de los Escritos de san Alberto Hurtado, colección que integrará la línea de edición Fuentes, ofreciendo la posibilidad de acceder a la obra que el santo jesuita viera editada. En efecto se trata de un programa de reedición completo, con un buen nivel científico, de los escritos que publicó durante su vida. El objetivo de esta serie es dar la posibilidad de que se cuente con la versión completa de libros, artículos y columnas publicados por Alberto Hurtado, con los que expresó su vocación de servicio durante su vida. Es importante destacar que con este nuevo volumen de la Biblioteca Jesuita de Chile, se atiende a uno de los propósitos fundamentales del proyecto editorial que desde sus inicios se ha propuesto “la valoración de la obra producida por los jesuitas desde su llegada a Chile hasta la actualidad”, atendiendo “las inquietudes, sensibilidades, demandas y problemas de nuestro tiempo”. La vida y obra de Alberto Hurtado son representativas de la contribución que los jesuitas han hecho a la vida del país en el periodo de la restauración de la orden ignaciana, poniendo de relieve la variedad de tareas e intereses con los que se ha desenvuelto su acción en medio del mundo moderno, concebido como el terreno en el cual evangelizar y servir. Para comprender la lógica de esta edición inserta en la colección de Fuentes de la Biblioteca Jesuita de Chile y diferenciarla de otros proyectos editoriales, es conveniente dar una mirada al conjunto de los escritos del padre Hurtado. En este sentido es posible distinguir tres grupos de textos entre los escritos del padre Hurtado: 9 A L B E RTO H U RTA D O S . J. 1. Por una parte, están los libros que publicó en vida: La crisis sacerdotal en Chile (Splendor, Santiago, 1936, 27 pp.); La vida afectiva en la adolescencia (Editorial Difusión, Buenos Aires, 1937, 80 pp.); La crisis de la pubertad y la educación de la castidad (Splendor, Santiago, 1937, 102 pp.); ¿Es Chile un país católico? (Splendor, Santiago, 1941, 186 pp.); Puntos de educación (Splendor, Santiago, 1942, 316 pp.); Cine y moral (Splendor, Santiago, 1943); La elección de carrera (Ediciones Paulinas, Santiago, 1943, 116 pp.); Humanismo social (Editorial Difusión, Santiago, 1947, 320 pp.); El Orden Social Cristiano en los Documentos de la Jerarquía Católica (Club de Lectores, Santiago, vol. I, 535 pp. y vol. II, 283 pp.) y Sindicalismo. Historia, teoría, práctica (Editorial del Pacífico, Santiago, 1950, 270 pp.). 2. En segundo término, están los artículos y columnas de periódicos que publicó en diferentes medios: en su tiempo de estudiante universitario publicó en Efemérides Marianas y en La Revista Universitaria; como estudiante de doctorado editó alguna recensión en Nouvelle Revue Théologique. De regreso en Chile, sus artículos se multiplicaron en la revista Estudios, en La Revista Católica y, en sus últimos años, en la revista Mensaje. Además, durante todo su servicio sacerdotal en Chile, escribió de manera frecuente en El Diario Ilustrado y en El Mercurio. A estas publicaciones, habría que agregar breves columnas en distintos boletines, en especial aquel del Hogar de Cristo. 3. Finalmente, otro grupo de textos está constituido por los manuscritos que Alberto Hurtado no publicó. Entre ellos, se destaca Moral Social, publicado en 2004, pero que el sacerdote había escrito para ser editado como libro. El resto de los manuscritos son textos redactados con diferentes propósitos: retiros, conferencias, apuntes personales, cartas, etc., que el padre Hurtado no pretendía publicar. Álvaro Lavín comenzó a publicar este tipo de manuscritos desde el mismo día de la muerte del padre Hurtado, 10 P R E S E N TA C I Ó N D E L A C O L E C C I Ó N tarea que ha sido complementada por la revista Mensaje y por el Centro de Estudios San Alberto Hurtado, mediante una colección de cinco volúmenes: Un disparo a la eternidad. Retiros espirituales predicados por el Padre Alberto Hurtado (Santiago, 2002); Cartas e informes del Padre Hurtado (Santiago, 2003); Moral Social. Obra póstuma del Padre Hurtado (Santiago, 2004); La búsqueda de Dios. Conferencias, artículos y discursos pastorales del Padre Alberto Hurtado (Santiago, 2005) y Una verdadera educación. Escritos sobre educación y psicología del Padre Alberto Hurtado (Santiago, 2005), todos de Ediciones Universidad Católica de Chile. Estas publicaciones no abarcan la totalidad de los manuscritos; es decir, todavía hay muchos textos inéditos pues varios manuscritos se repiten o son esquemas, pero el lector cuenta con una selección suficientemente representativa de ellos. Esta colección considera los escritos de los dos primeros grupos y apunta a ofrecer una visión de conjunto, accesible y debidamente contextualizada, de la obra editada previamente del primer santo chileno. Se debe considerar que, dado que se trata de documentos redactados para ser publicados, los textos se transcriben tal como fueron editados por el padre Hurtado. Así, por ejemplo, no se modifica el lenguaje —que no es inclusivo— para respetar el texto original. También se conserva el uso poco prolijo de las comillas, dado que Alberto Hurtado no redactó estos libros y artículos para el ámbito científico sino para la amplia difusión. Solamente se corrigen pequeños errores tipográficos, se inserta entre paréntesis cuadrados algún término o se transpone alguna palabra para facilitar la lectura, pero no se agregan notas del editor, sino solo la nota inicial de cada texto, que señala su proveniencia y algún dato adicional de relevancia. De este modo cada volumen de los Escritos de san Alberto Hurtado tendrá una presentación referida al tema central de la publicación, encargada a diversos autores y una introducción específica, explicando los avatares y fortuna de las ediciones previas de estos escritos, a cargo de Samuel Fernández, curador de esta serie. 11 A L B E RTO H U RTA D O S . J. Con esta línea buscamos acercar a las fuentes —algunas muy lejanas y otras más cercanas— a los lectores de nuestro tiempo, devolviendo de este modo la posibilidad de comunicar a quienes hicieron su lema de vida ese “en todo amar y servir”, sello de la Compañía de Jesús y sus hombres. CL AUDIO ROLLE Director de la colección Biblioteca Jesuita de Chile 12 PR E SENTACIÓN El texto que comentamos es conmovedor. En algunos pasajes apasionado y apasionante. Tal vez como ningún otro expresa el alma, la espiritualidad y las ideas más profundas del Padre Hurtado. Aquí queda de manifiesto el profundo amor de nuestro santo a Jesucristo y su comprensión de las enseñanzas del Maestro. Como el título lo indica, se trata de un escrito hondamente humanista con una visión intrínsecamente trascendente y social de la persona humana. La fidelidad a las enseñanzas de san Ignacio llevan al autor a preocuparse por los grandes temas de su tiempo: la educación, la vida social, el uso de las riquezas, la economía, la vida política, el compromiso cívico, las relaciones internacionales, el correcto uso de los medios y los bienes de la tierra, el valor y organización del trabajo humano, el deporte, la familia, etc. En particular se puede apreciar la mística de un hombre de acción que reconoce a Jesús en la persona del pobre y que comprende el amor cristiano en el sentido más pleno sin rehuir —por el contrario, acentuando— la dimensión de justicia en las relaciones humanas. Particularmente importante es la centralidad otorgada al amor entendido en todos sus aspectos. Dimensión muy esencial para vivir el amor es la enorme sensibilidad a las diversas formas que adquiere el dolor en la humanidad. No duda en criticar la forma como hasta en el catecismo es tratado este tema donde pareciera tener menor importancia que la pureza (p. 224 y ss.). Todo esto, aunque el libro haya sido escrito hace ya muchas décadas y exprese su contexto de posguerra y de un país marcado por 13 A L B E RTO H U RTA D O S . J. la pobreza e injusticia, adquiere para el lector de hoy una enorme actualidad. El texto debe ser leído por nosotros a partir de los problemas actuales, muchos de los cuales no hacen sino profundizar las observaciones del autor. Alberto Hurtado es un buen conocedor y fiel seguidor de la Doctrina de la Iglesia que se refleja en abundantes y muy interesante citas de los documentos pontificios. De haber vivido en nuestro tiempo, ciertamente se habría referido al Concilio Vaticano II del cual fue un precursor y a los documentos de las conferencias episcopales latinoamericanas con las cuales tiene una profunda sintonía. Puesto que este libro reflexiona a partir de su tiempo, es natural y perfectamente comprensible que en más de algún punto refleje visiones de ese tiempo. Sin embargo el conjunto tiene una impresionante actualidad y nos permite releer la doctrina de la Iglesia con la perspectiva de una persona de hoy. Llama la atención el uso frecuente de estadísticas, cosa no común en su tiempo ni en escritos de esta naturaleza. Ellas adquieren para nosotros un gran interés pues nos señalan con datos objetivos la situación de su época y la evolución y progresos que hemos experimentado como país. Del mismo modo, es admirable el conocimiento de la literatura de su tiempo y sobre todo la erudición en las nuevas doctrinas pedagógicas de la primera parte del siglo XX que han tenido una fuerte influencia en el desarrollo posterior de esta disciplina. El texto refleja también un conocimiento directo poco común de las mejores prácticas existentes, pues señala la visita a numerosos centros educacionales tanto de Europa como de los Estados Unidos. Eso demuestra que el autor no solo fue impactado por la realidad social sino también por las respuestas técnicas y científicas que se fueron creando para responder a esa realidad. Aunque él dice expresamente que su escrito no tiene pretensiones técnicas (p. 66) este está profundamente marcado por esa dimensión, llegando a decir que es necesario pasar de la moral a la técnica (p. 124). Para cumplir el objetivo de su libro, que no es otro que fomentar el sentido social magistralmente definido (p. 151), él no se limita a la denuncia. 14 P R E S E N TA C I Ó N A pesar de la pasión con que se escriben estas páginas el autor guarda un notable equilibrio para tratar problemas complejos. No es simplista para hablar de la vida social, del uso del dinero, de las diversiones y fiestas, etc. Él reconoce la importancia que tienen todas esas actividades para la vida humana, pero señala los abusos existentes que desnaturalizan dichas actividades en desmedro de lo humano. La lectura de este libro hará mucho bien pues nos ayuda a reencontrarnos con un cristianismo y una religiosidad profundamente humanos y encarnados, con un insoslayable sentido social. Recomiendo una lectura pausada, tomando cada capítulo por separado y en su mérito. De este modo se hacen comprensibles las repeticiones que obedecen a la necesidad de ir a las raíces mismas de cada tema tratado. FER NAND O MONTE S S.J. Rector Universidad Alberto Hurtado 15 INTRODUCCIÓN DEL EDITOR En diciembre de 1947, pocos meses después de la publicación de Humanismo social, el padre Carlos Aldunate S.J, un buen amigo del padre Hurtado, le envió una carta en que le transmitía —entre otras cosas— las críticas que había escuchado en Chile, entre los jesuitas, a su último libro. No se conserva la carta de Carlos Aldunate, pero sí la respuesta de Alberto Hurtado, firmada en París, el 7 de enero de 1948. Las críticas que recibió Humanismo social están reflejadas en un párrafo de la respuesta del padre Hurtado al padre Aldunate, que vale la pena transcribir: En cuanto a lo que me dice de Humanismo social trasmitiéndome el testimonio de un buen amigo: estoy muy de acuerdo en la redacción descuidada (¡no soy escritor!); quizás algunos datos que no concuerdan. Yo agregaría otras críticas: mucha falta de originalidad; demasiada citación; no es obra de aliento; es vulgarización ¿Libro muy apurado? Hasta cierto punto: en los retoques de redacción, sí, pero en “apreciaciones apresuradas”, no creo1. A continuación, la carta insiste en la necesidad de contar con jesuitas con formación específica y dedicación exclusiva a los temas sociales. Esta afirmación supone que el padre Hurtado no cuenta con la formación adecuada para abordar el problema social J. Castellón (ed.), Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado (Santiago, 2003) p. 170. 1 17 A L B E RTO H U RTA D O S . J. y, por lo tanto, su acción podría tener consecuencias negativas. En síntesis, los críticos de Humanismo social afirman que es un libro mal escrito, con datos que no concuerdan; un libro poco reflexionado, que contiene apreciaciones apresuradas y escrito por alguien que no tiene la preparación específica para abordar los temas que trata. ¿Qué responde Alberto Hurtado a estas objeciones? Junto con aceptar algunas deficiencias del libro, defiende con dos aspectos. En primer lugar acepta que la redacción pueda ser descuidada, pero rechaza que Humanismo social sea un “libro muy apurado”, que contenga “apreciaciones apresuradas”, porque —afirma— “lo vengo pensando y preparando hace dos años” y además “es el fondo de lo que he predicado durante este tiempo”2. Estas afirmaciones dan interesantes luces para conocer la génesis de Humanismo social, tal como lo desarrollaremos a continuación. En segundo lugar, frente a la crítica de que el autor de Humanismo social no cuenta con la preparación específica para escribir sobre temas sociales, con mucha vehemencia Alberto Hurtado defiende —ya desde una perspectiva más amplia— la necesidad de abordar el tema social aún sin la formación específica, dada la urgencia del tema y la ausencia de alguien que cuente la preparación requerida. Esta segunda respuesta revela cuáles fueron las motivaciones del padre Hurtado para escribir Humanismo social. L A GÉNE SIS DE HUMANI S MO SOCI AL Alberto Hurtado sostiene que durante los últimos dos años había venido pensando y preparando Humanismo social. La revisión de la vida de san Alberto y de sus manuscritos inéditos permite Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 170. 2 18 I N T R O D U C C I Ó N D E L E D I TO R aclarar este dato. En octubre de 1944, Alberto Hurtado había tenido el encuentro con el mendigo, en quien reconoció a Cristo pobre, que lo impulsó a fundar el Hogar de Cristo, y en diciembre del mismo año, se había verificado su dolorosa renuncia al cargo de asesor nacional de los jóvenes de la Acción Católica3. Algunas semanas después, en el verano de 1945, se retiró de Santiago por un par de meses y comenzó a redactar un libro sobre los deberes sociales. En una carta a José Arellano, del 24 de enero de 1945, afirma: “Estoy estudiando JOC, preparando unas conferencias y un libro sobre nuestro deber social, educación social, vida social”4, y entre los manuscritos inéditos, se encuentra uno que lleva por título Vida social y deberes sociales5. Este libro no llegó a publicarse, pero posiblemente derivó en Humanismo Social (que lleva como subtítulo Ensayo de pedagogía social). Otra confirmación de la continuidad entre ambos escritos, es el hecho de que este borrador, iniciado en 1945, contiene títulos que posteriormente se encontrarán desarrollados en Humanismo social. Esto muestra que, efectivamente, dos años antes de 1947, Alberto Hurtado ya estaba pensando y preparando lo que sería Humanismo social. Pero esta larga reflexión y preparación de Humanismo social también se refleja en el hecho de que muchas secciones del libro definitivo fueron inicialmente conferencias pronunciadas por el padre Hurtado en los años previos a 1947. Este dato, junto con mostrar que las reflexiones contenidas en Humanismo social no son improvisadas, aclara el contexto vital —el Sitz im Lebem— de algunos capítulos del libro. Un recorrido no exhaustivo por las fuentes de los capítulos, clarifica el carácter del escrito: El capítulo I está constituido casi totalmente por La orientación fundamental del catolicismo, [1947], APH s25y04, que no es Cf. S. Fernández, “Circunstancias de la fundación del Hogar de Cristo: Estudio histórico en los documentos contemporáneos”, en Teología y Vida, XLIX (2008), pp. 875-891. 4 Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 203. 5 Vida social y deberes sociales, [1945], APH s24y01a. 3 19 A L B E RTO H U RTA D O S . J. claro si es una conferencia o simplemente el borrador de Humanismo social. El capítulo II contiene la reelaboración de muchos textos de ¿Es Chile un país católico? y de Problemas espirituales de América Latina, [1947], APH s29y15, que parece ser la primera redacción de un artículo para Lumen Vitae sobre los problemas sociales y religiosos en Chile, muy probablemente escrito a inicios de 1947. El capítulo III también contiene abundantes pasajes de ¿Es Chile un país católico? reelaborados y completados con elementos nuevos. El capítulo IV utiliza amplios pasajes de la primera conferencia de un ciclo en la Universidad Católica, pronunciada entre el 5 y el 7 de junio de 1945, que lleva por título La misión social del universitario, 1945, APH s56y22. El capítulo V, por su parte, contiene unos pocos pasajes de Mi responsabilidad frente al problema social, [1947], APH s24y04, que es una conferencia dada a un grupo de señoras en 1947, y otros de Justicia, 1946, APH s46y07, que corresponden a una prédica pronunciada en la iglesia San Francisco, el 2 de diciembre de 1946, durante el Mes de María. El capítulo VI solo se vale de un breve texto de El fundo, [1946], APH s26y04, que es una comparación de las situaciones agrícolas de los EE.UU. y de Canadá con aquella de Chile, muy posiblemente escrito al regreso de su viaje de 1945, y varios párrafos de ¿Qué es la JOC?, APH s20y26, un documento que describe los inicios de la JOC y su evolución a nivel mundial, probablemente escrito en 1939. El capítulo VII contiene amplios párrafos de Una concepción justa de la AC, [1947], APH s19y16 (charla sobre el sentido social, para la AC), del libro Punto de Educación, y de El adolescente de hoy, artículo publicado en la revista Estudios de abril 1939. El capítulo VIII utiliza un par de párrafos de Bienaventurados los pobres de espíritu, APH s36y10, que es una prédica de un domingo de Cuaresma, muy probablemente de 1945. El capítulo IX integra secciones de Vida social y deberes sociales, [1945], APH s24y01a, que son el borrador del libro redactado en enero de 1945, que corresponden a los primeros esbozos de lo que después será Humanismo social. El capítulo X contiene varios párrafos de Interésate en las cosas del otro, [1946], APH s69y03, un texto 20 I N T R O D U C C I Ó N D E L E D I TO R redactado, al parecer, al regresar de EE.UU. en 1946. El capítulo XI solo contiene unos pocos párrafos de Educación de la caridad, [1944], APH s49y17, que posiblemente proviene de los apuntes redactados para dar los Ejercicios Espirituales de ocho días predicados a los jesuitas en febrero de 1944. El capítulo XII integra un párrafo de Pasión, los sentimientos de Cristo, [1944], APH s37y13, que proviene de los mismos Ejercicios Espirituales de 1944, y otro de El mundo está entrando en una nueva era, [1946], APH s57y05, un escrito que podría ser el discurso del padre Hurtado en el día del joven católico, el 15 de agosto de 1946. Finalmente, los capítulos XIII y XIV no parecen contener textos provenientes de documentos anteriores. A estos datos habría que agregar que en algunos capítulos sigue declaradamente de cerca algún libro: Thellier de Poncheville, Todo el Evangelio en toda la vida, cap. I y IX; P.-H. Simón, Los católicos, la política y el dinero, cap. IV y V; y Ch. Blüher, La reconstrucción social según el plan de Pío XI, cap. V. En síntesis, por lo que se puede apreciar, una tercera parte del libro está constituido por textos reutilizados, lo que naturalmente arroja que dos tercios de Humanismo social son textos redactados para el libro. A partir de estos datos y del examen del libro, por una parte, se puede afirmar que las ideas presentes han sido elaboradas, pensadas y expuestas por Alberto Hurtado durante años, lo que implica que no se trata de ideas y pensamientos improvisados. Y, por otra parte, los que criticaron Humanismo social tienen razón al decir que el libro, en su redacción, está armado de modo “descuidado”, reutilizando textos de diversas proveniencias que no han sido suficientemente armonizados en su conjunto (lo que explica la falta de concordancia de algunos datos). Esta última deficiencia es reconocida por Alberto Hurtado, pero ante ella replica: “¿Pero ha pensado quién lo ha escrito, en qué condiciones de actividades, de tiempo, de preparación? Lo que sería válido para un escritor de Études, ¿lo es para un hombre que tiene diez cosas a la vez?”6. Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 170. 6 21 A L B E RTO H U RTA D O S . J. MOTIVO S PAR A E S CR IBIR HUMANI S MO SOCIAL Decíamos anteriormente que, según la carta del padre Aldunate, algunos jesuitas opinaban que sin la preparación específica en temas sociales, era mejor no escribir pues sin aquella formación “daremos palos de ciego y agudizaremos las prevenciones de muchos católicos, los afirmaremos en sus posiciones verdaderamente erradas, no tendremos el prestigio ante el clero… Nos contentaremos con cualquier cosa y hecha de cualquier manera”7. Ante esta objeción, Alberto Hurtado hasta cierto punto reconoce su falta de formación, y luego argumenta: “Dirá: entonces, ¿por qué escribe? Porque cree que a pesar de todo hay un público al cual aún esa manera imperfecta, pobre, sirve y aprovecha”8. El padre Hurtado reconoce los riesgos de abordar el tema social sin la suficiente formación; sabe que en un terreno tan delicado, una palabra mal dicha puede tener efectos negativos. Pero a la vez es consciente de los riesgos de callar. De hecho, en Humanismo social, citando a P. H. Simon, afirma: “Es muy peligroso el demonio de la novedad y de la precipitación, pero, no menos peligrosos son los demonios de la omisión, de la lentitud, del esperar indefinidamente” (capítulo IV). Y en la misma carta, refiriéndose ahora, en términos más amplios, a sus proyectos sociales argumenta: “¿Que alguna vez voy a meter la pata? ¡Cierto! Pero ¿no será más metida de pata, por cobardía, por el deseo de lo perfecto, de lo acabado, no hacer lo que pueda?”9. Finalmente, de manera bastante vehemente, se queja del espíritu de crítica que percibe a su alrededor, que crea un clima de achatamiento: Cada vez veo más claro el terrible complejo de pesimismo, debilidad, timidez, insignificancia que se apodera de tantos de los Nuestros y les Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 170. Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 170. 9 Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 169. 7 8 22 I N T R O D U C C I Ó N D E L E D I TO R impide realizar a la medida de su verdadero tamaño. Aquí mismo [en Francia] veo a Padres geniales, chupados de susto… Entre nosotros, usted ha visto, ¡qué desproporción entre lo que podrían producir y lo que producen!10. Luego destaca el ejemplo del padre Weigel y del padre Restrepo, que se esfuerzan por valorar lo positivo, y concluye: En cambio temo que los peritos para un diagnóstico muy exacto, pero desgraciadamente obscuro… como suelen ser los que podemos dar si miramos sobre todos los defectos, reales, no hagan más que alejar y desalentar a la gente11. En este contexto, vale la pena transcribir las entrecortadas palabras, propias de un borrador, que Alberto Hurtado redactó para lo que sería el prólogo de Vida social y deberes sociales, justo después de la amarga experiencia de su renuncia como asesor de la Acción Católica. Estas palabras expresan muy bien los sentimientos que lo impulsaron a la redacción del texto que, finalmente, será Humanismo social: He querido [escribir] para aquellos que, como yo, se sintieran tentados de guardar silencio. Lo que digo: Guardar silencio. Confieso que yo [he estado] tentado de callar, ¡pero no puedo! ¡Líbrame, Señor, de la tentación de callar!12. SA MUEL FERNÁNDEZ EY Z AGUIR R E Facultad de Teología Pontificia Universidad Católica de Chile Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 171. Cartas e informes del Padre Alberto Hurtado, p. 172. 12 Vida social y deberes sociales, [1945], APH s24y01a. 10 11 23
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