Historiografía de los conocimientos de inmunología y patología

REV. San. HIO. PCs.. 1987, 61. 707-721
Afio LXI.*Julio4^Qsro 1987
Historiografía de ios conocimientos de inmunología
y patología comparada en relación con la inoculación
y vacunación antivariólica
L. SAIZ MORENO
INTRODUCCION
Posiblemente no exista ninguna incidencia infectiva, en la que se haya
indagado con más ahínco, lo que se refiere a la patología e inmunología
comparada, como se hizo cuando se intentó y consiguió encontrar procedi
mientos que hicieran posible la lucha contra las enfermedades denominadas
viruelas: humana y ovina.
Y es ahora la ocasión, cuando se ha llegado a la práctica erradicación de
estos dos procesos, para echar una mirada al pasado, con el propósito de
analizar las experiencias llevadas a cabo, tanto en los animales como en el
hombre, de una parte sacar consecuencias que nos pueden ser útiles para
estudiar otras enfermedades aún no controladas, y de otra, rendir el tributo
que merecen quienes con su esfuerzo hicieron posible establecer una nueva
orientación en la normativa seguida para luchar contra los contagios,
originados por los entonces seres invisibles, que originaban auténticos
desastres en la salud pública y sanidad animal.
El conocimiento de la viruela humana y ovina tienen parecidas fuentes.
En todas las publicaciones se repiten idénticos detalles. «Según vagas
referencias recogidas en pergaminos, los pueblos primitivos del oriente
asiático ya conocían las viruelas, tanto del hombre como las que afectaban a
los animales, principalmente a los ovinos» y ya se hacía constar con
insistencia, al hablar de su fisiopatología, «que las personas o animales que
sobrevivían, no volvían a padecerlas, aunque estuvieran en contacto directo
con enfermos considerados extremadamente contagiosos. Destaquemos ya
que este concepto constituyó la primera piedra de lo que después se
denominaría Ciencia inmunológica. También nos interesa dejar constancia de
un hecho que consideramos de interés histórico. En muchas publicaciones se
atribuye a Sydenham el empleo, por primera vez, del término viruela en el
siglo xvH, concretamente «pequeña viruela», para diferenciar este proceso de
708
U SAIZ MORENO
la sífilis, conocida como «gran viruela», olvidando que este término se venía
ya utilizando desde hacía mucho tiempo en España, en relación con la
enfemedad en los ovinos. Concretamente, en la primera de las Leyes
profilácticas de la Mesta, aprobadas en 1488 se decía <tLos hermanos del
C O N O C i M I E N TO S D E I N M U N O L O G I A Y PATO L O G I A
709
explicativo para justificar la eficacísima participación de la señora Montagu
en la difusión de la variolización en Inglaterra, y más tarde en toda Europa,
que la siguiente carta (auténtico documento histórico) escrita por ella a un
personaje influyente de Londres, no mencionado, y que después fue publicada
Concejo de pastores que guardan los ganados, luego que supieran que están
con el título «Letters from the EasP>, que decía así:
dolientes de viruela...
«Voy a contar a vuestra merced una cosa que de seguro le hará desear estar
aquí (se refería a Constantinopla). Las viruelas, tan fatales y comunes entre
nosotros, hácense aquí del todo inocuas, merced a la intervención del infesto,
que tal lo llaman por estas tierras. Hay una cofradía de viejas que se dcdicail
a efectuar la operación todos los otoños, en el mes de septiembre, cuando
dejan de arreciar los calores. Las gentes se mandan recados, unas a otras, para
ASPECTOS GENERALES
Antes de enfrentamos con los aspectos históricos, motivo del presente
trabajo, nos interesa dejar sentadas las siguientes especificaciones programáti
averiguar si algún miembro de la familia tiene barruntos de haber contraído
del hombre y de los ovinos, sin que se hubieran establecido sus analogías y
viruelas. Los que se encuentran en tal caso convocan a una reunión (de
ordinario unas quince personas). Acuden las viejas trayendo una cáscara de
nuez llena de materia seca de viruelas de óptima clase y le preguntan a cada
diferencias.
una que vena quiere que le abran y, ni cortas ni perezosas, la consultante rasga
cas.
Hasta el descubrimiento de Jenner (1796), tan sólo se conocían las viruelas
Según ya hemos señalado, conocimientos empíricos habían establecido el
hecho, de que estas enfermedades preservaban a las personas o animales que
con la punta de una aguja que le ofrecen (con lo cual no causan más daño que
un vulgar arañazo) y ponen dentro de la vena tanta ponzoña como puede
las padecían de nuevos contagios.
caber en el ojo de un aguja y después tapan la herida con trocitos de cáscaras
fueron denominadas <dnoculacion o variolización». U «vacunación» fue
de huevo. Y de este modo abren cuatro o cinco venas más. Los griegos suelen
tener la superstición de abrirse una en medio de la frente, otra en cada brazo
y una cuarta en el pecho, para dejar de este modo marcada la cruz, pero esto
Las primeras prácticas de prevención, basadas en el anterior supuesto,
establecida postenormente, como consecuencia de las investigaciones de
Jenner, al que se debe la diferenciación de ambos conceptos, publicada
en 1797, según la cual «Para vacunar a un individuo se le debe inyectar, de
proposito deliberado con linfa procedente de la enfermedad que padecen las
vacas, que hemos denominado vacuna, con lo que el individuo queda
inmunizado eventualmente contra la viruela propiamente dicha. Por el
contrano mechante la vanohzación. con el inoculo se introduce en el cuerpo
H?
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Los conocimientos sobre inoculación a » • ^""^eeuencias.»
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a la especie
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propia enfemedad
a aue
acabamos
hacer
referencia. Al referimos a su conocimiento que acabamos de nacer
resistir la tentación, de hacer referencia a una Europa, no es posible
a los descubrimientos de Jenner y oue seo.r
le sirvieron de orientación en sus imh? manifestaciones de éste.
Lady
Mary
M
extraordinaria belleza, casada cm el Fmh Kingston, mujer de
la que se le lamó «bluestockings» ímed^s Inglaterra en Turquía, a
de «mujer que tiene gustos cariñosos v ciemT® significado cariñoso
padecido de viruelas a sus veintidós aL?T ^
la correspondientes lesiones aue le afcoro dejado, como reliquia,
produce malos efectos, pues cada una de esta heridas deja una pequeña costra
y por ello no lo emplean los que son supersticiosos, los cuales prefieren
tenerlas en las piernas o en la parte del brazo que permanece oculta. Los niños
y parientes de corta edad, juegan juntos lodo el resto del día y se conservan
en perfecto estad de salud hasta el octavo. Entonces comienza a apoderarse
de ellos la fiebre y guardan cama dos días. Todos los años se someten a esta
operación miles de personas, y dice en broma el Embajador francés, que aquí
toman las viruelas a modo de diversión, como en otros países lo hacen
cuando beben las aguas en los balnearios. No hay ningún caso de persona que
haya muerto de resultado de esta operación y ya puede vuestra merced creer,
que estoy de todo satisfecha de la seguridad de este experimento, puesto que
pienso hacer la prueba de él con mi propio hijito.»
Las primeras variolizaciones en Inglaterra se hicieron, con resultado
francamente positivo, en seis individuos condenados a muerte, que después
de la experimentación fueron indultados. La princesa Carolina, futura reina,
hizo variolizar a sus dos hijos, una vez que la Montagu lo hizo de su hija (el
hijo ya lo había sido en Constantinopla).
Las técnicas utilizadas en Europa, variaban según los países. La más
frecuente consistía, al principio, en recoger costras de las personas que habían
padecido un brote leve de la enfermedad, conservarlas en cajitas (dicen que
Constantinopla, en donde estaba destinado ^^^^l^iente conoció en
de hueso) y una vez secas, introducirlas en la nariz de los individuos que se
ajeros procedentes de China. Nada más
querían proteger. Pero el método de que después se impuso, tanto en las
variolización que habían llevado viaipro 1720, el método de
710
L SAIZ MORENO
personas como en los ovinos, consistía en recoger el fluido existente en las
pústulas bien manifiestas, aisladas y de buen aspecto, que se introducían, lo
más rápida posible en la epidermis del receptor mediante una ligera
raspadura, sin Uegar a producir sangre o simplemente haciendo una picadura
con el mismo instrumento (lanceta, aguja acanalada, etc.), con el que se
recogió el material contaminante.
La variolización en España se comenzó a practicar en la segunda mitad del
siglo xvn. En 1771 marchó a Londres el Dr. Miguel Gorman para aprender,
de manos del Dr. Sutton, el método utilizado por los médicos ingleses, que
eran los que teman mayor experiencia. A su regreso se convirtió en un
prosebüsta del método, con lo que consiguió, no sólo que poco a poco se fuera
utilizando la vanolización en todo el país, sino umbién interesar a las
^«on^endaran oficialmente y más
Urte la declararan obbgatoria en los niños cuando
ingresaban en las escuelas.
Esta disposición fue promulgada por el Rey Femando VI el 14 de agosto
Existe un hecho histórico relacionado con la inoculación antivariolosa que
° indirectamente, está relacionado con
la inmunología comparada. Fue puesto de manifiesto por uno de los médicos
variolización
nuestro
país. Se varaídeconocimiento
don JosephArgasde
Amla
ar. E
n una publicación.en
Dalo
s para ¡a
historia de la viruela en España se rpfrn'oii„ r • > j
había en la villa de Jadraque (GuaMa am) Al 1"=
CONOCIMIENTOS DE INMLtNOLOGlA Y PATOLOGIA
7 11
de los antiguos pastores que llepron a nuesvo país con sus ovejas procedentes
de lejanas tierras utilizando, según referencias recogidas de los poetas y
escritores no profesionales, pústulas procedentes de ovejas que habían sufrido
un proceso leve.
Entre las escritas más recientemente citaremos las expuestas por el
ganadero de ovinos trashumantes don Antonio Santodomingo en una de las
sesiones celebradas por la Sociedad Económica Matritense de Amigos del
País (1776). Había variolizado varios corderos y cameros de su propiedad con
resultados muy satisfactorios, tanto en lo que se refiere a los efectos de la
inoculación como de la resistencia adquirida cuando llegó el contagio. Por su
parte. Montes (1874) se refirió repetidas veces a tas experiencias que al
respecto habían llevado a cabo el médico Marcelino Botella, el cirujano
Femando Gómez y él mismo con resultados igualmente satisfactorios. Para
algunos, esta práctica la estaban practicando los pastores mesteños por su
propia iniciativa desde mediados del siglo xvi y con toda seguridad, como
dice Sanz Egaña, en el xvn.
Como aportaciones de los veterinarios españoles a este interesantísimo
capítulo de la inmunología comparada mencionaremos, entre las de mayor
interés, las siguientes:
Don Francisco González tradujo y comentó el primer trabajo publicado
en España, debido el profesor de la Escuela de París, ciudadano Chaven, y
después llevó a las páginas del libro de Daubentón (edición de 1798) sus
impresiones relacionadas con la oportunidad y conveniencia de esta técnica
profiláctica, recogiendo además el concepto que le merecía a los ganaderos de
LoN=S'
d
?e",j
r
rhrarrhaS^^^^
vacas lecheras
alrededor
de los pezoner'ne 5er f
Marañón (se lo oímos en una ^nfer^L aseguraba
aquella época.
Don Agustín Pascual dejó escritas sus experiencias en las acotaciones
hechas a la Agricultura general de Herrera, edición de 1819, recogiendo muy
Angoloti). este ilustre alcarreno se adekñió
detalladamente el estado de esta cuestión en el extranjero y en España.
experiencias, debido a la repugnancia oue^ hubiera divulgado estas
Don Carlos Risueño se ocupó de la variolización en su Diccionario de
Veterinaria (1829). Además de sentar criterios personales acerca de las
miento de Jenner. Marañón iustificahl n descubn-
cuando se trataba de invoducir en el se sentía
procedentes de los animales, en este caso de
características del virus originario de la viruela ovina y de discrepar de
algunas teorías expuestas por Jenner, a que después haremos referencia,
detallaba las técnicas más convenientes para practicar la variolización que fue
utilizada durante muchos años.
La variolización en ¡os lanares
Los fundamentos de esta práctica sanitari
acabamos de hacer referencia en relación mismos a los que
comprobación empirica de que los animale especie humana «la
Casas de Mendoza (1849) insiste en las ventajas de la variolización que
fundamenta no solamente en los trabajos de los extranjeros, sino también en
su experiencia personal y las referencias de colegas que en nuestro país la
se curaban no volvían a padecerla aunoue J f' ° Padecían esta enfermedad y
evolución de la enfermedad». También el ' - rebaños en plena
estaban ya practicando desde hacía más de medio siglo. De él son estas
para evitar la temida ignis sácere de los m primeras prácticas
abandono de las medidas de policía sanitaria.»
ámanos se pierde en las referencias
acertadas sugerencias: «La variolización del ganado es una práctica sanitaria
cuyas ventajas económicas son incuestionables, pero esto no significa el
712
L SAIZ MORENO
Se planteó y refutó las siguientes objeciones que hacían los detractores de
esta técnica:
Puede transmitir la viruela a los animales que tal vez no la hubieran
adquindo naturalmente.
Inoculando las reses sanas se puede extender el foco de contagio y
multiplicar los medios de transmisión.
La inoculación puede transmitir una enfermedad rebelde y tan mortífera
como la enfermedad natural.
U inoculación puede afectar a los intereses de los ganaderos en lo relativo
L laTana^° alimentación, venta de reses, esquileo y salida fácil
inoculación puede acarrear gastos por los honorarios de los inoculado-
C O N O C I M I E N TO S D E I N M U N O L O G I A Y PATO L O G I A
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Como colofón de este capítulo y en calidad de anécdota damos cuenta de
una técnica de tratamiento inmunológico propuesto por don José Enciso,
Mariscal Mayor del Regimiento de Voluntarios: «Inmediatamente que
aparezcan las viruelas en un rebaño se debe buscar en dicho hato la primera
borrega que se presente con viruelas bien manifiestas. Esta se degollará y la
sangre se amasa con la suficiente cantidad de sal para que la mezcla pueda
llegar a todo el rebaño que la toma con avidez. De este modo, al segundo o
tercer día salen todos los animales con el contagio. En seguida se recogerán
en un corral abrigado, del que no saldrán en día y medio, mientras se verifica
la erupción. Después se sacarán desde las diez del día hasta las dos de la tarde
y así sucesivamente hasta que se vea que comen y rumian; de este modo se
ahorrará una infinidad de impertinencias. El remedio es fácil, ya que todo el
mundo sabe que el ganado apetece la sal. De este modo se hace una
inoculación mucho más fácil que ¡a llamada variolización.»
Resalta las siguientes venuias- los
pastar y a abrevar en cualquier pane sin el meVoH " ®
La patología e inmunología comparada en relación con las viruelas
economía en el propietario tranmiiUHí.^ inoculadas. Se encontrana
Entre los más apasionados adeptos de las teorías traídas a Inglaterra por
la señora Montagu se encontraba un joven médico llamado Edward Jenner,
la duración del mal. desapareciendo al mesTred nr'°"'*'' ^
quetemero
l sganaderosa
l vriuea
l dea
l sresTsInñn?
beneficio para el comercio i la industria Se t ^
judicial se formara una Junta de sanidVdntn ^ ^^a partido
autoridades cuándo y de qué modo se riíh de asesorar a las
rebaños en peligro de ser infecS 1 !i variolización a los
mientes: situación topográfica del paraje"faSÍ ^ siguientes condiciona-
a inmunizar, la benignidad o malionin.^ i . aislamiento del ganado
bastedad de las reses, el estado de ^ . ®nftnnedad, la finura o
destete, esquileo, etc., ya para realizar!» " t ovejas, época de lactancia.
Té.,. Vicé„ él deLlr„!r ' ""
Memoria (1896), después de pasar revk^/^T ° variolización. En su
recomendadas para luchar contra la ^ medidas de policía sanitaria
justifica la nula protección de la «vanr^^^A y negar su eficacia,
importante aspecto de la inmunolocfa (después insistiremos en este
mente por la práctica de la varioli? V se pronuncia ilusionada-
inoculación con el propio virus de la v" Palabras: «Fuera de la
posible para el ganado lanar contra aci ' ■ ^ ^*isie preservación
Pa. defender sus pun.o, de v¡s«
de que los ovinos sólo pasan la enfrr™ ^^^^^aba en la unánime creencia
favorables resultados recogidos en en su vida y de los
entre la mortalidad en rebaños inmuni^"^Í^^®
^nocidos destacan los llevados a cab^r^ ° ^ 'os trabajos
Pn
i a de Ebro, don Serapo
i Manín oue^^' Subdee
l gado de Vetern
i ara
i de
motivaron la Real Orden de 11 de febLT?o^®'"°^ adelante, y que
la mente la práctica de esta medida recomendaba
o® profilaxis.
siendo autorizado por las autoridades sanitarias para practicar la variolización
en el condado de Glocester. Mientras celebraba reuniones en los poblados
para convencer a las personas que acudían a estas reuniones para que se
dejaran inocular, procuraba informarse de sus interlocutores, y uno de ellos,
un granjero llamado Benjamín Jestey, le puso en antecedentes de una
sugerencia, que constituyó el segundo principio básico de la inmunología. Era
éste <dos ordeñadores de vacas de aquel condado, afectadas de pústulas en sus
pezones, padecen también esta enfermedad, localizada en los dedos general
mente, y cuando esto sucede quedan libres de padecer la viruela, aunque
convivan con enfermos en fase aguda de contagio». Esta reiterada «cantinela»
de su ya amigo granjero le llegó a preocupar, hasta el punto de comentarlo con
su profesor, el doctor John Hunter, el cual le animó a estudiar la posibilidad
de que fuera realidad esta sospecha, pero con las siguientes advertencias: «No
pienses solamente. Haz pruebas. Se pacienzudo y cuidadoso en la experimen
tación antes de sentar conclusiones.» Y siguiendo estos consejos, se propuso
y consiguió poner de manifiesto que era realidad lo que comenzó por una
simple anécdota. Efectivamente existía la enfermedad en las vacas, que él
denominó «peste»; los ordeñadores se contaminaban de las pústulas que
tenían alrededor de los pezones, y los que padecían este proceso quedaban
inmunes al contagio de la viruela. Después nos referiremos a las experiencias
que le llevaron a estas conclusiones.
En realidad, hasta los estudios de Jenner se había concedido muy poco
interés a esta enfermedad del ganado vacuno, debido a que evolucionaba
como un proceso leve, sin repercusiones importantes. En principio se creyó
que su única ubicación era el condado de Glocester, en donde la estudió
714
L. SAIZ MORENO
Jenner. Pero una vez que la dio a conocer, comenzaron a detectarse focos en
otros condados del Reino Unido y, más tarde, en la mayoría de los países. En
España la estudió el veterinario don Agustín Pascual, dándola a conocer en
las anotaciones al libro de Herrera (1819) con el título «Viruela del ganado
vacuno o "cow-pox"».
En general, el cuadro clínico difiere poco con el proceso que padecen los
ovinos, solamente que su evolución es mucho más leve con localización de
las pústulas generalmente en las ubres y más concretamente alrededor de los
pezones. Para el profesor Gallardo, la verdadera procedencia de este proceso
C O N O C I M I E N TO S D E I N M U N O L O G I A Y PATO L O G I A
715
Las observaciones que ahora damos a conocer tuvieron lupr en las
comarcas occidentales de Inglaterra, concretamente en el condado de Glocester, en donde existe una enfermedad que con frecuencia contrae el caballo y
que los albeitares denominan «Ajugas» (Arestín o Gabarro).
Esta enfermedad consiste en una inflamación o hinchazón del «carcañab>,
de la cual mana derla materia dotada de propiedades muy singulares y capaz,
a lo que parece, de engendrar una enfermedad en el cuerpo humano.
En el condado de Glocesier, donde tanto abunda el ganado vacuno, se
S
i 'eyl ertrafta deTuT
Para
na vam
nedá
adsde virdusevariolousonhumd
anoeqcueehanpei rdoido.
encargan de su ordeño, indistintamente, criados y criadas. Habiéndosele
SpSíre^n:Ímrrríorre'"^^^^^^^
caballo enfermo de «ajugas» y sin cuidarse después de la limpieza y
desinfección de sus manos, ordeñó las vacas que le correspondían, teniendo
circulares y de forma aplanada co^ un clmc^'" ^ ]
centro. Después viene la desecación comoletándl. ^
doce días. Los contagios tienen
hombre ordeñador-vaca del modo descrtio por Jenne^"^^'"
FraSoTviLT^lt
(destinada a extender la vacunación antivlrinMil?'" humaniiana
Méjico se vio sorprendido con que se le hahS V FüiP'nas) ^
que había conservado hasta entonces mediJm''® «cow-pox»,
23 lactantes que le acompañaban iuntf ®
hubiera obligado a suspender la cam - ^ cuantas terneras. Esto le
haber descubierto dos focos de virnS^"^' ^ P®"" "^^^ual hecho de
mejicana de Valladolid y otro en la iH vacunos, uno en la ciudad
modo le fue posible aislar y purificar li ^"ebla. De este
después pasarlo a los niños que ar reactivarlo en las terneras para
continuar con su mu, que comí utilizado y de este modo
felizmente en 1806, después de hahp ^^bido, duró tres años, terminado
fue recogido en el folleto nue Si d® 50.000 personas. Esto
^^"'^rvadón
y preparación
de/a » su
Medio de
francés e italiano.
" aniivariólica,
queregreso
fue traducido
al
En relación con lo estudio
hecho escasamente divulgado comparada de Jenner, existe un
aportación histórica que nos
mantenido y defendido, relacionado?» Nos referimos al criterio
con el «Arestín» o «Gabarro» Esta i "amada «peste de las vacas»
trabajo al dar cuenta del descubrimiem ?^^ teoría la expuso en su primer
c^DÍtulo??."? variolae V» "
SSíím
°''^"''"^'gaciones
efí t '^89.
En unose
derefería
sus
ampliamente
a esta cuestión.vDecía
ím ^ vacuna»,
■ ^mre otras cosas:
encargado a uno de éstos que aplicase vendajes en los «carcañales» de un
pegados a los dedos algunas partículas de la materia infecciosa.
Este es el caso más común, y de este modo se transmite la enfermedad a
las vacas lecheras, propagándose a todas las existentes en el mismo establo y
de ellas al personal que las ordeña. Esta enfermedad, que designamos «Peste
de las vacas», se manifiesta en los pezones de las vacas en forma de pústulas
irregulares, que al comienzo suelen ser de color azul pálido. Estas pústulas, a
menos que se les aplique el oportuno remedio, degeneran a menudo en úlceras
fagedénicas, en extremo molestas para los animales que las sufren.
Los ordeñadores de estos animales, cuando se encuentran enfermos, se
ven afectados en diferentes partes de las manos y a veces en las muñecas,
manchas inflamadas, que al principio tienen el aspecto de pequeñas ampollas
que «presto» comienzan a supurar. Por lo común suelen aparecer en las
coyunturas de los dedos o en la punta de los mismos, pero sean cual fueren
las partes afectadas, estas formaciones superficiales cobran, siempre que su
situación lo permita, formas circulares, con bordes más salientes en el centro,
de coloración azulada. En ocasiones origina sintomaiología general (fiebre,
cansancio, escalofríos, dolores de espalda, jaquecas e infartos ganglionares),
que duran entre uno y tres días, dejando en las manos lagas ulceradas que
con frecuencia se hacen fagedénicas. A veces aparecen estas lesiones en los
labios, cara, etcétera, como consecuencia de contactos de los dedos afectados.
El artículo de referencia terminaba a modo de resumen: «Y ahí tenemos
cómo la enfermedad del caballo pasa al pezón de la vaca y de éste a los seres
humanos: o sea, caballo-hombre-vaca-hombre». Llamó a esta ligera dolencia
vacuna-, a la materia con que se comunicaba, fluido vacunal, y a la acción de
aplicarla, vucHnar o vacunación.
En apoyo de esta teoría, Jenner daba a conocer el siguiente caso por él
comprobado Joseph Merret era, en 1770, criado de un labrador y, de vez en
vez le ayudaba a ordeñar las vacas. Tenían también caballos, y durante la
primavera comenzaron a padecer «ajugas», siendo el joven Merret el
encargado de curarlos. De pronto se presentaron los «nodulos» en las vacas
(peste de las vacas); a continuación, en el cuidador de los caballos, y
716
CONOCIMIENTOS DE INMUNOLOGIA Y PATOLOGIA
L. SAIZ MORENO
accidentalmente, ordeñador de las vacas. Con ello, decía Jenner, se había
cerrado el ciclo epidemiológico a que anteriormente hemos hecho referencia.
Y aún ínsite para hacer valer su teoría, que cuando en 1795 se llevó a cabo
una amplia campaña de vacunación en la zona en que vivía Merret y, por
consiguiente, se le inyectó la vacuna, no le produjo reacción alguna, tan sólo
una pequeña reacción de carácter erisipeloide cerca de los lugares dónde se le
aplico la vacuna. Más tarde convivió con un familiar atacado de un proceso
agudísimo, sin notar alteración alguna; el resto de los contactos que no habían
sido vacunados enfermaron y algunos murieron.
Por supuesto que toda esta argumentación era consecuencia de su
desconocimiento de la patología animal, sacando deducciones falsas.
Entre nuestros veterinarios se conocía esta enfermedad de los caballos y
fue esi^cialmenie estuiüada; entre otros, por don Agustín Pacual. En uno de
sus trabajos al respecto hizo referencia al concepto epidemiológico que de ella
tema Jenner. Estos foeron sus comentarios, que después se impusieron como
definiüvos: «Aun admitiendo la existencia del "arestín", denominado por los
JennS
r.rííT
Jennep). DDon
on Carlo
s Risuescéptico
eño fue mas tade
jantelas
en smanifestaciones
us apreciaciones- «No exde
iste
717
Esto sucedía en 1798. La evolución del proceso fue idéntico al anteriormente
por él señalado en el joven Phipps. De las pústulas aparecidas en el nuevo
receptor inoculó a cinco nuevos niños, ratificando, definitivamente, el éxito
de la investigación.
También interesa, a los fines de la patología comparada, las posibles
relaciones entre la viruela humana y la de los pavos. Incluso en algunos
trabajos se pensó que fueran estos animales los culpables de mantener los
contagios. En 1802, el tantas veces mentado Semanario de Agricultura
{número correspondiente al 16 de septiembre), publicó un curioso trabajo en
el que hacía referencia a una importante epizootia de viruela en estas aves
acaecida en Madrid, que causó muchas bajas, sospechando que esta enferme
dad «pudiera causar peijuicios a la salud pública». Preocupado el desconocido
autor de este trabajo por esta posible relación, viruela de estas aves con la
humana, solicitaba que los facultativos, y particularmente la Real Escuela de
Veterinaria, hicieran algunas pruebas para asegurarse si es o no peijudicial a
la especie humana, tratando de conseguir una vacuna para librar a estas aves
de! mal, con lo que además se evitarían las muchas pérdidas en las manadas
relaaon alguna entre el "arestín" y el "cow-pox"» Lo cierto eoLem
cuno,a teona dd descubridor de la vacuaa amivariólica pasó píonto d
que entran y salen de la capital en el otoño.
OM
J,osea,ao
fnparpaeri deal hsio
tna.Poresoal ariemosahora
í ese
f
Esto, naturalmente, no desmerece la importancia de las exieriencias aue
medad de los pavos no tem'a características zoonósicas y, por tanto, carecía
elo
j ven me Jco Uevo a cabo para poner alservcio
i dea
l ce
i nS u^ deo
ls
A esta solicitud se refirió don Agustín Pascual, en uno de sus trabajos
publicados en esta misma Revista, afirmando rotundamente que esta enfer
de poder contagioso para las personas.
La especificidad del virus de la viruela ovina y la ineficacia de la
«vacunación»
de iSTefXTr™
directamente de las vacas sino de la mUt i ^ niatena la tomé no
ordeñadora.»Elnñ
iosea
lmabaJamesPhp
ip'yía^Som,SarNem
l í'
Los indudables éxitos obtenidos con la vacunación antivariólica en la
especie humana excitó la curiosidad de médicos y veterinarios para estudiar
la posibilidad de aplicar la «vacunación» al ganado lanar, sustituyendo a la
variolización, no definitivamente exentó de riegos. Para ello se intentaron
algunas experiencias con estos dos planteamientos que nos proponemos
comentar por su indudable interés histórico.
vS'e^tSn^El
acunalo
ln
i riod^le erípS'r
n d LthaL
lm
'-aTda
'TdirpuTd
nt
de infectar con él a las personas.
pérdida de apetito y tuvo una leve iaoiieca rwro i escalofríos,
término significaremos el producto preparado con la linfa obtenida de
bien, sin volver a notar molstZ
' nTE
' ud
' VSo 1^10" ?°
virulenta, tomada directamente de la pústula procedente de In f ?
padecía a
l enfermedad, con un cuadro cünci o Tve s^Lc e
l ^^
alteración que una pequeña papulita en el^tin hÍ ? • ?
oxperienca la rcpeU algunas vLs' mls^id
' ScoÍ riSo
' "t'Esta acertada y bien llevada experiencia fue desnué? •
aotronó
io,Wa
ilimSummer,dm
i curmcmcdepús.ufe
lSsͫe
Efectos que produce el virus originario de la viruela ovina cuando se trata
Posibilidad de inmunizar a los efectivos lanares con la «vacuna» (con este
pústulas que daban lugar a la viruela de las vacas «cow-pox»).
Punto primero:
Us primeras investigaciones al respecto se deben al doctor MarchelL
médico de Génova, el que, poco después de utilizar la vacuna de Jenner en
a
ln
i ^nd
i S contm a
l vriíea
l humana con excee
l ntes resutla os,
conseguir los mismos efectos utilizando el virus aislado de pu«ul«
producidas en la viruela ovina, en sustiución del «cow-pox». Los resultados
MvrsTA DE Sanidad, 7-8.-3
718
L.SAIZ
MORENO
719
C O N O C I M I E N TO S D E I N M U N O L O G I A Y PATO L O G I A
no le convencieron plenamente. En 1804 fue repetida esta experiencia por el
en ninguno de los corderos se pudo constatar reacción alguna que demostrara
doctor Sacco (italiano), uno de los más entusiastas defensores de la «vacuna».
que estaban protegidos contra su propia viruela. Así fue demostrado cuando
Utilizó las siguientes experiencias, que él describe del siguiente modo: «En un
pueblo de Italia inoculé de este modo (se refería a la aplicación del virus de
la viruela ovina) a seis niños y vacuné (referencia a la aplicación de la técnica
jenneriana) a otros dos, para que pudieran servir de testigos. Los granos que
se presentaron en los cinco niños a los que se Ies aplicó el virus ovino tan sólo
se diferenciaban de los aparecidos en los "vacunos" en ser más pequeños. A
partir de estos niños, por indicación mía, el doctor Mauro Legni transmitió
la linfa a otros niños y siempre con los mismos resultados.» Por tanto, la
experiencia del doctor Sacco resultaba positiva en principio en el sentido' de
ser posible la sustitución del virus de las vacas por el más fácil de obtener
el procedente del ganado lanar.
Pese a la autoridad de este médico italiano, especialistas de varios países
intentaron repetir las experiencias del doctor Sacco, pero los resultados fueron
totalmente discrepantes. De las más expresivas y que definitivamente dejaron
sin valor alguno estas primeras afirmaciones del médico italiano fueron
realizadas por el prestigioso cirujano de Versalles, doctor Voisin Estas fueron
las técnicas utilizadas y los resultados obtenidos «la inoculación hecha a los
nmos con el virus ovino originaba, en general, una manifiesta irriución tal
fueron variolizados los mencionados cameros, manifestando una reacción
francamente positiva. Después de esta exposición, el doctor Carro llegaba a
la siguiente conclusión; «Si bien puede existir interrelación entre los distintos
tipos de viruela, la ovina constituye una modalidad morbosa autónoma, que
se presenta y difunde independientemente.»
Otra vez nos tenemos que refrir al doctor Voisin. Esta fue su definitiva
experiencia: «Habiéndose manifestado la viruela ovina en cinco reses de un
rebaño de 133 cabezas, su dueño mando "vacunarlas", realizando la opera
ción el profesor de Patología de la Escuela Veterinaria de Alfort y por Husson
y los resultados fueron los siguientes. Del sexto al séptimo día se presentaron
en 119 reses uno, dos o tres granos en los lugares en donde se habían hecho
las incisiones. Algunos días después se declaró la viruela y enfermaron tanto
los animales que no habían reaccionado a la «vacuna» y como los que
manifestaron los granos y con igual intensidad. En otros rebaños colindantes
se practicó la variolización, dejando animales sin inocular; éstos enfermaron
y ninguno de los que habían recibido la variolización.» En vista de estos
resultados Voisin llegó a esta conclusión: «Ni los lanares transmiten la
como la descnbe el doctor Sacco, pero ninguno de estos niños quedó
viruela a íos niños ni recíprocamente la del hombre es inoculable al lanar.»
caba la vacuna V enfermaron algunos de ellos de esta enfermedad natural».
E. Delmar, muy conocido por su colegas españoles: «Los resultados obtenidos
por Jenner con su vacuna para prevenir la viruela hiimana, Uamaron la atwaón
inmunizado, reaccionando normalmente cuando oportunamente se les apli
Por todo elo, lego a la conclusión «que el conugio de la viruela ovejuna no
afecta para nada al hombre». Esta observación decía, se corresponde con lo
que sucede en la practica, ya que nadie ha denunciado que los pastores que
ordenan las ovejas enfermas de viruelas padezcan pústulas, como ocurre a los
que lo hacen en las vacas. Estas conclusiones furon ratificadas y admitidas por
Refiriéndose a este mismo asunto, escribió el veterinario francés
de los veterinarios, los cuales pensaron, con cierta lógica, que podna también
servir para inmunizar a los ovinos y por ello hicieron ^l^unos intentos, pero
en la práctica no obtuvieron resultados positivos, aunque en algunos casos se
aparentemente positivas, que después resultaron fal-
otros investigadores, incluso por el doctor Sacco. que comprendió su error,
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se había apoyado para formular sus conclusiones.
zar a los lanares con la vacuna Jenner vacunación no tiene ningún
justificado por no haber presenciado personalmente las experiencias en que
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referencia
estas
tres
rotundas afirmaciones: Risueño . -jgjyy «^ay que admitir
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efecto preventivo a la viruela ovina.» Telez Vicen ( 817^j<n
como hecho demostrativo que la vacunación e algunos
preventivo de la viruela ovina.» Pascual (^181^^^
veterinarios que han señalado /padecen los pastores, pero estas
se^lgo a resutlados postivos, pero pronto fueron rectficados pS otros ríL
manifestaciones deben ser contrastada . S
Punió segundo:
Se trata de la posibildad de «vacunar» a los efectivos lanares
Fueron muchos los ensayos realizados para comprobar esta posibildad
Htsison, de otm.També
i n en este segundo supuesto eno
l s ¿rm
i eros Sos
meditados. El doctor Carro, ilustre médico vienés informó el h!
de los ovinos y esta, a su vez 'g muestra experiencia, fuera de
la inoculación, con el propio virus (se epizootia
noviembre de 1802, en el Sem/flrioí/e^grícM/íuraiúmero 318 p 80 que
otra prevención posible para los lanares en lo que se
ganadoa
l narenHungna,comenzóaíacero
l TíosSe^e®
custoda
i , con el fm de dsi poner de sufSenL, 0,^0
variolosa.» ¡««AcHt-flciones don Serapio Marín en
el profesor vetennano Pessmg, encargado de «vanm^ i .P-bu, que
centenaresdecorderos.Losnd
iosreacco
i "arco-^'Z.d
lrd
',
A resultados parecidos llego con sus rebaños de Pina de Ebro
la campaña de prevención que llevo a anteriormente hemos
(Zaragoza), puestos de manifiesto en la memoria a que
hecho referencia.
720
L SAIZ MORENO
CONOCIMIENTOS DE INMUNOLOGIA Y PATOLOGIA
RESUMEN
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On fait un éiude détaillé des rélaüons existente i •
comparé)entree
lsvaró
ie
lsanm
i ae
lscthuman
iesA^L«rémTo"nLV
lacuoes existentes dans i'epidemiologie de cettes y¡" quelques
éteintes.
iroses,
mamtenant
praiiquement
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