La Economía Solidaria en América Latina Euclides André Mance

La Economía Solidaria en América Latina
Euclides André Mance
Antes de abordar el tema de la economía solidaria, parece conveniente situar, aún que de manera muy
introductoria, dos perspectivas de acción económica que pueden ser adjetivadas como economía política y
economía social — en la falta de mejores adjetivos. Con ellos no identificamos campos de estudio o abordajes
tradicionalmente planteados. Sino diferentes perspectivas de la práctica económica como ejercicio de poder en
favor de intereses de acumulación privada, en el primer caso, o de atención a las necesidades de todos en el
segundo. Empero no haya como explicitar acá los fundamentos de la economía de liberación ni hacer un
resumen de su cuerpo teórico en desarrollo, abordaremos algunas de sus implicaciones, con respecto al
tratamiento de flujos económicos en circuitos solidarios y de como se puede operar en ellos bajo una lógica de la
abundancia y no de la escasez. Tal abundancia económica es tornada posible gracias a la liberación de las
fuerzas productivas, con las cuales se puede suprimir la privación de la propriedad que es requerida para
satisfacer las necesidades de todas las personas para la realización de su buen-vivir de manera ecológicamente
sostenible. Acá está todo muy resumido.
Todos los seres humanos tienen necesidades por satisfacer. Pero, como no pueden atenderlas por si mesmos
individualmente, ellos cooperan entre si con ese fin, desarrollando complexas relaciones sociales. Desarrollan, al
mismo tiempo y en dialéctica relación, las fuerzas productivas y las necesidades humanas. La aplicación
tecnológica de los conocimientos permite producir más que el requerido para atender al conjunto de las
necesidades y con menos trabajo vivo empleado. Pero, la economía tanto puede ser organizada para la
liberación de los seres humanos, con la liberación de las fuerzas productivas y la generación de tiempo libre
para el buen-vivir de todos, como para su dominación, manteniendo el desarrollo de las fuerzas productivas
subordinadas a la lógica de la escasez y generando un tiempo de no-trabajo como resultado de exclusión
económica.
Por eso, una comprensión adecuada de las relaciones económicas exige considerarlas por lo menos bajo tres
aspectos: el modo de producción de medios económicos, el sistema de intercambio de esos medios y de los
signos de valor en él utilizados y la formación política y social del arreglo de poder de la sociedad como un
todo, que mantiene tales relaciones económicas operando bajo el ejercicio mezclado de consensos y de coerción
en el uso de la fuerza por medio del Estado, en su relación con el poder público de la sociedad civil.
Tal análisis debe evidenciar como esas relaciones contradictorias se organizan como formas política de
dominación de clase o como formas sociales de liberación del conjunto de la sociedad.
Del punto de vista analítico es posible, pues, distinguir prácticas de economía política y prácticas de economía
social. Acá conferimos una connotación muy particular y circunstanciada a esos dos conceptos resumidos en dos
frases. Las acciones de economía política se refieren a formas económicas fundadas en la explotación del
trabajo y en el reproducción de la privación de la propriedad requerida a la satisfacción de las necesidades
humanas, como formas de asegurar la acumulación de valor por la clase social que controla los medios de
producir, los medios de intercambiar (productos y signos de valor) y los aparatos de mantenimiento jurídico y
militar de la conformación de la propia sociedad divida en clases. En contrapartida, las acciones de economía
social se refieren a formas económicas que buscan, ensayan o realizan en grados diversos la superación del
modo de producción fundado en la contradicción entre capital y trabajo, del mercado como sistema de
intercambio y de la formación social capitalista, por medio de empresas o cooperativas autogestionadas por los
trabajadores; por medio de sistemas de registros y signos de valor — emitidos, gestionados y eliminados bajo
control de comunidades — que suprimen la necesidad del dinero escaso como condición de intercambiar los
bienes y servicios o otros medios económicos; y por medio de mecanismos de participación que fortalecen el
poder público no-estatal, como condición tanto para suprimir los mecanismos políticos de dominación de clase
ejercidos por intermedio del Estado, como para realizar su completa transformación, visando asegurar a todas
las personas las condiciones requeridas al ético ejercicio de sus libertades públicas y privadas.
Pero, del punto vista histórico, lo que se ha llamado de economía social no ha realizado ese proyecto y no tiene
esa identidad. Bajo el aspecto del modo de producir, ella se propagó largamente como cooperativas,
asociaciones y empresas sociales. Pero, subordinando su producción al sistema de intercambio capitalista — que
requiere dinero escaso como símbolo de valor para concluir transacciones de intercambio de medios económicos
por ella generados, tanto productivos como de consumo final — fue incapaz de realizar la liberación de las
fuerzas productivas que están bajo su propio control. Con ellas podría avanzar en la supresión de la privación de
los medios económicos requeridos por las personas para atender a sus necesidades insatisfechas en los niveles
de cantidad y calidad según el estadio ya alcanzado de desarrollo de las fuerzas productivas bajo su control. Pero
no lo hizo. Por fin, bajo el aspecto de la formación social, el movimiento cooperativo abdicó de la confrontación
política con el capitalismo, aceptando subordinarse a las mismas reglas hegemónicas de mercadeo, disciplinadas
por los Estados nacionales. También no fortaleció la construcción social de un poder público capaz de avanzar
en la supresión de la sociedad de clases y ni siquiera avanzó en la consolidación de la democracia económica en
los territorios donde actúa con respecto a sus propios flujos de valor en el interior de las comunidades con las
cuales se relaciona.
Cumple destacar que el conjunto de las cooperativas, si sigue actuando bajo la lógica del mercado — que es el
sistema de intercambio capitalista —, no tendrá condiciones de suprimir el propio capitalismo. Por lo contrario,
con esta lógica de intercambio y siguiendo estrategias idénticas de operación, ellas fueran se tornando cada vez
más similares a las empresas capitalistas, buscando reducir costos y aumentar escalas, enfrentando de esta
manera mercados cada vez mas saturados. En 2012, el volumen de negocios de las 300 mayores cooperativas
en el mundo alcanzó a USD 2,2 billones (millones de millones), lo que equivale al PNB brasilero, siendo que las
2 mil mayores cooperativas en 65 países alcanzaron a USD 2,6 billones (millones de millones); en el mundo
todo aproximadamente un mil millón de personas están integradas en cooperativas 1.
Cumple también considerar que diferentes formas de empresas sociales y organismos del Tercer Sector tienen su
autonomía limitada por depender de subsidios de gobiernos, cuyos presupuestos advienen básicamente de
impuestos sobre la actividad económica. Y así, paradójicamente, el trabajo — en su mayoría explotado en las
sociedades de clase donde actúan estas empresas sociales de forma subalterna — genera productos que son
comercializados en el mercado regido por la lógica de la escasez. Y sobre la actividad económica realizada,
mayormente bajo formas de explotación humana y de degradación ambiental, el Estado recauda impuestos que,
al final, subsidian también empresas sociales y organismos del Tercer Sector. La actividad de estas empresas y
organizaciones, bajo diferentes legislaciones, también contribuye para la recaudación estatal, pero en magnitud
menor que las empresas privadas con ánimo de lucro. Y sin subsidios estatales, muchas empresas y
organizaciones sociales no existirían.
Por su vez, la expresión economía solidaria abarca en América Latina diferentes conceptos y prácticas, que
pueden ser sistematizadas de varias maneras, pero que serán consideradas acá como formas económicas de
supervivencia, resistencia y liberación2. Podemos asociar estos grados a los diferentes aspectos intrínsecos de un
eje de luchas económico, que integra necesariamente la atención de necesidades inmediatas de las personas, el
enfrentamiento de las estructuras económicas y de poder que generan la insatisfacción de sus necesidades (en
otras palabras, que generan la privación de lo que es requerido para satisfacerlas) y la construcción de nuevas
formas de producir, intercambiar medios económicos y gestionar el poder colectivo.
La economía de supervivencia visa asegurar la subsistencia de las personas, como se pasa con una parte de las
prácticas de economía social — con un agravante de no haber en América Latina un estado de bien estar social,
sino una gran fragilidad de todas las políticas públicas, dado el endeudamiento de estos Estados que transfieren
remesas liquidas valores a las economías centrales y a instituciones financieras que especulan
internacionalmente. En estas economías de supervivencia están diferentes practicas de generación de ingresos
con producción doméstica, artesanías, agricultura familiar con bajos insumos tecnológicos, comercio popular y
micro-finanzas. Mucho de la llamada economía popular, destinada a la reproducción de la vida de las personas,
podría ser integrada aquí. Pero, para José Luis Coraggio, que cuñó un concepto propio de economía popular,
"aunque en lo interno las unidades domésticas de los trabajadores (populares) se organizan por la reciprocidad
(don/contradon simétrico) y se orientan por la reproducción de la vida de todos sus miembros, la solidaridad
no es el comportamiento social propio ni siquiera predominante entre las unidades domésticas o entre las
comunidades de la economía popular realmente existente "3. Tratase, en síntesis, de una economía que visa
1
2
3
http://ica.coop/en/whats-co-op/co-operative-facts-figures
Para Coraggio, las economías latinoamericanas son mixtas, componiendo la economía empresarial capitalista que visa
la acumulación privada de capital, la economía popular que visa "la reproducción de las vidas de los miembros de las
unidades domésticas, grupos y comunidades particulares" y la economía pública, que se orienta por "una combinación
de necesidades sistémicas, muchas veces en contradicción: el bien común (cuya definición es materia de lucha social,
como lo es en los casos de los apotegmas consensuados del Vivir Bien o el Buen Vivir), la legitimación estratégica de
un sistema injusto, la gobernabilidad que requiere el capital para funcionar". (2009, p.10)
Así afirma Corragio (2009, p.12): "sucintamente, llamamos economía popular al sector de la economía organizado por
los trabajadores en pos de la reproducción de la vida de sus miembros. El trabajo es su principal capacidad, pero
cuentan también con otros recursos y una potencia en acto de producción y reproducción de riqueza (valores de uso
atender a las necesidades de reproducción social de las personas y de sus familias. Diferentes políticas públicas
que se autodenominan como de economía solidaria en América Latina nada más hacen que suportar, con
legislación, programas y recursos, acciones económicas que no van más allá de la generación de puestos de
trabajo y de ingresos para la población más empobrecida en iniciativas de carácter colectivo.
Las economías de resistencia, por su vez, pueden ser caracterizadas como aquellas que no solo visan generar
alternativas de trabajo y de ingresos pero igualmente enfrentar estructuras capitalistas de dominación. En
general, tienen una fuerte politización sobre autogestión o ecología y un discurso ideológico bien demarcado de
confronto a la explotación del trabajo y a la degradación del planeta. Empero tengan una postura política más
crítica al capitalismo, siguen, del punto de vista de sus propios flujos económicos, desconectadas entre si, Y con
sus compras y ventas operadas en el sistema de intercambio fundado en la escasez para la realización del lucro,
siguen, en general, reproduciendo con sus prácticas al sistema que combaten ideológicamente, En muchas de sus
evaluaciones se registra frecuentemente que tienen capacidad de producir, pero que no tienen a quienes vender.
Por otra parte, la escasez del dinero para realizar intercambios ha hecho surgir los grupos que crean monedas
sociales, consideradas en su forma clásica como monedas complementares a las de curso estatal que operan en
los mercados. Algunas estrategias de clubes de trueque, en el pasado reciente, llegaron mismo a reproducir
técnicas monetaristas, como la oxidación (devaluación) de monedas sociales, para evitar su acumulación.
Muchos acreditaban ingenuamente, de manera casi fetichista, que substituir la moneda estatal por una social
significaba salir de la lógica de acumulación capitalista para la lógica de distribución solidaria. Pero no
comprendían los flujos económicos reales que, independiente de los signos de valor, seguían en larga medida
retro-alimentando los circuitos capitalistas de acumulación. No daban mayor atención a la reorganización de las
cadenas productivas y a organizar redes colaborativas de emprendimientos. Por su vez, sistemas de microcrédito y finanzas populares, empero sean espacios de resistencia comunitaria, siguen al final, en gran medida,
retro-alimentado igualmente formas de acumulación capitalista y, no raro, monedas sociales convertibles en
dinero por bancos comunitarios operan de igual modo que las monedas convencionales en los mercados locales
en la realización de lucro por comerciantes privados asociados al sistema.
Las economías de liberación, por su vez, no solamente generan opciones de trabajo e ingresos y atienden
necesidades económicas de los participantes, como enfrentan estructuras hegemónicas del capitalismo y buscan
avanzar en la construcción de nuevas formas de producción, nuevos sistemas de intercambio e una nueva
formación social. Tratase de liberar las fuerzas productivas de su subordinación a la lógica de escasez de los
mercados. Su principal figura organizativa son los sistemas de red colaborativa, que reorganizan flujos
económicos y cadenas productivas con vistas a constituir circuitos económicos solidarios locales, integrados en
nivel internacional en redes de economía solidaria.
En esta perspectiva, dando sus primeros pasos, avanzan algunas redes colaborativas que integran consumo,
intercambio, comercio, producción, financiación y desarrollo tecnológico. Las Unidades de Intercambio
Solidario emitidas por la red Comal en Honduras, respaldadas en los inventarios de las cooperativas, es un
ejemplo de la búsqueda no solo de cambiar el modo de producir pero, igualmente, el sistema de intercambio,
retro-alimentando los flujos económicos de ambos y potenciando su sustentación. Otras redes como la Ecovida
en Brasil, integran todos los eslabones de la cadena de producción de orgánicos, desde los productores y
operadores logísticos, hasta los consumidores finales. La Red de Bancos Comunitarios en Brasil, destaca la
importancia de realizarse mapeos de flujos económicos para diseñar estrategias de sustentación de iniciativas de
producción, comercio y servicio. Los circuitos económicos solidarios que se están organizando en diferentes
países de América Latina, como en Ecuador 4, Guatemala, México y Brasil, se tornaron objeto de una linea
4
producidos o naturales) que queda oculta para la ideología económica hegemónica pero es de gran peso económico. Es
usual la combinación de inserciones: trabajo para el autoconsumo doméstico, trabajo por cuenta propia, asalariado,
asociativo, comunitario, participación en redes de ayuda mutua, cooperación en la producción, en la comercialización,
producción para el autoconsumo de bienes públicos a niveles locales, etc. con relaciones de reciprocidad pero también
de fuerte competencia egocéntrica".
La constitución de Ecuador ha establecido la distinción entre tres sectores económicos. Según Coraggio (2009, p. 9),
que ha asesorado el Gobierno del país, "en nuestro criterio, la Constitución del Ecuador reconoce que el sistema
económico actual es mixto, pues señala tres sectores, la economía pública, la privada y la popular y solidaria (que
incluye taxativamente las cooperativas, asociaciones y comunidades), y que en ellos, particularmente en la economía
popular, deben expandirse las prácticas solidarias para la obtención del buen vivir de todos. Al reconocer y valorar la
economía popular (sin darle expresamente ese nombre se reconocen, además de las definidas como solidarias, las
formas económicas autónomas, familiares y domésticas) y al asumir el objetivo de su desarrollo cualitativo como
economía popular y solidaria, se está admitiendo tanto la relevancia histórica de las prácticas económicas orientadas
por la reproducción de la propia vida de los individuos, grupos y comunidades, organizada básicamente desde las
específica de trabajo educativo de CEAAL - Consejo de Educación Popular de América Latina.
A partir de los aprendizajes de estas redes y de otras organizaciones, esta en curso un proceso de convergencia
de tecnologías sociales de economía solidaria, que viene permitiendo integrar, de manera consistente,
funcionalidades de diferentes prácticas bajo nuevas formas organizativas. Los circuitos económicos solidarios y
sus sistemas de intercambio solidarios son expresión de ese proceso y integran, de manera orgánica,
funcionalidades que anteriormente estaban separadas en organizaciones productivas, de intercambio, comercio y
finanzas solidarias. Estos circuitos posibilitan organizar arreglos socio-económicos con base en el análisis de
flujos económicos de un territorio y reorganizar el proceso de producción y apropiación de medios económicos y
de destinación de excedentes para solidariamente suprimir la privación de la propriedad (medios de consumo
final o medios productivos) que es requerida a la satisfacción de necesidades de los participantes y de sus
comunidades (LOPERA GARCÍA y MORA RENDÓN, 2009; MESSI, 2011; MANCE, 2013)
Ante esta distinción de alcances y formas de economía solidaria, de supervivencia, resistencia y liberación, se
puede preguntar si el comercio justo es solamente una practica para asegurar la supervivencia de los
productores; si es igualmente una forma de resistir a la dominación global del mercado capitalista; o si, además
de eso, pretende igualmente colaborar en la construcción de otro sistema de intercambio, que no esté fundado
en la escasez del dinero y en la privación de la propiedad que puede ser suprimida con la liberación de las
fuerzas productivas en cadenas solidarias y como podría el comercio justo actuar para eso. Lo mismo se puede
preguntar para todas las organizaciones de finanzas solidarias y, entre ellas, particularmente a los bancos
comunitarios que emiten sus propias monedas: si ellos quieren simplemente atender necesidades inmediatas de
crédito para consumo y producción; si pretenden combatir el sistema de crédito capitalista por la expansión de
uno solidario; o más bien si desean contribuir, al final, para suprimir los intercambios fundados en la escasez
del dinero — escasez esa que asegura su condición de reserva de valor — y si pretenden construir otro sistema
de emisión de signos de valor en escala local y global, autogestionado por las comunidades, contribuyendo
igualmente para suprimir la privación de la propriedad requerida al buen-vivir de las personas, mediante la
liberación de las fuerzas productivas ya desarrolladas en las sociedades actuales.
De hecho, la superación del sistema capitalista requiere la creación de un nuevo modo de producción, un nuevo
sistema de intercambio e una nueva formación social que supriman la privación de la propriedad para el
conjunto de la sociedad por medio de empresas autogestionadas, de un sistema de intercambio que no este
fundado en la escasez del dinero y de relaciones sociales no-alienadas, pero humanizadas, con la gestión
democrática de un poder publico no-estatal que se confronta con el poder estatal hasta abolir sus funciones
políticas de dominación de clase. Acá vamos hablar solamente de los dos primeros aspectos en la lógica que
subyace a los circuitos económicos solidarios.
A partir de un mapeo de flujos económicos, diagnosticando tanto la necesidad de medios económicos y de
signos de valor requeridos para la realización de los intercambios, como también la capacidad de solvencia de
las transacciones mediante la oferta de productos o de trabajo por los participantes, se generan los signos de
valor necesarios para compensar las transacciones en el interior de los circuitos económicos solidarios locales.
Así, para un quantum de necesidad a atenderse en la comunidad. grupo o red, generase un quantum de signos de
valor requerido para la compensación de los intercambios, considerándose las capacidades productivas para la
atención de las necesidades mapeadas. Eses signos operan como derechos a recibir en productos y son
movilizados en todas as transacciones en los circuitos económicos solidarios conectados entre si en sus flujos
económicos. Con eses signos de valor, los consumidores pueden obtener cualquier producto ofrecido en el
interior del sistema de intercambios, sea un producto de origen solidaria o no. Los emprendimientos, por su vez,
pueden igualmente obtener en el sistema de intercambio todo lo que esté disponible y que atienda a sus
necesidades según su plan de suministro presentado y aprobado en el circuito.
La operación de un sistema de intercambio solidario global exige la organización de circuitos económicos
solidarios locales, conectados entre si en sus flujos económicos.
unidades domésticas, como el papel central que tiene el desarrollo de sus formas asociativas, autogestionadas y
afirmadas en la capacidad de los trabajadores de diversas culturas para cooperar, organizar y dirigir autónomamente
actividades económicas esenciales para el funcionamiento de cualquier sociedad. El Buen Vivir incluye entonces
asumir y disfrutar de conductas que son solidarias con las condiciones de buena vida de los otros, rechazando la
indiferencia individualista que propician el utilitarismo posesivo estrecho así como las tendencias a una diferenciación
destructiva del otro, si es que no autodestructiva."
En el circuito solidario, los sistemas de producción y de comercio se convierten en una especie de sistema de
servicio. El consumidor contrata el servicio de proveimiento mensual de un volumen de medios económicos por
un valor predeterminado durante todo el contrato. Con ese valor mensualmente recibido por la cadena de
producción y suministro, los productos son generados y entregues a los consumidores conforme los planes de
consumo contratados en el sistema. Para lo que no haya producción solidaria, se compra en el mercado
convencional con margenes mejores por aumento de escala. Tanto en la producción solidaria cuanto en las
compras fuera del circuito con volúmenes elevados se obtienen excedentes operacionales.
Actualmente se abre un debate muy interesante sobre como mejor utilizar los excedentes para la organización y
expansión de los circuitos. Presento sucintamente un argumento en elaboración con el cual finalizo este texto.
Las empresas capitalistas, gracias a la reducción de costos con el desarrollo de las fuerzas productivas entre
otros factores, invierten cada vez más en publicidad. Estimase para 2015 un gasto de 600 mil millones de
dolares en publicidad en todo el mundo5 — algo como el PNB de Venezuela y Chile sumados.
Pero en la economía solidaria, mejor que hacer publicidad, sería aplicar el valor de excedentes obtenidos en los
circuitos para generar un volumen aún mayor de productos, mas allá del contratado en los planes de consumo de
los participantes, para que ese volumen excedente en forma de productos fuera distribuido gratuitamente a los
participantes, que los donarían a quienes quieran. Por tratar-se de excedentes y por haber un contrato de
proveimiento mensual a los asociados que sostiene también la producción de los excedentes, esto no impactaría
negativamente en los emprendimientos ni en la sustentación de los circuitos. Pero tendría efectos muy positivos
en varios aspectos para la estrategia de expansión y consolidación de un sistema económico solidario.
Si imagináramos, pues, que las 2 mil cooperativas anteriormente mencionadas actuaran en circuitos económicos
solidarios y que 10% del volumen transaccionado en 2012 correspondiera a excedentes y mitad de este valor
fuera distribuido en productos con esa lógica, habría una distribución de 130 mil millones de dólares en
productos gratuitos a los socios de los circuitos, para que los dieran a quienes los necesiten — una cifra
equivalente al PNB de Ecuador y Uruguay sumados. Esto levaría a una dinamización de las proprias
cooperativas integradas en las cadenas de suministro de la producción de estos bienes, pues se quedarían con
parte expresiva de eses valores gastos en la producción de lo que seria posteriormente regalado — de igual
manera que el gasto de empresas capitalistas, "regalando" al consumidor anuncios de publicidad, sostiene
cadenas amplias de vehículos de comunicación. Pero, levaría también a un expansivo crecimiento en el número
de asociados de los circuitos económicos solidarios en todos los lugares donde esa estrategia fuera adoptada.
Pues, el participante que contrata el servicio de proveimiento previsto en su plan de consumo puede sacar del
sistema, gratuitamente, un plus, hasta el igual valor de lo que ha contratado, a depender, entretanto, de los
excedentes que sean apurados en el circuito.
En este argumento se analiza igualmente que la reducción de liquidez en los mercados por la captación de dinero
en los fundos mediante los planes de consumo de los asociados en número creciente y la distribución sustentada
de productos gratuitos así realizada podrían impactar en la reducción de ventas de estos productos por empresas
privadas en los mercados capitalistas y, por otra parte, liberar las personas que tienen poco dinero de la
privación de propriedades requeridas a la satisfacción de sus necesidades.
Argumenta-se también que el desarrollo de las fuerzas productivas en la economía solidaria, comunal, social, las
cuales operan como economía de liberación, debería ampliar la vida útil de los productos, por ejemplo, paraguas
que duren 25 anos, aparatos de afeitar que duren 50 anos, lamparas que duren 100 anos, etc. Así no habría la
necesidad de substituir tales productos con frecuencia para atender a la necesidad que de ellos se tiene. Y los
recursos que no serían más gastos en la adquisición y fabricación de esos productos, podrían ser destinados para
la adquisición y producción de otros artículos necesarios, que aún no se puede atender en el circuito solidario
por falta de recursos para inversión. Así, tales recursos mensuales no-gastos serían destinados para el startup de
otros emprendimientos de economía solidaria que atendrían a las nuevas necesidades incluidas en los planes de
consumo.
Con esa lógica, en la medida en que se libera las personas de necesidades insatisfechas, se va igualmente
liberando los circuitos de la propia necesidad de satisfacer aquellas necesidades. A decir, si la lampara durar mil
años, no será necesario producir lamparas para quienes ya estén atendidos. Nos liberamos no solamente de la
5 http://www.emarketer.com/Article/Advertisers-Will-Spend-Nearly-600-Billion-Worldwide2015/1011691#sthash.SbsVffIZ.dpuf
necesidad de luz, pero igualmente, por un largo tiempo, de la necesidad de substituir lamparas para tener luz.
Así, se va liberando las fuerzas productivas de la lógica del desarrollo que las confina en el sistema de la escasez
y que destruye el planeta agotando sus recursos. Y vamos adecuándolas a la lógica sustentable de la abundancia,
que suprime las privaciones para el buen-vivir de todos.
La mejores formas de conectar estos circuitos económicos y sus flujos de productos, valores y de representación
de valor siguen siendo las redes colaborativas solidarias. Esas redes deben integrar los circuitos locales en
circuitos económicos globales. La forma de integrar la emisión autogestionada del crédito local en intercambios
internacionales pasa por la organización de un sistema de compensación de créditos locales por créditos de
circulación universal, respaldados en los fondos en dinero que las comunidades tienen, de modo que la
aprobación de un proyecto de financiación para alguno emprendimiento, que implique la conversión de créditos
en dinero, posa ser hecho con recursos de eses fundos solidarios en cualquier país, no siendo necesarias
transacciones internacionales en dinero 6. Con eso, los flujos de valor de los circuitos económicos solidarios,
organizados en redes solidarias, se tornarían independientes del sistema financiero capitalista, tanto en
transacciones locales como internacionales.
Más que eso, emitiendo créditos en igual magnitud de valor al dinero retirado de circulación de los mercados,
acentuase la escasez del dinero en ellos y por lo tanto acentuase la reducción de demanda en relación a la oferta
cada vez más abundante de productos — dada la distribución gratuita y el alargamiento de da vida de ellos.
Esto, progresivamente, generaría un cuadro económico similar al de las crisis cíclicas del capitalismo,
dificultando su reproducción. Pero, por otro lado, permitiría avanzar en la liberación de sus fuerzas productivas
y progresar en la supresión de la privación de la propriedad requerida a la satisfacción de las necesidades de las
personas, al mismo tiempo en que se difunde la emisión autogestionada de créditos que substituyan el dinero en
transacciones requeridas para la sustentación de los emprendimientos y de los circuitos.
Como la única forma viable de hacer eso es organizando redes de economía solidaria, la única revolución global
posible que construya un sistema económico solidario es una revolución de redes que actúen conjuntamente de
manera colaborativa y solidaria. Esas redes deben ser autogestionadas, con mecanismos de tecnología de la
información que permitan a las personas, en tiempo real, participar de los procesos de tomas de decisión,
valiéndose de mecanismos de inteligencia colaborativa y artificial que ya están desarrollados y que deben ser
perfeccionados. Tales mecanismos posibilitan igualmente compartir conocimientos sobre como organizar las
redes, circuitos y replicar las unidades productivas y de intercambio existentes; compartir el valor económico
bajo la forma de dinero para el startup y consolidación de esas iniciativas en los diferentes países; organizar
circuitos económicos solidarios locales que se sostienen a partir del propio consumo de las familias; desarrollar
las fuerzas productivas para distribuir gratuitamente productos en los territorios.
Bueno, ese es un argumento en construcción para debatir. Está muy sintetizado, por los limites de espacio, lo
que dificulta comprender sus fundamentos e implicaciones.
Referencias citadas:
2009. CORAGGIO, José Luis. Territorio y Economías Alternativas. Ponencia presentada en el I Seminario Internacional
Planificación Regional para el Desarrollo Nacional. Visiones, desafíos y propuestas. La Paz, Bolivia, 30-31 de julio de
2009.
2009. LOPERA GARCÍA, Luz Dolly; MORA RENDÓN, Sol Bibiana. "Los circuitos económicos solidarios: espacio de
relaciones y consensos". In: Semestre Económico, volumen 12, No. 25, pp. 81-93 -ISSN 0120-6346- julio-diciembre de
2009. Medellín, Colombia . Acesible en: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4845821.pdf . Disponile en 10/abr/2015
2011. MESSE. Circuitos Economicos Solidarios. Acesible en: https://www.youtube.com/watch?v=-1VWkvgcCtU.
Disponible en 10/abr/2015
2013. MANCE, Euclides André. Sistemas de Intercambio Solidario. Acesible en:
http://www.economiainclusivasolidaria.info/blogeconomia/sites/default/files/archivos/documentos/SOLIDARIUS.pdf
Disponible en: 10/abr/2015
2014. MANCE, Euclides André. Economía de Libración y Economía Solidaria. Acesible en:
https://www.youtube.com/watch?v=SBFVbDMnrT0 Disponible en: 10/abr/2015
6
Experiencias de intercambio de este tipo fueron analizadas en mi libro Constelação Solidarius.