CAPÍTULO V

CAPÍTULO V
EL REFLEJO DEL ROSTRO DESPLEGADO
Y ESCONDIDO: ¿WIRACOCHA?
Hay cosas tan escondidas en
los indios del Kollao,
que solo Dios las lcanza.
Pedro Cieza de León
Mirar. ¡Saber mirar!
Y proseguir mirando,
cada vez más hondo,
cada vez más lúcido.
Es toda la estética andina.
Fernando Diez de Medina
1. Wiracocha, sus atributos y
representaciones
origen Colla y hablaban puquina, que era su
«lengua secreta» (entrevista personal).
Es necesario reconocer que los estudios
relacionados con Wiracocha constituyen uno
de los temas más complejos concernientes
a la religiosidad andina, debido, entre otros
aspectos, al desconocimiento de los antecedentes
lingüísticos de su nombre: no se sabe si procede
del puquina, del quechua o del aimara, e
incluso es escrito de diferentes formas, en
algunos casos proporcionadas por los cronistas
y propuestas posteriores, como Wiracocha,
Viracocha, Wiraqocha, Huiracocha, Uira Kocha,
Wirakocha, Wira Kocha, Wira Quchan, Wira
Qocha, etcétera, además de otras palabras que
lo acompañan, como se verá más adelante. Para
Cerrón Palomino, los incas originarios eran de
La mayor parte de esta complejidad se atribuye
también a la heterogénea información que
heredamos de los cronistas españoles, producida
por sus limitaciones con la lengua y por el
compromiso que asumieron en las campañas de
evangelización para favorecer el pensamiento
«occidental-cristiano». Éste es un detalle
importante, porque nos muestra que los escritos
sobre la religiosidad andina en general y la del
altiplano en particular fueron producidos en un
contexto de intereses religiosos profundos y a veces
hasta contradictorios. Resultaron así, sin duda,
objeto de manipulación por la evangelización y la
extirpación de idolatrías en los siglos XVI y XVII.
Es pues evidente que muchas de las crónicas están
319
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
signadas por sus propios intereses y visiones del
mundo. Al respecto, algunos autores señalan que
es entendible que se quisiera encontrar un «Dios
Supremo», «Creador», vinculado con la religión
monoteísta, al punto que se llegó a relacionar
a este personaje con versiones bíblicas, con la
presencia de algunos santos y apóstoles como
santo Tomás o san Bartolomé. Se lo representó
así como un hombre con barbas que llevaba un
bastón y larga vestimenta; a decir de estos autores,
tales versiones revelan un carácter religioso
interesado y están impregnadas de la estructura
de pensamiento propia de sus autores.
Otros estudiosos niegan la categoría de Dios
Creador y se resisten a igualarlo al Dios cristiano.
Entre estos últimos están Henrique Urbano
(1981), María Rostworowski (1983), Pierre
Duviols y César Itier (1977). Ellos sostienen que
la figura de Wiracocha fue manipulada para
compararla con la del dios cristiano y así cumplir
mejor su misión evangelizadora. Aun ahora, este
punto no se ha agotado.
Además, es importante tener en cuenta que
los cronistas tampoco escribieron todo lo que
escucharon, sobre todo si no eran «hechos
coherentes» con su pensamiento y para los
propósitos de evangelización. Esto se puede
colegir de algunas versiones como la del cronista
español Cieza de León: «Reídome de lo que
tengo escripto de estos indios, yo cuento en mi
escritura lo que ellos a mi contaron por la suya y
antes quito muchas cosas que añadir una tan sola
[...]» (Cieza de León 2005: 315). En el capítulo C,
este autor agrega:
De lo que se dice de estos Collas de su origen
y trage y como hacian sus enterramientos
quando morían […] Muchos de estos indios
cuentan que oyeron a sus antiguos [...] Y
dan a entender, que es mucha la antigüedad
de sus antepasados, de cuyo origen cuentan
tantos dichos y fábulas, si lo son, que no
quiero detenerme en lo escribir, por que unos
320
dicen que salieron de una fuente, otros de
una peña, otros de lagunas (Cieza de León
2005: 255).
Como se ve claramente, el cronista señala que no
escribe todo lo que escucha. Por otra parte, en sus
Comentarios reales Garcilaso de la Vega también
refiere no entender quién es Tici Viracocha.
Menciona que los indios no dan las debidas
explicaciones a los españoles, porque éstos todo
lo tienen por invención del demonio:
Los indios no saben de suyo o no osan dar la
relación destas cosas con la propria significación
y declaración de los vocablos, viendo que los
cristianos españoles los abominan todas por
cosas del demonio, y los españoles tampoco
advierten en pedir la noticia dellas con llaneza,
antes las confirman por cosas diabólicas como
las imaginan. Y tambien lo causa el no saber de
fundamento la lengua general de los Incas para
ver y entender la deducción y composición y
propia significación de las semejantes dicciones.
Y por esto en sus historias dan otro nombre a
Dios, que es Tici Viracocha, que yo no sé qué
signifique ni ellos tampoco (Garcilaso de la
Vega 1985 [1609], libro II, capítulo II: 48).
En esta misma línea encontramos una versión de
Bernabé Cobo en la que se puede ver claramente
que no escribe lo que no estaba en su esquema
mental. Habla de idolatrías; señala que «deja
aparte torpesas, cosas obsenas e idolatrías»; no
ha querido poner en sus escritos la «falsa y las
suciedades que tenia la religión», como se puede
ver en el párrafo siguiente:
Finalmente, observaban mucho los sueños
y pedían a los hechiceros y adivinos se los
declarasen e interpretasen, dando entero crédito
a lo que éstos les decían. Esto es lo principal
que tenían estos indios peruanos de idolatrías,
dioses, ceremonias, ritos y supersticiones, dejado
a parte lo que como gente bestial, inmunda
y sujeta al demonio, tenia de torpesas y cosas
Ricardo Bardales Vassi
obsenas que mesclaban con sus ritos [...] Pero
no he querido poner en esta relación y tratado
de su falsa Religión cosa que pudiese ofender
las orejas castas del cristiano lector; y así, de
propósito, he dejado las suciedades que tenían
por Religión y con que acompañaban muchas
de sus idolatrías y supersticiones (Cobo 1964b,
libro XIII, capítulo XXXVIII: 234).
Por su parte, el cronista Juan de Betanzos califica
de idolatrías y bestialidad algunas versiones
vinculadas con Wiracocha: «Otras muchas cosas
hubiéramos aquí escrito desde Viracocha, según
que estos indios me han informado del si no por
evitar proligidad y grandes idolatrías y bestialidad
no las puse donde las dejaremos […]» (Betanzos
1999, capítulo II: 15). De tal modo, los cronistas
dejaron de lado la cosmovisión y la religión del
mundo andino. Sin embargo, no podemos decir
que lo que refieren carece por completo de
veracidad. Hay aún, en este campo, materia para
la investigación.
Las crónicas hacen referencia al dios Wiracocha,
espacialmente vinculado con Tiahuanacu y el
lago Titicaca como centro de su origen. Habría
sido, entonces, un «ser» de gran importancia en
la religiosidad del altiplano. Estos hechos nos
conducen a considerar que Wiracocha fue en
algún tiempo una imagen o símbolo importante
en la cuenca del Titicaca, que habría llegado hasta
el pleno florecimiento de la cultura Tiahuanacu, y
que la Puerta del Sol sería la escultura que muestra
la máxima expresión de su arte, al plasmar a su
deidad principal y su cosmovisión.
Entre las versiones de los cronistas que señalan
el origen de Wiracocha en el lago Titicaca y
Tiahuanacu tenemos la de Betanzos, quien dice
al referirse a Con Tici Viracocha:
[…] dicen que salió de una laguna que es
de esta tierra del Perú en la provincia que
dicen del Colla suyo un señor que llamaron
Contiti Viracocha […], y como este hubiese
salido de esta laguna fuese de allí a un sitio
que junto a esta laguna está donde hoy día
es un pueblo que llaman Tiaguanaco, en
esta provincia ya dicha del Collao (Betanzos
1999, capítulo I: 11).
Por su lado, Pedro Sarmiento de Gamboa indica:
«Otros afirman que esta creación el Viracocha la
hizo desde el sitio de Tiaguanaco […]» (Sarmiento
de Gamboa 1942, capítulo 7: 53); por su parte,
el cronista José de Acosta señala:
Como quiera que sea, dicen los indios que
con aquel su diluvio, se ahogaron todos los
hombres, y cuentan, que de la gran laguna
Titicaca salió un Viracocha la cual hizo
asiento en Tiaguanacu, donde se ven ruinas
y pedazos de edificios, antiguos y muy
extraños, y que de ahí vinieron al Cuzco, y
así tornó a multiplicarse el género humano
(Acosta 1962: 62) (figura 610).
Fig. 610
Balsa del lago
Titicaca, muestra
de una herencia
ancestral.
321
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
El cronista Guaman Poma de Ayala utiliza el
nombre «Ticze Uiracocha»: «Estos primeros indios
llamados Uariwiracocha runa adoraban al Ticzi
Uiracocha, Caylla Uiracocha, Pacha Cámac, Runa
Rurac, hincados de rodillas, puestas las manos
y la cara mirando al cielo [...]» (Guaman Poma
1993: 45).
Por su parte, Posnansky hace referencias del
dios «Khunu Titi Huirajocha» o «Khunu Tisis
Huirajocha», y agrega: «También es sabido que
Huirajocha fue uno de los poderosos dioses
adorado por los grupos de razas vivientes en el
altiplano, en épocas precolombinas» (Posnansky
1914: 19).
Como hemos visto, en las versiones de las
crónicas coloniales no existe, lamentablemente,
concordancia en relación con los términos que
se utilizan para designar al mismo personaje;
hay otros calificativos o atributos como Con
Titi, Condici o Ticci (hacedor, principio, criador).
Esto hace más complicado averiguar y entender
mejor su verdadero significado. Y aunque aquí
no pretendemos llegar a un planteamiento
definitivo, pues ésta es tarea de los especialistas
en el tema, reseñaremos las diferentes palabras
que acompañan al dios Wiracocha. Para empezar,
según el cuadro 5.1 indicamos el significado que
le dan los cronistas.
Cuadro 5.1
Nombre y significado que asignan los cronistas al dios Wiracocha
Cronista
Nombre que se le
atribuye
Significado que se le
designa
Juan Betanzos (1551)
Con tici Viracocha
"Dios hacedor del mundo"
Pedro Cieza de León (1556)
Tici Viracocha
"Hacedor, principio de
todas las cosas"
Bartolomé de las Casas (1566)
Condici Viracocha
"Hacer del mundo"
Sarmiento de Gamboa (1572)
Viracocha Pachayachachi
"Criador de todas las cosas"
Cristobal de la Molina
"El cuzqueño" 1572
Tecsi Viracocha
"Incomprensible Dios"
Pedro Gutiérrez de Santa Clara
Viracocha
"Espuma de la mar" o
"Manteca de la mar"
Acosta de José
Viracocha
Pachacamac
Pachayachachic
"Que la mar lo engendró"
"Criador del cielo y de la
tierra"
¿Fuente?
1.1.Wiracocha
Desde el punto de vista lingüístico, el quechua
cree pertinente separar Wira y Qocha. El primero,
según los diccionarios de Santo Tomás (1560) y
Gonzales Holguín (1608), está relacionado con
322
«grasa», «engrase», «engorde», de lo que podría
deducirse que la grasa estaba asociada a la vida,
al «líquido vital», y que se relacionaba con fuego
y luz, al utilizarse la grasa como combustible.
Para Gisbert, «grasa» es lo mismo que «ánima» o
«espíritu». Por su parte, Bertonio refiere la palabra
Ricardo Bardales Vassi
Wira vel wä wä: «El suelo, o cualquiera cosa que
va cuesta abajo» (Bertonio 1993 [1612]: 970). En
lo que concierne a la palabra qocha, en quechua
significa «agua», «lago» y «mar», de manera que
Wiracocha podría entenderse también como
«espíritu del agua». Así lo señala la mismoa Gisbert
(¿AÑO?: 354). Para Cerrón Palomino sería «lago
vivificador» (entrevista personal, 2008), mientras
que para Gutiérrez de Santa Clara significaría
«espuma de la mar» o «que la mar lo engendró»
(Urbano 1981: 16).
El cronista José de Acosta lo califica como «Supremo
Señor” y «Hacedor de Todo» y lo relaciona con
Pachacámac, Pachayachachi y Usapu: «[...] y así
comúnmente sienten y confiesan un Supremo
Señor y Hacedor de todo, el cual los del Pirú
llamaban Viracocha, y le ponían nombre de gran
excelencia, como Pachacámac o Pachayachachi,
que es creador del cielo y tierra, y Usapu, que
es admirable, y otros semejantes» (Acosta 1962:
219).
En las crónicas aparecen referencias a que
Wiracocha era reputado de «incomprensible»:
su nombre era demasiado sagrado y misterioso
para ser pronunciado. Cristóbal de Molina lo ha
considerado como Tecsi Viracocha, que quiere
decir «incomprensible Dios» (Molina 1947: 26);
por su parte, el padre Cobo señala:
Daban a la primera causa títulos y nombres
de gran excelencia: los más honrosos y
usados eran dos; ambos traslaticios y de
gran énfasis: Viracocha el uno, y el otro
Pachayachachic; al primero solían anteponer
o posponer algunas palabras, diciendo
unas veces Ticciviracocha, y otras Viracocha
yachachic [...] El de Ticciviracocha era
tenido por misterioso, el cual, interpretado,
significa «Fundamento Divino»; el nombre
de pachayachachic quiere decir «Criador del
Mundo» (Cobo 1964b, capítulo V: 155).
Blas Valera, a su vez, refiere: «También dijeron
que el gran Illa Tecce Viracocha tenia criados
invisibles, por que al Invisible le habían de servir
invisibles. Dijeron que estos criados fueron hechos
de nada por la mano del gran Dios Illa Tecce
[...]» (Valera 1945: 5). Esta última referencia no
hace otra cosa que afirmar que este personaje
no necesariamente estaba concebido para ser
observado a simple vista (figura 611).
Fig. 611
Felino Choque Chinchay o Caral
(Huaca Prieta) ¿? MARCA DEL
AUTOR.
323
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
Por otra parte, en el periodo Inca a Wiracocha
se lo ha representado de varias formas: en unos
casos como una figura antropomorfa, como
relatan los cronistas. Molina el Cusqueño describe
en forma breve las características del Hacedor en
el templo del Cuzco:
[...] el cual era el Pachayachachi, que quiere
decir «Hacedor» [...] Y así con este acuerdo y
conocimiento mandó hacer las casas y templo
de Quishuar-cancha [...] donde puso la
estatua del Hacedor de oro del tamaño de un
muchacho de diez años; el cual era figura de
un hombre puesto en pie, el brazo derecho
alto con la mano casi cerrada y los dedos
pulgares y segundos altos, como persona que
estaba mandando» (Molina 1947: 38).
A su turno, Cieza de León lo describe como
la figura de un apóstol en el templo de Chaca
(Cacha): «[...] con vestimenta y una corona o
tiara en la cabeza [...] Algunos dijeron que podía
ser esta hechura a figura de algún apóstol que
llegó a esta tierra» (Cieza de León, I, capítulo
XCVIII: 2005: 251). Otra “versión” de Wiracocha
se puede observar en el dibujo de la plancha del
altar mayor que representa Santa Cruz Yamqui
Pachacutic Salcamayhua (1613), en el que aparece
en forma de óvalo o «huevo», como el Hacedor
(Santa Cruz Pachacuti 1993: 208). Como se sabe,
el huevo expresa «el origen» o «germen».
Esta representación fue hecha en una lámina
de oro, y el óvalo se ubica en el centro superior
(universo), en un lugar preferencial, entre el Sol
y la Luna y rodeado de un conjunto de elementos
vinculados con la astronomía y la naturaleza. Aquí
es interesante recordar cómo lo llaman en algunos
de los himnos: «Oh almácigo de sustancia vital
[…]», lo que nos recuerda el dibujo y alegoría
que se encuentran en el podio (parte inferior)
del «Señor de los Cetros» de la Puerta del Sol, la
criatura «germen del agua» (figura 683).
Al respecto, Ziólkowski, haciendo una referencia
a la traducción de Wiracocha por Szeminski como
324
«el almácigo de la sustancia vital», señalaba:
«Szeminski está convencido que en los himnos
dirigidos a Wiracocha y particularmente los
transcritos por Cristóbal Molina “El cusqueño”,
se manifiestan conceptos de indudable origen
prehispánico. Se descartaría, así mismo, cualquier
influencia europea, entre otras razones porque los
rasgos del “dios creador” evocado en los himnos
no coincide con los atributos del dios cristiano»
(Ziólkowski Mariusz 2001: 278, en Szeminski ms:
25, 27 “Del sexo del Creador y del interprete
traicionero”). Supuestamente, la concepción de
Wiracocha no ha sido la misma en el tiempo y el
espacio. Este tema —si Wiracocha es «creador»
o no— resulta todavía bastante polémico; y
aunque sería pretencioso deslindarlo aquí,
existen en la representación de la Puerta del Sol
evidencias iconográficas sobre la gestación de la
vida a través del «germen felino-ofidio» en el
podio, donde se encuentra parado el personaje
central , como el inicio de un proceso evolutivo
ascendente (figura 612).
En las crónicas también se hacen referencias
a representaciones de Wiracocha en forma
redonda. En el documento de la lista de las
huacas del sistema de los ceques en el camino
al Antisuyo, Cobo señala: «La segunda Guaca
se decía Turuca, era una piedra casi redonda
que estaba junto al dicho templo del Sol, en
una ventana, la cual decían que era Guáuque
de Ticciviracocha. Hacíasele sacrificio universal
por todas las necesidades que ocurrían» (Cobo
1964, libro XIII, capítulo XIV: 175). Si se señala
que era «hermano» de Wiracocha, ello podría
significar que en otro lugar existía otra similar
(figura 613).
En lo que atañe al significado de Wiracocha
con el término «origen-huevo», Szeminski,
al referirse a la imagen de esta deidad y en
relación con las oraciones recogidas por Juan
Pachacuti Yanqui Salcamaywa, señala: «El
dibujo del huevo con el comentario quechua
del cronista presenta entonces a Wiraqucan
como creador que causa que el mundo sea
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 613
El personaje del «Señor de los Cetros» de la Puerta del Sol
estaría representando al dios Wiracocha, relacionado con el
agua, el suelo, la fertilidad y los fenómenos atmosféricos.
Fig. 612
Placa del dibujo del altar mayor de Koricancha, por Juan Santa Cruz
Yamqui Pachacutic (Museo de la Iglesia de Santo Domingo).
habitado, rey, ordenador y fundador de todo,
origen de todo (el huevo) […] El Wiraqucan no
se identifica con el sol, es el sol de los soles»
(Intipampa Aliaga 2006: 58, cita a Szeminski
1985: 262). Al respecto, hay un detalle en
relación con Wiracocha y el culto solar en lo
que concierne a la oposición de los rituales
del solsticio de junio y el de diciembre;
corresponde a Churi Inti el Sol joven, y a Apu
Inti el Sol maduro, asociado a Wiracocha,
como veremos con detalle más adelante.
Volviendo a las piedras en forma ovoide, es
interesante señalar la presencia de una de 60
cm de alto, ubicada en la entrada principal de
la Basílica Catedral del Cuzco. Es una waca (óvalo
sagrado) que hasta nuestros días, por tradición,
representa al dios Wiracocha. «Esta waca aún
representa al dios Wiraqocha como réplica, quizá
de la que haya existido entronizado en este su
templo como una deidad impersonal, y no tenía
forma definida, sino como un ente abstracto, al
igual como estaba representado el óvalo sagrado
en el altar de Qorikancha […]» (Pinto 2000: 109)
(figura 614). También es de resaltar que en el
ingreso y en el piso de una cueva del «Templo
de la Luna» de Quenko se encuentra una piedra
labrada semicircular y con el signo escalonado,
que Valenzuela ha denominado «ícono de Illa
Teqsi Wiracocha o huevo cósmico» (Valenzuela
2006: 559).
325
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
Aquí también es de destacar la presencia de
iconografías en las cerámicas Moche, donde se
observa la figura del Ai Apaec en un ritual en el
que aparece un personaje de cuerpo pequeño con
cabeza ovalada, a manera de huevo. Se representa
a una montaña con cinco picos; en el centro y la
parte superior, como una figura de cuerpo pequeño
boca abajo y con cabeza ovoide aparecen Ai Apaec
y otros personajes en posición de meditación
(figuras 615a y 615b). Por otro lado, tenemos
otras dos cerámicas en cuya parte superior (espiral
y montaña) está el mismo personaje echado y con
la cabeza abajo. Algunos autores han visto allí un
ritual de sacrificio.
Fig. 614
Piedra ovoide llamada «Wiracocha» (Catedral del Cuzco).
Fig. 615a-615b
Cerámica Moche que representa un ritual en un apu o una montaña
con cinco picos. En el centro y el pico más elevado, un personaje
pequeño boca abajo con cabeza ovoide. Los que acompañan están
en posición de meditación, incluyendo al presumible Ai Apaec.
Museo...... ¿No se estará representando el cuti, el paso del infante al
ser maduro o Ser Superior?
326
Tanto en la cerámica escalonada-espiral, como
en la representación de la montaña, se aprecia
la presencia de Ai Apaec, quien lleva un atuendo
en la cabeza con un felino y una serpiente hacia
abajo. El otro personaje es un antropo-lagarto
con un cóndor en la cabeza y lleva la cola de una
serpiente, en la otra cerámica es simplemente un
lagarto; es de suponer que es la oposición donde
hay una lucha por el poder y por ascender y
lograr los atributos de los tres mundos y lograr
consagrarse. Llegados aquí, nos hacemos la
pregunta: ¿Estas escenas no estarán representando
el ritual del cuti para la consagración y convertirse
en el ser supremo o Wiracocha, donde aparece el
personaje joven y el personaje maduro y lo que
se muestra es el ciclo para lograr los atributos de
los tres mundos, consagrándose como el ser ideal
o el Ser Superior? Son éstos temas que merecen
ser profundizados a la luz de las nuevas lecturas
iconográficas (figuras 616 y 617a-617b-617c617d).
La presencia religiosa de Wiracocha llega hasta
nuestros días. Así, «la clase popular cristiana
cuzqueña cree en el Taitacha Temblores, Una Punku
y Wiracocha como la Trinidad Cristiana, aunque la
mayoría señala que el señor de los TEMBLORES y UNU
PUNKO son la encarnación de la WAKA APU KON TIQSI
ILLA WIRAQOCHA, soberanos que ordenan el cielo, la
tierra y el subsuelo» (Pinto 2002: 110. Cursivas en
negrilla en el original; mayúsculas del autor).
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 616
Dibujo del la cerámica escultórica escalonada-espiral Moche, encontrada en Chimbote, y los personajes que se representan. A
ambos lados del escalonado se representa a dos personajes en posición de lucha: un antropomorfo con un felino en la frente
y una serpiente en la parte inferior, mientras que al otro lado se ve un antropo-lagarto con un cóndor en la cabeza que por
detrás lleva una cola de serpiente. En la parte frontal del espiral aparece un pequeño personaje boca abajo, como terminando
e iniciando otro ciclo. Puede ser una representación del Cuti (tomado de Posnansky III, 1958).
Fig. 617a-617b-617c-617d
Dos vistas y dos detalles de otra cerámica Moche, en las que se puede observar un ritual de una lucha o competencia por ascender a la
cumbre. A un lado el Ai Apaec, con un felino en la cabeza y una serpiente que se le desliza por los pies; en el otro lado, un lagarto natural,
mientras que en la cumbre de un apu un cuerpo antropomorfo pequeño con cabeza ovoide se encuentra boca abajo, de modo similar a la
representación anterior. Acompañan otros personajes en el ritual. ¿No será la representación del Cuti? (Museo …).
327
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
Tello relaciona a Wiracocha con el felino al referirse
al motivo «felino-Wira-Kocha» (Tello 1923: 204):
«La divinidad suprema, padre común de todo lo
existente, no es otra que el jaguar, progenitor del
feroz animal que impera en la tierra […]» (Tello
1923: 178). Y añade:
La divinidad suprema Wira Kocha, cuyo
origen, como se ha visto, se remonta a
los tiempos más primitivos de la historia
del hombre en esta parte del continente,
constituyó en el Perú la divinidad general o
racial, debido por un lado a su antigüedad,
y por otro, al predominio que alcanzó en
los imperios o grandes confederaciones de
pueblos y tribus, que culminaron en el gran
imperio inkano y en el que su culto alcanzó
su máximo esplendor (Tello 1923: 202).
Por su parte, Bonavia hace una interesante
referencia a Wiracocha y la Puerta del Sol
de Tiahuanacu apoyándose en otros autores:
«Conrad y Damarest atribuyen el origen de la
divinidad máxima celestial de los Incas al Dios de
las Varas de la puerta monolítica de Tiahuanaco
e inclusive Bennett lo llama Viracocha» (Bonavia
1991: 425).
Por otro lado, Milla Zadir, siguiendo a Tello,
también considera que Wiracocha está relacionado
con el felino y que su origen se remonta a varios
miles de años, hasta el Tahuantinsuyo: «El culto a
Wira Qocha, en su personalidad mítica de Felino
de Luz, Kon Titi o Choque Chinchay, fue el eje de
la mitología, espiritualidad y organización social
ancestral del Tawantinsuyo, desde los tiempos
de los centros ceremoniales de Caral, Valdivia y
Huaca Prieta, hace ya más de 5 000 años» (Milla
2004: CD – Nº 2).
Otros autores también consideran a Wiracocha
como una divinidad que encarna la fertilidad del
suelo y de las aguas; para Makowski es un dios
animador y señor de los fenómenos atmosféricos
y que se difundió en los Andes desde la época de
328
Chavín (Makowski 2000: XXI), y Kauffmann lo ha
denominado «el Dios del Agua Andino».
Por todas las referencias recién citadas podemos
considerar a Wiracocha como un dios panandino,
venerado con diversos nombres y representado
en varias formas, y que fue considerado como
desde el dios creador hasta un héroe mítico
múltiple que creó la humanidad; además, se le
atribuyen varias representaciones en el tiempo
y espacio del mundo andino, desde el felino,
antropofelino, antropomorfo (tamaño de niño),
de figura ovoide, como el Sol (Sol viejo o el Sol
de soles). Al respecto, Rivara de Tuesta, haciendo
referencia a Wiracocha, menciona: «[…] se da
temporalmente, es decir, desenvolviéndose en el
tiempo, nunca como algo acabado, fijo o conocido,
sino adquiriendo mayor riqueza y contenido de
significación a través de su propio quehacer en el
tiempo» (Rivara de Tuesta 2000: 3). En esta misma
línea, Gisbert señala: «En Viracocha se esconde
un ser plural cuya naturaleza asoma a través de
sus diferentes nombres, los cuales, además de
señalar las características del dios, dan testimonio
de las divinidades que en él se insumen ya sea
en el espacio o el tiempo. Entre los nombres de
Viracocha tenemos: Con, Pachayachachic, Ticsi,
Caylla, Tocapu, etcétera» (Gisbert 2001?: 59, en
López 2007: 96). Su presencia se ha dado desde
el periodo Arcaico Tardío, y aparece representado
en el mate de Caral, en grabados de Pacopampa,
en piedras labradas de Chavín, en los tejidos de
Karwa de Paracas, en las esculturas de Pukará, en
la Portada del Sol de Tiahuanaco, en los tejidos
ceremoniales de Huari y en la época Inca en
Machu Picchu, como veremos más adelante.
En la mitología Inca, Wiracocha era la divinidad
casi invisible. Supuso un concepto abstracto e
intelectual, elitista, presumiblemente destinado
sobre todo a la nobleza y un alcance social
restringido; así lo manifiesta Cobo al referirse a
los incas: «Todo lo cual fundaban ellos por sus
imaginaciones, sueños, revelaciones y mandatos
que fingian tener de sus dioses, a fin de hacer
Ricardo Bardales Vassi
entender al pueblo rudo, que a ellos solos y a
quién ellos quisiesen era permitida la veneración
del Viracocha, que era su principal dios [...]»
(Cobo 1964b: 146). En los capítulos VI y VII
seguiremos tratando este tema en el marco de
nuevas evidencias.
Dice: «este sea varón, esta sea mujer»
Creador de los emisores de la luz
que alumbran a todas las cosas!
¿Dónde estás? ¿No podré verte? ¿En
el lugar de arriba, en el lugar de abajo,
en la tierra está tu real usnu?
1.2. Oraciones a Wiracocha
¡Tú, que el mar de arriba extiendes,
Y en la sede del mar de abajo te
conviertes, Alma del tiempo espacio,
Creador intencional del ser humano
Señor!
Es interesante señalar la existencia de algunas
oraciones o himnos dedicados a Wiracocha,
dados a conocer en la Colonia y que si bien tienen
influencias evangelizadoras, reflejan algunos
elementos de la cosmovisión andina y manifiestan
conceptos de indudable origen prehispánico,
como lo han señalado algunos estudiosos. Es el
caso del himno recogido por Juan de Santa Cruz
Pacha Cuti Yanqui Salcamaygua en «Relación
de antigüedades deste reyno del Piru», escrita
alrededor de 1615 y analizada por Szeminski
(Szeminski 1997: 173-174), quien lo traduce al
español:
¡Oh Almácigo dador de Vida, rey
Que pone fundamentos, señor, que
Nosotros tus criados hacia ti con
Nuestros ojos imperfectos mirarte queremos.
Mientras que yo te mire y conozca, te señale
y te entienda, me verás y me conocerás.
El sol y la luna, el día y la noche, el verano
y el invierno no son en vano. Lo mandado anda.
A lo señalado y a lo medido llega.
¿Cuál eres tú, quien el cobre ordenador
Me hiciste llevar?
¡Dime nomás: ¿qué?, escúchame nomás,
mientras que todavía no me he cansado
ni muerto! (figura 618).
Fig. 618
Machu Picchu, donde se
siente que la naturaleza se
fusiona con el misterio. El
himno a Wiracocha dice:
«Nuestros ojos imperfectos
mirarte queremos»
(¿Viracocha estaba oculto?).
329
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
Por su parte, Itier (en Santa Cruz Pachacutic
1993: 140-141) también hace una interpretación
fonológica y una traducción como texto 1:
«Oración de Manco Capac al Señor del Cielo
y Tierra» (f9v) de Juan Santa Cruz Pachacutic
Yanqui»: «[...] y en este tiempo disen que el
dicho Manco Cápac siendo ya muy biejo solían
dezir quando oraba por la prosperidad de su hijo
hincadas de rodillas, diziendo anssi (oración que
inventó el viejo Manco Cápac Ynga con intención
de hallar al señor del cielo y tierra)»:
1. Oh, Viracocha, Señor del Principio, Señor
que dijiste: «éste sea varón, ésta sea mujer»,
Creador de todas / las partes del mundo/,
¿dónde estás?
2. ¿No te puedo ver?
3. ¿Estás arriba, estás abajo o está en medio tu
trono?
4. ¡Contéstame, te lo ruego, Creador de la
extensión del mar de arriba y del mundo en
que vivo, el mar de abajo, Señor Hacedor de
la Gente!
5. Tus siervos, que te buscamos con nuestros
hojos nublados, queremos verte.
6. Cuando yo vea y sepa, cuando entienda y
comprenda, me verás y sabrás de mí.
7. El sol y la luna, el día y la noche, el verano
y el invierno no existen sin causa, están
gobernados, caminan según les ha sido
señalado, a lo que les ha sido medido
llegan.
8. ¿Cuál eres, tú que me hiciste llevar el cetro
real?
9. Contéstame y escúchame, te lo ruego, antes
de que me canse y me muera.
No es nuestra intención analizar la traducción del
texto ni, menos, polemizar en un tema que no es
de mi competencia; solo tomaremos lo pertinente
de acuerdo con lo encontrado en la iconografía
de la Puerta del Sol. En la primera versión es
330
interesante resaltar que «¡A Wira Quchán, tikzi
Qapáq!» se traduce como «¡Oh almácigo dador
de vida, rey!»; es decir, un ser que tiene el
atributo de generar vida, que es creador de la
luz (¿el Sol?). Por otro lado, y en ambos casos,
no se lo identifica como hombre ni como mujer
(andrógino), de modo que no se puede tener
una definición precisa y concreta del personaje.
Se pregunta: «¿Dónde estás? / ¿No podré verte?»;
tampoco se define su ubicación (arriba, abajo, en
la Tierra o en su «real usno» o trono), dando a
entender que no es visible (¿o está escondido?).
En la siguiente estrofa se señala: «Tú que el mar de
arriba extiendes / Y en la sede del mar de abajo
te conviertes», lo que podría interpretarse como
que se convierte o surge del agua (¿reflejo, efecto
espejo?). Habla del alma tiempo-espacio (Pacha);
¿no tendrá esto que ver con la cuarta dimensión?
En el tercer párrafo se insiste en mirarlo. También
se destaca la dualidad: señala a la Luna y el Sol,
el día y la noche, el verano y el invierno, que
tienen un sentido y un valor en la cosmovisión,
una causa, y estas dualidades son gobernadas
por Wiracocha.
Resumiendo, se configura un dios que controla
todos los principios ordenadores del mundo, cuyo
eje vendría a ser la dualidad complementaria.
Tiene una ubicación indefinible u oculta, actúa
desde dentro, desde las aguas (figura 619).
De la oración primera del Hacedor de Cristóbal
de Molina que analiza Szeminski se desprende
que la divinidad se encuentra en la luz o la
oscuridad. Está dentro del mundo, caracterizado
por la existencia de nubes y sombras: cambios
y movimiento. Wira Quchan es imaginado como
un ser antropomorfo.
Por otra parte, debemos destacar aquí el vínculo
establecido por Szeminski entre las culturas de
Tiahuanacu y el Cuzco a partir de estas oraciones:
«Las oraciones confirman el predominio de la
tradición religiosa sureña en el Quzqu, tradición
casi seguramente originada en Thya Wanaku»
(Szeminski 1997: 154 y 374).
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 619
Lago Titicaca resplandeciente, origen de Wiracocha.
1.3.Pachayachachic
Con respecto al término pacha, se sabe que no
solo significa «mundo», como algo vago; todo lo
contrario: estaría relacionado con una cuestión
integral del tiempo y del espacio que da más
amplitud al término, como ha sostenido Gonzales
Holguín (1989: 268): «tiempo, suelo, lugar».
Según el análisis de Itier, Pacha Yachachiq vendría a
ser «el que lleva la superficie de la tierra al punto de
desarrollo requerido» (para su aprovechamiento
agrícola) (Santa Cruz Pachacutic 1993: 161), en lo
que constituiría un rito vinculado a la producción,
muy común en la cosmovisión andina. Como se
puede comprender, estaríamos hablando de un
héroe Wiracocha que lleva a la tierra a su pleno
desarrollo y poblamiento, es decir, que cuida de
los cultivos y todo cuanto esté en la superficie
de la tierra para uso agrícola y beneficio de sus
pobladores. Por su parte, Duviols propone como
equivalente de su significación: «El maestro que
sabe concebir y organiza bien el mundo» (Duviols
1977: 58), y para Cerrón Palomino es «el que da
vida al mundo», es decir, «el gran ordenador» del
331
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
mundo, con una facultad dinámica (entrevista
personal con Rodolfo Cerrón Palomino 2008).
Algunos estudiosos identifican a Wiracocha
Pachayachachic con algunas de las formas del Sol,
la del Sol verdadero e invisible, dado que el Sol
natural es solo la imagen visible de Pachayachachic.
Sobre este tema los investigadores no se han
puesto de acuerdo; en algunos momentos
parece haber alternancia, y en otros se crea
un paralelo Sol-Wiracocha. Duviols señala que
debía de tener el sentido de «Sol fecundador»
(en Santa Cruz Pachacutic 1993: 112). Y Cobo
lo ha llamado «Criador del Mundo» (Cobo
Fig. 620
Pachayachachic relacionado con la imagen del Sol.
332
1964b: 155). Urbano, por su parte, señala: «Por
lo que queda averiguado, Pachayachachi o Tecsi
Viracocha representa la sabiduría o la capacidad
de ordenamiento del mundo y de las cosas, de
las cuales participan también los dos hijos héroes,
Imaymana y Tocapo» (Urbano 1981: XXXII).
En síntesis, se podría interpretar a Wiracocha
Pachayachachic como el sabio, gran fecundador
y ordenador de la pacha: el que da vida, el que
con su poder hace que el agua y la tierra generen
vida, es decir, el germinador, el creador (figura
620).
Ricardo Bardales Vassi
1.4.Con Tiksi o Tecsi
En lo que atañe al vocablo Con, los cronistas que
lo mencionan son Bartolomé de Las Casas y Juan
de Betanzos. Algunos investigadores consideran que
Con no pudo estar presente en los mitos altiplánicos,
porque estaría sustentado en el afán de simplificar
«héroes» y «deidades».
Por otro lado, se sabe que su origen mítico vendría
de la costa, como afirman López de Gómara y
Agustín de Zárate, es decir, que los misioneros, en
un intento de unificar, trataron de asimilarlo: «Uno
de los epítetos de Viracocha es Con, por lo que
podemos suponer que Viracocha asimiló a Con,
primer dios creador. Por ello el nombre de Con Ticsi
Viracocha Pachayachachic» (Gisbert XXXX: 358).
En tal sentido, Con (o Kon) está considerado como
una antigua deidad costeña, eminentemente
volador; no tenía huesos, era rápido y muy ágil,
y se lo vincula a la zona Sur (Paracas y Nazca),
representado en finos tejidos y en los decorados
de las cerámicas, volando, con máscaras felínicas,
portando báculos y cabezas-trofeo (figura 621).
En el cuadro 5.2 presentamos las expresiones de los
diferentes cronistas con sus respectivos atributos, lo
que permite observar las variaciones.
En relación con Tiksi, tanto Betanzos como Las Casas
hablan de Contiti o Conditi; sin embargo, Cieza de
León y los demás escriben Tici, Ticci y Tecsi, es decir,
se pierde el antepuesto Con, ya explicado. De tal
modo, podemos decir que Las Casas quiso referirse
a Dici, mientras Cieza, Sarmiento y Molina escriben
Ticci o Tecsi y Betanzos se refiere a Titi.
Es muy importante hacer una aproximación a los
significados originales de estos términos. Al respecto,
el único que ofrece referencias sobre estos vocablos,
según Armas Asín, es el jesuita Cobo, quien dice
que Ticci era «fundamento divino». Según Domingo
de Santo Tomás (1560), Ticsin es «principio,
fundamento de un edificio», y ticsini es «poner
Fig. 621
El dios Kon en cerámica de Paracas ¿MUSEO ?.
Cuadro 5.2
Atributos que asignan los cronistas a
Wiracocha
Cronistas
Atributos
Juan de Betanzos (1551)
Contiti Viracocha
Cieza de León (1553)
Ticiviracocha
Bartolomé De las Casas
(1566)
Condici o Conditi
Viracocha
Sarmiento de Gamboa
(1572)
Ticci Viracocha
Cristobal de Molina "el
cuzqueño" 1572
Tecsi Viracocha
¿Fuente?
333
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
fundamento». Por su parte, Gonzales Holguín
señala que Ticci se refiere a «origen, principio,
fundamento, cimiento, causa» (Gonzales Holguín
1952: 340). De acuerdo con estas referencias,
esos términos estarían relacionados con principio
y fundamento, presumiblemente «fundamento
de la vida».
En lo que concierne a la traducción de estos
términos, hay referencias que coinciden con la
figura dual e invertida del presente estudio y
que merecen ser analizadas y profundizada. A
partir del diccionario de Gonzales Holguín, y
siguiendo la raíz tiq o tik, tenemos un tikrani,
«volver lo de adentro afuera, al revés de lo
que estaba»; también se tiene la palabra ttiksu
o ttiksu ttiksulla, «al revés, lo de arriba abajo»
(Gonzales Holguín 1952: 341). Por su parte,
Rostworowski señala que la voz ticcu o ticcuk
significa «lo que está boca abajo» o trastornado;
y ttiksy o ttiksu hiksulla, «al revés, lo de arriba
abajo». La misma Rostworowski propone una
reflexión interesante: «Quizás esta hipótesis sea
demasiado aventurada, pero no olvidemos que
muchas de las ideas indígenas se tergiversaron
y se les dio una acepción que no tenían. Esta
palabra unida al sentido que sugiere Urbano
para la voz Viracocha, de ir cuesta abajo, daría
la explicación de un movimiento contrario, a
la inversa» (Rostworowski 1981: 24).18 Estas
versiones de los citados autores son de interés
especial, dada la forma cómo se ha encontrado
la figura del rostro antropofelino, dual e invertido
—es decir, al revés—, como ya se ha explicado.
En relación con titi, en la lengua aimara designa
al puma o gato de agua. Al respecto, Cerrón
Palomino señala que «existe superposición de
conceptos: “titi” que estaba referido al dios felino
(gato montés) y “tiqsi”, que significa fundamento,
borde, origen. Los vocablos son de origen aimara
y quechua respectivamente» (entrevista personal
18
334
con Rodolfo Cerrón Palomino, 2008). Este
análisis merece ser profundizado desde el punto
de vista filológico, en el contexto de este nuevo
redescubrimiento.
1.5.Wiracocha, Illaq Illa del Universo
El atributo «I» refiere a un dios puquina, reputado
como luz, brillo, reflejo, aureola (Aguilo 1988:
83); e Illa es «cosa brillante». Al respecto,
Montesinos traduce Illatici Huira Cocha como:
«[…] el resplandor y abismo y fundamento en
quien están todas las cosas», porque Illa significa
el resplandor y tici fundamento; antiguamente,
antes de corromperse, Huira se llamaba Pirua,
que es el depósito de todas las cosas, y cocha,
abismo y profundidad» (Montesinos 1930: 55).
Por otro lado, el cronista Blas Valera, al referirse
a Illa Tecce y Viracocha, señala: «Creyeron
y dijeron que el mundo, cielo y tierra, y sol y
tierra, fueron criados por otro mayor que ellos:
a este llamaron Illa Tecce, que quiere decir “Luz
Eterna”» (Valera 1945: 3). Aquí son destacables
los términos resplandor o reflejo y luz, que puede
ser producido en el agua y con la iluminación
solar.
En relación con el término Illatici, es interesante
mencionar una referencia de Montesinos,
vinculada a la aparición de Manco Cápac.
Éste, al dirigirse a sus embajadores (Cuzco),
manifiesta:
El Illatici Huira Cocha, el sol, mi padre, en
sus ocultos juicios, tienen determinado mi
sucesión y los discursos venturosos por donde
han de caminar los de mi linaje, a cuya causa,
me es fuerza abrazar lo que ellos tienen
ordenado y determinado, y haciendo lo
contrario será cortar el hilo de mis venturosos
hados; y así, determino, con el parecer de los
mios (Montesinos 1930: 13).
Hablando de Ticiviracocha, afirma que en la provincia del Collao lo llaman Tuapaca.
Ricardo Bardales Vassi
Esta versión no hace más que acercarnos a
establecer la conexión de los incas con Illatici
Huira Cocha desde Manco Cápac (figura 622).
También debemos señalar que en la época Inca
Illapa era una deidad muy importante, vinculada
con el rayo, el trueno, la tempestad, la lluvia
y el arco iris; es decir, tenía el poder de hacer
llover, granizar y tronar. Formaba parte de una
trinidad mayor junto con el dios Wiracocha y el
Sol, reverenciados en el templo del Coricancha.
Se cree ver su imagen representada como una
serpiente en forma de arco con dos cabezas.
1.6.Tuqapu e Ymaymana Wiracocha
Es el cronista Molina (1575) el que menciona
la presencia de Ymay Mama Viracochan y
Tocapo Viracochan, haciendo referencia a
los hijos de Wiracocha (Molina 1947: 27).
Imaymana haykaymana, «donde están todas
las cosas», tenía como función poner nombre a
todos los árboles, flores y frutas, y enseñar sus
propiedades. El cronista Pachacuti lo nombra
en la imagen del altar del Qoriqancha como
«los ojos ymaymana ñauraycunap ñawin», que
significa «los ojos. Todas las cosas, todas las
cosas que hay» (Santa Cruz Pachacutic Yanqui
Salcamaygua 1993: 36), que simultáneamente
simboliza ojos de agua o puquios y los espejos
de agua representando la constelación de Choqe
Chinchay, que está relacionada con el principio
de la vida en la naturaleza y a la siembra.
Según Ludovico Bertonio, tocapu amawt’a
significaría «el hombre de gran entendimiento»;
tocapu quillcata sería «cosa bien pintada y así
de otras cosas»; tuqapu isi, «vestido o ropa del
Inca hecha de las mil maravillas» (Bertonio 1993
[1612]: 911).
Fig. 622
Luz, brillo y reflejo, atributos de Wiracocha. Un rayo de luz en la
sombra, chullpa de Cutimbo (Puno, observatorio astronómico).
En lo referente al quechua, recurrimos a
Gonzales Holguín, para quien tocapu designaba
«los vestidos de lavores preciosos o paños de
lavor texidos», mientras que acnopuy ttocapuy
335
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
era «cosa muy galana, o cualquier cosa o buen
vestido, que estos lo eran del Inca» (Gonzales
Holguín 1989: 344).
Es interesante resaltar que en los tocapus del
estilo Huari-Tiahuanacu encontramos diseños
abstractos, con el medio rostro del supuesto
Wiracocha y los signos escalonado diagonal y
espiral, cuyo origen está en la Puerta del Sol y a los
cuales podríamos llamar «Tucapus Wiracocha».
1.7.Thunupa
Con respecto a esta deidad, la mitología tiene
varias versiones coloniales; destaca, por un lado,
la que señala que es un personaje enviado de
Wiracocha, dios creador; otros lo consideran su
hijo y también lo convierten en el antecedente
de Wiracocha:
Para Rowe, la antigüedad del culto a Tunupa
es similar a la que pudo tener el culto al rayo,
y relaciona a Tunupa con el trueno y el rayo.
Sin embargo, es probable que Illapa sea un
desdoblamiento y personificación posterior
de uno de los poderes de Tunupa, dios que
adquiere caracteres muy universales hasta
convertirse en el antecedente de Wiracocha
(López 2007: 91).
Los cronistas Santa Cruz Pachacutic Yanqui,
Guaman Poma y el padre Ramos Gavilán,
interesados en probar que el cristianismo tuvo
antecedentes precolombinos en América,
distorsionan deliberadamente el mito andino
para relacionar a Thunupa con algún santo
cristiano como santo Tomás y san Bartolomé.
Por otro lado, en las crónicas de Cieza, Las
Casas y Sarmiento se hace referencia a algunas
variantes terminológicas, como Taapac, Tuapaca,
Taguapica, Taguapaca o Tarapaca. Así, Cieza de
León (1553), hablando de Ticiviracocha, afirma
que en la provincia del Collao lo llaman Tuapaca,
cuyo significado en quechua está compuesto
336
por tawa o tagua («cuatro») y paca, que Gonzales
Holguín (1608) traduce como «cosa secreta,
encubierta o escondida, o guardada de verla»
(Gonzales Holguín 1989: 266). Y Bertonio señala
en su léxico aimara:
Dios fue tenido destos indios uno a quien
llamavan Tunupa de quien cuentan infinitas
cosas. De ellas muy indignas no solo de Dios,
sino de cualquier hombre de razón, otras que
tiran algo a los misterios de nuestra santa fe.
Mucho haría el caso declarar a los indios los
embustes de Tunupa, para que todo lo que de
él cuentan se vea claramente ser fábula y se
desengañen (Bertonio 1993 [1612]: 284).
A Thunupa también se lo ha relacionado con el
fuego celeste, el fuego, el rayo y los volcanes. Las
interpretaciones son muy genéricas, e intereses
doctrinarios las ligaron con las versiones bíblicas;
también tuvo calificaciones negativas, como
embustero y revoltoso (figura 623). Cuenta
el mito que este personaje recorría el Collao
como un maestro peregrino, hasta que sus
enemigos (seguidores del dios Wiracocha) lo
capturaron, lo amarraron a una balsa de totora y
lo desaparecieron por el río Desaguadero, en el
lago Titicaca.
Como hemos señalado, unas versiones consideran
al personaje como predecesor del dios Wiracocha,
mientras otros lo relacionan con el Iqaqu o Ecaco,
posterior a Wiracocha, y otros ligan a Tunupa con
Tonapa y Wiracocha como un mismo personaje,
como menciona Santa Cruz Pachacuti:
Y pasado algunos años, despues de aberlos ydo y
echado a los demonios [...], an llegado entonces
a estas provincias y reynos de Tabantinsuyo un
hombre barbudo, mediano de cuerpo y con
cabellos largos [...], y cuando andaba por todas
las provincias an hecho muchos milagros etc.
visibles, solamente con tocar a los enfermos los
sanaban. El qual no trayeya enterés ninguno, ni
trayera hatos, el qual dizen que todas las lenguas
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 623
Probable representación de Tunupa
o Ecaco (Museo ...........).
hablava mejor que los naturales y le nombravan
Tonapa o Tarapaca —a este barón les llamavan—
Uiracocham Pacha Yachachip cachan o pachaccan
(Santa Cruz Pachacutic 1993: 188, f.3v).
Gisbert, por su parte, sintetizando los planteamientos del arqueólogo boliviano Ponce
Sanginés y los del historiador Franklin Pease,
señala: “Para ambos autores hay una identidad,
para Ponce el cuzqueño Viracocha desplaza a
Tunupa y se apodera de su leyenda; para Pease
son dos versiones de un mismo hecho ocurrido
en Cacha, una Colla con Tunupa y otra quechua
con Viracocha (Gisbert 1994: 37).
Otro estudioso, Milla Euribe, denomina «Amauta»
al personaje de los cetros de la Puerta del Sol:
«Tunupa Wiracocha» (Milla 2004: 11). Finalmente,
es interesante la versión de Salles-Reese, en la
que manifiesta que Viracocha corresponde al ser
extraordinario en la lengua quechua y le parece
que era el dios de los aimaras Tunupa:
Todas las versiones del mito cosmogónico
consideradas nos llevan a concluir que el lago
Titicaca es el lugar de origen. Coinciden también
en presentar a un personaje extraordinario con
una función organizadora o creadora que parece
desdoblarse en otros personajes con funciones
similares pero limitadas. Este ser extraordinario
era llamado Viracocha en la lengua quechua y
parece haber sido el dios Tunupa de los aymaras
que habitaron la región cientos de años antes de
la venida de los incas (Salles-Reese 2008: 64).
A partir de todo lo expresado podemos presumir,
como lo han mencionado algunos autores, que
Viracocha pudo ser la «versión incaica» del Tunupa
de Tiahuanacu o del altiplano.
337
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
1.8.Dioses de la costa
a. Pachacámac
El de Pachacámac ha sido considerado como el
principal santuario de la costa andina, localizado
a 24 km al sur de Lima. Allí se encontraba uno de
los dioses más importantes del Perú antiguo, que
daba nombre al santuario. El radio de influencia
de su culto abarcaba básicamente la costa central
del Perú, cuencas de los ríos Lurín y Rímac. Se le
considera el dios creador y animador de todo lo
existente; también como una deidad subterránea
productora de terremotos cuando se enojaba.
En la revista Inca, Tello lo identifica con un tigre que
producía los temblores: «Era un tigre escondido
en el océano, o en el interior de la tierra, brama
y se mueve produciendo los temblores» (Tello
1923: 154). Por su parte, Carlson lo relaciona
con el dios Wiracocha y lo identifica incluso con
el Señor de las Varas de Chavín: «Pachacámac
es aparentemente una versión regional de
Huiracocha en la que se refunden otros héroes
civilizadores. Su culto debió ser muy antiguo y
su imagen podría identificarse con la del “dios
de las varas” de Chavín, cuya representación
alcanzó su mayor difusión durante la época
Huari-Tiahuanacu» (Carlson 2009: 41).
Se le considera el señor de los temblores, de
las profundidades, de la tierra, de la fertilidad
y de las comidas. Algunos historiadores creen
que Pachacámac es el nombre que los costeños
daban al dios Wiracocha del Altiplano, y su sede
constituye un centro relevante de la expansión
Huari (Horizonte Medio), pues habría aportado
sus propias divinidades —existen testimonios de
la identificación Pachacámac-Wiracocha—. El
cronista José de Acosta señala que Pachacámac
era el Creador y que en ese templo «también
hacían al Viracocha, sacrificios y ofrendas, y tenía
el supremo lugar entre los adoratorios que los
reyes ingas tuvieron» (Acosta 1979 [1590]: 220).
Por su parte, Blas Valera señala:
338
Habiendo sujetado el Inca cualquiera nueva
provincia y mandado llevar al Cosco al ídolo
principal della, y habiendo apaciguado los
ánimos de los señores y de los vasallos,
mandaba que todos los indios, así sacerdotes
y adivinos, como la demás gente común,
adorasen al dios Ticci Viracocha, por otro
nombre llamado Pachacamac, como a dios
poderosísimo, triunfador de todos los demás
dioses (Valera 1945: 100).
En el complejo arqueológico de Pachacámac se
encontró un poste de madera labrada en cuya
parte superior se representa a dos personajes
(uno en el anverso y el otro en el reverso),
diferenciados por la forma de vestirse: el del
anverso lleva mazorcas de maíz, mientras el del
reverso aparece con un tocado de cabezas de
felino, pectoral de cuerpo de serpiente o pez y
cinturón con cabezas de felino. Se los relaciona
con el día y la noche, es decir, uno sería un
Pachacámac celeste (Pachacámac de Arriba) y
el otro un Pachacámac tectónico (Pachacámac
de Abajo), de modo que se cumple el principio
ancestral andino: la dualidad arriba-abajo.
En la sección media de este poste se aprecia un
personaje de perfil con báculos, y frente a él una
serpiente y un felino; asimismo, se notan cabezas
de felinos en tres niveles. En la figura 624 se
representa a la deidad Pachacámac con las figuras
labradas en el referido poste.
b. Ai Apaec
Se lo adoraba como el dios creador y protector
del mundo Moche (200-700 d. C), en el Norte
del Perú. Era el proveedor del agua, los alimentos
y de los triunfos en las guerras. Está vinculado con
templos como las huacas de la Luna, del Brujo,
Pañanmarca y Rajada.
Su imagen más famosa se encuentra en la
Huaca de la Luna (Trujillo). Posee un rostro
antropomorfo, la boca felínica y olas marinas
Ricardo Bardales Vassi
que rodean su cabeza. Precede a los mochicas
y muestra una relación con los personajes
equivalentes de Cupisnique y de Chavín. En
otras representaciones aparece con un bastón
de mando o empuñando un filudo tumi,
siempre con el rostro fiero y aterrador, «una
especie de demonio de zarpas felinas cuyos
rasgos presentan grandes afinidades con las
del Dios Jaguar heredado de la cultura Chavín»
(Longhena y Alva 2008: 26) (figura 625).
Las olas o serpientes alrededor de la cabeza
refieren a los atributos de su poder. Las olas en
la costa representan al mar (agua), considerado
como el lugar de origen o «pacarina»; también
simbolizan el movimiento y la fuerza y el poder
del mar. «El mar, para la gente del litoral, debió
ser algo tan grande e inexplicable, que también
lo deificaron. Lo concibieron como origen y como
final, en constantes retornos […] allí donde todo
muere y todo nace» (Campana y Morales 1997:
114). Esto quiere decir que el ciclo de la vida
no termina; es el eterno retorno, su símbolo: la
espiral.
Fig. 624
Pachacámac, imagen
de madera (réplica).
Ha sido realizada
con doble imagen
en el anverso y
reverso: la dualidad
de rostros (Museo de
Pachacámac).
Fig. 625
Ai Apaec, el dios Moche
(Museo Nacional
de Antropología,
Arqueología e Historia).
339
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
c. Naylamp
Perteneciente a la cultura Lambayeque, es
considerada la deidad del mar. Cuenta la
leyenda que en época remota arribó a las playas
de Lambayeque, caleta San José, una gran flota
de balsas foráneas, tripuladas por un brillante
cortejo de guerreros que tenían por jefe a
un hombre de gran talento y valor llamado
Naylamp, quien fundó esta civilización. Sigue a
ésta la gran cultura Chimú, que se desarrolla en
paralelo con la Inca, hasta que es conquistada
por ésta luego de una ardua lucha. Se les
representa en la parte superior de los cuchillos
de sacrificios o «tumis», uno de los objetos más
celebres de Sicán, elaborados en oro y cobre y
que terminan en forma de media luna.
En relación con el diseño de estos tumis, se ha
encontrado una figura similar a la de la sombra
del Señor de los Cetros de la Puerta del Sol, que
se produce en los equinoccios y a medio día. ¿Se
inspiraron en Wiracocha de Tiahuanacu? ¿Naylamp
vino de Huari o Tiahuanacu? (figura 626).
Fig. 626
Arribo de Naylamp a las playas de Lambayeque (mural del Museo de Bruning).
340
Ricardo Bardales Vassi
2. El agua, el felino y Wiracocha en el
mundo andino
En la concepción andina, la naturaleza
toda posee vida; por esta razón, veían en el
agua un elemento primordial en sus vidas y le
daban un tratamiento especial, la utilizaban
eficientemente y en forma sostenible. Como se
ve, le atribuían no solo un valor religioso, sino
también uno económico, social y ecológico.
El culto al agua ha sido compartido por todas
las culturas prehispánicas del territorio andino,
como un elemento clave de la fertilidad.
El agua en los Andes es vista como un elemento
cuya fuerza le permite generar vida. Por eso
concibieron a las montañas con sus nevados
como apus en los que se encuentra el origen y
el principio de las aguas, así como los acuíferos
subterráneos que, al fluir, van fertilizando las
tierras.
Esta versión coincide también con la evolución
que se observa en el “Señor de los Cetros” de la
Puerta del Sol de Tiahuanacu, que se inicia con la
criatura «germen de agua» que se forma al interior
de un recipiente en el podio del personaje y luego
va evolucionando en forma ascendente (véase el
apartado 6.1).
Las versiones de los cronistas contienen pocas
referencias al felino; por eso es destacable la de
Molina cuando alude al príncipe Pachacútec y
la visión de la fuente de Susurpuquio, en la que
se le presentó una figura humana a través de un
espejo en una fuente y un león (puma andino):
En la época incaica, el dios Wiracocha fue colocado por encima del dios solar; así lo manifiestan
las crónicas. Además, algunos autores modernos
lo consideran el «padre del Sol» salido del mundo
subterráneo. Dice al respecto Fujii:
Dicen que antes que fuese señor, yendo a
visitar a su padre Viracocha Inca que estaba
en Sacshahuana, cinco leguas del Cuzco,
al tiempo que llegó a una fuente llamada
Susurpuquio, vio caer una tabla de cristal en
la misma fuente, dentro en la cual vio una
figura de indio en la forma siguiente: en la
cabeza del colodrillo della, a lo alto le salían
tres rayos muy resplandecientes a manera
de rayos del Sol los unos y los otros; y en
los encuentros de los brazos unas culebras
enroscadas; en la cabeza un llauto como Inca
y las orejas horadadas y en ellas puestas unas
orejeras como piernas y en las espaldas otro
león; los brazos del cual parecían abrazar
el un hombro y el otro, y de una manera
de culebra que le tomaba de lo alto de las
espaldas abajo. Y que así visto el dicho bulto
y figura, echó huir Inca Yupanqui y el bulto
de la estatua le llamó por su nombre de
dentro de la fuente, diciéndole:
Este dios no ha bajado del cielo, ni ha venido
de algún sitio específico, sino del mundo
subterráneo a la superficie que quiere decir de
abajo a arriba. Este movimiento coincide con la
dirección que muestran las imágenes del dios
Chavín. En este sentido el dios Viracocha tiene
relación con el mundo subterráneo y se parece
al dios Chavín más que todas las otras culturas
(Fujii 1994: 263).
«Vení acá hijo, no tengáis temor, que yo
soy el Sol vuestro padre, y sé que habéis
de sujetar muchas naciones; tened muy
gran cuenta conmigo de reverenciar y
acordaros en vuestros sacrificios de mí»; y
así desapareció el bulto y quedó el espejo
de cristal en la fuente, y el Inca le tomó y
guardó; en el cual, dicen, después veía todas
las cosas que quería.
Wiracocha, visto como «espuma de mar» o
«laguna» o «manantial», siempre estuvo vinculado etimológicamente con el agua. No olvidemos
que las crónicas afirman que Wiracocha tiene su
origen en la cosmogonía acuática, pues sale del
lago Titicaca y culmina su trayectoria en el mar,
el océano Pacífico (Manta-Ecuador).
341
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
Y respecto de esto mandó hacer, en siendo
señor y teniendo posible, una estatua,
figura del Sol, ni más ni menos que en el
espejo había visto; y mandó en todas las
tierras que sujetó, en las cabezas de las
provincias se le hiciesen solemnes templos
dotados de grandes haciendas, mandando
a todas las gentes que sujetó lo adorasen y
reverenciasen, juntamente con el Hacedor;
y así como su vida, en la Relación que V. S.
tiene, se trata todo lo que conquistó y sujetó,
todo fué en nombre del Sol su padre y del
Hacedor, diciendo que para ellos era todo
(Molina 1947: 39-41. Cursivas nuestras)
(figura 627).
El mismo Fujii, al analizar este pasaje de la crónica
de Molina y un texto de Garcilaso, señala:
Basándome sólo en estos datos, no podemos
identificar los dos personajes como el mismo
ser, pero es muy posible que lo sea. Si esto
es cierto, podríamos decir que este es el dato
que relaciona al dios Viracocha con el felino
(en este caso el león) […]
Aunque sea vago por no tener los dibujos, el
dios Viracocha es concebido como el creador
por los cronistas y tiene algunas semejanzas
con el dios de la agricultura en la época
Huari. También es muy sugestivo que el lugar
donde el dios Viracocha creó a los hombres,
que es Tiahuanacu, esté relacionado con la
existencia de la «Puerta del Sol», a pesar de
ello son pocas las referencias que se hace del
felino (Fujii 1994: 265).
Por su parte, Zuidema concluye que la imagen
que se le aparece a Pachacútec Inca representa
a Wiracocha: «Volviendo ahora a la imagen
del dios que Pachacuti Inca vio en la fuente de
Susurpuquio, descubrimos que sus características
corresponden al dios Viracocha, “el verdadero
sol”, cuya fiesta es celebrada en el solsticio de
342
Fig. 627
Dibujo de la crónica de Molina. La fuente de Susurpuquio presenta a
Pachacútec con un puma entre las piernas a manera de un espejo.
Ricardo Bardales Vassi
diciembre» (Zuidema 1974: 210). Mientras,
Jiménez, al analizar las crónicas de Molina,
Sarmiento y Cobo, así como la iconografía
Inca de los keros y pajchas (Museo América),
establece una identificación de Pachacútec con
el dios Wiracocha y determinadas asociaciones
interesantes, como Piedra/Inca, Viracocha
(dios)/Inca/Victoria,
León(puma)/Inca/Victoria
y Serpiente/Inca/Victoria, que quizá guarden
relación con el Palacio Real y su torreón y que
envuelve la roca sagrada. Dice de esto Jiménez:
Es muy probable que la aparición en la
fuente de Susurpuquio esté relacionada con
una ceremonia de iniciación, ya que el Inca
Pachacuti se transforma en un hombre nuevo
que se identifica con el dios Viracocha. Lo
mismo ocurre con el puma, cuya importancia
en las ceremonias de iniciación de los jóvenes
de la nobleza parece fuera de toda duda
(Jiménez 1994: 15).
Otro acontecimiento que relaciona al puma con
Pachacútec es el momento del conflicto con los
chancas. Pachacútec atribuía un especial alcance
al significado del felino, lo que se refleja en
varios pasajes de su vida, como aquella escena
descrita por Cieza en la que el Inca quiso ser
visto como león (puma) en uno de los momentos
más críticos de la época incaica: «El capitán Inga
Yupangue salió a la plaza donde estaba la piedra
de la guerra, puesta en su cabeza una piel de
león para dar a entender que había de ser fuerte
como lo es aquel animal» (Cieza de León 2005:
398). En la figura 628 se muestra un dibujo que
representa a un jefe guerrero con la cabeza y piel
de un puma.
Asimismo, se conoce que Pachacútec también
solía utilizar la piel de puma. A Zuidema le parece
que había una relación simbólica en referencia
a los hombres que se ponían piel de puma y
la batalla de Pachacuti Inca contra los chancas
(Zuidema 1974: 206).
En la crónica antes citada, relativa a la fuente
de Susurpuquio, es interesante la referencia del
efecto del espejo (tabla de cristal), al señalar la
figura de un indio que se observa en la fuente y,
por otro lado, la presencia del felino (león), que
debe ser el puma andino y cuya cabeza salía entre
las piernas; otro león lo llevaba en la espalda.
Asimismo, el bulto de la estatua, dentro de la
fuente (reflejo), llama al Inca Yupanqui como si
fuera el Sol, su padre. Ahora podemos señalar
que se trataría del dios Wiracocha que se le
presenta al inca Pachacútec reflejado en la fuente
de Susurpuquio, es decir, a través del «espejo de
cristal de la fuente». Asimismo, mandó construir
templos de adoración y reverencia al hacedor.
Fig. 628
Guerrero con cabeza y piel de puma, antes del combate.
Así solía presentarse Pachacútec en las guerras.
343
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
Esa misma escenografía, acompañada de mazorcas de maíz, la podemos ver en una cerámica
Chimú-Moche del Archivo Tello-UNMSM (figuras
629a y 629b).
Zuidema, haciendo referencia a Cobo sobre el
«león muerto» en Curavacaja, señala: «Recuerda
la piel de puma que el dios de la fuente llevaba
en la cabeza y que también los hombres llevaban
en honor del dios Viracocha en el solsticio
de diciembre» (Zuidema 1974: 213). Dadas
estas referencias, no estamos lejos de calificar
como ciertas las afirmaciones según las cuales
Pachacútec reanimó el culto al viejo dios de
Chavín y Tiahuanacu —Wiracocha— a partir de
la crisis desatada por la guerra con los chancas, en
la que se conservó la presencia del felino; al final,
el gran desafío consistía entonces en a quién iba
a favorecer el dios Wiracocha, encarnado en el
puma.
344
De la época Inca, otra muestra destacable en
la que se representa al felino (puma) es la
escultura de la piedra de Sayhite, localizada
en el departamento de Apurímac, que sin
duda grafica a un puma en cuyo lomo y forma
de maqueta se puede apreciar una serie de
figuras que representan andenerías, acequias,
estanques y animales ligados al agua como sapos
y serpientes, aunque predominan los felinos
como guardianes de las corrientes del líquido
elemental (aparenta ser el orden del mundo de
aquí). Es posible que esta escultura sirviera para
realizar los rituales al agua y la fertilidad, con lo
que se establecía una ligazón del felino, el agua y
el mundo subterráneo, elementos comunes en la
ideología desde Chavín. Aquí merece destacarse
la presencia de tecnologías para el uso del agua
y el suelo que proceden del altiplano, como las
cochas, los waru warus y los andenes (figuras 630,
631 y 632).
Fig. 629a-629b
Vista frontal y lateral de personaje con cabeza y piel de felino-estilo Moche
(Archivo Tello de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos).
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 630
Piedra de Sayhuite, de forma ovoide y representando al felino. (¿Maqueta del Tahuantinsuyo o un altar
dedicado al agua?) (Curahuasi, Apurímac).
Fig. 631
Detalle de la piedra de Sayhuite, Apurímac. Se muestran los tres sistemas de
aprovechamiento del suelo y el agua con fines agrícolas del altiplano (andenes,
waru warus y la cocha) Cuerpo de serpiente en espiral con un sapo al centro.
También se observan canales Curahuasi, Apuríimac).
Fig. 632
Detalle de uno de los pumas. En la parte inferior,
dos agujeros para salida de agua.
345
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
La relación del agua con Wiracocha la podemos
ver también en algunos comentarios de los
cronistas, entre ellos Sarmiento de Gamboa,
quien señala que Wiracocha envió un diluvio
general a los naturales por no guardar sus
preceptos, «al cual ellos llaman pachacuti que
quiere decir agua que trastornó la tierra […]»
(Sarmiento de Gamboa 1942: 49). Polo de
Ondegardo manifiesta también que en el orden
de las deidades Wiracocha está primero que el
Sol, señala al trueno con diversos nombres y le
atribuye la capacidad de hacer que llueva:
Después del Wiracocha, y del Sol, la tercera
Huaca y de más veneración era el trueno: al
qual llamauan por tres nombres Chuquilla, Catu
illa, Intuillapa: fingiendo que es un hombre que
está en el Cielo con una honda y una porra, y
que está en su mano el llouer, granizar, y tronar
y todo lo demás que pertenece a la región del
ayre donde se hazen los nublados (Polo de
Ondegardo 1916: 6).
La vinculación del agua con Wiracocha y el felino
también es señalada por Valcárcel cuando se
refiere a la religión incaica: «Apu Kon Titi Wira
Kocha era esa divinidad o supradiós que estaba
por encima del sol y de todos los demás dioses
[…] En las primitivas versiones míticas, Wiracocha
es antropomorfo […] Parece también existir una
estrecha relación de simbolismo con el felino
anfibio o gato de agua (“titi”), por ser este un
personaje proclive a la mítica […]» (Valcárcel
1984: 249) (figuras 633a, 633b, 633c y 633d).
Al analizar el dibujo de Santa Cruz Pachacutic,
y teniendo en cuenta los estudios de William
Isbell sobre la plaza Huacaypata del Cuzco,
quien analiza la disposición arquitectónica
de «U» invertida en la que aparece como el
vientre del dibujo del felino y como disposición
arquitectónica del Cuzco Incaico (interpretación
de John Rowe, Graciano Gasparini y Luise
Morgolies a partir de los datos de los cronistas
Betanzos y Sarmiento), Lozada menciona
una interesante vinculación entre el puma y
Wiracocha:
El arco de la «U» señalaba exactamente
al NE donde se levantaba el templo de
Fig. 633a-633b-633c-633d
Detalle de uno de los paños de la estela “Arapa-Rayo”, con tres formas de representación al
“felino acuático o “puma-germen”.
346
Ricardo Bardales Vassi
Quishuarcancha, lugar de síntesis de la derecha
y de la izquierda dedicado al dios Wiracocha.
Asimismo, las paredes laterales de la «U»
estaban formadas por otros edificios en honor
al mismo dios. Si se asume que el vientre del
felino representa el centro entre lo frontal y
lo posterior del animal, lugar que simboliza la
fecundidad y el origen de donde todo emerge,
es presumible identificar a Wiracocha con el
puma […]» (Lozada 2007: 129).
Y continúa:
Si se asume que en la Plaza de Huacaypata
el vértice de la «U» es el punto central del
vientre del puma; sin tener en cuenta a
Urcorara, entonces la aproximación más
cercana del vértice, sin reducirse a él, es
la del óvalo de Wiracocha. Esta asociación
ratifica el vínculo de Wiracocha con el puma,
estableciéndose, además, una connotación
del principal dios andino, dado su carácter
andrógino y hermafrodita, tanto como
fuente de concepción, cuanto como semilla
procreadora de la totalidad (Lozada 2007:
132) (figura 634).
De lo expuesto se puede colegir que existe una
vinculación muy importante entre Wiracocha, el
felino (puma), el óvalo o espiral y el agua.
La Plaza Huacaypata del Cusco como "U" invertida
según William Isbell
NE
Fig. 634
Dibujo del sector del
Cuzco que corresponde al
Coricancha. El vértice de
la «U» es el punto central
del vientre del puma
(dibujo tomado de de
Lozada, p. 133).
347
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
En la época Inca la veneración al agua, también se observa en el esmero por la
construcción de las piletas o pacchas con fines ceremoniales; asimismo, objetos de
cerámica, madera y piedra para venerar y rendir culto al agua teniendo en cuenta que
era considerada el fecundador de la producción agrícola y animal, brindaba la vida,
la abundancia, la fertilidad y la purificación, y ahuyentaba los males. Se conservan en
la actualidad pacchas en Tambomachay, Ollantaytambo, Machu Picchu, Kenko, Tipón,
entre otros lugares (figuras 635 a 641a-641b).
Fig. 635
Paccha en Tambomachay.
Fig. 637
Paccha con dos caídas de agua (Tipón).
348
Fig. 636
Paccha con diseño de pileta de chacana, Ollantaytambo.
Fig. 638
Pileta entre los andenes de Tipón.
Fig. 639
Paccha en piedra natural voladiza, en Ollantaytambo.
Fig. 640
Paccha de cuatro caídas y cascada, continuación de las dos caídas (Tipón).
Fig. 641a-641b
Recreación de las salidas de agua en una paccha de una sola pieza, que comprende un labrado de canal y las cuatro salidas de agua (sector….. Machu Picchu). Al
lado derecho, detalle de una recreación de cómo debió funcionar la pileta .
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
En el Museo de Pucará (Puno) encontramos
una representación especial labrada en
piedra, que da la impresión de que fuera
una pareja de pumas abrazados; solo queda
el tronco y la cabeza de uno de ellos, y en
la parte central hay una plataforma con
dos recipientes en bajo relieve que servía
para depositar agua con la finalidad de
celebrar rituales religiosos y propiciatorios
de la fecundación y la gestación de la vida
(figura 642). En la figura 643 se puede
observar el detalle de una gran tinaja de
arcilla localizada en el museo de Sechín
que sirve para depositar agua y en la que
aparece un felino.
Como hemos señalado, el insigne investigador Julio C. Tello trata de esta deidad en
un estudio de 1923. Sirven de apoyo a sus
planteamientos piezas de cerámica y líticas,
tejidos y fuentes escritas. Allí buscó los
indicios de la divinidad Wiracocha y logró
seguir las modificaciones y los cambios
producidos en el tiempo, identificando a
los antecesores y a los que se asemejaban.
Sobre esta base, deduce que las religiones
andinas tenían como deidades, primero,
a los animales idealizados —entre
ellos el felino—, y, luego, a personajes
semiantropomorfos, es decir, parte hombre
y parte animal. En este mismo trabajo, Tello
concluye que la divinidad Wiracocha es el
producto de sucesivas fusiones religiosas y
culturales de varios pueblos preincaicos, y
presenta evidencias de transformaciones
religiosas que se habrían producido. «Se
presenta extraordinariamente en el Perú
una nueva y elevada concepción resultante
de la fusión de las diferentes divinidades
en una superior personificada en WiraKocha» (Tello 1923: 107). Relacionando
a Wiracocha con el felino, Tello también
revisa los mitos cosmogónicos de gran
parte de América y llega a identificar
al felino (puma o jaguar) como la base
350
Fig. 642
«El puma sin pareja», donde se aprecian dos pequeños depósitos
para agua. En uno de los costados solo se ve el brazo del otro
personaje (pareja) (Museo de Pucará, Puno).
Fig. 643
Felino en alto relieve en una gran tinaja del valle de Casma
(Museo de Sechín).
Ricardo Bardales Vassi
fundamental y célula primordial de las representaciones de Wiracocha, relacionándolo
también con los fenómenos atmosféricos y la constelación de las pléyades. Al respecto,
Latcham (1929) señala:
Es más probable que Tello tenga razón al relacionar a Viracocha con Titi, un felino, el
cual en la región de las selvas y en algunas partes de los llanos fue representado por el
jaguar; en la sierra por el puma o león americano y en los altos páramos, en el contorno
del lago Titicaca por el gato salvaje a que también daban el nombre de Titi (Latcham
1929: 231) (figura 644).
En las figuras 645a y 645b se muestra una paccha ceremonial estilo Inca de muy fino
acabado, con dos serpientes y rostros abstractos de felinos como en los aríbalos del
Museo de Chucuito (Puno).
Fig. 644
Dios felino antropomorfizado
en actitud de volar, estilo
arcaico, Nazca. Según Julio C.
Tello, «Wiracocha».
Fig. 645a-645b
Paccha ceremonial Inca con dos serpientes y detalle de dos cabezas de felinos abstractos como en los aríbalos (Museo de Chucuito, Puno).
351
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
3. El «Señor de los Cetros» y
Wiracocha
El «Señor de los Báculos», «Señor de los
Cetros» o «Señor de las Varas», representaciones
muy antiguas, desde pinturas rupestres hasta
esculturas de gran acabado, está presente en un
área importante de la geografía de Sudamérica.
Esta iconografía nos remite al mundo de lo
sagrado, con atributos sobrenaturales, de modo
que constituye un símbolo mágico-religioso del
espacio del Tahuantinsuyo. Son sus máximas
representaciones la Estela Raimondi y la Puerta
del Sol, en Chavín y Tiahuanacu respectivamente,
en ambos casos relacionadas con el felino.
Varios historiadores y arqueólogos del siglo XX
han señalado que el personaje central de la
Puerta del Sol es o podría ser Wiracocha. Tello,
por ejemplo, ha mencionado que se trata del
dios jaguar y está personificado en Wiracocha:
El personaje principal de la portada
monolítica es el dios Jaguar Titi Wirakocha,
la misma divinidad o héroe cultural que
aparece como el principal protagonista en las
leyendas relativas a la génesis de los indios
que desde los primeros años de la conquista
recogieron los cronistas e historiadores
de Indias, es el dios jaguar cuyas estatuas
existieron en Ilave y Cacha, el que todavía
puede verse hoy en uno de los grandes
templos de Chavín [...] (Tello 1975: 44, 45).
Es de suponer que, en el caso del altiplano,
el felino (jaguar) es el puma. Means, por su
parte, en su trabajo «Ancient Civilizations of the
Andes», al referirse al personaje de la Puerta del
Sol, señala: «[…] casi no se puede dudar que es
Wiracocha, el Dios creador, la deidad principal
de los habitantes del altiplano en la época del
Tiwanaco» (en Yacovleff 1932a: 82) (figura 646).
Por otro lado, Desmachelier también menciona
que la imagen de Wiracocha está relacionada con
el felino y con antecedentes preincas:
352
[…] la designación genérica de esta divinidad
era Kon, Kontiki, Pachakcamac o Wiracocha;
esta última denominación viene de Tiahuanacu
y prevalece hasta los tiempos del Tahuantinsuyo.
La mitología andina lo representa como un
felino demoníaco, armado de grandes poderes
destructores. Cuando andaba encerrado en las
montañas, producía temblores y terremotos,
y si andaba suelto, ascendía bramando, las
cumbres de las cordilleras, y envuelto en negras
nubes, arrojaba relámpagos, rayos y granizo
(Desmarchelier 1998: 5).
Por otro lado, Stubel y Uhle señalan que la figura
radiada de la puerta monolítica de Tiahuanacu
no representa al Sol, sino que es probablemente
la imagen ideal de Wira-Kocha (Yacovleff 1932:
84 en la conclusión de “Ruinenstaette von
Tiawanako”).
El historiador Valcárcel establece una vinculación
entre la Puerta del Sol y Wiracocha, así como
con el felino: «[…] se ha creído encontrar en el
pórtico monolítico de Tiahuanacu la alegoría de
Uirakocha […]. En las primitivas versiones míticas,
Wiracocha es antropomorfo; todavía, bajo el
gobierno de Yawar Wakaj, ha de aparecérsele
en humana figura y con vestimentas «talares»
al príncipe Ripak. Parece existir también una
estrecha relación de simbolismo con el felino
anfibio o gato de agua (“titi”)» (Valcárcel 1912)
(figura 647).
Por su parte, Lumbreras insinúa esta posibilidad
al señalar:
La imagen apoyada en báculos proviene de
la cultura Chavín, la cual se extendiera por
todos los Andes y la costa peruana, hasta
la época Wari en que hizo también suya
esta imagen tutelar. Su data es del año 200
d. C. […] Es interesante recordar, también,
que el dios Wiracocha de los cuzqueños se
identificaba con el Titicaca; quizás se trata del
mismo personaje (Lumbreras 1990: 224).
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 646
«Señor de los Cetros» de la Puerta del Sol» de Tiahuanacu,
presumiblemente el dios Wiracocha de los incas.
Kauffmann (1976) hace referencia al personaje
central de la Puerta del Sol y señala: «[…] que
para calificarla de algún modo podría seguir
siendo llamada Huiracocha, nombre con que en
territorio de Tiahuanaco se conoce a la divinidad
máxima según diversos pasajes mitológicos registrados por los cronistas» (Kauffmann 1976: 229).
Longhena y Alva (2008) afirman: «La figura
emblemática asociada al culto venerado en el
lago Titicaca es la representada por el personaje
esculpido en el dintel de la Puerta del Sol
que, a pesar de algunas diferencias, recuerda
inevitablemente al Dios de las Varas. La tradición
oral llevó a los conquistadores el nombre de este
ser divino: Viracocha […]» (Longhena y Alva
2008: 129).
Makowski indica que el ícono de la deidad central
difundida hasta el lago Titicaca desde Chavín:
Fig. 647
«Felino anfibio» o «Gato de Agua», «Titi», que según Valcárcel
tenía una relación muy estrecha con Wiracocha.
«[…] se vio en el mismo una deidad celestial, con
características de dios supremo, eventualmente
comparable con el Viracocha de los textos
coloniales» (Makowski 2001a: 68). Ruiz Durand,
por su parte, en un estudio de iconografía andina,
anota:
Guari primero, luego Wiracocha, pueden ser los
personajes de los báculos o cetros omnipresentes
desde Chavín hasta el incanato con ligeras o
significativas variantes estilísticas y nominativas.
Los báculos varían desde bienes dadivosos de las
cosechas como la Pachamama, el árbol, el fruto
fecundado por Illapa en la tierra, hasta serpientes
de fuego, el rayo —el dios Illapa y serpientes
de agua—, la diosa Yacumama. El agua que
vivifica la tierra. Los báculos tienen el poder de
unir y recorrer los tres mundos interactuándolos
y potenciándolos en una unidad generadora de
vida (Ruiz Durand 2004: 39).
353
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
En las figuras 648 y 649 se muestran los dibujos
del Señor de las Varas de Chavín y Tiahuanacu, y
en las figuras 650a y 650b los rayos modulares de
ambas. Tomando en cuenta estas referencias y las
de otros autores, no estamos lejos de pensar que
Tiahuanacu fue un centro ceremonial dedicado
al dios Wiracocha, con su Templo de Kalasasaya.
La lito-escultura que lo representa en la Puerta
del Sol está esculpida con máscara y su rostro ha
sido diseñado para verse dual y seudoscópica,
es decir, estaba destinada a una élite religiosa
y política que conocía este tipo de lectura para
celebrar sus rituales y rendirle culto.
Fig. 648-649
Dibujos (dos dimensiones) del «Señor de los Cetros» de la
«Estela Raimondi» (Chavín de Huántar) y de la Puerta del Sol de
Tiahuanacu. El color amarillo es el rostro invertido. En el segundo
caso está diseñado en tercera dimensión; al invertirla la nueva
imagen se muestra desplegada. En ambos casos se da el efecto
«espejo».
354
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 650a-650b
Rayos modulares: en Chavín serpiente-voluta y en Tiahuanacu
dos dobles círculos y felino. Las volutas o espirales y los dobles
círculos representarían el agua.
En los últimos años, otros destacados estudiosos, entre ellos historiadores, etnohistoriadores,
arqueólogos y antropólogos, también han
relacionado al personaje de los báculos con
una deidad animadora y controladora de los
fenómenos atmosféricos, es decir, relacionada con
los rayos, el trueno, el viento, el granizo, la lluvia,
lo que supone su ligazón con el agua (depósito del
podio, los círculos que aparecen en la diadema
y las lágrimas que brotan de sus ojos). Aparece,
entonces, como el Dios del Agua, uno de los
muchos nombres de Wiracocha, representado por
un felino o un hombre-felino alado con atributos
de puma, ave y serpiente. En resumen, con rasgos
acuáticos, meteorológicos y relacionados con los
ciclos agrarios de producción.
El rostro irradiado o resplandeciente (Sol) del
Señor de los Cetros de la Puerta del Sol vendría
a ser la máscara de la deidad, y simbolizaría las
fuerzas poderosas que ofrece el Sol como parte
de la naturaleza, como el calor, la energía, la
luz; en tal sentido, se le representa como un ser
iluminado, resplandeciente, y por ello se ha dicho,
en lengua aimara, que es el vocablo Wiracocha el
que reúne las fuerzas naturales y los poderes más
grandes para dar vida (figura 651).
Fig. 651
La máscara solar del dios Wiracocha. Detrás de ella se
oculta el verdadero rostro del «Señor de los Cetros».
En el Imperio Incaico, Wiracocha estaba considerado en una posición de primacía sobre todas
355
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
las otras deidades, por lo menos desde las élites
gobernantes; entonces surge la pregunta: ¿Cómo
y cuándo ese culto aimara logró penetrar en el
Cuzco e imponerse sobre el culto anterior (el Sol)?
Al respecto, Fellmann responde: «La respuesta
más lógica surge de inmediato: fue Manco Capaj
quien llevó consigo al valle cuzqueño el culto de
Viracocha, al mismo tiempo que el del culto del
sol, reservándose el primero para sí y los suyos, y
difundiendo el segundo» (Fellmann 1977: 229).
La presencia y supremacía de Wiracocha de
Tiahuanacu en la época Inca pudo tener altibajos;
su veneración no fue uniforme y permanente, y
su intensidad posiblemente fue variando según
las políticas religiosas de cada Inca, pero siempre
fue una entidad enigmática y preponderante en
el Tahuantinsuyo, y llegó a su máxima expresión
en el periodo que gobernó el inca Viracocha y
especialmente el de su hijo, el inca Pachacútec.
Este último realizó reformas y convirtió a
Wiracocha en el dios de la élite, sin tener la
iconografía del señor con los cetros, pero con
antecedentes provenientes de Tiahuanacu. Así
pudo llegar al periodo Inca con el nombre de Illa
Ticci Wiracocha Pachayachachi o Wiracocha, que
presumiblemente es el «Señor de los Cetros» de
la Puerta del Sol de Tiahuanacu. Pero debemos
tener presente, como se ha señalado en el capítulo
IV, acápite 4.1.2, que la deidad con cetros guarda
una continuidad histórica y que su presencia en
las culturas andinas es recurrente; además, se
localiza en una gran extensión en América del
Sur, desde el Norte del Perú, Bolivia y el Norte
de Chile.
4. Significado de «Illa Ticsi
Wiracocha Pachayachachi»
A partir de las versiones recogidas sobre las
palabras que componen la expresión «Illa Ticsi
Wiracocha Pachayachachi», realizamos una propuesta de su significado, a la luz de las referencias
de estudios, así como del fenómeno encontrado
en la Puerta del Sol, el rostro antropofelino
356
desplegado, dual e invertido al que se ha hecho
referencia en el capítulo IV.
En primer lugar, y de acuerdo con las diferentes
versiones analizadas, podemos afirmar que
ubicamos el origen del término Wiracocha en
el lago Titicaca-Tiahuanacu. Así tenemos, según
las crónicas, que Wiracocha sale del citado lago
(agua). Así lo testifican crónicas como la de
Betanzos «[...] dicen que salió de una laguna que
es esta tierra del Perú en la provincia de Colla
Suyo un señor que llamaron Contiti Viracocha…
saliendo de esta laguna fuese de allí a un sitio
que junto a esta laguna está donde hoy día es
un pueblo que llaman Tiahuanaco…” (Betanzos
1999: 11) y José de Acosta: «[...] que de la gran
laguna Titicaca salió un Viracocha, el cual hizo
asiento en Tiahuanacu» (Acosta 1979: 63) (figura
652).
En una sistematización de las principales deidades incaicas y oráculos regionales elaborada por
D’Altroy a partir de varias fuentes, este autor señala como principal deidad a Ilya-Tiqsi Wiraqocha
Pacayaciq y asocia a Wiracocha con el puma:
Significado: Antiguo fundador, señor, instructor
del mundo.
Ícono asociado: Aspecto masculino y femenino;
estatua de oro, puma.
Temas y roles: Creador del cielo, tierra y seres
vivos (D’Altroy 2003: 179. Negrillas y cursivas
del autor).
En lo que sigue detallamos el significado de las
palabras:
a. Illaq Illa
 El atributo «I» es considerado como luz, brillo,
reflejo.
 Illa: Cosa brillante, resplandeciente.
 Illatici Huira Cocha: «El resplandor y abismo y
fundamento en quien están todas las cosas»
(Montesinos 1930: 9) (figura 653).
Ricardo Bardales Vassi
Fig. 653
Reflejo del Sol en el agua; escenografía
del resplandor y de lo místico.
Fig. 652
Lago Titicaca, origen de Wiracocha. Isla de la Luna desde la Isla del Sol, Palacio de
Pilkokaina, construido por Túpac Yupanqui (Bolivia).
b. Titi, Ticci, Tiqsi, Tiksy, Ttiksy
 Tikrani, de la raíz tiq o tik: «Volver lo de adentro
 Titi:
 Ticciviracocha:
Puma, felino.
 Ticci: «Fundamento divino» (Cobo).
 Ticci: «Origen, principio, fundamento,
cimiento, causa» (Gonzales Holguín).
Posiblemente: «fundamento de la vida».
 Titi y Tiqsi: «Existe superposición de
conceptos: “titi”, que estaba referido al
dios felino (gato montés), y “tiqsi”, que
significa fundamento, borde, origen. Los
vocablos son de origen aimara y quechua
respectivamente» (Cerrón Palomino).
 Ticcu o Ticcuk: Significa «lo que está boca
abajo o trastornado».
 Ttiksy o ttiksu hiksulla: «Al revés, lo de arriba
abajo», «a la inversa» (Rostworowski).
afuera, vuelta atrás» (Fernando Armas).
Misterioso, fundamento divino
(Bernabé Cobo).
c. Wira, Wari
 Wira:
Grasa (de llama), usada en los ritos
como fuente de fuego y de luz sagrada;
calor, energía. Grasa es lo mismo que
«ánima» o «espíritu».
 Huari o Wari: Ligados ideológicamente con
cultos asociados al jaguar o puma (Áncash).
¿? MARCA DEL AUTOR
 Vira (Uira vel wä wä): Vocablo aimara
(Bertonio). Sería el «suelo o cualquier cosa
que va cuesta abajo».
357
El reflejo del rostro desplegado y escondido: ¿Wiracocha?
d. Qocha
 «Charco
 Cocha:
de agua», «lago», «mar».
Agua, fuente de vida (figura 654).
e. Pacha yachachi
 «El
maestro que sabe concebir y organiza bien el mundo» (Duviols).
 «El fecundador», con una facultad dinámica (Duviols e Itier).
 «El que da vida al mundo» (Cerrón Palomino), es decir, el creador.
 «Sabiduría o capacidad de ordenamiento del mundo y de las cosas” (Urbano).
Del resumen expuesto, y teniendo en cuenta el significado de cada palabra, elaboramos
el cuadro 5.3.
Cuadro 5.3
Propuesta de significado de Illa Ttiksy Wira Cocha Pachayachachi
ILLA
TTIKSY
WIRA
COCHA
PACHAYACH
- Reflejo
- Boca abajo
- Espíritu
QOCHA
ACHI
- Resplandor
TITI
WARI
- Agua
- Puma
- Puma
- Lago
- Ordenador del
mundo
TICCI
VIRA
- Fundamento
de la vida
- Cuesta abajo
- Fecundador
- El que da vida
al mundo
- Origen
Fig. 654
Qocha: agua fuente de vida, resplandor de los
astros y Wiracocha.
¿Fuente?
Con este extracto de la acepción de cada una de las palabras, podemos plantear tres
alternativas sobre el significado de la expresión «Illa Ttiksy Wiracocha Pachachachic»:
a. «Reflejo boca abajo del puma en el lago, fecundador y ordenador del mundo»;
b. «Espíritu resplandeciente del puma en el agua, fertilizador y ordenador del mundo»;
o, simplemente:
c. «Espíritu resplandeciente del agua, fertilizador y ordenador del mundo».
358
Ricardo Bardales Vassi
Como vemos, cualquiera de las tres
alternativas conjuga con la imagen que
se ha encontrado en la parte central de
la Puerta del Sol de Tiahuanacu: el rostro
antropofelino, seudoscópico, desplegado
y dual, con una posición invertida que se
refleja en el agua (espejo). Es así como
aparece una nueva figura o configuración,
que debe leerse en forma invertida (figura
655).
Presumiblemente, para la gente común y
corriente la Puerta del Sol podía haberse
denominado simplemente «Puma Punco»
o «Puerta del Puma» (con lo que se podría
pensar que originalmente estuvo en la
pirámide de Pumapunco), mientras que para
los sacerdotes podría haber representado el
«Espíritu resplandeciente del puma en el
agua, fertilizador y ordenador del mundo».
Sin duda, la representación de la Puerta del
Sol iba más allá de la representación de un
simple personaje; la lectura de su diseño no
era la de un personaje aislado, sino de uno
vinculado a una concepción ideológicoreligiosa, cuya lectura no solo esta referida
a los símbolos que representa el personaje
central de la Puerta del Sol, incluye la
simbología de la propia Puerta, el agua y
el reflejo del llamado «Señor de los Cetros».
El análisis de los símbolos lo hacemos en el
capítulo IX.
En resumen, «Wiracocha» fue la síntesis de
una creencia ideológico-político-religiosa
del mundo andino, que se fue gestando
desde hace más de 4 000 años y se plasmó
en su máxima expresión en Tiahuanacu,
encarnando a un dios múltiple, holístico
y dinámico, casi oculto, con un concepto
abstracto e intelectual, que fue variando
a lo largo de las diferentes culturas, pero
conservando la esencia del pensamiento
andino.
Fig. 655
Puerta y espejo con bloque real.
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