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Año XV – N° 26 – 24 de Mayo del 2015
EL
DOMINGO
día del Señor
Pentecostés
Ciclo B
«El Espíritu Santo con su gracia es el “primero” que nos despierta en la
fe y nos inicia en la vida nueva que es: “que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo”».
(Catecismo de la Iglesia Católica N° 684).
ESPÍRITU SANTO,
DON DEL PADRE Y DEL HIJO
Entre los judíos, en tiempos de nuestro Señor
Jesucristo, se celebraba siete semanas después
de la Pascua la fiesta de la Cosecha, o día de la
acción de gracias. Era la fiesta de los Primeros
Frutos (Nm 28,26), de la Recolección (Ex 23,16)
o de las Semanas (Ex 34,22). En razón del número «cincuenta», se denominó
Pentecostés. Los rabinos del
siglo II de nuestra era conmemoraron ese mismo día la entrega de la ley en el Sinaí y la
conclusión de la alianza.
Entre los cristianos, al ir configurándose el Año Litúrgico, la
fiesta de la Pascua se prolongó
por espacio de cincuenta días,
apareciendo el «tiempo pascual» o «cincuentena pascual»,
que finaliza con el día de Pentecostés. Pentecostés es así la
coronación de la Pascua.
La cincuentena pascual es vivida como tiempo
de plenitud, de alegría y de acción de gracias por
los frutos recibidos, predominando en este tiempo la acción del Espíritu Santo tal como hemos
leído en la primera lectura de los Hechos de los
Apóstoles. Con la solemnidad de hoy culminamos y concluimos el tiempo de Pascua. Y como
fruto cumplido de la Pascua recibimos el don de
Dios que, por medio del misterio pascual de Jesús, recibió la primera comunidad cristiana en el
primer Pentecostés. Tal fruto es el Espíritu Santo, don del Padre y del Hijo, la Tercera Persona
de la Santísima Trinidad que viene al alma de los
creyentes para hacernos hijos
de Dios, capaces de vivir según
la dignidad propia de los hijos
de Dios, luchando contra el pecado, venciendo las fuerzas del
mal y alcanzando la verdadera libertad que nos asemeja a
Cristo, el Señor. El Espíritu que
hoy es infundido sobre nosotros nos ayuda a confesar la fe
en Jesucristo, a reconocer que
sólo Jesús es el Señor. Nos ayuda a crear comunidad, a establecer lazos de comunión con
Dios y con los hermanos, por
eso Pentecostés nos ayuda a
contemplar a la Iglesia que se
manifiesta. El Espíritu nos conduce a la verdad
plena y nos alienta para dar testimonio de Jesucristo. Que este día nos abramos a la acción del
Santo Espíritu.
«Con la fe en Dios y la toma de
conciencia de su amor,
se puede fácilmente prescindir de
todo el resto».
(Marthe Robin)
Pbro. Pedro Hidalgo Díaz
Momento personal
Ven, Espíritu Santo, llévame a Jesús, recuérdame durante toda mi
vida su Palabra, que la tenga siempre presente para no salir del camino de seguimiento.
Pentecostés - Ciclo B - Color: Rojo
Hermanos y hermanas: Hoy celebramos con mucha alegría la Solemnidad de Pentecostés. La cincuentena pascual
es vivida como tiempo de plenitud, de alegría y de acción de gracias por los frutos recibidos, predominando en
este tiempo la acción del Espíritu Santo. Con la solemnidad de hoy, concluimos el tiempo de Pascua. Y como
fruto cumplido de la Pascua recibimos el don de Dios que, por medio del misterio pascual de Jesús, recibió la
primera comunidad cristiana en el primer Pentecostés.
I. RITO DE ENTRADA
Antífona de entrada
Sb 1,7
El Espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia
al universo, no ignora ningún sonido. Aleluya.
Acto penitencial
S. Tú que te rebajaste incluso hasta la muerte
y has sido levantado sobre todo; Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.
S. Tú que, exaltado a la gloria, atraes a todos
hacia ti; Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
S. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros; Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Gloria
Oración colecta
Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés
santificas a tu Iglesia, extendida por todas las
naciones, derrama los dones de tu Espíritu
sobre todos los confines de la tierra y no dejes
de realizar hoy en el corazón de tus fieles,
aquellas mismas maravillas que obraste en los
comienzos de la predicación evangélica. Por
nuestro Señor Jesucristo.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
1ª Lectura
El acontecimiento de Pentecostés es fundante para
la Iglesia, porque allí, ella es ungida por el Espíritu,
como Cristo, y es enviada a ser fuerza de comunión
en medio de la diversidad en el mundo.
tierra. Al oír aquel ruido, la gente se congregó y
quedaron desconcertados, porque cada uno los
oía hablar en su propio idioma. Enormemente
sorprendidos, decían: «¿No son galileos todos
esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es
que cada uno de nosotros los oímos hablar
en nuestra propia lengua? Entre nosotros hay
partos, medos y elamitas, otros vivimos en
Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto
y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o
en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos
o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y
cada uno de nosotros los oímos hablar de las
maravillas de Dios en nuestra propia lengua».
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Sal (103)
R. Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz
de la tierra.
– Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué
grande eres! Cuántas son tus obras, Señor, la tierra
está llena de tus criaturas. / R.
– Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser
polvo; envías tu aliento, y los creas, y renuevas la
faz de la tierra. / R.
– Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con
sus obras. Que le sea agradable mi poema, y yo
me alegraré con el Señor. / R.
2ª Lectura
La vida de la Iglesia y de cada cristiano es animada
por el Espíritu, que la configura como cuerpo de
Cristo, y nos da sus dones y ministerios para servir a
los hermanos.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
2,1-11
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a los Corintios 12,3-7.12-13
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De repente vino del cielo un ruido,
semejante a una fuerte ráfaga de viento, que
resonó en toda la casa donde se encontraban.
Vieron entonces aparecer unas lenguas, como
de fuego, que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos
del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en
diversas lenguas, según el Espíritu les concedía
expresarse. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos piadosos de todas las naciones de la
Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús
es Señor», si no es bajo la acción del
Espíritu Santo. Hay diversidad de
dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y
hay diversidad de funciones, pero un mismo
Dios que obra todo en todos. En cada uno
se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y
tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son
un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres,
hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo. Y todos hemos
bebido de un solo Espíritu. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Secuencia
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el
cielo. Padre amoroso del pobre; don en tus
dones espléndido; luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped
del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua
en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en
los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina
luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro; mira el poder del
pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la
tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava
las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce
el sendero. Reparte tus siete dones, según la fe
de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al
esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Aclamación antes del Evangelio
Mt 28,19. 20
Aleluya, aleluya. Ven, Espíritu Santo, llena los
corazones de tus fieles y enciende en ellos la
llama de tu amor. R. Aleluya.
Evangelio
Juan, en su evangelio, narra Pentecostés, aún con
Cristo físicamente presente en medio de la comunidad,
pues él es quien da el Espíritu Santo, y con él ofrece
la reconciliación y la paz, señales de su presencia.
Lectura del santo evangelio según san Juan
20,19-23
R. Gloria a ti, Señor.
Al anochecer de aquel día, el primero
de la semana, estaban los discípulos en
una casa, con las puertas cerradas por
miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso
en medio y les dijo: «Paz a ustedes». Y, diciendo
esto, les enseñó las manos y el costado. Y los
discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a ustedes. Como el Padre me
ha enviado, así también los envío yo». Y, dicho
esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el
Espíritu Santo; a quienes ustedes les perdonen
los pecados, les quedan perdonados; a quienes
se los retengan, les quedan retenidos». Palabra
del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Profesión de fe
Plegaria universal
S. Puesto que hemos recibido el Espíritu que
nos hace decir Padre, dirijámonos, hermanos,
con sentimientos filiales al Señor y digámosle
en comunidad:
R. ¡Envía tu Espíritu Santo a tu Iglesia hoy!
– Para que el Papa Francisco con la fuerza
del Espíritu Santo, nos siga animando a vivir y
anunciar el Evangelio al mundo, en especial a los
más pobres y olvidados. Roguemos al Señor. / R.
– Por todos los jóvenes que hoy reciben al
Espíritu Santo en el sacramento de la Confirmación; para que tu Espíritu more en ellos permanentemente, y los fortalezca en la fidelidad
a su compromiso de discípulos y misioneros.
Roguemos al Señor. / R.
(Pueden añadirse peticiones partículares)
S. Que tu amor de Padre, Señor, escuche
complacido las súplicas de tu pueblo que lleno
de gozo ha recibido ya, como primer don tuyo,
el Espíritu Santo prometido, que contigo y tu Hijo
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, según la promesa de
tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender
la realidad misteriosa de este sacrificio y nos
lleve al conocimiento pleno de toda la verdad
revelada. Por Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión
Hch 2,4.11
Se llenaron todos de Espíritu Santo, y hablaban de las
maravillas de Dios. Aleluya.
Oración después de la comunión
Oh Dios, que has comunicado a tu Iglesia los
bienes del cielo, conserva los dones que les has
dado, para que el Espíritu Santo sea siempre
nuestra fuerza y la eucaristía que acabamos
de recibir acreciente en nosotros la salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
LA PALABRA en la semana
Pentecostés - 1ª del salterio
25 L
26 M
27 M
28 J
29 V
30 S
Santa Magdalena S. Barat (ML) - Ecli 17, 24-26. 29
(Eclo 17, 20-28); Sal (31), 1-2. 5-7; Mc 10, 17-27
Santa Mariana de Jesús Paredes (F) - Apo 2, 1-5
(o bien: Flp 4, 4-9); Sal (44); Mt 11, 25-30
San Agustín de Cantorbery (ML) - Eclo 36, 1-2a. 5-6. 13-19; Sal (78), 8-9. 11. 13; Mc 10, 32-45
Jesucristo sumo y eterno sacerdote (F) - Jer 31, 31-34;
Sal (149), 1-6. 9; Mc 14, 22-25
Feria - Eclo 44, 1. 9-13; Sal (149), 1-6. 9; Mc 11, 11-25
Santa María en sábado (ML) - Eclo 51, 17-27;
Sal (18), 8-11; Mc 11, 27-33
PENTECOSTÉS
“Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento
recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de
fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos
llenos del Espíritu Santo”. (Hechos 2)
Pentecostés es el momento de la efusión a través del cual,
lo más sencillo y común puede y se torna, por la acción del
Espíritu, en algo precioso y único.
Hoy esa efusión del Espíritu puede tomar tu vida y la mía,
como lo hizo con la vida de los discípulos de Cristo reunidos temerosos, y con tantas preguntas de como enfrentarán
la tremenda misión encomendada por Cristo, pero es el Espíritu Santo quien les da certeza y valentía, que sostenida en
el gran y verdadero amor, saben que lo pueden todo. Es por
ello que nuestra vida, sea cual sea nuestra realidad, puede
colmarse de Dios a través de un verdadero Pentecostés.
La
acción del
Espíritu
Nuestra Madre María siendo una pequeña y sencilla joven
recibió su Pentecostés (el Espíritu de Dios vendrá sobre ti),
y el resultado fue una mujer valiente para llevar en su seno a
nuestro Salvador y quedar preparada en tal amor, para acogernos a todos como hijos suyos.
Vemos también el Pentecostés de San Pablo. Él era un hombre muy preparado, de muy buena formación y posición,
hombre que por fuera pareciera no necesitar de nada. Pablo
recibe camino a Damasco, su Pentecostés, y cae en tierra su
orgullo y se da cuenta que todo lo que tenía nunca remplazará el tener a Cristo, y lleno del Espíritu Santo reconoce con
fuerza, crudeza y verdad: ¡todo lo considero basura! … es que
Pentecostés nos hace ver lo enamorados que podemos estar de Dios, son como las llamas que se depositaron en
nuestros corazones con un ardor tal, que no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.
Es por ello que el Espíritu se representa como fuego: porque mientras más nos acercamos a él, más luz hay
en nuestras vidas; nuestro corazón es menos frío, menos indiferente, menos egoísta. Mientras más cerca al
fuego estamos, más posibilidad tenemos de ser moldeados por el Artesano del amor.
Ese fue el giro que dieron los apóstoles y que hoy puede ser el nuestro: Haz conmigo y de mi lo que quieras
Señor… con esa valentía para dejarnos moldear en el amor. Esa es la promesa de Dios para ti y para mí,
siempre presente, siempre necesaria: que nos encontremos con Jesús, que nos enamoremos de Él, y que
perdamos todo temor de que Él tome nuestra vida, la sane, la haga nueva, ponga fuego en nuestro corazón,
nos haga libres y felices.
Pentecostés es la fiesta de una Iglesia, que en su realidad y pequeñez se deja tocar por la grandeza y poder de
Dios, para transformarse y transformar.
Te invitamos a no perder tiempo, y busques una comunidad donde puedas recibir tu Pentecostés, ánimo no
tengas miedo, deja que el fuego de su Espíritu arda en ti.
Colaboración:
Comunidad Fuerza de Dios / www.fuerzadedios.pe
www.sanpabloperu.com.pe
el DOMINGO - Director: P. Luis Neira R. ssp. Coordinación: Milagro Bronttis de Quispe.
Con licencia eclesiástica / Marc. reg. Resol. Indecopi N° 006852-1999, Certif. N° 0055702
Edita: SAN PABLO, Av. Armendáriz 527 - MIRAFLORES. Lima (Perú) / Telfax: (01) 446 0017 / [email protected]
Redacción: Pbro. Antonio Díaz M., igs.; Pbro. Pedro Hidalgo Díaz; Diagramación: Diego Sánchez Peña
Imprime: Editorial Roel S.A.C. / Para envíos y suscripciones: [email protected] / Telfax: (01) 446 0017
• Los textos litúrgicos corresponden a los aprobados por la Conferencia Episcopal Peruana. / Este subsidio no sustituye el uso de los Libros Litúrgicos.