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LIDERAZGO EDUCATIVO. Un acercamiento a sus nociones básicas
Línea II. Formación Docente, proyectos, avances e investigaciones concluidas
Campos temático: 2. Enfoques Pedagógicos
Laura Guadalupe Carreño Crespo. Docente investigadora de la Escuela Normal
Superior de México.
María de Lourdes Huerter’o Delgado. Docente investigadora de la Dirección General
de Educación Normal y Actualización del Magisterio y ENSM.
María Verónica Nava Avilés. Docente investigadora de la Escuela Normal Superior
de México. Responsable del Cuerpo Académico en Formación de Gestión Escolar.
RESUMEN
El documento EL LIDERAZGO. Un acercamiento a sus nociones básicas,
constituye la primera etapa de la investigación LAS PRÁCTICAS Y SENTIDOS DE
LIDERAZGO EN LA GESTIÓN ESCOLAR, estructurada en la actuación docente y
alumnos, la de directivos y la de gestión escolar; problematiza el objeto desde los
enfoques actuales de liderazgo, invita a la discusión académica sobre la tendencia
dominante del contexto global desde la noción de modernidad, particularmente en la
educación, y la segunda, es el análisis desde la intersubjetividad de los actores
educativos en la dinámica de la cultura institucional que desde un enfoque cualitativo
recupera los sentidos de los sujetos en el ejercicio del liderazgo. Las nociones de
trabajo colaborativo, participativo, democrático y liderazgo pedagógico contribuyen a
replantear el quehacer
investigativo en este nivel; mismas que venimos
resignificando en el Cuerpo Académico en Formación de Gestión Escolar de la
Escuela Normal Superior de México para revisar en las escuelas secundarias las
prácticas de liderazgo donde los estudiantes en formación requieren visibilizarlas
para reconocer su percepción, relaciones, entramados, tensiones y conflictos que se
tejen en el desarrollo de la gestión escolar así como las formas de participación
crítica en la mejora y autogestión institucional.
Palabras clave: Liderazgo, liderazgo educativo y pedagógico, paradigmas,
participación, poder.
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INTRODUCCIÓN
En el marco del 2do. Congreso Nacional “Experiencias, retos y perspectivas de
Cuerpos Académicos y Formación Docente” convocado por la Escuela Normal de
Tlalnepantla en su 55 Aniversario, las autoras de la presente ponencia, participantes
en el Seminario-Taller Interplanteles de la Educación Básica que organiza el Cuerpo
Académico en Formación de Gestión Escolar (CAFGE) de la Escuela Normal
Superior de México, en torno al desarrollo de sus líneas de investigación y
generación de conocimiento, coincidimos en la preocupación académica del actual
debate en torno al liderazgo en la práctica de la gestión escolar de los actores de la
educación básica.
El trabajo presenta las nociones básicas del objeto de investigación, el liderazgo, que
corresponde a la primera etapa de la investigación y con la que se identifican las
construcciones epistémicas en los enfoques que configuran el campo y debate
actual, del que se resalta el sentido pedagógico; lo que permite a la segunda etapa
reconocer la figura de liderazgo, sus prácticas e impacto en la participación de la
gestión escolar.
El acercamiento al campo constituido del liderazgo es muy diverso e incluye un
amplio espectro de teorías, nociones y enfoques, su estudio se ha abordado desde
diferentes disciplinas tales como: historia, psicología, sociología, teoría de la
organización, administración de empresas y militar.
El sentido pedagógico que orienta el trabajo del CAFGE ha exigido la revisión
necesaria de enfoques teóricos desde diversos paradigmas, de las políticas
educativas neoliberales actuales, la función social y los objetivos formativos de las
instituciones de educación básica.
La práctica investigativa centra aquellas voces de las escuelas que no siempre han
sido escuchadas; la de los actores directos (alumnos, profesores y directivos),
instituciones a las que consideramos comunidades históricamente situadas que no
solo cuentan con la dinamicidad propia sino –en muchas ocasiones- con el desarrollo
de un liderazgo autogestivo y/o autorreflexivo desde la perspectiva de un sujeto
pedagógico que genera la participación crítica de la gestión escolar.
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No se trata de sustituir una figura de liderazgo por otra, sino de esclarecer ¿Cómo
enfrentan la asunción de liderazgo los actores educativos? ¿Cómo las prácticas de
liderazgo reconocen a esa Otra y ese Otro como diferente en sus planteamientos,
propuestas y acciones sobre gestión escolar? ¿Cuáles son los sentidos de liderazgo
implícito y explícito que orientan las acciones de mejora institucional? ¿En qué tipo
de liderazgo se reconocen los diferentes actores escolares? ¿Qué tipo de problemas
y retos se presentan en el ejercicio de liderazgo en las sesiones de trabajo de los
Consejos Técnicos Escolares? ¿Cuál es la actuación en la resolución de las
tensiones y conflictos que aparecen en la marcha de acciones conjuntas? ¿Cuáles
son las posturas epistémicas y ontológicas en las prácticas de gestión escolar? y
¿Qué relación se establece entre liderazgo y autonomía en la práctica de la gestión
escolar?
DESARROLLO
Partimos de la noción de liderazgo como un fenómeno que ocurre exclusivamente en
la interacción social (Chiavenato, 1999)i y como un hecho subjetivo que estructura el
poder de un grupo (Fiedler, 1961, en: Kreitner y Kinicki, 1997)ii que se realiza por
medio de relaciones entre el líder y los restantes miembros del grupo, el cual debe
tener como características principales la satisfacción de necesidades de su grupo, la
seguridad y la tendencia a la unidad.
Nuestra discusión recupera la naturaleza sociocultural y política de la sociedad, para
establecer escenarios que vayan más allá de las ideologías dominantes
individualistas, consumistas y de mercantilización o comodificación actual ante el
funcionamiento de las economías para asegurar los flujos de capitales y tecnologías
y, de esta manera, mantener el funcionamiento del sistema capitalista global que
impacta a la educación como señala Ball (2012)iii; al reconfigurarse la sociedad, la
competitividad impacta a la generación del conocimiento desde la llamada tercera
revolución industrial con enfoques que incorporan nuevas formas tecnologías como
el E- leadersip (European Institute for Leadership)iv donde la figura de un liderazgogerente establece relaciones con el grupo a través de estos medios.
Ambas, han sido envueltas por nuevas realidades hipermodernas y cada vez más
líquidas, en las que la escuela no es ajena; el sujeto ha encontrado formas de
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comunicación donde, por un lado, se desdibuja y, por otro, enfrenta escenarios
múltiples, de caos e incertidumbre, de una ausencia de diálogo con el Otro en el acto
pedagógico de las instituciones; la relación cara a cara, la intolerancia actual hacia
otras cosmovisiones u ontologías de carácter relacional, la coexistencia equitativa,
democrática y respetuosa, la construcción conjunta de saberes y la toma de
decisiones más plurales son, entre otros, los elementos que se han reconocido en el
conjunto de evidencias empíricas en los registros de observación de las escuelas
secundarias durante los eventos de estancias en jornadas de práctica con los
alumnos en proceso de formación inicial al cursar la licenciatura para este nivel.
La literatura del objeto de estudio presenta una complejidad del fenómeno y su
connotación en los diversos ámbitos de la actividad colectiva humana en el que se
reconocen dos orientaciones; la primera permite identificar los estilos de liderazgo en
la relación directa con los integrantes de un equipo de trabajo y la segunda al
generar efectos directos sobre los resultados en las organizaciones donde se
pertenece. Si bien el liderazgo refiere a la figura del líder como la representación
personal de características y cualidades que le permiten influir y orientar a sus
seguidores, los últimos estudios aunque no dejan de lado esta figura, refieren más a
una serie de procesos y prácticas ligadas a estimular y promover acciones conjuntas
para alcanzar los propósitos que persiguen una organización; como Huaylupo (2007,
pp.103-124)v, quien señala que al constituir una relación social que expresa y
representa los sentimientos y aspiraciones específicas de colectividades que no es
posible concebir sin su vinculación a una organización, al medio social o a la historia
de alguna sociedad.
En el ámbito educativo el liderazgo no solo se contextualiza desde la figura de una
sociedad globalizada sino también en relación con la interacción de los individuos y
con la noción de la práctica de la gestión escolar, en la que inicialmente
reconocemos a las instituciones educativas como espacios de concentración,
reproducción y creación de saber que cumplen una función en la sociedad moderna.
Paquette y Fallon (2010)vi señalan que los factores socioculturales ejercen acciones
que impactan en su actividad, en sus prácticas sociales y culturales a través de la
concepción de conocimiento, de las relaciones entre las personas, la sociedad y la
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naturaleza, un sistema de valores, una manera de hacer las cosas en el manejo y
toma de decisiones y un sentido predominante de enfocar la existencia.
La noción de liderazgo se reconoce en los siguientes enfoques: De rasgos, inicio del
siglo XX, hasta los años 40, considera teorías basadas en los atributos de la
personalidad para distinguir las diferencias individuales que caracterizan al líder del
resto de las personas que lo siguen; autores como Coleman (1988)vii plantean que la
inteligencia emocional capta las emociones del grupo y conduce hacia un resultado
positivo en un acto de complementariedad entre la empatía e inteligencia emocional,
como base de la tarea y del auténtico liderazgo. (Medina, 2013)viii
Conductual; desarrollado entre 1950 y 1960, se centra en las conductas de los
líderes y su orientación hacia la consecución de las tareas en la organización y el
mantenimiento de relaciones entre el líder y sus seguidores, donde aparece el
respeto, la confianza y la camaradería; se basa en un conjunto de estudios en las
universidades de Ohio, de Michigan y las tesis de Blake y Moutonix.
Derivado del movimiento Industrial, postindustrial y neoliberal, el individuo integrado
al proyecto económico de la sociedad moderna basado en el mercado, el consumo y
la competitividad, en el que la ganancia individual prevalece sobre el bien común, los
individuos emprendedores son el motor del progreso y no los trabajadores o la
asociación y cooperación social; para Hodgets (1992)x la conducta del líder se
caracteriza por definir los roles, las tareas y la forma como éstos, deben ser llevados
a cabo por los miembros del grupo a través de relaciones mutuas de confianza,
respeto y entendimiento entre el líder y los trabajadores.
Situacional, generado en los años 60 y 70, considera los diferentes patrones de
conductas de los líderes que pueden ser efectivos en diferentes situaciones.
Desarrollado por Hersey-Blanchard en los 70, en la teoría de Reddin (3-D
Management Style Theory), se agrupa un conjunto de teorías que parten de la idea
que el comportamiento del líder estaría afectado por una serie de factores del
“contexto – situación” en el que se ejerce y ello determinaría su efectividad (Kreitner
y Kinicki, 1997)xi (Adair (1990)xii; otras que señala Fiedler (1961, en: Robbins, 1999)xiii
establecen que el grupo tendrá un desempeño adecuado cuando se reconocen las
tareas y las interacciones de los integrantes del grupo desde el grado de
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estructuración de la tarea, el poder de que dispone y la calidad de las relaciones
interpersonales entre el líder y miembros del grupo.
Existencial o humanista, facilita el desarrollo pleno del potencial creativo de cada
individuo para que sea funcional en una sociedad que puede llegar a un óptimo
progreso con la activa participación de cada persona, cuya libertad de expresión es
la que permite enfrentar cualquier estructura autoritaria, aunque ello no significa
necesariamente el mejoramiento o la transformación de la sociedad.
Transformacional, de los años 80 hasta la actualidad, es quizás uno de los más
desarrollados, busca “transfigurar" a la gente y a las organizaciones y tiene que ver
con una forma excepcional de influencia que lleva a los seguidores a realizar y a
cumplir más allá de lo que se espera de ellos; implica elementos carismáticos y de
visión que buscan cambiar la forma de actuar, precedido de una innovación de cómo
se piensa y siente. El liderazgo requiere de un reenfoque mental, con el fin de una
nueva percepción, implica un cambio radical para que el comportamiento sea
congruente con sus creencias y motiva a realizar cambios permanentes. (Lupano,
2008)xiv
De la psicología cognoscitiva y social, desarrolla un liderazgo distribuido que
centra el resultado de los aprendizajes en el contexto de una sociedad cada vez más
empoderada que reclama una participación en las decisiones de su propio futuro, las
prácticas de liderazgo distribuido aparecen como un aporte decisivo a la hora de
comprometer a los actores del campo educativo en las acciones y metas para que
los resultados logren una educación de calidad.
Entre sus principales autores se encuentran: Kets de Vries, 1999; Halverson y
Diamond, 2000; Graetz, 2000; Hartley y Allison, 2000; Harris y Chapman, 2002;
Spillane, 2006: Leithwood et al., 2009, en: García, 2009. El origen o la idea del
Liderazgo distribuido deriva de la psicología cognoscitiva y social, específicamente
sobre la base de la teoría de la cognición distribuida y de la actividad; para Hutchins
(1995)xv se encuentra distribuida a través de individuos y representaciones internas y
externas.
El liderazgo distribuido y sus prácticas exitosas, en el contexto globalizado cobra un
valor significativo para el progreso de una educación de calidad a través de modelos
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de gestión escolar para el desarrollo de capacidades y competencias; la mayor de las
veces directivas, activadas en los equipos de trabajo de la escuela para obtener
mejores resultados en los aprendizajes de los alumnos como sinónimo de la calidad
educativa, para Maureira (2004, 2006)xvi en el campo de la organización escolar, el
liderazgo tiene su origen en las dimensiones de efectividad escolar, para alcanzar
calidad y mejora en los resultados, donde la atención de los líderes escolares
impacta significativamente a través de sus prácticas de gestión en los actores y
procesos para el incremento de competencias vía estándares e indicadores claves
de aprendizaje en los estudiantes, profesores y directivos.
Socio-Político, surgen teorizaciones sobre el liderazgo ético, transformador y de
justicia social, se basan en un profundo respeto por la persona humana y enfatizan al
mismo tiempo la justicia social y la excelencia académica.
El interés por el liderazgo educativo, si bien se constituye como un campo específico
a finales de 1960, es en los 80s que se generan investigaciones derivadas de las
debilidades detectadas en los resultados educativos y del auge de los modelos que
proponían mejorar la calidad y los resultados de los sistemas educativos,
especialmente en el enfoque de “escuelas eficaces” se ubica el liderazgo como
aspecto clave que se propone como recomendación para desarrollar como política
pública un marco de actuación con cuatro ejes que, considerados en conjunto
contribuyen a mejorar el liderazgo y los resultados escolares: (Re)definir las
responsabilidades del liderazgo escolar, distribuir el liderazgo escolar, desarrollar
habilidades para un liderazgo escolar eficaz y hacer del liderazgo escolar una
profesión atractiva.
Recomendaciones que la mayoría de los países de la OCDE implementan en aras de
que sus centros escolares incrementen su nivel de autonomía en diferentes ámbitos
de decisión. Por tal razón, los enfoques de calidad y eficacia que se generaron desde
entonces colocaron a la gestión escolar y dentro de ella al liderazgo eficaz (Murillo.
2006)xvii como elementos clave en la mejora de las instituciones.
Aunadas a los paradigmas ya revisados, Fallón y Sierraxviii proponen considerar las
siguientes categorías en los estudios sobre liderazgo: Auto-reflexividad, exige no
perder de vista el horizonte al que se quiere llegar; el esfuerzo por enfrentar
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conjuntamente barreras de discriminación y construir en alianza una sociedad más
equitativa, solidaria y pluricultural con la apertura al diálogo como un acto pedagógico
en sí mismo, y continuamente explorar en nosotros, individual y colectivamente, la
propia cultura las razones históricas y sociales de los prejuicios y la discriminación; a
través de un proceso de descentración que reconozca los límites del propio
conocimiento y como otras formas de comprender la realidad. En este sentido, la
noción de redes escolaresxix permite construir nuevos caminos de mejora de gestión
escolar y mejora de resultados en los aprendizajes de los alumnos, el desafío para el
liderazgo distribuido - colaborativo, ante la exigencia de comprometer los actores en
forma corresponsable para aportar a la tarea de la calidad.
Simétrico y asimétrico para el diálogo, en las condiciones simétricas las personas se
reconocen como pares equivalentes e interlocutores igualmente válidos, para
considerar distintos puntos de vista
de diálogo e intercambio de ideas, para el
aprendizaje mutuo. En las relaciones asimétricas no se generan condiciones para la
reflexión sobre el origen y devenir de las diferencias, predomina la imposición de
ideas y el autoritarismo por una parte, y la resistencia y la frustración por otra.
Naturalización de la institucionalidad, no existe una definición específica y
ampliamente aceptada respecto a liderazgo, dada la complejidad del fenómeno y la
connotación que asume en los diversos ámbitos de la actividad colectiva humana y la
vida de las instituciones se rige por normas socialmente construidas para generar
procesos de cambio en una multiplicidad de tareas que requieren de la participación
proactiva de los equipos multidisciplinarios para dar solución a los problemas de
distinta naturaleza, como las que señala (Lepeley, 2003)xx que requieren de las
organizaciones actuales que pongan énfasis en el ser humano como creador y gestor
de información y conocimiento, la necesidad de desarrollar el capital humano y
social, el ser humano como centro de la organización, énfasis en la calidad y en el
desarrollo holístico de la persona, necesidad de desarrollo integral en la
organización, énfasis en las comunicaciones formales e informales, gestión basada
en la colaboración e integración, estilo de liderazgo participativo basado en el respeto
por las personas y competencia constructiva.
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El desarrollo de perspectivas que recuperan al sujeto individual y colectivo y
reconocen el marcado desequilibrio social que se manifiesta en la educación
permiten el surgimiento de posturas culturales que incorporan en la organización
aquellos valores, creencias y raíces que la caracterizan con identidad única que a
través del liderazgo se socializan entre los miembros las creencias, historias y
tradiciones que le dieron origen a la institución y la forma en que participan para su
mejora desde el enfoque del liderazgo ético o de justicia social que se fundamenta en
la obligación social y moral para fomentar prácticas, procesos y resultados escolares
más equitativos de diferente procedencia socioeconómica, cultural, étnica, de
capacidad, género u orientación sexual para acabar con cualquier tipo de exclusión y
marginación que se de en la escuela. (Murillo, Krichesky, Castro y HernándezCastilla, 2010)xxi
A 25 años de la instrumentación de acciones para impulsar la gestión escolar en las
escuelas de educación básica, los aprendizajes obtenidos en los planteles han sido
continuos y ligados a las orientaciones establecidas por las autoridades federales en
la elaboración del proyecto escolar, sustituido hoy por la ruta de mejora.
El liderazgo pedagógico, potencia la actitud creadora de la comunidad educativa al
asumir el compromiso responsable de la mejora de los centros educativos a través
de programas y proyectos al desarrollar la competencia de gestión desde una cultura
y clima de colaboración a fin de propiciar procesos reflexivos de transformación de
los centros. (Coronel, Moreno y Padilla, 2002xxii; Cuadrado, 2003xxiii; Hargreaves,
1998xxiv; Muñoz y Marfán, 2011xxv)
Por tanto, nuestro interés en esta investigación es rescatar el tipo de prácticas de
liderazgo que se desarrollan en la gestión de la escuela secundaria y con ello, la
participación de los diferentes actores educativos para generar propuestas de mejora
en la formación y aprendizaje de los alumnos de la comunidad a través de las
acciones, tensiones, obstáculos y acuerdos.
CONCLUSIONES
Los distintos paradigmas sobre liderazgo desde la práctica de la gestión escolar sitúa
la participación del sujeto desde el reconocimiento de otras formas de concebir la
cultura institucional.
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La perspectiva pedagógica implica un liderazgo de mayor participación democrática
que promueve la crítica y transformación de los procesos de gestión para hacer
frente a los paradigmas individualistas y competitivos.
Las políticas educativas que orientan la gestión escolar en los últimos años
favorecen el sentido de participación y corresponsabilidad de los actores educativos,
lo que promueve y estimula prácticas de liderazgo diferentes a las tradicionales; sin
embargo, las condiciones particulares de cada centro educativo, sus contextos
sociales, culturales y el tipo de integrantes que constituyen la comunidad escolar
obligan a revisar las figuras y tipos de liderazgo que promueven mejoras
pedagógicas en la formación de sus alumnos.
La revisión teórica permite clarificar el proceso de cambio escolar como tarea
compleja, el tipo de modelos que asumen los actores y la forma en que desarrollan
las prácticas de gestión escolar desde la figura del liderazgo en el logro de
aprendizajes del alumnado y en un desarrollo cada vez más autogestivo.
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