ESPECIALIDAD DE SANTUARIO I. ¿Cuál es el nombre de las tres partes del Santuario? Dios ordenó construir el Santuario del desierto para dar a su pueblo una lección objetiva de las verdades espirituales y eternas. El Yo “habitaré en medio de ellos” de Éxodo 25:8 contiene el vocablo “habitar”, que ha sido traducido de la palabra hebrea shakan, la cual, aunque se traduce “habitar”, “morar”, tiene una connotación aún más profunda, ya que nos comunica la idea de que ese “habitar” es el de un vecino, alguien que quiere estar cerca y gozar de nuestra amistad. El Santuario del desierto fue el recinto sagrado donde Dios moraba en medio de su pueblo, pero obviamente esto es un símbolo de una verdad superior: antes que en templos materiales hechos por el hombre (Hech. 17:24), Dios quiere morar en el templo del alma humana (1 Cor. 3:16, 17) para llenarla con la gloria del Espíritu Santo, quien es el representante personal del Señor Jesucristo, porque es “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col 1:27). “Ningún edificio terrenal podría representar la grandeza y la gloria del templo celestial, la morada del Rey de reyes. . . Sin embargo, las verdades importantes acerca del santuario celestial y de la gran obra que allí se efectúa a favor de la redención del hombre debían enseñarse mediante el santuario terrenal y sus servicios” (PP 371). El Santuario fue construido en base a un esquema que contempla tres secciones claramente discernibles: el Atrio, el Lugar Santo (qódesh) y el Lugar Santísimo (qódesh qodashim). A. Describir qué había en cada parte. 1) En el Atrio se ubicaban 2 muebles: el altar de los holocaustos y el lavacro. 2) En el Lugar Santo había 3 muebles: la mesa de los panes de la proposición, el altar del incienso y el candelero. 3) En el Lugar Santísimo sólo había un mueble: el Arca de la alianza. B. Describir lo que cada mueble representaba. 1) Altar de los holocaustos. Se lo llama “altar” (Éxo. 28:43; 29:12, 44; 30:20). La palabra hebrea usada aquí (mizhéaj) significa “lugar de sacrificio”. También se lo denomina “altar de los holocaustos” (Éxo. 30:28; 31:9; 35:16; 38:1; 40:6, 10, 29). El vocablo “holocausto” no expresa en nuestro idioma toda la riqueza de contenido que tiene en el hebreo. Proviene del original ‘olah, que significa “lo que asciende”, y puede comunicar la idea de entrega total y sin reservas en “olor suave” a Dios, quien a su vez acepta la ofrenda de consagración enviando el “fuego divino” para consumirla (Lev. 9:24). La madera y el bronce fueron los materiales usados para construir el altar (Éxo. 27:1-‐8; 38:1-‐7), y sus medidas eran: cinco codos de largo por cinco de ancho y tres de alto (el codo medía aproximadamente medio metro). En el altar uno ve la bondad y la severidad de Dios: bondad hacia nosotros los pecadores, y severidad hacia la víctima vicaria que lleva nuestros pecados (Rom. 11:22). La posición del altar como primer mueble del atrio sugiere que no hay acceso a Dios a no ser por medio de un sacrificio. El altar anticipa simbólicamente el mensaje evangélico de que Jesús es “el Camino, y la Verdad, y la Vida”, y que “nadie viene al Padre” sino por Él (Juan 14:6). EL ALTAR DE LOS SACRIFICIOS Símbolo Realidad Sacrificio a Dios aceptado como Cristo se dio como “ofrenda y “olor grato” (Lev. 1:9). sacrificio a Dios en olor fragante” (Efe. 5:2). Dios se encontraba con su pueblo “Somos santificados mediante la y santificaba el lugar (Éxo. 29: ofrenda del cuerpo de Jesucristo” 38-‐43). (Heb. 10:8-‐10). El cuerpo entero era consumido Debemos presentar nuestros en el altar (Lev. 6:9, 10). cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Rom. 12:1). La sangre era derramada al pie Cristo “derramó” su sangre y su del altar (Lev. 4:7). alma (Isa. 53:12; Heb. 9:22). 2) El lavacro No tenemos información bíblica en cuanto al tamaño y a la forma del lavacro, pero sabemos que se lo construyó usando los espejos de bronce de “las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo” (Éxo. 38:8). El bronce pareciera representar la firmeza, la solidez y la incorruptibilidad de los mandatos de Dios. A medida que el creyente ve reflejadas las deformidades de su carácter en el espejo de Dios-‐ el cual corresponde a su Palabra y sus mandamientos (Sant. 1:23-‐25)-‐, el poder divino penetra en su vida y, avivando su conciencia, lo conduce a los pies de la cruz, donde nuestro Señor nos transforma “por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5). El sacerdote de la antigua dispensación podía allegarse a Dios por el agua y por la sangre. En el altar de los holocaustos la sangre habla de la justicia de Dios, y de la justificación que se le imputa vicariamente al creyente. En el lavacro del agua se indica el paso siguiente, el de la santificación. Mediante estos dos símbolos se expresa claramente que Cristo nos es hecho por Dios “justificación, santificación y redención” (1 Cor. 1:30). Jesús vino con el fin de ser la fuente de pureza para el hombre. Por medio de Cristo, el pecador llega a formar parte del pueblo de Dios. Y ello es posible porque el Salvador vino “mediante agua y sangre” (1 Juan 5:6). EL LAVACRO Símbolo Realidad “Harás también una fuente de El agua representa al Espíritu bronce. . . para lavar; y la Santo (Juan 7:37-‐39). colocarás entre el tabernáculo de Representa a la Palabra de Dios reunión y el altar, y pondrás en (Juan 13:10; 15:3; Efe. 5:26). ella agua” (Éxo. 30:18). Representa el bautismo (Juan 3:5; Rom. 6:3-‐6; 1 Juan 5:8). Véase PP, pág. 359. 3) La mesa de los panes Fue construida de madera de acacia y recubierta totalmente de oro. Medía dos codos de largo por uno de ancho y uno y medio de alto. Según las indicaciones bíblicas, la mesa tenía una doble corona (cornisa) de oro que la rodeaba en todo su contorno. La simbología nos autoriza a suponer que esta doble corona señala a Jesús quien, como “Rey y Sacerdote” (Heb. 7), fue “coronado de gloria y de honra” (Heb. 2:9). Por otro lado, la madera de acacia simboliza la humanidad de nuestro Señor, y el oro, su divinidad. En esta mesa especial se colocaban doce panes en dos pilas, y sobre cada pila se ponía incienso (Lev. 24:7). Esto representa el alimento espiritual que Cristo nos da, el cual se renueva contantemente, así como los panes de la mesa del Santuario se renovaban cada semana. El “pan sagrado” es un “pan continuo” o “perpetuo” (Núm. 4:7), renovado cada sábado sin interrupción. El que se lo renovara cada sábado establece una relación íntima entre el descanso espiritual (Gén. 2:1-‐3) y el gozo de la presencia de Cristo en nosotros, que hace del tiempo sabático un anticipo de la eternidad. LA MESA DE LOS PANES Símbolo Realidad El pan de la proposición siempre Cristo dijo: “Yo Soy el pan de estaba ante la presencia de vida” (Juan 6:48). Jehová (Éxo. 25:30). Había doce tortas hechas con flor Al hablar de la iglesia, Pablo dice: de harina (Lev. 24:5). “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan” (1 Cor. 10:17). 4) El altar del incienso El Santuario del desierto tenía dos altares: el de los holocaustos y el altar del incienso. Este último fue colocado en el Lugar Santo, frente al velo que separaba el Lugar Santo del Santísimo (Éxo. 40:26). Fue construido con madera de acacia y se lo recubrió totalmente de oro. El altar del incienso medía dos codos de alto, y su cubierta cuadrada tenía un codo de lado. Lo remataba una corona de oro y en cada esquina tenía un cuerno (Éxo. 37:25-‐27). Sobre los cuernos se untaba la sangre de la expiación cuando el Sacerdote o la congregación pecaban y también en el Día de la Expiación (Levítico 4:7, 18; 16:18). El incienso que el Sacerdote colocaba sobre las brasas participaba de ciertas características especiales (Éxo. 30:34-‐38), y debía ofrecérselo dos veces al día, continuamente (Éxo. 30:7-‐8), en ceremonias estipuladas. La quema del incienso era la tarea más sagrada de todas las que podía realizar el sacerdote. Le daba la oportunidad de llegar hasta el velo, detrás del cual se escondía el arca del pacto. En tiempo de Zacarías se interpretaba como un favor superlativo de parte de Dios el que un Sacerdote pudiese oficiar en la quema del incienso; no se concebía que lo hiciera por segunda vez. La quema del incienso coincidía con el momento en que el pueblo elevaba sus plegarias. David decía: “Suba mi oración delante de ti como el incienso” (Sal. 141:2), y su pensamiento coincide con el registrado en Apocalipsis: “Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos” (Apoc. 8:4). El altar de los holocaustos y sus sacrificios nos comunican una verdad fundamental: en Cristo hay reconciliación perpetua, mientras que el altar del incienso, donde se ofrece el perfume santo, enseña que Cristo intercede en forma perpetua. El altar del incienso representa a Cristo como el medio eficaz a través del cual elevamos a Dios nuestra alabanza. Por lo tanto, los dos altares deben ser estudiados y comprendidos como la expresión multifacética de una verdad esencial: el sacrificio es la antesala de la alabanza (Heb. 13:13-‐15). EL ALTAR DEL INCIENSO Símbolo Realidad Este altar estaba delante del velo, Un altar de oro delante del trono en el Santuario terrenal (Éxo. de Dios, en el cielo (Apoc. 8:3). 30:1-‐6; 40:26). De mañana y tarde el Sumo Mucho incienso es añadido a las Sacerdote quemaba incienso oraciones de los santos (Apoc. sobre el altar (Éxo. 30:7, 8). 8:3, 4). La persona que quemaba Todo aquel que se cubra con el incienso con fuego extraño era manto de la justicia humana será destruida (Éx. 30:9; Lev. 10:1-‐9). finalmente destruido (Isa. 64:6; Mat. 22:11-‐13). “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos” (Apoc. 5:8). 5) El candelabro (heb. menorah) La Escritura no da las medidas (Éxo. 25:31-‐40), pero sí informa que se le entregó a Bezaleel un talento de oro y se le indicó que hiciera un candelabro usando fuego y martillo en su construcción. El artefacto resultó ser el más elaborado y bello de todo su mobiliario. El candelabro, construido de oro puro, tenía base y tallo, y de este último salían simétricamente tres brazos de cada lado, los que, sumados al del centro, completaban el número siete de la perfección. Cada brazo de por sí constaba de tres cálices a modo de flor de almendro, con sus globos y lirios. Los siete brazos remataban en siete lámparas, que debían permanecer encendidas día y noche (Éxo. 25:31-‐40; 27:20; 37:17-‐24; Lev. 24:2, 3). Además de su cualidad estética para el embellecimiento del Lugar Santo, la lámpara estaba allí esencialmente para alumbrar. La luz se proyectaba en tres direcciones: Alumbraba “delante del Señor” (Éxo. 40:25), y en ese marco era el símbolo de la presencia permanente de Dios en medio de su pueblo (Apoc. 4:5). Debía iluminar de continuo, pues de haberse apagado habría comunicado un mensaje de juicio y muerte (1 Sam. 3:3). • Alumbraba hacia “la mesa” (Éxo. 26:35), realzando el pan como símbolo del alimento espiritual que Dios da a su pueblo. El hambre del alma se satisface cuando nos dejamos guiar por la luz del Espíritu Santo. “Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1 Cor. 12:3). • En tercer lugar, la lámpara alumbraba “hacia delante del candelero” (Núm. 8:2; Éxo. 25:37). La luz y el testimonio van unidos. La luz aquí es un símbolo de la iluminación del Espíritu Santo por medio del cual el templo del alma humana queda iluminado para la gloria de Dios. EL CANDELABRO Símbolo Realidad El candelabro de oro estaba en el Juan vio el candelabro en el cielo primer aposento (Éxo. 40:24). (Apoc. 1:12). Tenía siete lámparas (Éxo. Juan vio las siete lámparas 25:37). ardiendo delante del trono de Dios (Apoc. 4:2, 5). El Sumo Sacerdote aderezaba las Juan vio a Cristo nuestro Sumo lámparas por la mañana y al Sacerdote en medio de los atardecer (Éxo. 30:7, 8). candeleros (Apoc. 1:12-‐18). Las lámparas ardían El Espíritu Santo alumbra a todos continuamente (Lev. 24:2). (Juan 1:9). 6) El Arca de la alianza El Lugar Santísimo, donde estaba el Arca, quedaba separado del Lugar Santo mediante un cortinado llamado “el velo” (Heb. 9:3). Este velo tenía diez codos de altura, y el material usado era lino torcido, azul, púrpura y carmesí. Tenía adornos de querubines bordados y estaba suspendido de corchetes de oro. Los cuatro pilares o columnas que sostenían la estructura del cortinado eran de madera de acacia y estaban revestidos de oro, y las basas eran de plata (Éx. 26:31-‐33). Según el registro bíblico, el Arca del Pacto era el único mueble que había dentro del Lugar Santísimo. Estaba construido de madera de acacia y recubierto de oro por dentro y por fuera. Medía dos codos y medio de largo por uno y medio de ancho. La cubierta o tapa llamada el propiciatorio, era de oro puro y tenía encima dos querubines, los cuales formaban con el propiciatorio una sola pieza. El propiciatorio estaba rodeado de una cornisa también de oro. • Los querubines estaban ubicados, uno en un extremo, y el otro en el otro extremo. “De una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines” (Éx. 25:18-‐20). El Arca fue el receptáculo de las tablas de la Ley (Deut. 9:9, 11, 15; 10:5), la que a su vez eran testigos del pacto que Dios había concertado con su pueblo. Otros dos elementos que se colocaron dentro del Arca fueron la vara de Aarón que reverdeció y una urna con maná (Heb. 9:4; Éx. 16:33). A un lado del Arca se encontraba el rollo que contenía las leyes ceremoniales (Deut. 31:25, 26). Este mueble sagrado era símbolo del trono de Dios (1 Sam. 4:3-‐7), el lugar privilegiado donde Dios escogió manifestar su presencia perpetua en medio de su pueblo (Éx. 25:21, 22). La palabra hebrea kappóreth, que lleva implícita la idea de “cubrir”, se tradujo como hilasterion en la versión griega de los LXX, como propitiatorium en la Vulgata latina, y como “propiciatorio” en nuestro idioma. En el Nuevo Testamento Jesús pasa a ocupar el lugar del templo (Juan 2:19-‐22) y del Arca, porque Él en sí es el único lugar en la tierra donde Dios está presente en su plenitud (Col. 2:9) y, consecuentemente, llega a ser el instrumento de la Omnipotencia para redimir al mundo (2 Cor. 5:19). Jesús es el único hilasterion (Juan 3:16), la única propiciación u ofrenda expiatoria (Rom. 3:25) del pacto eterno, ya que en Cristo se ha hecho la aspersión única que quita los pecados del mundo (Heb. 9:12, 22-‐28). EL ARCA DEL PACTO Símbolo Realidad El Arca se hallaba en el Lugar El Arca fue vista por Juan en el Santísimo (Éx. 26:33). Santuario celestial (Apoc. 11:19). La presencia visible de Dios se El Señor da su Nombre como manifestaba sobre el “misericordioso y piadoso” (Éx. “propiciatorio” (Éx. 25:21, 22). 34:5-‐7). Dios hablaba personalmente con Dios en el cielo está sentado Moisés desde el Arca para dirigir sobre un trono excelso (Isa. 6:1-‐ a su pueblo (Núm. 7:89). 5; Jer.17:12; Hab. 2:20; Sal. 11:4). Un rollo con la ley ceremonial El rollo sólo puede ser abierto estaba ubicado a un lado del Arca por el Cordero (Apoc. 5:1-‐7), (Deut. 31:25, 26), detallando el quien es el verdadero holocausto sistema de sacrificios y ofrendas. que Dios acepta (Heb. 10:5, 7). “Yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado” (Apoc. 4:2). II. Dibujar un modelo a escala del Santuario, del atrio y de la posición de todos los muebles. Agregar los puntos cardinales N, S, E y O. III. ¿Cuántas cubiertas revestían el Santuario? A. Nombrar el tipo de cubiertas en orden desde el interior hacia el exterior. 1. Primera cubierta -‐ Cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; “con querubines de obra primorosa” (Éx. 26:1-‐6). 2. Segunda cubierta -‐ Cortina de pelo de cabra (26:7-‐13). 3. Tercera cubierta -‐ Cubierta de pieles de carneros teñida de rojo (26:14) 4. Cuarta cubierta -‐ Cubierta de pieles de tejones (26:14). B. Describir lo que cada cubierta representa. 1. Primera cubierta – El lino fino es la vestimenta celestial y símbolo de la justicia de Cristo (Apoc 19:8), mientras que el azul señala su naturaleza celestial. El púrpura es el color de la realeza, y lo proclama como Rey, a la vez que el carmesí lo prefiguraba como “Varón de dolores” (Isaías 53:3), que derramaría su sangre para redimir a la raza humana. Estos colores representan la plenitud de la divinidad de Jesús, pero no eran visibles desde afuera. 2. Segunda cubierta – En el Yom Kippur se utilizaban “dos machos cabríos para expiación” (Lev. 16:5). El hecho de que se utilice el pelo de cabra en el santuario, señala a Cristo como nuestra expiación. 3. Tercera cubierta – La cubierta de pieles de carneros hace alusión al momento en que Abraham estaba a punto de sacrificar a su hijo en el monte Moria. En el momento supremo, Dios manifiesta su misericordia proveyendo una víctima para el holocausto. Abraham “vio detrás de sí un carnero enredado por sus cuernos en un zarzal. Y Abraham fue, tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo” (Gén. 22:13). El carnero representa la provisión que Dios hizo, al dar a su Hijo en sustitución de la raza humana caída. Las pieles teñidas de rojo nos recuerdan que “en Él tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados según la riqueza de su gracia” (Efe. 1:7). 4. Cuarta cubierta – No era una cubierta de grandes pretensiones ornamentales; todo lo contrario, su apariencia no muestra signos de belleza ni distinción. Pero resulta ser una cubierta esencial, ya que era una protección resistente contra los agentes y agresiones externas. Como todo lo que contenía la morada era precioso y de gran valor, hubiera sido absurdo poner algo delicado para protegerlo. Esta cubierta no es ostentosa, ni atrae por sí misma. No deja percibir la gloria que contiene, lo cual nos recuerda a Cristo. El profeta dijo: “No hay parecer en Él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos” (Isaías 53:2). El hecho de que se hayan utilizado pieles de un animal inmundo envolviendo al santuario, también representa a Cristo en su encarnación. Aunque adoptó la naturaleza humana degradada por 4,000 años de pecado, en “Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9). IV. Los siguientes colores fueron usados en el Santuario y en la vestimenta de los Sacerdotes. Mencionar lo que representa cada color: A. Rojo o carmesí – Símbolo del pecado (Isa. 1:18) y del precio que se pagó por él (1 Pedro 1:19-‐20). B. Azul – Origen celestial de Cristo (Juan 3:13) y la lealtad y obediencia a los Mandamientos de Dios (Núm. 15:37-‐40). C. Púrpura – Color de la realeza (Jue. 8:26; Est. 8:15; Dan. 5:7). Representa a Jesús como Rey de reyes. D. Blanco – Color de la pureza, símbolo de la justificación y la santificación (Isa. 1:18; Apoc. 7:14). E. Negro – Pecado, tristeza, dolor y muerte (Est. 4:1; Joel 1:8; Apoc. 6:12). F. Dorado – Representa la majestad y la gloria de Cristo (Apoc. 1:13) y la victoria de los hijos de Dios (Apoc. 4:4). G. Plateado – Simboliza la redención, es decir, el precio de nuestras iniquidades ha sido pagado (Mat. 26:15; 27:3, 9). H. Bronce – Justicia y juicio (Deut. 28:15, 23). V. Memorizar y participar de un diálogo sobre 1 Juan 1:9, Dan. 8:14 y Éx. 25:8. VI. ¿De cuál de las doce tribus fueron los Sacerdotes? ¿Por qué? Durante el incidente del becerro de oro en el Sinaí (Éx. 32), los hijos de Leví se pusieron de parte del Señor, razón por la cual fueron elegidos para servir en el Santuario (32:26-‐29). Esta tribu fue tomada para el servicio de Dios en lugar de los primogénitos, y fueron dados a los sacerdotes para ayuda: “He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas” (Números 3:12). A esta Tribu pertenecieron Moisés y Aarón. Este último fue consagrado como el primer Sumo Sacerdote. VII. Describir la vestidura de: A. El Sacerdote “El hábito del sacerdote común era de lino blanco tejido de una sola pieza. Se extendía casi hasta los pies, y estaba ceñido en la cintura por una faja de lino blanco bordada de azul, púrpura y rojo. Un turbante de lino, o mitra, completaba su vestidura exterior”1. B. El Sumo Sacerdote Las vestiduras del Sumo Sacerdote eran de costosa tela de bellísima hechura, como convenía a su elevada jerarquía. Según Éxodo 28, dichas vestiduras consistían en: el efod, el manto del efod, el pectoral, la mitra, el cinto del efod, la túnica de lino y los calzoncillos de lino. El manto del efod Además del traje de lino del sacerdote común, el Sumo Sacerdote llevaba una túnica azul, también tejida de una sola pieza. El borde del manto estaba adornado con campanas de oro y granadas de color azul, púrpura y escarlata. 1 White, Elena G. Cristo en su santuario, pág. 35. El efod Sobre el manto azul llevaba el efod, vestidura más corta, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. El efod no tenía mangas, y en sus hombreras bordadas con oro, tenía engarzadas dos piedras de ónix que llevaban los nombres de las doce tribus de Israel. El cinto del efod Era una faja de los mismos colores y materiales del efod (azul, púrpura, carmesí y lino torcido), hermosamente elaborada. El pectoral o racional Sobre el efod estaba el racional, la más sagrada de las vestiduras sacerdotales. Era de la misma tela que el efod. De forma cuadrada, medía un palmo, y colgaba de los hombros mediante un cordón azul prendido en argollas de oro. Llevaba 12 piedras preciosas encima, todas engastadas en oro (Éx. 28:17-‐20): Sardio, Topacio, Carbunclo, Esmeralda, Zafiro, Diamante, Jacinto, Ágata, Amatista, Berilo, Ónice y Jaspe. El Urim y el Tumim A la derecha y a la izquierda del racional había dos piedras grandes y muy brillantes. Se llamaban Urim y Tumim. Mediante ellas se revelaba la voluntad de Dios al Sumo Sacerdote. Cuando se llevaban asuntos ante el Señor para que Él los decidiera, si un nimbo iluminaba la piedra de la derecha, era señal de aprobación o consentimiento divinos, mientras que, si una nube oscurecía la piedra de la izquierda, era evidencia de negación o desaprobación. La mitra Consistía en un turbante de lino blanco, que tenía una plaquita de oro sostenida por una cinta azul, con la inscripción: “Santidad a Jehová”. VIII. Leer El Conflicto de los Siglos, p. 479, y Hebreos 4:14-‐16, luego participar de un debate sobre el asunto. IX. ¿Qué clase de animales eran traídos diariamente al atrio? El holocausto continuo consistía en dos corderos de un año para cada día. Un cordero se ofrecía por la mañana, y el otro a la caída de la tarde (Éx. 29:38, 39). Además, había otros animales limpios que se podían ofrecer con distintos propósitos: cumplimiento de un voto, ofrenda voluntaria, sacrificio por la culpa, ritos de consagración y acción de gracias, entre otros. En las leyes ceremoniales se mencionan novillos (Núm. 8:8), carneros (Lev. 6:6), cabras (Lev. 3:12), machos cabríos (Lev. 4:24) y tórtolas o palominos (Lev. 5:7). X. Escribir un párrafo o mencionar cómo Cristo era representado en el Santuario y en sus servicios. BIBLIOGRAFÍA Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Tomo I (1992). -‐-‐Buenos Aires: Casa Editora Sudamericana. Japas, Salim (1980). Cristo en el santuario. -‐-‐Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas. Treyer, Alberto R (1988). El Día de la expiación y la purificación del santuario. -‐-‐Buenos Aires: Casa Editora Sudamericana. White, Elena G (1993). Cristo en su santuario. -‐-‐Miami: Asociación Publicadora Interamericana. White, Elena G (1977). Patriarcas y profetas. -‐-‐Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association.
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