8 de junio de 2015 Nº 87

8 de junio de 2015
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Nº 87
E l estímulo fiscal en Amér ica L atina: r esaca per o no adicción, por A lexander K lemm
C ómo inspir ar el cr ecimiento económico, por R ober t J . Shiller
L a bomba de tiempo de la liquidez, por Nour iel R oubini
Per spectivas labor ales y sociales en el mundo
L a r espuesta del F M I a la cr isis financier a mundial
L os tigr es asiáticos y la cr isis global, por Ser giusz Pr okur at
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1. EL ESTÍMULO FISCAL EN AMÉRICA LATINA: RESACA PERO NO ADICCIÓN, POR ALEXANDER
KLEMM
América Latina se enfrenta a un porvenir más difícil. Se prevé que el crecimiento regional
descenderá a menos de 1% en 2015, en parte debido a la caída de los precios mundiales de las
materias primas. ¿Cuán preparada está la región para esta época de vacas flacas?
Los países se enfrentan a esta desaceleración con posiciones fiscales mucho más débiles que
cuando estalló la crisis financiera mundial. En aquel momento, América Latina respondió
enérgicamente con políticas fiscales expansivas, como por ejemplo programas explícitos de
estímulo fiscal en muchos países. Pero, conforme ha vuelto el crecimiento, este aumento del
gasto ha sido difícil de revertir.
Nuestro nuevo estudio examina seis grandes países emergentes de América Latina —Brasil,
Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay— y la forma en que respondieron a la crisis
financiera mundial, las consecuencias a largo plazo de las políticas que adoptaron y las
principales enseñanzas para las autoridades.
La década dorada
En la década previa a la crisis, América Latina experimentó un renacimiento: crecimiento
vigoroso, precios altos de las materias primas, optimismo dinámico entre los inversores y
marcos de política más sólidos. La deuda pública se redujo, se dependió menos del
endeudamiento denominado en dólares y se acumularon reservas internacionales.
La mayoría de los países resistieron la tentación de gastar demasiado durante estos años de
bonanza, pese a acuciantes necesidades sociales y de infraestructura pública. Pero los países
podrían haberse esforzado más por reducir sus deudas y prepararse para un eventual retorno de
días más sombríos. De todos modos, al comienzo de la crisis sus posiciones fiscales eran
sólidas.
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La tormenta
La
crisis
financiera
mundial
se
originó fuera
de la región,
pero
inicialmente
asestó un duro
golpe
a
América
Latina a raíz
de la caída de
precios de las
materias
primas y del
debilitamiento
del comercio
mundial. Pero
la disciplina
mantenida en la década previa rindió fruto. En lugar de aplicar una política fiscal más austera y
agravar la recesión, algo que América Latina a menudo se había visto obligada a hacer en el
pasado, los países pudieron adoptar políticas con una orientación más expansiva, con programas
explícitos de estímulo fiscal en cinco de los seis países estudiados. Estos programas ayudaron a
reducir las pérdidas del producto en aproximadamente 0,75% a 2% del PIB.
El resultado
Tras la crisis, América Latina se recuperó con fuerza, ayudada por un rápido repunte de los
precios de las materias primas y la abundante disponibilidad de financiamiento a escala
mundial. Sin embargo, a medida que los países se recuperaban, no pudieron resistir la tentación
de retornar a sus viejas costumbres procíclicas. Con la excepción de Chile, los países de la
región no endurecieron lo suficiente la política fiscal ya que les resultó difícil recortar el gasto a
los niveles previos a la crisis, a pesar de que se retornaba a una situación de pleno empleo.
Secuelas de la crisis
Hoy en día, la posición fiscal de muchos países de América Latina es menos firme. De hecho,
sus cuentas fiscales son más débiles que en vísperas de la crisis. Si bien los déficits fiscales y
los niveles de endeudamiento no son alarmantes, las vulnerabilidades fiscales han aumentado, y
eso ha reducido el margen de maniobra. Si mañana se produjera otra crisis, a la mayor parte de
América Latina le resultaría difícil responder con el mismo apoyo fiscal vigoroso que aplicó en
2009.
La estructura de las finanzas públicas también ha cambiado. El gasto en salarios y prestaciones
sociales aumentó de una forma que será difícil de revertir por motivos políticos. Los aumentos
de los ingresos están ayudando a cerrar las brechas, pero quizá sea necesario reconsiderar el
tamaño conveniente del gobierno y el nivel de impuestos que puede tolerar la población para
financiar esos servicios públicos.
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Una
secuela
más
generaliza
y menos
evidente de la crisis ha
sido el debilitamiento de
las instituciones fiscales
en
la
región.
Es
comprensible que las
reglas
se
hayan
flexibilizado en cierto
modo en vista de los
extraordinarios
acontecimientos
de
2008–09,
pero
se
tomaron pocas medidas
para volver a anclar los
objetivos
fiscales
y
retornar a los marcos
prudentes y transparentes
durante los años de auge.
Para
muchos,
el
debilitamiento de las
instituciones
y
los
controles fiscales se ha
vuelto una característica
permanente,
con
la
introducción de cambios
en las metas y la
cobertura de las reglas
fiscales y con algunas
operaciones
extrapresupuestarias.
Conclusiones
principales
La
experiencia
de
América Latina en el
último decenio deja algunas enseñanzas clave:
 La política fiscal contracíclica —si se aplica— debe ser simétrica. Un estímulo fiscal
fuerte durante una crisis tiene que ser compensado con austeridad fiscal cuando los
tiempos sean mejores.
 Es necesario fortalecer las instituciones fiscales. Las instituciones deben estar
diseñadas de tal forma que faciliten una prudente acumulación de defensas durante las
buenas épocas y proporcionen flexibilidad para reaccionar cuando empiecen a soplar
vientos en contra. Los países deberían fijar sus objetivos conforme a metas de saldos
estructurales que se ajusten en función del ciclo y las fluctuaciones de precios de las
materias primas. O como alternativa, podrían usarse reglas de gasto como una opción
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técnicamente más asequible. Deberían incluirse cláusulas de escape bien definidas para
situaciones catastróficas imprevistas como la registrada tras la quiebra de Lehman
Brothers. Asimismo, deberían adoptarse salvaguardias para garantizar que las
autoridades fiscales tomen medidas para recuperar el terreno perdido, una vez que se
disipen los oscuros nubarrones de la crisis.
 La región tiene amplio margen para mejorar la eficiencia de su gasto público. Esto
debería ayudar a hacer frente a la creciente demanda de servicios públicos a la vez que
se contienen las presiones de gasto. Es posible que tome más tiempo identificar e
implementar ajustes más racionales, pero eso ayudará a generar respaldo social para
corregir los desequilibrios acumulados en el período posterior a la crisis.
Fuente: Autor: Alexander Klemm es Economista Principal en el Departamento del Hemisferio
Occidental del FMI y trabaja en el equipo de México. Este artículo fue publicado en el portal
del Word Economic Forum (WEF) el 13 de mayo de 2015 y se encuentra disponible en el sitio
web: https://agenda.weforum.org/
2. CÓMO INSPIRAR EL CRECIMIENTO ECONÓMICO, POR ROBERT J. SHILLER
En el discurso de inauguración de su mandato, en lo peor de la Gran Depresión, el presidente de
los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, pronunció una frase que se volvería famosa: “A
lo único que debemos temer es al temor mismo”. Luego agregó, en alusión al Libro del Éxodo:
“No sufrimos una plaga de langostas”. No había ninguna causa tangible para la depresión; en
marzo de 1933, el problema estaba en la mente de las personas.
Lo mismo puede decirse hoy, siete años después de la crisis financiera global de 2008, sobre los
muchos puntos débiles que subsisten en la economía mundial. El temor hace que los individuos
restrinjan sus gastos y las empresas retengan inversiones; el resultado es un debilitamiento de la
economía que confirma los temores y lleva a una mayor restricción del gasto. La caída se
profundiza y se afirma un círculo vicioso de desesperanza. Aunque la crisis financiera de 2008
ya pasó, seguimos atrapados en el ciclo emocional que puso en marcha.
Es un poco como el miedo escénico. La ansiedad causada por el temor a no dar una buena
actuación puede provocar vacilación o pérdida de inspiración; si luego ese temor se traslada a la
realidad, la ansiedad se agrava y la actuación se perjudica. Una vez iniciado el círculo, es muy
difícil detenerlo.
Según Google Ngrams, en inglés, el término “ciclo de realimentación” comienza a aparecer con
frecuencia en los libros a fines de la década de 1930, durante la Gran Depresión, generalmente
en el contexto de la electrónica: cuando se conectan un micrófono y un altavoz, y se los pone
frente a frente, cualquier perturbación puede iniciar un circuito de retroalimentación sonora que
dará lugar a un chillido insoportable. Luego, en 1948 el gran sociólogo Robert K. Merton hizo
famoso otro término: “profecía autocumplida” (título de un ensayo homónimo). El ejemplo
principal de Merton es la Gran Depresión.
Hoy que el recuerdo de aquella crisis está muy lejano, a muchos les resultará difícil creer que
algo similar se esté repitiendo. Seguramente, se dirán, el actual mal desempeño económico debe
tener una causa más tangible que un ciclo de realimentación. Pero se equivocan; y la prueba
más directa es que, a pesar de los bajísimos tipos de interés, no vemos un boom de inversiones.
De hecho, hace más de cinco años que el tipo de interés real (ajustado por inflación) se
mantiene cerca de cero en gran parte del mundo. Aunque esto vale especialmente para la deuda
pública, también los tipos de interés que pagan las empresas están en mínimos históricos.
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Para un gobierno que, por decir algo, tuviera que decidir si construye o no una nueva autopista,
el momento actual debería ser ideal. Supongamos que la autopista cuesta mil millones de
dólares, durará por tiempo indefinido con un plan regular de mantenimiento y reparaciones, y le
dejará a la sociedad un beneficio neto anual de veinte millones de dólares. Con un tipo de
interés real a largo plazo del 3%, la propuesta sería inviable, porque el costo de los intereses
superaría los beneficios. Pero si en vez del 3% fuera el 1%, entonces el gobierno debería
endeudarse y construir la autopista, simplemente porque es una inversión razonable.
El 4 de mayo, el rendimiento de los bonos públicos de Estados Unidos a 30 años indexados por
inflación estaba en apenas 0,86%, mientras en 2000 era más de 4%. En muchos otros países las
cifras son similares.
No puede ser que hoy necesitemos mejores autopistas menos que antes; por el contrario, el
crecimiento poblacional no puede sino haber agudizado la necesidad de inversiones. Entonces,
¿por qué no vemos un auge de construcción de autopistas?
La poca disposición de los agentes a correr riesgos económicos no puede ser resultado nada más
del temor; al menos no temor en el sentido de miedo escénico. Puede surgir de una percepción
de temores ajenos, o de que hay algo fundamentalmente errado en el entorno económico, o de
falta de inspiración (que podría ayudar a superar los temores de fondo).
El período de mayor crecimiento económico que tuvo Estados Unidos después de 1929 fue en
los años cincuenta y sesenta, cuando el Estado destinó grandes sumas a la construcción del
sistema interestatal de autopistas, iniciada en 1956. Cuando el sistema estuvo listo, era posible
cruzar el país y llegar a cualquiera de sus centros comerciales conduciendo por autopistas de
alta velocidad a 120 kilómetros por hora.
Tal vez el sistema nacional de autopistas fue más inspirador que los intentos de Roosevelt para
estimular la salida de Estados Unidos de la Gran Depresión. Por ejemplo, el Cuerpo Civil de
Conservación, que reclutaba a jóvenes para limpiar áreas silvestres y plantar árboles. Podía ser
una experiencia agradable (e incluso instructiva) para jóvenes que de otro modo estarían ociosos
y desempleados; pero no era una gran inspiración para el futuro. Tal vez eso explique por qué el
New Deal de Roosevelt no acabó con los problemas económicos de Estados Unidos.
En cambio, la relativa fortaleza que hoy parece tener la economía estadounidense puede ser
reflejo de algunos hechos inspiradores, recientes y muy visibles. La revolución del fracking, que
en gran medida se considera nacida en Estados Unidos, ayudó a bajar los precios de los
combustibles y liberó al país de la dependencia del petróleo extranjero. Asimismo, muchos de
los veloces avances de estos últimos años en el área de las comunicaciones tienen que ver con
innovaciones originadas en Estados Unidos (como los teléfonos inteligentes, las tabletas y el
software relacionado).
Más gasto público podría estimular todavía más la economía, mientras sea tan inspirador como
el sistema interestatal de autopistas. No es verdad que los gobiernos sean inherentemente
incapaces de estimular la imaginación de las personas. Hoy no necesitamos un parchecito aquí y
otro allá; lo que necesitamos es algo grande y revolucionario.
En todo el mundo, los programas de exploración espacial con financiación pública han sido
grandes fuentes de inspiración. Cierto es que sus principales impulsores fueron los científicos,
no los burócratas del gobierno. Pero con o sin apoyo del Estado, esos programas han tenido un
efecto sicológico transformador: en ellos, la gente ve la idea de un futuro de grandeza. Y la
inspiración reduce el miedo; un miedo que hoy, como en tiempos de Roosevelt, es el principal
obstáculo al progreso económico.
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Fuente: Robert J. Shiller es premio Nobel de Economía 2013 y profesor de Economía en la
Universidad de Yale. Este artículo de opinión fue publicado en el portal Project Syndicate el 18
de mayo de 2015 y se encuentra disponible en el sitio web: http://www.project-syndicate.org
3. LA BOMBA DE TIEMPO DE LA LIQUIDEZ, POR NOURIEL ROUBINI
Desde la crisis financiera global de 2008 ha surgido una paradoja en los mercados financieros
de las economías avanzadas. Políticas monetarias no convencionales han generado un exceso
gigantesco de liquidez. Pero una serie de sacudidas recientes sugieren que la liquidez macro
ahora está asociada a una severa iliquidez del mercado.
Las tasas de interés promovidas por las políticas están cercanas a cero (y a veces por debajo de
cero) en la mayoría de las economías avanzadas, y la base monetaria (el dinero creado por los
bancos centrales en forma de efectivo y reservas líquidas de los bancos comerciales) ha
aumentado -duplicándose, triplicándose y, en los Estados Unidos, cuadruplicándose en relación
al período previo a la crisis-. Esto mantuvo bajas las tasas de interés a corto y largo plazo (e
inclusive negativas en algunos casos, como Europa y Japón), redujo la volatilidad de los
mercados de bonos e hizo aumentar muchos precios de activos (incluidos acciones, bienes
raíces y bonos de renta fija del sector público y privado).
Y, sin embargo, los inversores tienen motivos para preocuparse. Sus miedos comenzaron con el
llamado "flash crash" de mayo de 2010, cuando, en cuestión de 30 minutos, los principales
índices bursátiles de Estados Unidos cayeron casi el 10%, antes de recuperarse rápidamente.
Luego llegó el "taper tantrum" en la primavera de 2013, cuando las tasas de interés a largo plazo
de Estados Unidos se dispararon 100 puntos básicos después de que el entonces presidente de la
Reserva Federal Ben Bernanke sugirió su intención de poner fin a las compras mensuales de
títulos a largo plazo por parte de la Fed.
De la misma manera, en octubre de 2014, los rendimientos del Tesoro de Estados Unidos se
derrumbaron casi 40 puntos básicos en cosa de minutos, algo que, a criterio de los estadísticos,
debería ocurrir solamente una vez en 3.000 millones de años. El último episodio se produjo
apenas el mes pasado cuando, en espacio de pocos días, los rendimientos de los bonos alemanes
a 10 años pasaron de cinco puntos básicos a casi 80.
Estos episodios han alimentado los temores de que, inclusive mercados muy profundos y
líquidos -como las acciones estadounidenses y los bonos de gobierno en Estados Unidos y
Alemania- tal vez no sean lo suficientemente líquidos. ¿Qué representa, entonces, la
combinación de liquidez macro e iliquidez de mercado?
Por empezar, en los mercados de acciones, los operadores de alta frecuencia (HFT por su sigla
en inglés), que usan programas informáticos con algoritmos para seguir las tendencias de los
mercados, son responsables de un porcentaje mayor de las transacciones. Esto crea, para
sorpresa de nadie, un comportamiento de manada. De hecho, el trading hoy en Estados Unidos
se concentra en el comienzo y en la última hora de las operaciones diarias, cuando los HFT
están más activos; el resto del día, los mercados son ilíquidos, con pocas transacciones.
Una segunda causa reside en el hecho de que los activos de renta fija -como los bonos de
gobierno, corporativos y de mercados emergentes- no se negocian en bolsas más líquidas, como
las acciones. Por el contrario, se negocian principalmente en mercados extrabursátiles ilíquidos.
Tercero, no sólo la renta fija es más ilíquida, sino que ahora la mayoría de estos instrumentos que se han multiplicado enormemente, debido a la emisión vertiginosa de deudas privadas y
públicas antes y después de la crisis financiera- se mantienen en fondos abiertos que les
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permiten a los inversores salir a las 24 horas. Imaginen un banco que invierte en activos
ilíquidos pero les permite a los depositantes hacerse de su efectivo en 24 horas: si se produce
una corrida sobre estos fondos, la necesidad de vender activos ilíquidos puede llevar su precio a
niveles muy bajos en muy poco tiempo, lo que consiste, en efecto, en una liquidación.
Cuarto, antes de la crisis de 2008, los bancos eran creadores de mercado en instrumentos de
renta fija. Tenían grandes inventarios de estos activos, ofreciendo así liquidez y aplacando la
volatilidad excesiva de los precios. Pero, cuando las nuevas regulaciones comenzaron a
penalizar este tipo de operaciones (a través de cargos de capital más altos), los bancos y otras
instituciones financieras han reducido su actividad de creación de mercado. Así, en tiempos de
sorpresa que mueven los precios y rendimientos de los bonos, los bancos no están presentes
para actuar como estabilizadores.
En resumen, si bien la creación de una liquidez macro por parte de los bancos centrales puede
mantener bajos los rendimientos de los bonos y reducir la volatilidad, también derivó en
operaciones atestadas en manada (exacerbadas por los HFT) y en una mayor inversión en
fondos de bonos ilíquidos, mientras que una regulación más ajustada implica que los creadores
de mercados están perdidos en acción.
En consecuencia, cuando ocurren sorpresas -por ejemplo, la Fed señala una salida antes de lo
esperado de las tasas de interés cero, un incremento repentino de los precios del petróleo o un
repunte incipiente del crecimiento de la eurozona-, la revaluación de las acciones y
especialmente los bonos puede ser abrupta y dramática: todo aquel que quede atrapado en las
mismas operaciones en manada tiene que salir rápido. Las operaciones en manada en la
dirección opuesta ocurren, pero, como muchas inversiones son en fondos ilíquidos y los
creadores de mercados tradicionales que aplacaron la volatilidad desaparecieron del mapa, los
vendedores se ven obligados a liquidar sus activos.
Esta combinación de liquidez macro y de iliquidez de mercado es una bomba de tiempo. Hasta
ahora, sólo condujo a crisis precipitadas volátiles y a cambios repentinos en los rendimientos de
los bonos y los precios de las acciones. Pero, con el tiempo, cuanto más tiempo los bancos
centrales creen liquidez para controlar la volatilidad a corto plazo, más alimentarán las burbujas
de acciones, bonos y otros mercados de activos. En tanto más inversores inviertan en activos
sobrevaluados cada vez más ilíquidos -como los bonos-, el riesgo de una crisis a largo plazo
aumenta.
Este es el resultado paradójico de las políticas implementadas para responder a la crisis
financiera. La liquidez macro está alimentando períodos de bonanza y burbujas; pero la
iliquidez de mercado terminará dando lugar a un descalabro y finalmente a un colapso.
Fuente: Nouriel Roubini es profesor de la Escuela de Negocios Stern y presidente de Roubini
Global Economics en la Universidad de Nueva York. Ha trabajado para el Fondo Monetario
Internacional (FMI), la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Mundial. Este artículo de
opinión fue publicado en el portal Project Syndicate el 31 de mayo de 2015 y se encuentra
disponible en el sitio web: http://www.project-syndicate.org
4. PERSPECTIVAS LABORALES Y SOCIALES EN EL MUNDO
El mundo del trabajo está cambiando profundamente, en un momento en que la economía
mundial no está creando un número suficiente de puestos de trabajo. La OIT ha estimado que el
desempleo mundial en 2014 se elevó a 201 millones de personas, cifra que rebasó en 30
millones el volumen de desempleo que había antes del inicio de la crisis global en 20081.
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Asimismo, se está demostrando que dar trabajo a los más de 40 millones de personas que se
incorporan al mercado laboral cada año es un desafío de enormes proporciones. Además, a la
falta generalizada de empleos se suman los nuevos retos derivados de la transformación radical
que está experimentando la relación de empleo.
La relación de empleo es cada vez menos segura…
El presente informe revela que se ha producido un alejamiento con respecto al modelo estándar
de empleo, en cuyo marco los trabajadores perciben un sueldo o un salario en una relación de
empleo dependiente con respecto a sus empleadores, tienen un trabajo estable y trabajan a
tiempo completo. Ahora bien, el modelo estándar de empleo es cada vez menos predominante
en las economías avanzadas. En cuanto a las economías emergentes y en desarrollo, si bien se
ha observado un cierto fortalecimiento de los contratos y las relaciones de empleo, el empleo
informal sigue siendo una práctica corriente en muchos países y la utilización de contratos de
muy corta duración y de horarios de trabajo irregulares se está generalizando en los tramos
inferiores de las cadenas de suministro mundiales.
En la actualidad, el empleo asalariado solo representa alrededor de la mitad del empleo mundial,
proporción que incluso se reduce a cerca del 20 por ciento de la fuerza de trabajo en regiones
como África subsahariana y Asia meridional. En varias economías avanzadas se ha registrado
una tendencia hacia la disminución de la proporción del empleo asalariado, que se aparta de la
evolución histórica. En cambio, están creciendo el trabajo por cuenta propia y otras formas de
empleo que quedan fuera del ámbito de los acuerdos suscritos tradicionalmente entre los
empleadores y los trabajadores asalariados. En las economías emergentes y en desarrollo, la
tendencia histórica hacia la extensión del empleo asalariado se está ralentizando. Además, en la
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mayoría de los países en desarrollo, la proporción del empleo en la economía informal y en el
trabajo familiar no remunerado sigue siendo persistentemente alta.
Además, entre los trabajadores asalariados en su conjunto están apareciendo nuevas dinámicas.
Menos del 45 por ciento de los trabajadores asalariados tienen un empleo a tiempo completo y
permanente, y la tendencia parece ser hacia la baja (véase gráfico 1). Esto significa que, en todo
el mundo, al cerca de 6 de cada 10 trabajadores asalariados están ocupados en formas de empleo
a tiempo parcial o temporal. Las mujeres constituyen una parte desproporcionadamente alta de
las personas ocupadas en modalidades de empleo asalariado temporal o a tiempo parcial.
En resumen, el modelo de empleo estándar es cada vez menos representativo del mundo del
trabajo actual, ya que menos de uno de cada cuatro trabajadores está empleado hoy en
condiciones que corresponden a ese modelo
…lo que contribuye a la reducción de la demanda y de la producción y al aumento de las
desigualdades…
La transformación en curso de las relaciones de empleo tiene importantes repercusiones
económicas y sociales. En particular, contribuye a la creciente desvinculación entre los ingresos
del trabajo y la productividad, ya que esta última está aumentando a un ritmo superior al
incremento de los salarios en gran parte del mundo. A su vez, este fenómeno ha redundado en
una insuficiencia de la demanda agregada que ha persistido con fuerza a lo largo de los años
posteriores a la crisis. Según las estimaciones incluidas en este informe, las pérdidas
ocasionadas por la débil demanda mundial se elevan a unos 3,7 billones de dólares, como
consecuencia del desempleo, del rezago en el aumento de las rentas laborales y de los efectos
que estos dos factores tienen sobre el consumo, la inversión y el ingreso fiscal. Además, es
posible que los cambios en las relaciones de empleo estén alimentando la desigualdad de los
ingresos. Aun cuando los datos sobre los distintos países indican que su situación individual no
es idéntica, se observa que, en promedio, las formas de empleo estándar están mejor
remuneradas que las otras formas de trabajo, y que esta brecha ha tendido a ampliarse en el
último decenio. Asimismo, los trabajadores con empleo temporal o informal, los trabajadores a
tiempo parcial y los trabajadores familiares no remunerados (en gran parte mujeres), son
afectados de manera desproporcionada por la pobreza y la exclusión social.
…y entraña grandes retos para las políticas y las instituciones que se han establecido en
torno al modelo estándar de empleo.
Las nuevas tecnologías y los cambios en la forma en que las empresas organizan la producción
son factores determinantes de la evolución de la relación de empleo y de la extensión de las
nuevas formas de trabajo. De ahí que la consecución del modelo de empleo estándar para la
mayoría de los trabajadores sea cada vez más difícil. Por consiguiente, las políticas públicas no
deberían centrarse únicamente en promover la transición desde modalidades de empleo no
estándar hacia el empleo permanente, a tiempo completo y dependiente. También se debería
tener en cuenta la necesidad de asegurar una protección adecuada para los trabajadores
ocupados en todos los tipos de empleo. En el informe se examina el papel que cumplen en este
sentido las normativas en materia de protección social y de empleo.
Debido a esta transformación en las relaciones de empleo, hacen falta políticas que
amplíen y desarrollen la cobertura de la protección social…
La cobertura insuficiente de la protección social y la inclusión de criterios de admisibilidad que
en la práctica determinan que solo pueden beneficiarse de la mayoría de prestaciones las
personas que tienen contratos de trabajo regulares, limitan el alcance y la contribución que los
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sistemas de protección social podrían hacer a vastos sectores de la fuerza de trabajo. Por
consiguiente, se deberían revisar las reglamentaciones vigentes a fin de tomar en consideración
la transformación de las modalidades de empleo. Como se indica en el informe, varios países
han logrado progresos sustanciales al respecto y sus experiencias podrían servir de modelo para
avanzar en este campo. Cuando los sistemas de protección social están en su proceso de
establecimiento, se abren oportunidades para incluir inmediatamente en su ámbito de cobertura
a diferentes formas de empleo. Cuando los sistemas están ya arraigados, es necesario
modernizar los criterios de admisibilidad y cobertura a fin de tener en cuenta adecuadamente la
composición de la fuerza de trabajo.
La introducción de este tipo de innovaciones en las políticas ha permitido ampliar la cobertura
legal, y en algunos casos efectiva, de la protección social e incluir así a las formas de empleo no
estándar, a través de medidas como la creación de nuevas categorías contributivas, la
simplificación de los procesos de registro y de recaudación tributaria, y el pago de subsidios
para las cotizaciones y contribuciones a los regímenes de protección social. Por ejemplo, en
Argentina, Brasil, China y Sudáfrica, la adopción de modalidades innovadoras de protección
social ha ayudado a mejorar la seguridad del ingreso de los trabajadores en situaciones de
empleo vulnerable. En diversas economías avanzadas y en desarrollo, los gobiernos han
aplicado combinaciones de políticas en materia de protección social y de mercado de trabajo
que han permitido incrementar el empleo formal. Al margen de estas tendencias positivas, sigue
habiendo brechas importantes en la protección social de los trabajadores ocupados en diferentes
tipos de empleo. Por ejemplo, el desarrollo de programas de seguro social contributivo para
trabajadores autónomos y derechos de pensión para los trabajadores que tienen formas atípicas
de empleo – la mayoría de los cuales son mujeres – sigue siendo insuficiente.
… y la regulación laboral tiene que adaptarse a estas formas de empleo diversas
En el informe se indica que muchos gobiernos han respondido a la transformación de las
modalidades de empleo adaptando las normativas sobre empleo y extendiendo su alcance. Al
respecto, ha habido mejoras significativas en algunos ámbitos de la legislación, en particular en
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lo que se refiere al empleo autónomo, al trabajo a tiempo parcial, al empleo de duración
determinada y al trabajo obtenido a través de agencias de empleo temporal (véase gráfico 3). El
informe plantea que la capacidad de protección en este ámbito de las normativas laborales ha
aumentado de manera sostenida con el transcurso del tiempo en la mayoría de los países
analizados, en parte gracias a la introducción de leyes sobre la ‘igualdad de trato’, en virtud de
las cuales se exige una protección equivalente tanto para los trabajadores con empleo estándar
como para los que tienen empleos no estándar. No obstante, en los países donde los marcos
jurídicos no tienen adecuadamente en cuenta la naturaleza cambiante de las relaciones de
empleo, un gran número de trabajadores todavía carecen de cobertura de la legislación de
protección del empleo. Por otra parte, algunos países, especialmente en Europa, han introducido
en los últimos años cambios que han reducido el nivel de protección de los trabajadores, ya sea
con empleo estándar o empleo no estándar, con el objetivo de estimular el crecimiento del
empleo.
Sin embargo, el análisis incluido en el informe sobre la relación entre la regulación laboral y los
indicadores clave del mercado de trabajo – como, por ejemplo, el desempleo – sugiere que la
reducción de la protección de los trabajadores no conlleva una reducción del desempleo. De
hecho, los resultados que presenta el informe indican que, cuando los cambios introducidos
están mal diseñados y debilitan la legislación sobre protección al empleo, su aplicación será con
toda probabilidad contraproducente para el empleo y la participación en el mercado laboral,
tanto a corto como a largo plazo. Es evidente que en este ámbito de las políticas no hay una
solución válida para todos. Por el contrario, existe una clara necesidad de contar con enfoques
cuidadosamente diseñados, basados en las condiciones específicas de cada mercado de trabajo y
en datos fácticos sobre los resultados, y no en posturas ideológicas. Es más probable que esto
pueda lograrse en un marco de diálogo social que ayude a encontrar el camino a seguir.
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Las cadenas de suministro mundiales pueden contribuir al crecimiento económico, pero la
calidad del empleo y la mejora de las condiciones sociales exigen un esfuerzo adicional.
El informe examina también el papel que las cadenas de suministro mundiales desempeñan con
respecto a la transformación de las modalidades de empleo (véase el capítulo 5). Se ha estimado
que aproximadamente uno de cada cinco trabajadores está ocupado en las cadenas de suministro
mundiales. De los análisis sectoriales se desprende que la participación en las cadenas de
suministro mundiales es correlativa al logro de una mayor productividad, aunque este efecto es
menos significativo en las economías emergentes. Estos análisis sugieren además que, en
promedio, los trabajadores empleados en los sectores que participan en las cadenas de
suministro mundiales perciben salarios similares a los trabajadores cuya participación en las
cadenas de suministro mundiales es menor. Considerada en conjunto, la divergencia entre
productividad y salarios implica que la proporción del valor añadido que se destina a los
salarios disminuye con el tiempo, reduciéndose así la parte destinada al factor trabajo y
aumentando las desigualdades de ingresos.
La intensa competitividad y la corta duración de los ciclos de producción que caracterizan a
algunas cadenas de suministro mundiales también inciden en los tipos de contrato y jornadas
laborales de los trabajadores.
Estas características hacen que el diálogo social y la cuestión de la gobernanza del mercado de
trabajo cobren una importancia primordial. Si bien es cierto que las iniciativas de
responsabilidad social de las empresas se están multiplicando, todavía son necesarias medidas
más audaces. De ahí que la colaboración y la cooperación de los mandantes de la OIT sean
imprescindibles a este respecto. Las políticas activas del mercado de trabajo, inclusive en
ámbitos como la capacitación profesional, la formación y la educación, son necesarias para
asegurar que las pérdidas de empleo ocasionadas por los avances tecnológicos y la
globalización de las cadenas de suministro sean compensadas con otras oportunidades de
empleo. Los segmentos inferiores de las cadenas de suministro deben contar con normativas
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laborales y con los medios de aplicación correspondientes. En un plano más general, la
aplicación de las normas internacionales del trabajo, y especialmente de las normas
fundamentales, es crucial para asegurar que los beneficios económicos y sociales se desarrollen
simultáneamente a lo largo de toda la cadena de suministro. Este es el camino para lograr un
convergencia al alza, y no a la baja.
Fuente: Perspectivas sociales y del empleo en el mundo (Resumen Ejecutivo), publicado el 19
de mayo de 2015 y disponible en el sitio web: http://www.ilo.org
5. LA RESPUESTA DEL FMI A LA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL
Desde el estallido de la crisis económica mundial en 2008, el FMI se ha movilizado en
numerosos frentes para brindar respaldo a sus 188 países miembros. Incrementó y desplegó la
potencia de fuego de sus préstamos, aprovechó su experiencia en diferentes países para ofrecer
soluciones de política económica e inició procesos de reforma orientados a responder mejor a
las necesidades de los países.
Creación de un cortafuegos frente a la crisis. Para atender las crecientes necesidades de
financiamiento de los países golpeados por la crisis financiera mundial y ayudar a reforzar la
estabilidad económica y financiera mundial, el FMI ha aumentado considerablemente sus
recursos crediticios desde el estallido de la crisis mundial. Y lo ha hecho obteniendo
compromisos de aumentar las subscripciones de cuotas de los países miembros —que son la
principal fuente de financiamiento del FMI— y firmando acuerdos de préstamo con los países
miembros.
Incremento del crédito para enfrentar la crisis. El FMI ha puesto a punto su marco crediticio
para adaptarlo mejor a las necesidades de los países y hacer mayor hincapié en la prevención de
crisis, y ha simplificado las condiciones para otorgar los préstamos. Desde el inicio de la crisis,
ha comprometido más de US$600.000 millones en préstamos para los países miembros.
Asistencia para los más pobres del mundo. El FMI emprendió una reforma sin precedentes de
sus políticas para los países de bajo ingreso y cuadruplicó los recursos destinados a otorgar
crédito concesionario.
Agudización del análisis y el asesoramiento de política económica del FMI. La labor de
seguimiento, elaboración de proyecciones, análisis de riesgos y asesoramiento de política
económica del FMI, sustentada en su perspectiva mundial y la experiencia ganada en crisis
anteriores, ha concitado un alto nivel de demanda a medida que se ha desarrollado la crisis. El
FMI también participa en los esfuerzos que se están realizando para extraer lecciones de la
crisis en lo relacionado con la reforma de la arquitectura financiera mundial, por ejemplo a
través de su colaboración con el Grupo de los Veinte (G-20) países industrializados y de
mercados emergentes.
Reforma de la estructura de gobierno del FMI. Para reforzar su legitimidad, en abril de 2008 y
noviembre de 2010, el FMI se comprometió a realizar reformas de gran alcance en su estructura
de gobierno para reflejar la importancia creciente de los países de mercados emergentes. Estas
reformas, que aún no han entrado en vigor, también permitirían asegurar que países en
desarrollo más pequeños conserven su influencia en el FMI.
Reforma del marco crediticio del FMI
Para brindar un mayor respaldo a los países durante la crisis económica mundial, el FMI reforzó
su capacidad crediticia y aprobó una importante restructuración de sus mecanismos de crédito,
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ofreciendo montos iniciales más elevados adaptando las condiciones de los préstamos al diverso
grado de solidez y las circunstancias de los países.
Línea de crédito para economías con desempeño sólido. La Línea de Crédito Flexible (LCF),
creada en abril de 2009 y reforzada en agosto de 2010, es un instrumento de crédito destinado a
países en que las variables fundamentales de la economía son muy sólidas, y constituye
primordialmente un mecanismo de seguro para la prevención de crisis. Una vez que el país ha
recibido la aprobación correspondiente para utilizar la línea de crédito, no se le imponen
condiciones de política. En el marco de la LCF, Colombia, México y Polonia han obtenido, en
conjunto, un acceso de alrededor de US$100.000 millones (que no se han utilizado). Se ha
observado que el uso de la LCF ha dado lugar a menores costos de endeudamiento y a un mayor
margen de maniobra para adoptar medidas de política.
Acceso a liquidez en condiciones flexibles. La intensificación de la tensión a escala regional o
mundial puede afectar a países con pocas probabilidades de verse expuestos al riesgo de crisis.
En épocas de tensión, proporcionar rápidamente un nivel suficiente de liquidez a corto plazo a
los países afectados indirectamente por la crisis podría reafirmar la confianza del mercado,
limitar el contagio y reducir el costo global de las crisis. La Línea de Precaución y Liquidez está
concebida para satisfacer las necesidades de liquidez de los países miembros con fundamentos
económicos sólidos pero que siguen presentando aspectos de vulnerabilidad. Macedonia y
Marruecos han utilizado la LPL.
Reforma de las condiciones del crédito del FMI. Se dejaron de aplicar los criterios de ejecución
estructurales respecto de todos los préstamos del FMI, incluidos los programas establecidos con
los países de bajo ingreso. Las reformas estructurales seguirán formando parte de los programas
respaldados por el FMI, pero están más centradas en ámbitos esenciales para la recuperación de
un país.
Hincapié en la protección social. El FMI está ayudando a los gobiernos a proteger y hasta
aumentar el gasto social, incluida la asistencia social. En particular, el FMI está impulsando la
adopción de medidas de aumento del gasto y mejora de la focalización de los programas de
protección social que puedan mitigar el efecto de la crisis en la población más vulnerable.
Examen de los programas para hacer frente a situaciones de crisis. El FMI realizó un examen de
los programas respaldados por el FMI que comenzaron después de la crisis mundial de 2008. En
el examen se observa que el FMI adoptó un enfoque más flexible y acomodaticio al diseñar los
programas, respondiendo a las necesidades específicas de cada país, y ayudando a los países a
evitar peores resultados económicos durante la crisis, ofreciendo financiamiento a niveles más
elevados con desembolsos más concentrados al principio de los programas. Si bien muchos
países que pusieron en marcha programas para hacer frente a los efectos de segunda ronda de la
crisis experimentaron dificultades diferentes y a menudo persistentes, el diseño de los
programas y el financiamiento parecen haber respondido a sus necesidades específicas dentro de
un marco conforme a los programas anteriores.
Asistencia para los más pobres del mundo
En respuesta a la crisis financiera mundial, el FMI emprendió una reforma sin precedentes de
sus políticas para los países de bajo ingreso. En consecuencia, los programas del FMI son ahora
más flexibles y se adaptan mejor a las necesidades de cada país de bajo ingreso,
caracterizándose por la condicionalidad simplificada, un nivel más alto de concesionalidad y su
mayor hincapié en salvaguardar el gasto social.
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Incremento de los recursos. Los recursos a disposición de los países de bajo ingreso a través del
Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza durante el período 2009–14
se aumentaron, conforme a la exhortación realizada por los dirigentes del G-20 en abril de 2009
de duplicar la capacidad del FMI de otorgar crédito concesionario y ofrecer un financiamiento
concesionario adicional de US$6.000 millones en los próximos dos a tres años. En 2009, los
compromisos concesionarios concedidos por el FMI a países de bajo ingreso ascendió a
US$3.800 millones, lo que aproximadamente cuadriplica los niveles históricos. Entre 2009 y
2014, se aprobaron compromisos concesionarios por un total de algo más de US$11.000
millones.
Suministro de alivio de la deuda a países que se enfrentan a catástrofes naturales. En 2010, el
FMI estableció el Fondo Fiduciario para el Alivio de la Deuda después de una Catástrofe
(FFADC) para permitirle a la institución sumarse a los esfuerzos internacionales de alivio de la
deuda de los países muy pobres golpeados por catástrofes naturales. El alivio de la deuda
financiado por el FFADC ascendió a US$268 millones.
En 2015, el FMI amplió el FFADC, transformándolo en el Fondo Fiduciario para Alivio y
Contención de Catástrofes (ACC). Este nuevo servicio también le permitirá al FMI brindar
alivio de la deuda de carácter excepcional a países que se enfrenten a una gran catástrofe
sanitaria internacional que constituya una amenaza para los ciudadanos, la actividad económica
y el comercio de varios países. Hasta la fecha, el nuevo fondo ha financiado alivio de la deuda
por un monto de alrededor de US$100 millones a Liberia, Guinea y Sierra Leona, países que se
vieron duramente golpeados por la epidemia de ébola.
Creación de uno cortafuego frente a la crisis
Como parte fundamental de los esfuerzos encaminados a superar la crisis financiera mundial, en
abril de 2009, el Grupo de los Veinte países industrializados y de mercados emergentes (G-20)
acordó aumentar los recursos obtenidos en préstamo a disposición del FMI (que complementan
los recursos provenientes de las cuotas) en hasta US$500.000 millones (triplicando el total de
recursos, de unos US$250.000 millones antes de la crisis) para apuntalar el crecimiento de los
países de mercados emergentes y en desarrollo.
En abril de 2010, el Directorio Ejecutivo adoptó la propuesta de ampliar y flexibilizar los
Nuevos Acuerdos para la Obtención de Préstamos (NAP), que se ampliaron hasta un monto de
unos 367.500 millones de DEG (alrededor de US$560.000 millones), y contaron con la
participación de 13 nuevos países e instituciones, incluidos varios países de mercados
emergentes que hicieron aportes considerables a esta cuantiosa ampliación. El 15 de noviembre
de 2011, el Banco Nacional de Polonia se unió al mecanismo de los NAP, que alcanzó así un
total de unos 370.000 millones de DEG (aproximadamente US$515.000 millones) y de 14
nuevos participantes. Desde abril de 2011, los NAP ampliados se han activado ocho veces,
proporcionando recursos financieros clave al FMI.
En abril de 2012, el CMFI y los ministros de Hacienda y gobernadores de los bancos centrales
del G-20 acordaron aumentar los recursos del FMI a través de una nueva ronda de préstamos
bilaterales. Se han concertado acuerdos con 35 miembros por un total de US$280.000 millones
(US$385.000 millones). Estos acuerdos de préstamo constituirán una segunda línea de defensa,
detrás de los recursos procedentes de las cuotas y los NAP.
La Decimocuarta Revisión General de Cuotas, aprobada en diciembre de 2010, pero que aún no
ha entrado en vigor, duplicará los recursos permanentes del FMI a 477.000 millones de DEG
(unos US$656.000 millones). El mecanismo crediticio de los NAP se reducirá de un monto de
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370.000 millones de DEG a 182.000 millones de DEG, lo que se pondrá en vigor cuando los
participantes paguen los aumentos de cuotas dispuestas en el marco de la Decimocuarta
Revisión.
Además de ampliar la capacidad de préstamo del FMI, en 2009, los países miembros acordaron
realizar una asignación general de DEG equivalente en ese momento a US$250.000 millones y,
en consecuencia, los DEG aumentaron casi 10 veces. Ello representa un incremento
considerable de las reservas propias para muchos países, incluidos los de bajo ingreso.
Agudización del análisis y el asesoramiento de política económica del FMI
En los últimos años, el FMI emprendió importantes iniciativas para fortalecer la supervisión y
poder dar respuestas a un mundo más globalizado e interconectado. Dichas iniciativas incluyen
modernizar el marco jurídico de la supervisión a fin de incluir los efectos de contagio (la
manera en que las políticas económicas de un país pueden afectar a los demás), profundizar el
análisis de los riesgos y los sistemas financieros, intensificar la evaluación de la posición
externa de los países miembros y responder de manera más inmediata a las inquietudes que esos
últimos planteen.
Como parte de los esfuerzos para lograr mayores avances en el marco del referido plan de
acción, en julio de 2012 el Directorio Ejecutivo adoptó una nueva Decisión sobre la Supervisión
Integrada para reforzar el marco jurídico que da sustento a la supervisión. Analizó asimismo un
Informe piloto sobre la estabilidad externa en el que se presenta un análisis amplio y coherente a
nivel multilateral del sector externo para las economías más grandes del mundo. En septiembre
de 2012, el Directorio Ejecutivo dio su aval a una nueva Estrategia de supervisión financiera en
la que se proponen medidas concretas y definidas en orden de prioridad para fortalecer aún más
dicha supervisión. Ante la creciente importancia de los flujos de capital en el sistema monetario
internacional, el Directorio avaló una opinión institucional sobre la liberalización y la gestión de
los flujos de capital para guiar la función de supervisión que realiza el FMI y el asesoramiento
que brinda a los países miembros.
Además, el análisis de los riesgos se ha reforzado, entre otras cosas, partiendo de una
perspectiva internacional, y se están llevando a cabo ejercicios de alerta anticipada,
conjuntamente con el Consejo de Estabilidad Financiera. Se están fortaleciendo los análisis
sobre las vinculaciones entre la economía real, el sector financiero y la estabilidad externa.
También se está trabajando para catalogar y comprender los efectos que tiene la creciente
interconexión financiera y comercial en la supervisión (entre ellos, los informes sobre efectos de
contagio) y en el crédito a fin de reforzar la red de seguridad mundial.
El Examen Trienal de la Supervisión (ETS) de 2014, que concluyó en septiembre de 2014, se
centra en ampliar estas reformas recientes y en garantizar que la supervisión del FMI continúe
respaldando de manera óptima el crecimiento sostenible en un mundo profundamente
interconectado en el período posterior a la crisis. Distingue cinco prioridades en materia de
operaciones de cara al futuro: integrar y profundizar los análisis de riesgo y efectos de contagio;
generalizar la supervisión macrofinanciera; prestar más atención a las políticas estructurales,
incluidos los aspectos relacionados con el mercado laboral; proporcionar asesoramiento integral
y especializado sobre políticas, y adoptar un enfoque de supervisión centrado en el cliente,
apoyado por una comunicación clara y franca. En el Plan de acción de la Directora Gerente para
reforzar la supervisión se describen medidas concretas para impulsar las labores en estos
ámbitos prioritarios.
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Con un desempleo que afecta en todo el mundo a más de 200 millones de personas y la
desigualdad del ingreso en alza en muchos países, el FMI ha establecido un Grupo de Trabajo
sobre Empleo y Crecimiento que ha recomendado medidas y directrices para mejorar la eficacia
del apoyo que brinda el FMI a los países miembros para lograr sus objetivos en materia de
crecimiento, creación de empleo y distribución del ingreso.
Una reforma de la estructura de gobierno del FMI que refleje mejor la economía mundial
Un tema de máxima prioridad respecto de la legitimidad y eficacia del FMI ha sido la
concreción de la reforma de la estructura de gobierno.
El 15 de diciembre de 2010, en el marco de la Decimocuarta Revisión General de las Cuotas, la
Junta de Gobernadores aprobó reformas de gran alcance de la estructura de gobierno del FMI.
El programa comprende una duplicación de las cuotas, que dará lugar a una redistribución de
más de 6 puntos porcentuales de las cuotas relativas hacia los países de mercados emergentes y
en desarrollo dinámicos, al mismo tiempo que se protegen las acciones con derecho de voto de
los países más pobres. La reforma también dará origen a un Directorio Ejecutivo más
representativo y compuesto solamente por directores ejecutivos electos.
Para entrar en vigor, una enmienda al Convenio Constitutivo tiene que ser aceptada por tres
quintas partes (o 113) de los 188 países miembros que tengan un 85% del total de votos, y los
países miembros que al 5 de noviembre de 2010 tenían un mínimo del 70% del total de las
cuotas tienen que dar su consentimiento al aumento de sus cuotas. En la actualidad, un número
más que suficiente de países ha aceptado las enmiendas al Convenio, pero esos países no
constituyen una cantidad suficiente del número de votos en el FMI, ya que representa apenas el
77% del 85% necesario. Los países miembros que representan más del 79% del total de cuotas
han otorgado su consentimiento al aumento de su cuota.
El programa acordado se basa en las reformas relativas a las cuotas y la representación
acordadas en abril de 2008 y en vigor desde el 3 de marzo de 2011. En virtud de estas reformas,
se aumentó la cuota de 54 países miembros, siendo China, Corea, India, Brasil y México los
países que se beneficiarán de los mayores incrementos. En el caso de otros 135 miembros, entre
ellos países de bajo ingreso, se producirá un aumento del número de votos como resultado del
aumento de los votos básicos, que seguirán siendo un porcentaje fijo del total de votos.
Combinada con la Decimocuarta Revisión, la redistribución de las cuotas relativas a favor de
los países de mercados emergentes y en desarrollo dinámicos será de 9 puntos porcentuales.
Fuente: Ficha técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicado el 30 de abril de
2015 y disponible en el sitio web: http://www.imf.org/external
6. LOS TIGRES ASIÁTICOS Y LA CRISIS GLOBAL, POR SERGIUSZ PROKURAT
Mientras los EEUU y la UE sufrían por la recesión global, los países dinámicos de Asia
mantuvieron una tasa bastante rápida de expansión hasta en el año 2009, muy difícil por la
crisis. En Asia, a diferencia la situación en la Unión Europea y los EEUU, la causa principal de
la crisis era la desaparición de la demanda del Occidente para productos de exportación. Una
falta de incentivos de producción llevó al estancamiento, pero aun así Asia ha sido y permanece
una de las regiones con mejor salud económica en el mundo, experimentando una
„ralentización” en lugar de crisis. Los tigres asiáticos son mayoritariamente productores y
exportadores y cuando demanda por sus productos cae, sus economías tienen que experimentar
una desaceleración. La crisis, explotando a escala global en 2008, ha sido y todavía es una
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prueba verdadera de la habilidad de los países asiáticos de usar la globalización para el
desarrollo, al mismo tiempo evitando sus trampas.
El bolsillo de dólares americanos
Una desaceleración en lugar de un colapso es posible gracias a muchos factores, entre ellos las
lecciones para los países asiáticos tomadas de la crisis del año 1997. Para proteger sus monedas
de volatilidad excesiva, Asia ha acumulado la mayor reserva de divisas en el mundo. China
tiene más que 2 trillones de dólares (de los cuales 2/3 en realidad se denominan en USD) y
Japón tiene 1 trillón, pero también existen otros países asiáticos con cantidades impresionantes
de dólares (Corea del Sur, India, Taiwán). Incluso se podría decir que Asia es el bolsillo de
dólares para los EEUU.
De igual importancia es el hecho que los países asiáticos han implementado proyectos tales
como la Iniciativa Chiang Mai, gracias a la cual los países de ANSEA+ 3 (ANSEA+ Japón,
China y Corea del Sur) pueden contar con ayuda mutua. Al mismo tiempo, a pesar de la teoría
del fin de historia, propuesta por Francis Fukuyama, y a pesar de una ideología liberal del
Occidente, el milagro económico de Asia aun se está construyendo a base de pensamiento
asiático caracterizado por una ética fuerte de trabajo, ahorros y respeto para la educación. Esto
fue una de las razones por las cuales Asia en su mayoría regresó a crecimiento acelerado en
2010, a pesar de recuperaciones lentas de la UE y los EEUU.
La crisis económica mundial pegó más fuerte a los países desarrollados de Asia, cuyos
ciudadanos tienen patrones de consumo similares a los europeos y estadounidenses. El PIB
también fue afectado en mayor grado en los países con más apertura a flujos de capital. Éste fue
el motivo de la crisis en Japón, Corea, Hong Kong y Singapur – los tigres asiáticos, quienes
tienen una característica principal de gran apertura al comercio internacional, usando el
dumping social, y ejerciendo gran presión en la mejora de competitividad y una participación
alta de exportaciones en flujos comerciales. Lo contrario fue cierto para países que controlaban
de cerca sus cuentas de capital o donde el estado interviene a la economía a gran escala – China,
India, Indonesia. En todos los países asiáticos bancos centrales implementaron bajos tipos de
interés, mientras que los paquetes de ayuda eran diseñados para inducir una recuperación de
consumo (Japón, Corea) o se enfocaban en mantener el nivel de inversiones (China).
La situación en países específicos
Singapur, siendo un puerto global principal, daba la bienvenida a visitantes en 2009 con una
flota de cargo vacía, esperando cualquier pedido de Asia. Una desaceleración económica del
mismo tamaño no había ocurrido en la ciudad-estado desde una década. Como uno de los
líderes de todas las clasificaciones de facilidad de hacer negocios, Singapur (junto con Hong
Kong), donde las barreras para el comercio casi no existen, tiene mayor vulnerabilidad a las
crisis, pero también tiene mayor oportunidad de rebotar y reanudar el crecimiento.
Hong Kong, con una población de 7 millones, tiene uno de los coeficientes de exportación e
importación por habitante más altos del mundo. Antes de la crisis se le conocía como la „puerta
de entrada a China”, también aprovechándose de tasa preferenciales de impuestos. Durante la
desaceleración global capitales prácticamente dejaron de llegar a Hong Kong, pero la ciudad
supo recuperarse rápidamente y regresar a su papel anterior. Siendo una ciudad con las sedes de
muchos bancos internacionales con capital extranjero, Hong Kong tenía que sufrir por la crisis.
Japón experimentó una crisis muy severa. La disminución de exportaciones y de inversión
extranjera directa llevó a una caída del PIB y al estancamiento, al menos tan grave como los
eventos del año 2001. La crisis fue especialmente difícil para el sector automotriz. Empresas
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japonesas no podían vender la misma cantidad de coches que antes de la crisis, lo cual llevó a
caídas en exportaciones (incluyendo una disminución de 80% de ventas a los EEUU). La
magnitud de la disminución total de las exportaciones fue tan grande, que un cataclismo similar
había pasado en Japón solo una vez antes, hace 50 anos. Hasta 80 mil millones de dólares en un
paquete de ayuda para las empresas japonesas lentamente estabilizaron la situación, y Japón, a
través de la implementación de la nueva doctrina de „Abenomics”, empezó recuperarse de dicha
crisis.
Corea del Sur sigue siendo uno de los socios principales de EEUU en Asia. Después de la
Guerra de Corea el país coreano del sur y los EEUU firmaron un tratado de defensa,
convirtiendo los Estados Unidos en el fiador de la seguridad de Corea del Sur. Washington
también fue un partidario fuerte de cambios económicos en Corea, proporcionando mucho
apoyo económico y cubriendo la mayoría de los gastos militares del país hasta los finales de los
años 60. Productos de Corea del Sur también gozaban de acceso preferencial al mercado
estadounidense. Con el estallido de la crisis este acceso se vio más limitado. Si al anterior
añadimos el hecho que el mercado coreano fue dominado por bancos de Estados Unidos,
encontraremos la fuente de la crisis en dicho país. El gobierno coreano gastó 11 mil millones de
dólares en un paquete de recuperación para el sector bancario. Una política agresiva del banco
central, bajando los tipos de interés a niveles del año 1999, no evitó una caída de 25% en el
valor de la moneda coreana. Impuestos más bajos y reformas internas ayudaron en la
recuperación de Corea y salida de la crisis en 2009, un logro que solo alcanzaron dos países más
de la OCDE, Australia y Polonia.
Tailandia, donde el desarrollo económico depende en gran parte de las exportaciones (cerca de
70% del PIB en 2008), es un país con una crisis política interna endémica. El gobierno intentó
contrarrestar las crisis implementando un paquete de estímulos con un valor aproximado de 116
mil millones de baht (cerca de 3.5 mil millones de USD), en gran parte incrementando el déficit
tailandés a un nivel de 350 mil millones de baht. Los estímulos incluían varios servicios, con un
pago de una sola vez de 2000 baht por trabajador registrado en el Fondo de Seguridad Social
(un fondo publico de jubilación) y para funcionarios públicos con ingresos menores de 15 mil
baht por mes, junto con trabajos públicos de construcción de pozos y sistemas de irrigación en
el campo, de desarrollo de carreteras y promoción del turismo, incluyendo una campaña
sistemática de fomentar confianza en Tailandia.
La crisis fortaleció Asia
De un lado las consecuencias de la crisis global en Asia pueden ser mínimas, ya que la
economía en grandes rasgos regresó a la normalidad después de dos años. Los países asiáticos
regresaron al crecimiento antes de que los países del Occidente pudieran recuperarse y se
beneficiaron de este periodo para promover sus demandas en la arena internacional. Muchos
países de Asia reformaron sus economías a base de las sugerencias del Occidente después de la
crisis de 1997; mientras tanto, en 2009, los asiáticos se sintieron víctimas de la crisis, causada
por alguien más. La influencia asiática creció gracias a la crisis, y la misma influencia se está
usando hoy en día para conseguir cambios benéficos para Asia respecto a su posición en el
sistema global económico.
La crisis dio lugar a una reorganización global de la „gobernanza global” y mejoró la posición
de Asia en la política mundial. Se reforzó el papel de los países del G20. Dichos países
empezaron coordinar estrategias encaminadas a luchar contra la crisis a nivel global,
efectivamente proporcionando una voz más fuerte a las economías emergentes en términos de
cambiar la arquitectura financiera mundial.
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El periodo de crisis fue un reto definitivo para líderes asiáticos. Una desaceleración económica
lleva a una tentación fuerte de controlar la economía, implementar el proteccionismo y el
intervencionismo estatal. La mayoría de los gobiernos del mundo implementan políticas
neokeynesianas durante las crisis (con gran apoyo de un experto sobre Asia y la economía, el
ganador de premio Nobel, Paul Krugman), en su mayoría en la forma de gastos y „estimulación
de la demanda”. A pesar de la amenaza de que algunos gobiernos eligieran este camino, la
mayoría de los gobernantes asiáticos no se alejó demasiado de la ortodoxia económica.
El gran reto para los tomadores de decisión en Asia era mantener el crecimiento, al mismo
tiempo evitando la creación de una burbuja especulativa, en una situación de depender de las
exportaciones y de la política monetaria estadounidense. Especialmente el segundo factor hizo
que Asia viera el dólar de forma cada vez más crítica, aunque no existe ninguna alternativa real
en el horizonte. En retrospectiva, también podemos afirmar que Asia supo seguir tomando
provecho de la globalización, al mismo tiempo reduciendo sus efectos secundarios negativos al
mínimo.
Fuente: Sergiusz Prokurat es presidente de Centro Schumpeter, economista, historiador, MBA
en el Wiener Insititut (Austria/Polonia). Este artículo de opinión fue publicado en el portal del
Centro Schumpeter el 20 de mayo de 2015 y se encuentra disponible en el sitio web:
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Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz