La relevancia del constructivismo social en la formación valoral del

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La relevancia del constructivismo social en la formación valoral del
individuo durante la educación básica
Mayo 2015
Julián de la Cruz Aguilar1
MGE
Palabras clave: Constructivismo, formación moral, interacción entre pares,
aprendizaje mediado, diálogo.
México es un país multicultural, una nación diversa en formas de pensar, actuar,
sentir y ser. Como cada país, nuestra nación tiene el cometido de velar y garantizar
el desarrollo de su población, así tiene el propósito de mejorar las condiciones de
vida de sus habitantes, de fortalecer los lazos de unión nacional y avanzar por el
camino hacia la democracia; vista no solo como forma de gobierno, sino como forma
de vida.
En este escenario, se hace fundamental hablar de un tema central en la
formación básica; esto es la formación moral, ya que si bien, el aprendizaje de
conocimiento científico y lógico es fundamental. Ante el reto de formar ciudadanos;
reformular la educación desde una perspectiva crítica y activa, hace pensar en la
construcción de conocimiento y la puesta en práctica de los valores. Surge así la
interrogante: ¿Qué orientaciones debe considerar una formación moral, con vista a
la formación de seres íntegros? cuya resolución es el fin de este ensayo.
La educación básica como trayecto formativo, requiere centrar una especial
atención en relación con la enseñanza de valores y la configuración de una
personalidad moral que tienda al mejoramiento de la sociedad; dando importancia a
la relevancia de crear y fortalecer en el día con día un ambiente social propicio para
la atención de este aspecto de la esfera del individuo; considerando los aspectos
benéficos que aporta el constructivismo en la formación en valores.
Abordar este tema es de gran relevancia, ya que centra el papel del alumno
en el proceso y se deslinda del profesor como el principal actor, para dar cabida a un
nuevo enfoque centrado en los estudiantes. El trabajar bajo las aportaciones de Lev
Vigotsky (1926-1930) sobre su teoría psicosocial del aprendizaje, es relevante en el
sentido de priorizar un escenario viable y benéfico para la atención a las demandas
sociales y de los individuos que asisten a las instituciones de educación.
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Licenciado en Educación Secundaria con especialidad en Telesecundaria. Egresado de la Benemérita Escuela Normal
Veracruzana. Sus temas de interés están encaminados a la implementación de nuevas formas de interacción entre los alumnos
para la formación ética.
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En las aulas existe un sinnúmero de tareas que se desarrollan, las cuales
contemplan el desarrollo integral del ser y la formación de individuos con
características que lo lleven a ser hábil, capaz, y con conocimientos para poder
desarrollarse como persona total dentro de una sociedad, en este contexto se hace
necesaria la reestructuración de las formas de enseñanza y una revolución del
sistema educativo, a la vez que enfrenta a retos muy amplios relacionados con la
sociedad del conocimiento y el desarrollo de individuos que actúen con base en
valores universales y encaminen sus acciones al mejoramiento de las condiciones
de vida de la colectividad.
De acuerdo con Camps (1993, citado por Álvarez, et. Al. 2000), laeducación
es enseñar a vivir, concebido el termino educar como formar éticamente al individuo;
no en relación con las grandes teorías, sino en relación con la formación moral del
ser humano encaminada al favorecimiento de su socialización. Para lo anterior,
resulta fundamental mejorar las prácticas escolaresen el ámbito de la formación
humana. Esto es así, porque las nuevas generaciones se enfrentan ante situaciones
cada vez más complejas e influencias del medio que no siempre son buenas, lo que
demanda de ellos una acertada toma de decisiones; propósito fundamental de la
formación moral.
Considerando que “la educación es la interiorización de las conductas,
actitudes y valores necesarios para participar en la vida social” (Delval, 1999: 3),
resulta fundamental el papel mediador que realiza el docente, así como el central del
alumno dentro del proceso de formación, con ello, las actitudes necesarias
sustentadas en valores, y el saber sobre tales actuaciones requieren repensar la
tarea docente; como una actividad continua establecida en función de favorecer en
los alumnos la buena toma de decisiones para la vida. Retomar el elemento
constructivo como sustento de la enseñanza centrada en el papel del alumno,
demanda de la formulación de preceptos personales que orienten la ardua función
de educar. Es así que retomo a Rosas y Sebastián (2008; 80) quienes enuncian, de
acuerdo a la teoría de Vigotsky, que “el aprendizaje es mediado: una apropiación de
herramientas culturales lo que culmina en la internalización del mediador” es decir, el
alumno participa como su propio facilitador del aprendizaje mediante la socialización.
Este precepto ayuda a vislumbrar las características de la enseñanza que
debe prevalecer en la educación básica, en la cual la retroalimentación social y la
construcción colectiva encaminan la formación moral. De acuerdo con Álvarez
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(2000) “educar en la dimensión moral de la persona significa educar su autonomía,
racionalidad y capacidad de diálogo, con el fin de construir principios y normas que
actúen sobre su conocimiento y su conducta” (p.45), así se aprecian tres aspectos
fundamentales en la formación moral del individuo: educar en y para la autonomía, la
racionalidad y el diálogo.
Para que cada uno los jóvenes logren desarrollar su conocimiento, se
requiere de la atención adecuada de sus características. Ello con el fin de formar
personas con perspectivas diferentes, encaminados al bienestar propio y el de la
colectividad; así como reorientar aquellas que incidan de manera desfavorable en el
desarrollo de un pensamiento y actuar democrático. Para lo anterior, es necesario
hacer explícita una formulación de orientaciones encaminadas a la formación valoral,
considerando el fin a lograr como un medio de formación actitudinal dentro del aula.
La
formulación
de
estas
sugerencias
configuran
una
orientación
complementada con las aportaciones de la teoría pisco-cultural de Vigotsky, las
cuales parten de vislumbrar, queel saber se construye por internalización de la
actividad social (Rosas y Sebastián, 2008). Es así, que el proceso interno del
individuo se ve influido por su contexto, sin embargo el papel de la actividad
realizada dentro del espacio del aula al socializar con sus pares, posibilita el logro de
los propósitos de la formación moral.
Con base en los tres preceptos anteriormente citados concluyo con las
orientaciones generales que bajo la perspectiva constructiva cultural y social del
conocimiento, aportan elementos para la configuración de una práctica educativa
con sustento en esta teoría de aprendizaje:

Enfatizar el papel activo y constructivo del alumno, donde éste perciba y
configure su realidad con base en los elementos que recibe del entorno, de esta
manera las formas perceptibles de la realidad y aquellas que como docente
mediador pongan en juego fortalecerán su desenvolvimiento como ser inmerso en la
dinámica social y no asilado. Vislumbrado en el actuar social para una formación
moral; el auto-reconocimiento del actuar por parte del alumno, y la percepción de
sus acciones y actitudes por sus pares, retroalimentan las formas de expresión de
cada ser humano, por tanto la mediación docente anclada a la del propio ser que
aprende forjaran en el alumno en desarrollo, un aprendizaje consciente.
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
Permitir a los alumnos ser parte de su proceso de aprendizaje, redirigir sus
esfuerzos, de esta manera se favorece la racionalidad y la autonomía del individuo.
Con esto, el cometido es posibilitar que los alumnos sean propositivos y concreten
aquellas formas de pensar que favorecen su adecuada inclusión en la dinámica
social. En este sentido la aplicación de los valores universales, no solo está en la
observación directa en situaciones comunes, sino en aquellas encaminadas a lograr
un cambio personal y para la humanidad.

Ayudar a los jóvenes en aquellas tareas que más tarde podrán hacer solos,
esto implica favorecer algunos de los medios y elementos que por sí mismos no
sean capaces de estructurar, siempre en función de sus alcances más cercanos.

Los valores que configuran la moral son aquellos valores universales que
favorecen la buena convivencia. Por ello al posibilitar la autonomía, es atendido el
reconocimiento de la libertad, la igualdad, el respeto, la tolerancia, entre otros que en
una internalización consciente, podrán hacer propios en un sentido práctico y como
parte de su vida.

El estudio de casos y el juego roles, son estrategias comunes, sin embargo
favorece la puesta en práctica de actitudes y valores donde el uso de la razón es un
elemento mediador de la acción que ellos emprenden, por lo anterior es fundamental
la organización de estos escenarios. Con ello la internalización de su actuar
fortalecerá el papel activo de mediador del individuo que aprende, cumpliendo así el
cometido de formar para la autonomía y la asertiva toma de decisiones.

Aunado a lo anterior, el diálogo como actividad de aprendizaje es un elemento
fundamental, a la vez que funciona como mediador del propio saber y el actuar. La
orientación que el dialogo debe tomar, ya no ha de ser unilateral, sino redirigido
entre los mismos alumnos. En la medida que esto sea favorecido, una formación
moral hacia la democracia como forma de vida será el escenario a construir a gran
escala.
La transformación de los espacios educativos de nuestra nación está en las
manos de cada docente y de la comunidad educativa, pero más aun en el potencial
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de los seres humanos en formación durante la educación básica. En la medida que
esto sea considerado, lograremos transcender hacia un espacio común y de mejora
continua, donde todos los individuos seamos un ciclo de construcción y
reconstrucción para una sociedad mejor; con valores concretados en la práctica y
con una formación moral firme y encaminada a la prosperidad social.
REFERENCIAS
Álvarez, M. et. al. (2000). Valores y temas transversales en el currículum. España:
Laboratorio educativo.
Delval, J. (1999). Los fines de la educación. España: Siglo XXI.
Rosas R. y Sebastián C. (2008). Piaget, Vigotsky y Maturana: Constructivismo a tres
voces. Buenos Aires, Argentina: Aiqué.
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